Nicolás Maduro ya no es un «dictador», al fin es el «presidente de
Venezuela»
Tercerainformacion / 10.03.2022
Los historiadores aprendemos que
el marxismo, la economía o, más en concreto, los intereses
geoestratégicos, son la causa de fondo de todo lo que ocurre en la historia.
Las causas fundamentales de hechos históricos como la invasión de Ucrania por
parte de Rusia responden a una infraestructura representada por las relaciones
económicas y los modos de producción de la sociedad.
Hugo Chávez podría hoy marcar con un rotulador las importantes reservas
energéticas y minerales de Ucrania, como marcó entonces el Orinoco en
Venezuela, la reserva de petróleo más grande del mundo. O señalar la
trascendencia geoestratégica de Ucrania como país que limita con Rusia, y
una distancia de unos 450 kms. desde la línea fronteriza hasta Moscú en
comparación con el acuífero Guaraní. La tragedia para quienes habitan esos ricos territorios
está en la ambición imperialista externa, que siempre pesará sobre ellos como
una guillotina sujeta por el nivel de tolerancia o humanidad de
la opinión pública mundial.
Tras la reunión de una delegación
diplomática de Estados Unidos con el Gobierno de Venezuela y la
disposición del país Bolivariano a vender más petróleo al ahora necesitado
Gobierno que dirige Joe Biden podemos afirmar sin ningún temor
que las satanizaciones en base a supuestos «ideológicos» son una farsa. Solo un
detalle recogido en el citado programa de La Base (min. 18:30): en «Más vale
tarde» de La Sexta o en «El programa de Ana Rosa» de Telecinco se menciona
ahora a Nicolás Maduro como «presidente de Venezuela», tras muchos
años calificándolo como «dictador». Recojo otro significativo apunte: cómo
la agencia euronews ha
cambiado su titular inicial Maduro tilda de «crimen»
las sanciones contra Rusia por invasión a Ucrania y lo modifica
sutilmente por El presidente de Venezuela califica
como «crimen» las sanciones occidentales a Rusia. El primero aún presente
en algún medio (DW) que difundió rápido la nota de la agencia;
Este ejemplo es aún más intencionado
si cabe, pero cualquiera puede comprobar cómo son pocos los que siguen llamando
«dictador» a Nicolás Maduro. Por otro lado, ya aprendimos que sustituir el
nombre de un país por el de su presidente en los encabezados es una forma
básica de descrédito vía autoritarismo.
Pero volvamos a Ucrania. Tras
desistir de sus intentonas golpistas contra el Gobierno chavista (por el
momento), observar como la izquierda recupera Latinoamérica en general, o
contemplar como Rusia frustraba la caída de Bashar al-Ásad en Siria, EE.UU.
colocó su Ojo en Europa, sobre un conflicto que se alargaba ya ocho años,
la guerra del Donbás.
Ayer, China volvía a señalar
acertadamente a EE.UU. y la OTAN como responsables de que las
tensiones entre Rusia y Ucrania llegaran “al límite” y estallara la guerra. Nos
lo contó El País a su manera: Pekin sostiene que la presión de Estados
Unidos y la perspectiva de una futura ampliación de la OTAN dejaron sin
respuesta las “preocupaciones legítimas de seguridad” del presidente ruso,
Vladímir Putin, lo que precipitó el conflicto.
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