sábado, 23 de abril de 2022

Nicolás Maduro ya no es un «dictador», al fin es el «presidente de Venezuela»

 

 

Nicolás Maduro ya no es un «dictador», al fin es el «presidente de Venezuela»


Tercerainformacion / 10.03.2022



 Es justo lo que comenta Manu Levin en el programa 22 de La Base, dedicado a «las graves repercusiones económicas de la guerra en Ucrania y cómo pueden impactar en las condiciones de vida de la población en España». El caso de Nicolás Maduro puede servirnos para constatar que las demonizaciones en base a supuestos «ideológicos» son una pantomima. Todo son construcciones mediáticas que sirven a un propósito de fondo. En el caso de Venezuela, como bien nos repitió mil veces el fallecido Hugo Chávez, la demonización de su presidente, del partido gobernante, del Gobierno, en definitiva, solo responde a la importancia del país desde el punto de vista «geopolítico» o «geoeconómico».

Los historiadores aprendemos que el marxismo, la economía o, más en concreto, los intereses geoestratégicos, son la causa de fondo de todo lo que ocurre en la historia. Las causas fundamentales de hechos históricos como la invasión de Ucrania por parte de Rusia responden a una infraestructura representada por las relaciones económicas y los modos de producción de la sociedad.

Hugo Chávez podría hoy marcar con un rotulador las importantes reservas energéticas y minerales de Ucrania, como marcó entonces el Orinoco en Venezuela, la reserva de petróleo más grande del mundo. O señalar la trascendencia geoestratégica de Ucrania como país que limita con Rusia, y una distancia de unos 450 kms. desde la línea fronteriza hasta Moscú en comparación con el acuífero Guaraní. La tragedia para quienes habitan esos ricos territorios está en la ambición imperialista externa, que siempre pesará sobre ellos como una guillotina sujeta por el nivel de tolerancia o humanidad de la opinión pública mundial.

Tras la reunión de una delegación diplomática de Estados Unidos con el Gobierno de Venezuela y la disposición del país Bolivariano a vender más petróleo al ahora necesitado Gobierno que dirige Joe Biden podemos afirmar sin ningún temor que las satanizaciones en base a supuestos «ideológicos» son una farsa. Solo un detalle recogido en el citado programa de La Base (min. 18:30): en «Más vale tarde» de La Sexta o en «El programa de Ana Rosa» de Telecinco se menciona ahora a Nicolás Maduro como «presidente de Venezuela», tras muchos años calificándolo como «dictador». Recojo otro significativo apunte: cómo la agencia euronews ha cambiado su titular inicial Maduro tilda de «crimen» las sanciones contra Rusia por invasión a Ucrania y lo modifica sutilmente por El presidente de Venezuela califica como «crimen» las sanciones occidentales a Rusia. El primero aún presente en algún medio (DW) que difundió rápido la nota de la agencia;



Este ejemplo es aún más intencionado si cabe, pero cualquiera puede comprobar cómo son pocos los que siguen llamando «dictador» a Nicolás Maduro. Por otro lado, ya aprendimos que sustituir el nombre de un país por el de su presidente en los encabezados es una forma básica de descrédito vía autoritarismo.

Pero volvamos a Ucrania. Tras desistir de sus intentonas golpistas contra el Gobierno chavista (por el momento), observar como la izquierda recupera Latinoamérica en general, o contemplar como Rusia frustraba la caída de Bashar al-Ásad en Siria, EE.UU. colocó su Ojo en Europa, sobre un conflicto que se alargaba ya ocho años, la guerra del Donbás.

Ayer, China volvía a señalar acertadamente a EE.UU. y la OTAN como responsables de que las tensiones entre Rusia y Ucrania llegaran “al límite” y estallara la guerra. Nos lo contó El País a su manera: Pekin sostiene que la presión de Estados Unidos y la perspectiva de una futura ampliación de la OTAN dejaron sin respuesta las “preocupaciones legítimas de seguridad” del presidente ruso, Vladímir Putin, lo que precipitó el conflicto.

 

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