Yemen, siete años de guerra
El coste
humano es inasumible, denuncia Oxfam Intermón. La invasión de Ucrania, además,
ha aumentado la preocupación. Yemen importa el 42% de su grano de Ucrania
y los precios ya han comenzado a subir.
Lamarea.com /24 marzo 2022
La guerra en Yemen entra esta semana en su
octavo año con un marcado aumento de muertes de civiles, una
acentuación del hambre y tres cuartas partes de la población
necesitadas de apoyo humanitario urgentemente. En resumen, según denuncia
Oxfam Intermón, el coste humano del conflicto en Yemen está aumentando
drásticamente.
La organización internacional argumenta que otro
año de guerra supondría un sufrimiento inimaginable para la población civil:
casi dos tercios de las y los yemeníes padecerán hambre este año a menos que
las partes beligerantes depongan sus armas o que la comunidad internacional dé
pasos para reducir la enorme brecha entre la petición de fondos y el
presupuesto real. El programa de ayuda de este año está actualmente
subfinanciado en un 70%, y provee solo 15 centavos diarios a cada persona
que necesita ayuda, según Oxfam.
La invasión de Ucrania, además, ha exacerbado la
situación, al aumentar la preocupación por el suministro de cereales y aceite
comestible. Yemen importa el 42% de su grano de Ucrania y los precios
ya han comenzado a subir. En Saná, el pan subió un 35% durante la semana en
que estallaron los combates (de 200 a 270 riales yemenís).
“A veces mis hijos duermen con hambre. Si
almorzamos, nos saltamos la cena”, explica Ali Hassan Hadi, de Hajah, padre de un hijo y una hija que
sufren desnutrición. “Tenemos que hacer frente a la situación. A veces solo
comemos pan, otras veces podemos cocinar algo, pero en general no comemos
bien”, añade en este testimonio recogido por Oxfam.
“Después de siete años de guerra, las y los
yemeníes desean desesperadamente la paz y, en su lugar, se enfrentan a más
muertes y destrucción”, afirma Ferran Puig, director de Oxfam en Yemen. “La
violencia y el hambre están de nuevo en aumento y millones de personas no
pueden conseguir lo básico para sus familias. La gente no puede permitirse el
lujo de bombear agua para regar sus cultivos y en áreas remotas donde la
población depende del agua potable en camiones, no se pueden permitir pagar el
aumento de precios, lo que significa que tienen que beber agua que no
es potable. Algunas ciudades están experimentando cortes de electricidad de
10 a 12 horas al día: quienes los tienen usan paneles solares para cargar
teléfonos móviles y conseguir una pequeña cantidad de energía”.
Según la organización, actualmente hay 17,3
millones de personas hambrientas, con predicciones de que se elevarán a 19
millones a finales de año (seis personas de cada diez y un aumento de más de 8
millones desde que comenzó el conflicto). Casi cinco millones de personas
más que en 2015, el primer año del conflicto, necesitan asistencia humanitaria.
Desde que el equipo observador de derechos humanos de las Naciones Unidas se
retiró en octubre de 2021, la tasa de víctimas civiles se ha duplicado, y llega
ahora a más de 14.500 víctimas. 24.000 ataques aéreos han dañado cuatro de
cada diez viviendas de las ciudades durante el conflicto. Y durante los últimos
siete años, más de cuatro millones de personas se han visto obligadas a huir de
la violencia.
«Siete largos años de guerra también han causado
una crisis de combustible. Los precios han subido un 543 por
ciento desde 2019, triplicándose en apenas los últimos tres meses. Las
colas en las gasolineras son tan largas que se puede tardar tres días
en llegar al surtidor. El aumento de los precios de los combustibles tiene
un efecto secundario, ya que aumentan los precios de artículos esenciales como
alimentos, agua y medicamentos, haciéndolos inasequibles para muchas personas
que ya de por sí tienen problemas para satisfacer sus necesidades diarias.
También está causando una reducción en las entregas de ayuda humanitaria a las
zonas más remotas, pues los precios de los combustibles han aumentado tanto que
algunas comunidades lejanas reciben menos agua y apoyo en saneamiento», añade
Oxfam.
Según explica en un comunicado, las y los agricultores
no pueden permitirse transportar productos a los mercados, lo que hace que
los precios de los productos frescos aumenten aún más. Los autobuses y
mototaxis se están volviendo inasequibles, con el resultado de que muchas
personas no puedan pagar el transporte a los centros de salud y otros
servicios vitales. Los centros sanitarios de todo el país pronto podrían verse
obligados a apagar equipos médicos que salvan vidas debido a
la falta de combustible. Durante los últimos días, los medios de
comunicación locales de Taiz han informado de que el hospital de Al Thawra ha
suspendido las cirugías debido a la escasez de combustible.
“Yemen necesita desesperadamente una paz
duradera para que la gente pueda reconstruir sus vidas y sus medios de vida”,
concluye Puig. “Sin paz, el ciclo de miseria continuará y se profundizará.
Hasta entonces, es fundamental que haya financiación adecuada para la ayuda
humanitaria”.
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