La subida de los precios de
las materias primas. Una visión marxista de la cuestión.
DIARIO OCTUBRE
/ enero 13, 2022
Kike Parra.— La escalada generalizada de precios, y en concreto
de las materias primas y la energía en el mundo, (la madera un 120 %, la piedra
más de un 60 %, el cobre aproximadamente 60 %, el PVC y otros materiales
plásticos un 47 %, el aluminio un 41 %, etc..) está poniendo en jaque la
recuperación económica sobre la que la burguesía había puesto todas sus
esperanzas post-pandémicas
Lamentablemente
la situación sanitaria aún no se ha solventado, sino todo lo contrario y la
“recuperación”, está mostrando nuevos escollos que la economía vulgar, tal y
como Marx la acuñó, no ha sido capaz de prever, y ni tan siquiera de explicar
correctamente.
Las corrientes
económicas hegemónicas, monetaristas y keynesianas concluyen a posteriori que
la crisis energética, los problemas en la cadena de suministro y el aumento de
la demanda, gracias al ahorro acumulado, han tensionado las leyes de la oferta
y la demanda y que la escasez relativa de las materias primas ha alzado los
precios y como consecuencia, también los productos de consumo, para cuya
fabricación son extraídos de la madre naturaleza.
La explicación,
pareciera correcta, pero incurre en errores de base, y sobre todo, es incapaz
de prever el futuro inmediato.
La superioridad
analítica del marxismo nos da una explicación más cierta a la subida de los
precios.
Autores como G.
Carchedi y Michael Roberts, tomando como base la teoría del valor, proponen una
teoría marxista de la inflación y sitúan entre otros factores, que los precios
suben o bajan en relación a la masa de valor (capital variable y del
plusvalor), es decir; tanto de los salarios como de las ganancias
empresariales, algo que crece muy lentamente desde los años 80. Desde entonces,
se viene produciendo un incremento modesto de los precios gracias a la
implementación de políticas monetarias, incrementando su oferta.
La consecuencia
de la baja rentabilidad ha sido que las inversiones empresariales se han ido
marchando hacia posiciones especulativas en lugar de la esfera productiva. Ya
no salen a cuenta las cada vez más altas inversiones en comparación con lo que
se recoge.
Y es aquí, en
la falta de oferta donde está el actual problema de la subida de precios y no
en el incremento de la demanda, cosa difícil de entender ante una clase obrera
empobrecida que debe esforzarse en la compra de alimentos y electricidad
encarecidos.
Marx señalaría
que el tiempo de trabajo social necesario en la producción de materias primas,
tras la reanudación productiva, después del parón por la pandemia, es inferior
al requerido y que por lo tanto, los precios suben, distorsionando así,
temporalmente, la ley del valor-trabajo. (Algo que la economía “oficial” formula
como la ley de la oferta y la demanda)
Volviendo a
tirar de marxismo, esta situación de subidas y altos precios, se alargará hasta
que los capitales fluyan, atraídos por la alta rentabilidad temporal, hacia la
extracción y fabricación de materias primas, llegando a la perecuación de los
beneficios. Esto va a tardar un tiempo, por lo que los precios seguirán
subiendo.
La escasez de
determinados productos, sobre todo los relacionados con la energía, el cambio
hacia las renovables y el abandono de las “energías clásicas”, las reservas
estratégicas de los países productores ante los conflictos generados por las
pugnas interimperialistas, también están incidiendo sobre el incremento de
precios.
Los expertos
hablan de un posible periodo de estancamiento a la vez que inflacionario
(estanflación) y las medidas que se pueden poner en marcha, (políticas sobre
los intereses) junto con el nivel de gasto, puede llevarnos en un futuro
próximo a una nueva crisis del sector financiero y por lógica a una agudización
de la crisis estructural del capitalismo.
Son las
contradicciones insalvables del capitalismo que se exacerban con el paso del
tiempo.
FUENTE: unidadylucha.es
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