Todo lo que hay que saber sobre el conflicto en Afganistán
El rápido
colapso de Afganistán frente al poder del Talibán generó una situación compleja
y caótica. Pero este es el punto fundamental: Estados Unidos no tiene nada que
exhibir después de dos décadas de derramamiento de sangre y ocupación
Kaosenlared
Publicado el 20 Ago, 2021
Una entrevista con Derek
Davidson
¿Qué está pasando en
Afganistán?
Pocas semanas después de que
Estados Unidos empezó a retirar sus tropas, el Talibán tomó la capital de Kabul
y se autoproclamó gobierno. El presidente respaldado por Estados Unidos
abandonó el país. Desde entonces, los grupos políticos dominantes no dejaron de
difundir burdas comparaciones con la Caída de Saigón de 1975.
Daniel Bessner y Derek
Davison, presentadores de American Prestige —podcast de
política exterior con una perspectiva de izquierda— conversaron para aclarar el
panorama. El texto que sigue es una versión editada y condensada de la
transmisión. Aquí el episodio
completo.
Daniel Bessner
¿Por qué cayó
Afganistán?
Derek Davison
La respuesta corta es que el
ejército y el gobierno afganos eran un castillo de naipes. Esto era algo
sabido. El inspector especial general para la reconstrucción afgana viene
diciéndolo hace mucho tiempo. Hace dos años, el Washington Post publicó
los Afgahnistan Papers», una serie de
documentos escandalosos, que básicamente mostraban que todo lo que Estados
Unidos decía sobre las competencias militares del ejército afgano y sobre el
curso de la guerra eran mentira.
La cosa es que el Talibán
logró tomar el país entero en pocas semanas. El presidente de Afganistán
abandonó el país, supuestamente para evitar el derramamiento de sangre (al
menos el de la suya, de eso no cabe duda). En este momento el país atraviesa un
limbo. El nuevo gobierno no termina de establecerse, pero es probable que no
difiera mucho del último gobierno talibán. Corre el rumor de que nombrarán como
presidente a Mawlavi Abdul Hakim, principal mediador del Talibán.
La posición de las embajadas
occidentales no hace más que contribuir a la crisis. Muchos gobiernos, incluido
el de Estados Unidos, evacuaron sus embajadas y movilizaron su personal hacia
el aeropuerto de Kabul. Supuestamente están intentando sacar a mucha gente del
país. Pero, descontando el caso de los ciudadanos estadounidenses, no está
claro que sean capaces de hacerlo. La situación de los traductores y de otros
afganos que trabajaban con los militares y las instituciones estadounidenses es
bastante ambigua. En realidad, deberían haber sido evacuados hace años, pero
puso manos a la obra recién ahora y por eso anda a las corridas.
DB
Creo que estamos de acuerdo en
que la mejor política exterior para Afganistán sería una política nacional
organizada en función de la protección de los refugiados. El gobierno de
Estados Unidos podría permitir que cualquiera ingresara al país y luego
vincularlo con algún programa de empleo. Pero creo que, salvando algunos casos
simbólicos, no es esto lo que sucederá.
Antes de seguir, me gustaría
enfatizar la velocidad del colapso. Empezaron a circular muchas comparaciones
con Vietnam y es probable que se multipliquen. Pero el gobierno vietnamita del
sur tardó dos años en caer. El colapso vertiginoso de Afganistán deja en
evidencia lo absurdo de la construcción nacional en la que supuestamente se
había embarcado Estados Unidos luego de la invasión y la ocupación. Lo mejor
que cabe esperar es que esta situación represente el último estertor de ese
proyecto.
DD
Anthony Blinken, secretario de
Estado de EE. UU., recorrió todos los programas de televisión y se rehusó
enfáticamente a comparar la situación con la Caída de Saigón. En ese punto
estamos de acuerdo, pues es todavía peor que la caída de Saigón. En realidad,
se trata en este caso de un mal autoinfligido. En diciembre de 2001, el Talibán
ofreció la rendición de Kandahar, la última ciudad que estaba bajo su dominio.
Todo lo que pidieron a cambio fue que Mullah Omar, su líder en aquel entonces,
cumpliera su sentencia bajo prisión domiciliaria, en vez de ser enviado a Abu
Ghraib u otro lugar por el estilo. El gobierno de Bush se negó y se embarcó en
nuevas campañas militares.
Pero nada parecido sucedió en
Vietnam: los vietnamitas no se rindieron y Estados Unidos no prolongó el
conflicto. La situación actual es mucho peor y es más vergonzosa y humillante
que la de Vietnam.
DB
Al parecer, los únicos que se
«beneficiaron» de la invasión estadounidense fueron los contratistas militares
privados, los traficantes de heroína y ciertos estratos vinculados a las
poderosas facciones del gobierno respaldado por Estados Unidos. ¿Es así? ¿Hay
algún aspecto «positivo» en todo esto?
DD
Sin duda, los que más se
beneficiaron fueron los contratistas militares privados. El comercio de heroína
también sacó provecho de la situación durante los últimos veinte años.
Pero los caudillos que se
enriquecieron hasta amasar grandes fortunas gracias a Estados Unidos, a esta
altura ya perdieron todo. Esta semana circularon videos de miembros del Talibán
saqueando la decadente mansión de Abdul Rashid Dostum, exvicepresidente y
experimentado líder guerrillero, a cargo hasta hace poco de la defensa de la
ciudad de Mazar-i-Sharif-Sheri, que cayó el sábado y originó un efecto dominó.
Vivía en un palacio ridículamente opulento, pero está claro que ahora perdió
todo. Tuvo que exiliarse. (Por cierto, Dostum es un criminal de guerra y
debería ser llevado a juicio en La Haya).
Pero Ashraf Ghani, que
gestionó espantosamente la política afgana, probablemente vivirá cómodo en el
exterior mientras toda la gente que abandonó sufre las consecuencias de su
gobierno. Recibirá todo tipo de agasajos, se paseará por las fiestas de los
círculos más elitistas, participará de conferencias y trabajará poco a cambio
de mucho dinero. No cabe duda de que saldrá beneficiado.
Aun así, me cuesta imaginar
otras personas que se encuentren en una situación tan excepcional.
DB
¿Es posible caracterizar al
gobierno talibán o es demasiado pronto?
DD
Los talibanes hicieron muchas
promesas: «No somos el viejo Talibán. No vamos a gobernar del mismo modo. No
vamos a oprimir a las mujeres. No vamos a maltratar a los sectores marginales
de la población». Pero el estilo de su gobierno de los años noventa estuvo
marcado por la represión y es probable que este sea parecido.
Ahora bien, es cierto que el
Talibán deberá tener en cuenta ciertas cuestiones diplomáticas. Tienen que ser
muy cuidadosos en el trato con los hazara, minoría chiita bastante extendida en
la zona, pues en caso contrario podrían terminar enfrentados con Irán. Como
ese, hay otros elementos que los talibanes deben tener en cuenta y que no eran
parte de la ecuación en los años 1990. En ese sentido, es cierto que algunas
cosas podrían ser distintas. Pero es imposible saberlo todavía, es demasiado
pronto.
DB
Cuando se piensa en una
revolución islámica, lo primero que viene a la mente es el nombre de Irán. En
ese caso, luego de la revolución hubo una gran diáspora. ¿Sucederá algo similar
en Afganistán?
DD
Hasta cierto punto, ya sucedió.
Hubo enormes oleadas de refugiados, que terminaron sobre todo en Irán y en
Turquía. Creo que seguirá pasando lo mismo.
Y, del mismo modo, seguiremos
viendo que Estados Unidos, el Reino Unido y los gobiernos occidentales en
general, que dicen estar tan preocupados por el pueblo afgano, mantienen a
estos refugiados a punta de pistola y los fuerzan a aceptar condiciones de vida
deplorables en Turquía y en otros países de la región.
El Talibán ahora controla
muchas de estas fronteras y será más difícil salir del país, pero de todas
formas no creo que eso baste para detener el proceso migratorio.
DB
¿Qué va a hacer Estados Unidos
ahora? ¿Qué debería hacer?
DD
Seguramente vamos a hablar
mucho sobre el tema: «¡Ay, las mujeres afganas, la sociedad civil; ojalá el
Talibán no lastime a toda esa gente inocente! ¡Condenamos al Talibán y
saludamos al pueblo afgano!», y otras cosas por el estilo, enmarcadas en una
serie de clichés sobre la democracia, la libertad y la justicia. Es probable
que el gobierno amenace con aplicar algunas sanciones y organice un boicot
internacional para no reconocer al nuevo gobierno. Pero al menos dos potencias
regionales, China y Rusia, quieren mantener buenas relaciones con este
gobierno, pues en el caso contrario deberían asumir importantes riesgos
securitarios. Así que no creo que la estrategia del gobierno de Estados Unidos
funcione.
En realidad, deberíamos hacer
lo que dijiste antes. Deberíamos dejar entrar a los refugiados. Ese debería ser
el eje del gobierno estadounidense. Habría que dejar entrar al país, sin dar
tantas vueltas con la visa y la jerga legal, a cualquier persona que esté en
riesgo a causa de sus actividades anteriores al golpe.
Deberíamos dejar entrar
refugiados de toda la región, no solo de Afganistán. Aunque no estamos
dispuestos a hacerlo, nos sobra capacidad. Está claro que en este conflicto, en
una situación que fue causada por nuestro país, deberíamos asumir la responsabilidad
de dejar entrar a cualquiera que busque asilo.
DB
Última pregunta. Hace unos
días alguien comentó en Twitter que Estados Unidos debería quedarse en
Afganistán hasta solucionar la crisis que generó. ¿Qué contestarías frente a
este tipo de argumento?
DD
No creo que aplique en una
situación en la que la ocupación coincidió con la crisis y la profundizó.
Quiero decir que provocamos una crisis y luego nos quedamos veinte años durante
los cuales empeoró un poco cada día. En ningún momento permitimos que estos
países recobraran fuerzas. Evitamos por todos los medios que la situación
mejorara. Es eso lo que está sucediendo en realidad.
Sobre el entrevistador
Daniel Bessner es profesor
asociado en la cátedra Joff Honors de Civilización Occidental perteneciente a
la Escuela de Estudios Internacionales Henry M. Jackson de la Universidad de
Washington. También es miembro invitado del Instituto de Gobierno Responsable
Quincy y editor colaborador de Jacobin.
Traducción: Valentín Huarte
jacobinlat.com/2021/08/20/todo-lo-que-hay-que-saber-sobre-el-conflicto-en-afganistan/
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