domingo, 24 de mayo de 2020

Para un análisis político de la actualidad, pero como si estuviéramos en un juego floral de la política, igual, sin considerar que: estúpido, es la economía. Como si no estuviéramos en la ultima fase histórica que se abre con la crisis de 2008, de la última forma capitalista que precede a su extinción: el fascismo financiero. Tal que si los políticos oficiales estuvieran en la inopía o dándose un garbeo por las nubes, igual; del primero al último (yo me refiero a los formalmente de izquierdas, porque yo no tengo por qué meter en este saco al caballo de Santiago Abascal), y nosotros, los trabajadores, como si la cosa no fuera con nosotros, esperando sin hacer nada ni preocupándonos de por donde viene el aire, a que caigan los bocadillos de mortadela del cielo (Por eso yo que soy un demócráta de pura cepa, pero ni de izquierdas ni de derechas ni ná de ná, que yo no soy de ná, que ya he votado y todo, no me canteo ni quiero saber nada de política estoy quieto en la mata, echándole vivas a mi lider, que es el que le mete la mortadela al pan, que es mi espíritu y el que piensa y se sacrifca por mí, porque es muy bueno mi lider, mientras me corroe el alma todos los miedos, incertidumbres e impotencias, todo ello muy sano. Lo pone la Constitución, lo he visto yo, aunque ni siquiera me he leído la Constitución, ¿Para qué leer?, si tengo a mi lider que lee por mí.



La teoría de los tres bloques de Fernández Vara que puede enmendar Arrimadas

  • El presidente extremeño cree que España está dividida en tres bloques: izquierda, derecha y nacionalistas. El centro ha muerto y no hay vasos comunicantes
  • Sin embargo, Arrimadas surge como alternativa al nacionalismo, dando opciones al Gobierno y volviendo al centro
Cuarto poder.ee
El domingo, 24 de mayo de 2020

 El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. EFE/Jero Morales/Archivo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afronta la crisis sanitaria más grave de la democracia con un Congreso que le recibe con hostilidad. El nerviosismo por amarrar las votaciones y que nada falle hace que el PSOE quiera explore todas las vías, como el polémico acuerdo con EH Bildu que luego rectificó. El encaje de bolillos que tiene que hacer en cada estado de alarma, las caceroladas que tienen gran acogida mediática y la oposición sin tregua de las derechas no ha hecho, sin embargo, que emerja una alternativa sólida. Unas horas antes de la última sesión del Congreso, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, vaticinaba de que ni siquiera unas elecciones supondrían un cambio. Para el socialista, la sociedad española está dividida en tres bloques políticos: la izquierda, la derecha y el independentismo.Y ninguno se mueve.

La reflexión del socialista extremeño se produjo el pasado martes, después del Consejo de Política Territorial del PSOE y horas antes de que tuviera lugar el polémico pacto con Bildu, que desconcertó a buena parte de los socialistas y visibilizó las distintas visiones del Gobierno. Sin embargo, sirve para comprender cómo ve Fernández Vara el terreno de juego y las encrucijadas de la política española: "La sociedad española no está dividida en dos facciones electorales, sino en tres: izquierda, derecha y el nacionalismo. No hay movimiento entre bloques", explicaba. El presidente autonómico auguraba que, aún habiendo elecciones, las mayorías no variarían, incluso aunque hubiera transferencia de votos entre partidos: lo que perdiese el PP lo ganaría Vox o Ciudadanos y lo que perdiese el PSOE lo ganaría Unidas Podemos y viceversa.

"El centro político desapareció en España", reflexionaba sobre las posturas políticas moderadas. No es lo único que ha 'muerto' en la política española, también lo han hecho los vasos comunicantes que permitían las transferencias de electores: "Lo que ocurría en España que ya no ocurre es que había trasvase entre bloques". Al no haber posibilidad de configurar otras mayorías,  la consecuencia es que  "las decisiones caigan en los partidos nacionalistas" y el Gobierno tenga que sudar en cada votación.

Rosas y espitas

Esta rigidez entre los bloques cae sobre los socialistas a la hora de tener que sacar cada votación en el Congreso: "Los partidos del Gobierno nos hemos sentido muy solos porque el PP, también Vox, han dimitido de su responsabilidad", confesaba la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, el pasado viernes tras el Consejo de Ministros. Las consecuencias son que el diálogo entre bloques tome forma de lo que Sánchez llama "espita", es decir, que se pongan sobre la mesa otros temas que nada tienen que ver con el estado de alarma, como la reforma laboral por parte de Bildu o la petición de reactivar la mesa de diálogo por parte de ERC.

En su comparecencia del martes, Fernández Vara anteponía las caceroladas contra el Gobierno a la "mayoría silenciosa", una expresión que ya utilizó la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en 2013 cuando las protestas eran contra la austeridad de Rajoy.

¿Un 'nuevo' centro-derecha como alternativa al bloque nacionalista?
Cada vez que surge una polémica, presidentes autonómicos como el aragonés Javier Lambán  o el castellanomanchego Emiliano García-Page dejan claro su preferencia en los acuerdos con Ciudadanos. "Podemos tener diferencias, pero compartimos un mismo proyecto de país", explicaba Fernández Vara en RNE el mismo miércoles, cuando le hacían elegir entre ERC y los naranjas. 

En la votación del miércoles, la quinta prórroga del estado de alarma, Ciudadanos consolidó su condición de partido bisagra, al menos, en plena emergencia sanitaria y sin ahorrarse críticas al Gobierno en sus discursos. Inés Arrimadas, además, ha aguantado la presión. La citada encuesta situaba a Inés Arrimadas como la segunda líder mejor valorada, con una nota de 4,3, solo por detrás del presidente Sánchez, que saca un 4,9. Le sigue el 'popular' Pablo Casado con un 3,8. Todos suspenden.

El portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal dejó muy claro que su 'sí' no es una carta blanca para el resto de legislatura: "A usted le votamos que no, pero votamos que sí a los españoles". Pero en contraposición con el PP y Vox, Ciudadanos apuesta por la "altura de miras", el pragmatismo y  la responsabilidad. 

Si hace unas semanas, Ciudadanos parecía condenado a estar a la sombra de un PP que conservaba el liderazgo y de un Vox creciente, ahora los 10 diputados naranjas han cobrado protagonismo y tienen perfil propio dentro de las derechas. Ya no provocan burlas en las filas socialistas por su irrelevancia, sino que reciben sus llamadas y amplían su influencia.

Además, venden su sí como una alternativa al nacionalismo, que además, hasta ahora Sánchez no tenía.  El martes, se jactaban de que el acuerdo con el Gobierno iba a impedir poner en marcha la mesa de negociación con ERC, ni los separatistas para dinamitar la igualdad entre españoles.

La insegura mayoría del Gobierno

Con cada vez más dificultades, el Gobierno español ha ido aprobando hasta cinco prórrogas del estado de alarma para combatir las crisis del coronavirus, negociando a varias bandas. Más que "espacios de encuentro" ha abierto espacios en paralelo con fuerzas tan antagónicas como ERC, Ciudadanos, PNV y ahora, Bildu, un socio siempre incómodo. El PSOE sabe que firmar un acuerdo con los abertzales es abrir la caja de los truenos, como bien conoce la presidenta navarra María Chivite.

La arriesgada negociación de la abstención de Bildu respondía a la necesidad de ir sobre seguro a la sesión, ya que sin los abertzales al Ejecutivo también le daban los números. Esta maniobra deja entrever también la inseguridad que genera en el Ejecutivo las mayorías ajustadas que maneja en el Congreso. El PSOE quiso atar la aprobación, incluso si Ciudadanos se echaba para atrás, lo que sugiere que los socialistas no acaban de fiarse de los naranjas. Tras la cuarta prórroga, donde ERC votó "no" volvieron a reanudar relaciones con los catalanes, en señal de que el espíritu de la investidura seguía siendo una vía abierta para navegar la complicada legislatura.

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