¿Cuándo habrá que empezar los estudios de
seroprevalencia del coronavirus en España?
Terceraindormación.es
05/04/2020
Para estimar el
número de infectados por COVID-19 lo ideal es realizar análisis masivos a una
muestra representativa de la población, pero no ahora, sino cuando puedan
aportar un balance real. “Un estudio serológico es como una fotografía, hay que
hacerla en el momento adecuado”, explica Jesús Castilla, investigador del CIBER
de Epidemiología y Salud Pública.
Muchas personas están ya adquiriendo inmunidad y, para
futuras reintroducciones del virus, ya no se infectarían / Adobe Stock
Los estudios
de seroprevalencia dan información sobre la proporción de una población que
posee anticuerpos frente a un virus, o generados con vacunas o después de una
infección natural. Hacer un estudio de este tipo resolvería una de las
cuestiones más controvertidas en la crisis del coronavirus: ¿a cuántas personas
ha infectado el SARS-COV-2 en España?
Jesús Castilla
Catalán, experto del Consorcio de Investigación Biomédica en
Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y del Instituto de
Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA), explica por qué de
momento no se están llevando a cabo en nuestro país esos estudios sobre la COVID-19.
“En la fase aguda de una infección no es el método más útil. Además, en
fases muy precoces podría dar falsos negativos. En este momento los
estudios de seroprevalencia no aportan nada que no haga la PCR, más indicada para la
situación de contagiosidad que interesa detectar ahora mismo”, afirma.
Estos sondeos
son útiles para la toma de decisiones políticas sobre la prevención y
el control de enfermedades. Por ejemplo, al evaluar el éxito de los
programas de vacunación o para conocer la magnitud de un contagio masivo.
“No hay que
tomarlos como una medida urgente. Una encuesta serológica es como una
fotografía. Si estás fotografiando algo que se mueve muy rápido, la imagen te
dirá dónde estabas antes, pero no dónde estás hora. La clave está en ver el
momento adecuado y planificarlo bien”, añade.
Entonces,
¿cuándo serían útiles estos trabajos? “Un buen momento podrá ser
cuando esta onda o entrada del virus vaya a acabar o esté finalizada.
Porque cuando la infección ya ha pasado, las pruebas de PCR son negativas y no
sirven para decir si esa persona tuvo coronavirus o no. Ahí es cuando entra la
serología para tener un balance real de lo que ha pasado en la población”.
Castilla añade
cómo, en el actual pico de infecciones en el que nos encontramos, está habiendo
muchos casos de cierta gravedad y numerosas muertes, pero se está inmunizando
mucha población.
“Los
hospitalizados, los pacientes de las UCIs y los fallecidos son la parte
negativa; pero la positiva es el desarrollo de inmunidad. Uno es el precio que
hemos pagado y, el otro, lo que hemos conseguido”.
“Muchas
personas están ya adquiriendo protección y, para futuras reintroducciones del
virus, ya no se afectarán. Así, la circulación en la población de la infección
en una posible segunda onda podría ser mucho menor que en esta”, indica.
Justamente la
serología podría responder a cómo de grave sería esa posible segunda onda
en función del número de personas que han desarrollado anticuerpos. “Si se
trata de un porcentaje grande, la segunda onda sería bastante menor que la
primera”, sentencia Castilla.
Los test de
serología también son útiles para evaluar las vacunas. “Podría ocurrir que no
todas las personas que pasan la enfermedad o que se vacunen desarrollen
protección. Y la respuesta serológica sería una forma de evaluar la eficacia de
una vacuna antes de usarla”, asegura.
¿Siete millones
de infectados en España?
La pasada
semana el Imperial College de Londres ha publicado un estudio sobre la letalidad
y el número de contagios en distintos países de Europa de la COVID-19. Entre
sus datos más polémicos para España, está la proyección de los 7 millones de
personas infectadas y las 16.000 muertes evitadas por las medidas de
confinamiento.
Al valorar los
porcentajes de este reciente trabajo, Castilla estima la experiencia de los
investigadores de la institución británica en enfermedades transmisibles, pero
reconoce posibles limitaciones para recopilar todos los datos.
“Se trata de
estimaciones. Pueden no ser exactas, pero encuentro bastan lógicos los
resultados que salen según la vigilancia y casuística que tenemos. Es posible
que los datos que hace públicos cada país no tengan la misma calidad o
criterios, pero la metodología me parece científicamente correcta”.
“En España
parece que ha habido una circulación muy amplia, que parte está confirmada y
una gran parte no”, insiste. “Por eso, el dato de los 7 millones de
contagiados no es alarmante. Desde el momento en que no se pudo hacer la
contención en origen, durante 2020 esta infección la íbamos a pasar”.
Sin embargo,
las cifras oficiales mantienen que se acaba de alcanzar el millón de infectados
en todo el mundo…
Creo que el
millón de casos reales ya se superó en China antes de que llegase a Europa. La
estadística tiene limitaciones y solo se ha focalizado sobre casos confirmados.
Y sabemos que estos son solo una pequeña parte de la totalidad.
Con respecto a
las cifras de España, hay que tener claro que en nuestro país tenemos muy buena
vigilancia. Se quiere notificar todo y se corre el riesgo de parecer que
estamos peor. No obstante, puede haber países en los que se haya tomado menos
empeño en hacer pruebas y recoger bien los datos, pero que tengan lo mismo que
nosotros.
Por ejemplo, en
los estudios europeos sobre la gripe en los que participamos desde el Complejo
Hospitalario de Navarra (CHN), somos el centro de toda Europa que aporta
más casos confirmados. Más que los hospitales grandes de París, Roma o toda
Alemania.
¿Tiene eso
alguna lógica? Lo hemos visto durante varios años, y lo único que puede pasar
es que aquí se diagnostica y se confirma más. Me imagino que con la COVID-19
está ocurriendo lo mismo.
Jesús Castilla,
tercero por la izquierda, del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra.
/ ISPLN
¿El virus
volverá a extenderse con rapidez cuando las medidas se levanten?
Esa es la duda
que tenemos y es justo lo que responderán los estudios de seroprevalencia:
cuánta población se ha inmunizado y cuánto queda. En este último mes el virus
ha entrado en una población que partía de cero, por lo que ha producido un pico
de casos. Pero si la siguiente vez hay una parte ya protegida, la entrada será
más pequeña.
Además,
probablemente los que se han inmunizado son una parte clave de la población
–como sanitarios–, y en la siguiente onda el problema de la escasez de personal
se reducirá. Entonces esta segunda onda no se comportaría como un brote tan
masivo sino como pequeños brotes más focalizados que, si bien pueden ocasionar
casos graves o defunciones, no provocaría la saturación del sistema sanitario.
Según el
estudio, las medidas de contención funcionan y deben mantenerse.
En realidad,
las medidas de contención lo que han hecho es que la situación pueda ser más
manejable. En una cultura como la nuestra, si no hubiera habido contención se
hubiera generado una situación todavía peor.
¿Cuánto
deberían durar estas medidas?
En mi opinión,
el objetivo no tendría que ser eliminar la circulación porque lo que haríamos
sería tener un periodo de tregua pero, a lo largo del año, con el tiempo nos
iríamos relajando y antes o después volvería a reintroducirse el virus, lo que
generaría otra segunda onda también grande.
Quizás para el
sistema sanitario y para la economía del país pueda ser más manejable mantener
un nivel de circulación que sea compatible con una vida algo más normal, pero
sin excesos ni grandes aglomeraciones.
La contención
para conseguir la transmisión 0 es muy sacrificada, y no sabemos lo prolongada
que tendría que ser. Es más, si en cualquier momento lo dejas puede tardar muy
poco en reactivarse.
Entonces usted
aboga por una vuelta poco a poco de la normalidad…
Sí, poniendo
los esfuerzos en los sitios críticos, como los centros sanitarios, donde se
podría hacer la mayor parte de la atención asistencial por teléfono; y
seleccionar aquellas actividades que pueden ser menos problemáticas. Por
ejemplo, no es lo mismo salir a la calle a pasear que asistir a una gran
fiesta; el primero apenas podría generar algún contagio aislado, pero el segundo
sí podría llevar a una propagación multitudinaria.
Por último,
debemos asumir que la infección siga circulando porque será en ese proceso
cuando se genere inmunidad. Y eso nos interesa ya que este año no va a haber
vacuna.
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