Hablemos de nuevo del pánico que sufrió la Reserva Federal de los EEUU (FED) en septiembre de 2019 y de las soluciones a la crisis
1ro de noviembre porEric Toussaint
CADTM
Comité para la abolición de las deudas ilegítimas
Como recordatorio, a partir del 17 de
septiembre de 2019, la Reserva Federal de Estados Unidos inyectó
masivamente una enorme liquidez en los bancos ya que existía en ese
momento una situación totalmente anormal en el mercado de Repo [1]
, este acrónimodesigna el mecanismo por el cual los bancos se financian
a plazos muy cortos: mediante un acuerdo de venta y posterior recompra,
en un plazo muy corto, de títulos, generalmente, de deuda soberana. Por
ejemplo, los bancos pueden depositar durante 24 horas títulos del
tesoro de Estados Unidos u obligaciones de empresas que tiene una
calificación de AAA (como garantía o colateral del préstamo que
efectúan). A cambio de esos títulos, obtienen liquidez con un tipo de
interés próximo o igual al tipo director fijado por la Fed, cercano al
2 % [2].
¿Quién les provee de esa liquidez para un
corto plazo? Los prestamistas son sus homólogos en el mercado
interbancario u otras instituciones financieras, por ejemplo los fondos
de inversión monetaria como los Money MarketFunds [3].
A partir del 16 de septiembre, se presentó una situación de crisis:
los bancos para poder financiarse en el mercado de Repo debían hacerlo
con un tipo de interés anormalmente alto, el mercado interbancario [4]
estaba casi a seco, de ahí la expresión creditcrunch, o sea, los bancos
no querían prestarse dinero líquidos entre sí, incluso por 24 horas.
Los otros prestamistas (por ejemplo, los Money MarketFunds) aprovecharon
la situación para exigir una remuneración más alta. Mientras que el
tipo normal es del orden del 2 %, los prestamistas exigían hasta el
10 %.
En consecuencia, los grandes bancos llamaron a la puerta de la Fed y le pidieron que actuara como prestamista de reemplazo, y con tipos de interés considerados normales. Es decir alrededor del 2 %. En principio, la Fed dudó en hacerlo, sin embargo luego intervino masivamente en un clima de fuerte incertidumbre, incluso de pánico [5] , inyectando el 17 de septiembre de 2019 más de 50.000 millones de dólares de liquidez [6]. Y por lo tanto, la Fed sustituyó a los mercados.
Es curioso constatar que por parte de los comentaristas financieros de los grandes medios de comunicación privados o públicos, nadie señala que los mercados que se supone que se autoregulan, en realidad no funcionan como deberían hacerlo. Los grandes medios, por otro lado fuertemente ligados al mundo bancario y a los grandes fondos de inversión, se callan sobre el hecho de que, una vez más, es la autoridad pública la que tiene que ir a rescatar a los grandes bancos y ayudar al mercado a continuar funcionando. Después de haber inyectado 53.000 millones de dólares en los bancos, sustituyendo al mercado interbancario y a los otros prestamistas privados, la Fed renovó cada día sus aportes de liquidez hasta un máximo cotidiano de 75.000 millones de dólares,desde el segundo día. E incluso pasó a 100.000 millones de dólares. Mientras escribo este artículo, la Fed prosigue diariamente sus intervenciones y ha anunciado que lo continuará haciendo [7]
Así que, en resumen, la crisis prosigue. Los mercados afectados no han vuelto a la «normalidad». Las explicaciones sobre la intervención de la Fed en fenómenos puramente puntuales –como la factura de los impuestos a pagar por los bancos en una determinada fecha, o la inestabilidad del precio del petróleo debido al cierre de dos refinerías de Arabia Saudí– no permiten explicar una situación que continúa durante más de tres semanas. Veremos más adelante que la otra explicación propuesta, o sea, el peso exagerado de la reglamentación en materia de liquidez, tampoco es convincente y sirve a los intereses directos de los grandes bancos privados.
Situación paradojal
Como ya lo expliqué muchas veces, los bancos no tienen falta de liquidez… En efecto, la Fed inyecto masivamente liquidez en el sistema bancario estadounidense desde 2008.
El problema, por lo tanto, no es una falta estructural de liquidez sino la utilización que hacen los bancos de la misma. Para decirlo simplemente, utilizan el dinero puesto a su disposición para comprar masivamente deuda. Compran títulos públicos garantizados por los Estados y, en particular para los bancos de Estados Unidos, títulos del Tesoro estadounidense. También compran en gran cantidad títulos emitidos por las grandes empresas privadas (bancos, empresas industriales, sector informático, comercial, sector extractivo-minero, petrolero…). Se trata de dos grandes categorías de títulos: títulos seguros de empresas con calificación AAA como Apple, poco remuneradores, por una parte y junkbonds por la otra. Se denominan junkbonds a las obligaciones emitidas por empresas que tienen mala reputación, es decir una calificación baja (BBB, CCC,…) Estos junkbonds ofrecen rendimientos altos pero no son seguros. Los bancos también compran productos estructurados que pueden ser altamente tóxicos.
El comportamiento de los bancos responden a una lógica capitalista: lograr un máximo de beneficio en el tiempo más corto posible. En consecuencia, sus dirigentes buscan tener en reserva la mínima liquidez posible en su tesorería ya que ese dinero que «duerme en el cajón» del banco no produce ninguna remuneración. Por consiguiente, los bancos compran todos los títulos que pueden, lo que, a su parecer, les producirá el mejor rendimiento a corto plazo. Compran títulos seguros (títulos del Tesoro de Estados Unidos) que pueden colocar en repo o en otras formas como colateral con el fin de obtener dinero líquido, con el que a su vez compran junkbonds u otros títulos financieros (productos estructurados, derivados, swaps, etc.) que pueden producir un rendimiento considerable.
Mientras la Fed mantiene ese alto nivel de inyección de liquidez en el mercado bancario (al comprar la propia Fed títulos a los bancos que, a su vez, éstos compraron al Tesoro estadounidense o a empresas privadas), los bancos utilizan ese dinero para la compra de títulos diversos y variados y, en algunos casos, de acciones. O sea, que se completa el círculo, en este caso vicioso, produciendo una primera burbuja especulativa en el mercado obligatorio (o sea, el mercado de los títulos, el bond market), una segunda en el mercado bursátil y una tercera en el inmobiliario. Efectivamente, los bancos no invierten en la economía real, y prestan muy poco a pequeñas y medianas empresas para inversiones en producción. Esa acción de los bancos sostenida y alentada, de hecho, por la política de la Fed —y en Europa por la política del BCE y del Banco de Inglaterra, en Japón por la política del Banco de Japón, y en China por la política de su Banco Central— conduce a lo que se llama, según el economista J. M. Keynes, la trampa de la liquidez. [8]
¿Ignora la Fed las señales enviadas por los mercados?
Algunos dicen que la Fed ignora las señales del mercado. En primer lugar, pienso que es peligroso retomar esa fórmula que tiene un aspecto mágico, y que mantiene el mito de que la acción a ciegas de las fuerzas del mercado contribuye al buen funcionamiento de la economía.
Los lugares en los que los dioses son susceptibles de manifestar sus humores con mayor potencia son Wall Street en Nueva York, la City de Londres, las Bolsas de París, Fráncfort o Tokio. Para medir su descontento se han inventado instrumentos que llamamos índice Dow Jones en Nueva York, Nikkei en Tokio, CAC40 en Francia, Ibex35 en Madrid… Para asegurarse del beneplácito de los dioses, los gobiernos sacrifican los sistemas de seguridad en el altar de la Bolsa. También privatizan. Y también vigilan que el reparto del valor añadido se haga siempre a favor del capital en detrimento del trabajo.
¿Por qué se les ha otorgado atributos religiosos a simples operadores? Ni son desconocidos ni puros espíritus. Tienen un nombre y una dirección: son los principales directivos de doscientas grandes transnacionales que dominan la economía mundial con la ayuda del G7, la complacencia del G20 y de instituciones como el FMI, que ha vuelto, gracias a la crisis, al primer plano. Los inversores institucionales (grandes bancos, fondos de pensiones, aseguradoras, hedgefunds, etc.) que dominan los mercados recibieron de los gobiernos billones de dólares bajo forma de donaciones o préstamos que sirvieron para ponerlos nuevamente en marcha después de la debacle de 2007-2008.
Es necesario luchar contra el fundamentalismo y el radicalismo de los mercados financieros. Hay que desarmarlos. Se debe romper con el sistema capitalista sobre el que se erigió la religión de los mercados.
En realidad, creo que la situación es más compleja: la Fed sabe perfectamente que la salud de los bancos es mala y es en parte falso que ignore las señales que envían. Por el contrario, le debemos reprochar que se rindiera ante las exigencias de los mercados y exigirle cambios radicales concernientes a la política, las misiones y la estructura misma de los bancos centrales.
La Fed sabe muy bien que la riqueza de los directivos y de los accionistas de los grandes bancos privados va en aumento mientras que prosiguen y amplifican, día tras día, sus prácticas inaceptables. Y esas prácticas conducirán a una próxima y feroz crisis. La Fed sabe también que la economía estadounidense va mal a pesar de las fanfarronadas de Trump, y a pesar de un porcentaje de desocupación históricamente bajo. Esa tasa de desempleo es falsamente tranquilizadora y, de hecho, es engañosa ya que los patrones apoyados por los sucesivos gobiernos han obligado a los trabajadores y trabajadoras a aceptar contratos cada vez más precarios y mal pagados. Además, millones de desempleados han renunciado a hacer las gestiones oficiales para ser indemnizados (cobrar subsidio de desempleo) y así desaparecen de las listas de desempleados. La Fed sabe muy bien que la supuesta buena salud de la economía estadounidense reposa sobre una montaña de deudas privadas y públicas que sirve esencialmente a la especulación, y que llevará tarde o temprano a una nueva crisis mayor. A ello agreguemos que el crecimiento de la producción del sector industrial en Estados Unidos es muy bajo en 2019, pudiendo llegar a la estagnación, o francamente a la recesión en 2020. [9]. Además las inversiones en el sector industrial han bajado en los dos últimos trimestres.Las exportaciones de productos manufacturados descienden.
La Fed sabe que si aumentara los tipos de interés [10] y si no se inyectara constantemente liquidez, algunas grandes empresas (incluidos los bancos) quebrarían. La Fed sabe que, si se preocupara realmente de la prevención de los riesgos bancarios y por ello pidiera a los bancos aumentar sus fondos propios y la liquidez que deberían guardar en tesorería, se produciría una «sublevación», entrarían en pánico y llamarían a Trump. Por consiguiente, la Fed se pliega a las exigencias de los mercados sin entusiasmo pero dócilmente. En este caso, las exigencias de los mercados son claramente lo que exigen una quincena de grandes bancos privados de Estados Unidos (de los que cuatro poseen 377.000 millones de dólares en reservas líquidas y son: JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo) y los grandes fondos de inversión como BlackRock, por ejemplo.
Lo que es seguro es que la situación del sector financiero privado en Estados Unidos (y en todo el mundo) es muy inquietante, pues de lo contrario ¿por qué la Fed inyectaría liquidez en forma permanente desde el 17 de septiembre? [11]
Y, al mismo tiempo y con el fin de combatirlos, es imprescindible entender las exigencias y las motivaciones de los bancos y sus aliados.
En cuanto a lo que pasa en Estados Unidos desde mediados de septiembre de 2019, estoy persuadido de que los grandes bancos explotan la situación presionando a las autoridades de control y a la Fed para que reduzcan el porcentaje de liquidez exigida a los bancos con el fin de poder enfrentarse a riesgos sistémicos muy reales. Efectivamente, desde la crisis de 2008, las autoridades de control exigen de los bancos sistémicos que conserven permanentemente en su tesorería una cantidad suplementaria de liquidez (suplementaria con respecto a la situación de antes de 2008) para hacer frente a cualquier accidente.
Aprovechando el sostén del que se benefician por parte de la administración Trump, del laxismo de la Fed y de las autoridades de control, los bancos quieren obtener una reducción del porcentaje de liquidez que deben conservar en tesorería. Y quieren eso para poder utilizarla legalmente en la compra de títulos financieros de riesgo y la posterior especulación con los mismos. Por lo que la «sequía» del mercado interbancario puede ser en parte provocada y/o mantenida por esa estrategia. Continuando con ese objetivo, los bancos están llevando a cabo una campaña en la prensa para hacer creer al público que esa exigencia de liquidez (para hacer frente a un posible accidente del tipo del de septiembre de 2008) es lo que provoca dificultades en el mercado interbancario. Por lo tanto, los bancos ejercen una enorme presión sobre la Fed y sobre la autoridad de control para que sea anulada la exigencia de ese excedente de liquidez.
Los bancos sistémicos ya consiguieron que el gobierno de Trump se comprometiera a hacer lo necesario para anular, a partir de enero de 2020, una medida conocida con el nombre de Volker’s rule (regla de Volker). Esta regla fue introducida en 2013 durante la presidencia de Barack Obama en el marco de la ley Dodd-Franck, aprobada como consecuencia de la crisis financiera de 2007-2008. Esa regla prohíbe a los bancos especular con el dinero de los depositantes. Más allá de la volatilidad de los mercados financieros, el promotor del texto, Paul Volcker, un exdirector de la Reserva federal, juzgaba que la actividad de trading por cuenta propia desviaba a los bancos de su tarea primordial de financiación de la economía.
Pero los bancos quieren ir más lejos y cuestionan la liquiditycoverage ratio(ratio de liquidez a corto plazo o LCR) [12] adoptada en Estados Unidos y en el resto del mundo después de la crisis de 2008. En virtud de esa regla, los establecimientos financieros deben conservar suficientes activos líquidos para cubrir los gastos netos de tesorería por un período de 30 días en situación de crisis.
También los bancos cuestionan el porcentaje de liquidez que deben conservar en su tesorería en forma permanente (en inglés: intradayliquidity), lo que completa y se agrega al liquiditycoverage ratio. Por otro lado, el mercado de repoes el lugar donde los bancos, a primera hora de la mañana, van a completar sus necesidades de liquidez todos los días con el fin de cumplir con sus obligaciones legales. El lobby de los grandes bancos afirma que el monto que se les exige es demasiado elevado y que fue eso lo que produjo la crisis abierta el 17 de septiembre de 2019. El Financial Times dedicó un artículo sobre ese tema que tuvo un título sugestivo «Fedanalysesregulation ’s role in suddenratesrise» que sería «La Fed analiza la función de la regulación cuando se produce un aumento repentino de los tipos de interés», publicado el 2 de octubre en la versión papel. Pero el 1 de octubre había sido publicado en forma digital con otro título: «Fedwrestleswith role of regulation in repo squeeze» que sería«La Fed lidia con el rol de la regulación sobre la restricción del mercado de los repo».El artículo abunda prudentemente en el sentido de la argumentación avanzada por el lobby bancario de Estados Unidos. Por otro lado, el lobby bancario europeo interviene en el mismo sentido con respecto a la aplicación de la ratio de liquidez en la Unión Europea y en el Reino Unido. En lo que concierne a la Unión Europea, dedicaré próximamente un artículo específico en relación al balance de la acción del BCE bajo la dirección de Mario Draghi (2011-2019).
Está claro que no fue la obligación de los bancos de conservar en forma permanente la liquidez suficiente para hacer frente a una crisis lo que provocó la falta de liquidez en el mercado de repo en Estados Unidos. La verdadera causa fue la voluntad de los bancos de utilizar al máximo en la especulación la liquidez de que disponen para conseguir el mayor beneficio posible para sus accionistas y sus directivos.
También es muy importante completar el panorama sobre la situación de los bancos. Y también lo es dar la voz de alarma sobre los riesgos con los que los «mercados financieros» amenazan a la sociedad e insistir sobre la crisis del mercado de repo en Estados Unidos. También debemos ser conscientes del tremendo aumento de la concentración bancaria en Estados Unidos, disminuyendo fuertemente, por ende, la competencia entre los bancos ya que se ha establecido un verdadero oligopolio. O sea, un cártel bancario que presiona de forma permanente sobre los poderes públicos con el fin de que se lleven a cabo políticas que beneficien sistemáticamente al gran capital. Ese cártel bancario es responsable de comportamientos totalmente contrarios a los intereses de la mayoría de la población: imposición de contratos hipotecarios abusivos como la crisis de las subprime lo reveló y los numerosos procesos que siguieron: contratos leoninos en materia de deudas de estudiantes —la deuda estudiantil supera en Estados Unidos 1,5 billones de dólares y afecta a 44 millones de personas—, manipulación de los tipos de interés (Libor), especulaciones con las materias primas, blanqueo del dinero de los cárteles de la droga, inversiones en actividades que agravan la crisis climática… [13]
Debemos también denunciar el dinero que cobran los directivos de los bancos y los dividendos que se llevan los accionistas privados. Denunciar el hecho de que, a pesar de los muchos delitos y crímenes cometidos por los banqueros, ninguno fue condenado a prisión y a ningún gran banco se le ha retirado la licencia bancaria en EEUU. Consideremos el caso del banco Walls Fargo, cuarto de Estados Unidos en términos de capitalización bursátil y de control del mercado bancario, que pudo proseguir sus actividades a pesar de que la justicia estadounidense había demostrado que sus directivos presionaron deliberadamente a sus empleados a crear de la nada 3.500.000 cuentas bancarias «ficticias» o «fantasmas», con el fin de aumentar los beneficios del banco gracias a las comisiones pagadas por los clientes [14] . Y el banco solamente pagó una multa [15] .
No debemos esperar a la próxima crisis para adoptar medidas claras concernientes a los bancos y pasar a la acción
Ya tenemos reunidos los factores, quetanto en Estados Unidoscomo en otras de las grandes economías del planeta, pueden provocar una nueva crisis financiera brutal, de amplitud mundial, [16]. Pero no hay que esperar a que estalle para actuar. Porque además de tratar de evitar los efectos de una nueva crisis financiera, es necesario actuar para terminar con las prácticas cotidianas de los bancos capitalistas. También se tiene que cambiar radicalmente el estatus y la misión de los Bancos Centrales.
Hay que tomar medidas inmediatas
Y una de ellas es confiar una nueva misión al Banco Central: conceder préstamos a los gobiernos con tipo de interés cero. Al contrario de lo que ha hecho la Fed (o el BCE dado los tratados europeos), el Banco Central debe tener la capacidad de permitir la financiación a tipo de interés cero del Estado y del conjunto de los actores públicos nacionales y locales (colectividades, hospitales, organismos para vivienda social, etc.) con el fin de llevar a cabo políticas socialmente justas en el marco de la lucha contra la crisis ecológica.
Es necesario lograr una nueva reglamentación bancaria que debe imponer [17]:
►Un aumento significativo de los fondos propios de los bancos en sus balances, hasta llegar al 20 %.
►Unas medidas útiles para obligar a los bancos a sanear sus operaciones fuera de balance, imponiéndoles la aclaración y resolución de todas las operaciones especulativas y todas las otras transacciones de riesgo sin interés real para la sociedad.
►La prohibición de las relaciones entre bancos de depósitos y bancos de negocios.
► La prohibición de la titulización. Por lo tanto, cada una de las actividades llevará consigo el riego que genera, mediante exigencias reglamentarias adaptadas.
►La prohibición del trading de alta frecuencia.
►La prohibición de la especulación.
►La prohibición de los mercados de mutuo acuerdo.
►La prohibición de cualquier relación de los establecimientos bancarios con el shadowbanking y los paraísos fiscales y judiciales.
►La eliminación del secreto bancario.
►El enjuiciamiento sistemático de los directivos bancarios responsables de delitos y crímenes financieros y el retiro de la licencia bancaria a las instituciones que no respetan las interdicciones y son culpables de malversaciones.
►La instauración de una verdadera responsabilidad financiera de los grandes accionistas, especialmente durante las quiebras. Se debe restaurar la responsabilidad ilimitada de los grandes accionistas con el fin de que la recuperación del coste de sus actividades peligrosas pueda efectuarse sobre el total de su patrimonio.
►El aumento de los impuestos a los bancos para obligarlos a participar en el esfuerzo de recaudación del país.
Pero no es suficiente.
Se necesitan medidas más radicales [18]
Porque los capitalistas demostraron hasta qué punto eran capaces de cometer delitos y correr riesgos —de los que rechazan las consecuencias— con el único objetivo de aumentar sus beneficios, porque sus actividades conllevan periódicamente un coste extremadamente pesado para la colectividad, porque la sociedad que queremos construir debe estar guiada por la búsqueda del bien común de la justicia social y de la reconstitución de una relación equilibrada entre los humanos y los otros componentes de la naturaleza, hay que socializar el sector bancario. Como lo propone FrédéricLordon, se trata de realizar «una desprivatización integral» del sector bancario. [19]
Sustraer a la población y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros
Socializar el sector bancario significa:
►La expropiación sin indemnización (o como única indemnización un euro o un dólar simbólico) a los grandes accionistas, mientras que los pequeños accionistas serían indemnizados.
►La concesión al sector público del monopolio de la actividad bancaria con una excepción: la existencia de un sector bancario cooperativo de pequeño tamaño, pero sometidos a las mismas regulaciones que el sector público.
►La definición —con participación ciudadana— de un estatuto con los objetivos a alcanzar y sobre las misiones que se deben proseguir, que pone el servicio público del ahorro, del crédito y de la inversión al servicio de las prioridades definidas según los procesos de planificación democrática.
►La transparencia de las cuentas que deben presentarse al público de manera comprensible.
►La creación de un servicio público del ahorro, del crédito y de la inversión con una doble estructura: por una parte, una red de pequeños establecimientos próximos a la población, y por la otra, organismos especializados a cargo de las actividades de gestión de fondos y de financiación de inversiones no garantizadas por los ministerios a cargo de la salud pública, de la educación, de la energía, de los transportes públicos, de las pensiones, de la transición ecológica, etc. Los ministerios deberán estar dotados de unos presupuestos necesarios a la financiación de inversiones concernientes a sus atribuciones. Los organismos especializados intervendrían cuando los ámbitos y las actividades excedieran las competencias y las esferas de acción de esos ministerios, con el fin de asegurar que se complete toda la operación.
Imaginemos lo que eso significaría si se concretara: los bancos privados habrían desaparecido, es decir, que después de su expropiación (con indemnización para los pequeños accionistas), su personal habría sido afectado al servicio público bancario y a las aseguradoras, con una garantía por antigüedad, con salarios hasta un máximo autorizado con el fin de limitar fuertemente los salarios demasiado altos para reducir la diferencia salarial, y con una mejora de las condiciones de trabajo (abandono del benchmarking [20] y prácticas de ventas obligatoria). Se constituirá un nuevo sistema de contratación que respetará las normas del reclutamiento en los servicios públicos.
Bancos al servicio de la población
Se tendrá que acabar con la situación en la que hay un exceso de agencias bancarias en competición en las grandes ciudades y una penuria o ausencia de sucursales en las pequeñas ciudades, pueblos o barrios populares. Se tendrá que desarrollar una densa red de agencias locales con el fin de aumentar de forma importante la accesibilidad a los servicios bancarios y a las aseguradoras, con personal competente para responder a las necesidades de usuarias y usuarios, de acuerdo a la misión de servicio público. Nadie puede ser excluido del acceso a un servicio público bancario que debe ser gratuito.
Loa agentes locales del servicio público gestionarán las cuentas corrientes y recibirán el ahorro de usuarias y usuarios que estará totalmente garantizado. El ahorro será gestionado sin correr riesgos. Ese ahorro estará afectado, bajo control ciudadano, a la financiación de proyectos locales y de inversiones de más largo alcance centrados en la mejora de las condiciones de vida, la lucha contra el cambio climático, el abandono de la energía nuclear, el desarrollo de circuitos cortos, la financiación de la ordenación territorial respetando normas sociales y ambientales rigurosas, etc. Los ahorradores y las ahorradoras podrán elegir el o los proyectos que desean financiar.
Las agencias locales concederían créditos sin riesgos a personas, familias, pequeñas y medianas empresas y estructuras privadas locales, a las asociaciones, a las colectividades locales y a los establecimientos públicos. Podrán afectar una parte de sus recursos a proyectos de mayor escala pero siempre en el marco de una política concertada.
Bancos al servicio de la comunidad
El hecho de que las agencias locales gestionen medios financieros de tamaño razonable para usos locales o para proyectos más amplios que se presentarán de forma precisa, o sea, con el establecimiento de un calendario de programación y de mecanismos de seguimiento que permitan controlar claramente el uso de los fondos y la buena puesta en marcha del proyecto— facilitaría el control de los y las diferentes protagonistas.
Los proyectos locales a financiar serán definidos de manera democrática con un máximo de participación ciudadana. Las agencias locales estarán también a cargo de los contratos de seguros para las personas físicas y jurídicas.
Apoyar la transición hacia una economía social, sostenible y ecológica
Por otra parte, los ministerios a cargo de la salud pública, de la educación, de la energía, de los transportes públicos, de las pensiones, de la transición ecológica, etc., dispondrán de medios de financiación provenientes de los presupuestos del Estado.
Unas agencias transversales especializadas intervendrán en ámbitos y actividades que excedan las competencias y las esferas de acción de un solo ministerio. Tendrán por objetivo garantizar misiones específicas o transversales definidas con participación ciudadana, como el programa de abandono de la energía nuclear, incluido el tratamiento seguro a largo plazo de los residuos nucleares.
El sector bancario socializado permitirá reconstituir un circuito virtuoso de financiación de los poderes públicos: éstos podrán emitir títulos que serán adquiridos por el servicio público sin pasar por las imposiciones de los mercados financieros.
Aunque haya aspectos del proyecto que se deben elaborar colectivamente, estamos en la fase preparatoria de la puesta en marcha de un sistema completamente nuevo, Eso demanda un ambicioso trabajo colectivo de puesta en común de ideas y propuestas. Y ese trabajo acaba de comenzar.
Control ciudadano en todos los niveles
Control ciudadano: control ejercido por los trabajadores y trabajadoras, usuarios y usuarias, los cargos electos locales, pequeñas, medianas y microempresas, artesanos y artesanas y otros/otras trabajadores/as independientes y delegados y delegadas del tejido asociativo.
A ese control ciudadano se agrega el control de las autoridades de supervisión bancaria.
La palabra «socialización» se utiliza de preferencia a «nacionalización» o a «estatización» para indicar claramente hasta qué punto es esencial el control ciudadano, con un reparto de decisiones entre directivos y directivas, de representantes de asalariados y asalariadas, de clientes, de asociaciones, de cargos electos locales, que se completa el control con los y las representantes de las instancias bancarias públicas nacionales y regionales. Por lo tanto es necesario definir democráticamente el ejercicio de un control ciudadano activo. Así mismo, es necesario alentar el ejercicio de un control de actividades de los bancos por parte de los trabajadores del sector bancario y su participación activa en la organización del trabajo. Las direcciones de los bancos deben remitir anualmente un informe público transparente y comprensible sobre su gestión. Hay que privilegiar un servicio de proximidad y de calidad que rompa con las políticas de externalización llevadas a cabo actualmente. También es necesario alentar al personal de los establecimientos financieros para asegurar a las y los clientes un auténtico servicio de asesoramiento y erradicar las políticas comerciales agresivas de ventas obligatorias.
La socialización del sector bancario y de las aseguradoras y su integración en los servicios públicos permitirán:
►Sustraer a la población y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros.
►Financiar los proyectos de la población y de los poderes públicos.
►Dedicar la actividad bancaria al bien común, teniendo entre sus misiones la de facilitar la transición de una economía capitalista, productivista y perjudicial a una economía social, sostenible y ecológica.
Porque consideramos que la moneda, el ahorro, el crédito, la seguridad del efectivo en caja y la preservación de la integridad de los sistemas de pago son de interés general, preconizamos la creación de un servicio público bancario mediante la socialización de la totalidad de las empresas del sector bancario y de seguros.
Porque los bancos son en la actualidad una herramienta esencial del sistema capitalista y de un modo de producción que saquea el planeta, genera un reparto desigual de los recursos, provoca guerras, aumenta la pauperización, recorta cada día un poco más los derechos sociales y ataca las instituciones y las prácticas democráticas, es esencial tomar su control y hacer de los bancos una herramienta al servicio de la comunidad.
La socialización del sector bancario no puede pensarse como un eslogan o una reivindicación que será autosuficiente y que los decisores aplicarían después de haber sentado cabeza. Debe concebirse como un objetivo político a alcanzar en el marco de un proceso llevado a cabo por una dinámica ciudadana. No solo es necesario que los movimientos sociales organizados existentes (entre ellos los sindicatos) hagan de eso una prioridad en sus agendas y que los diferentes sectores (colectividades locales, pequeñas y medianas empresas, asociaciones de consumidores, etc.) se posicionen en ese sentido, sino también y sobre todo, que se sensibilice a los empleados y empleadas de los bancos sobre el papel que tiene su trabajo y al interés que tendrían en ver a sus bancos socializados. Y que las usuarias y los usuarios sean informados en el lugar en que se encuentren (por ejemplo: ocupaciones de agencias bancarias en todos lados el mismo día) con el fin de participar directamente a la definición de lo que debe ser un banco.
La socialización del sector bancario y el apoyo popular, condiciones necesarias para cualquier cambio de modelo.
Solamente enormes movilizaciones pueden garantizar que la socialización del sector bancario sea realizable en la práctica, ya que esta medida afecta al núcleo del sistema capitalista.
Si un gobierno de izquierda no toma medidas como esta, su acción no podrá provocar un verdadero cambio radical necesario para romper con la lógica del sistema capitalista y desarrollar un nuevo proceso de emancipación. Quitarle a los capitales privados el sector bancario mediante la socialización es una acción precia a la puesta en marcha de un programa económico con ruptura con el capitalismo y su lógica.
Actualmente, la socialización de la totalidad del sistema bancario y de las compañías de seguros es una necesidad urgente económica, social, política y democrática.
La socialización del sector bancario y de las aseguradoras es un ítem fundamental de un proyecto más amplio que comporta otras medidas que permitan desarrollar una transición hacia un modelo poscapitalista y posextractivista. Un programa así debería tener una dimensión internacional aunque su puesta en marcha involucre un solo país o un pequeño número de países. Debería incluir el abandono de las políticas de austeridad, la reorientación radical de las misiones del Banco Central, la anulación de las deudas públicas y privadas ilegítimas, la constitución de una reforma fiscal integral con una fuerte imposición al capital, la reducción generalizada de la jornada de trabajo con contratos compensatorios y mantenimiento del salario, la socialización del sector de la energía, del agua y de la salud, medidas para asegurar la igualdad entre mujeres y hombres, el desarrollo de los servicios públicos y de la protección social así como el establecimiento de una política concreta de lucha contra la crisis ecológica.
En consecuencia, los grandes bancos llamaron a la puerta de la Fed y le pidieron que actuara como prestamista de reemplazo, y con tipos de interés considerados normales. Es decir alrededor del 2 %. En principio, la Fed dudó en hacerlo, sin embargo luego intervino masivamente en un clima de fuerte incertidumbre, incluso de pánico [5] , inyectando el 17 de septiembre de 2019 más de 50.000 millones de dólares de liquidez [6]. Y por lo tanto, la Fed sustituyó a los mercados.
Es curioso constatar que por parte de los comentaristas financieros de los grandes medios de comunicación privados o públicos, nadie señala que los mercados que se supone que se autoregulan, en realidad no funcionan como deberían hacerlo. Los grandes medios, por otro lado fuertemente ligados al mundo bancario y a los grandes fondos de inversión, se callan sobre el hecho de que, una vez más, es la autoridad pública la que tiene que ir a rescatar a los grandes bancos y ayudar al mercado a continuar funcionando. Después de haber inyectado 53.000 millones de dólares en los bancos, sustituyendo al mercado interbancario y a los otros prestamistas privados, la Fed renovó cada día sus aportes de liquidez hasta un máximo cotidiano de 75.000 millones de dólares,desde el segundo día. E incluso pasó a 100.000 millones de dólares. Mientras escribo este artículo, la Fed prosigue diariamente sus intervenciones y ha anunciado que lo continuará haciendo [7]
Así que, en resumen, la crisis prosigue. Los mercados afectados no han vuelto a la «normalidad». Las explicaciones sobre la intervención de la Fed en fenómenos puramente puntuales –como la factura de los impuestos a pagar por los bancos en una determinada fecha, o la inestabilidad del precio del petróleo debido al cierre de dos refinerías de Arabia Saudí– no permiten explicar una situación que continúa durante más de tres semanas. Veremos más adelante que la otra explicación propuesta, o sea, el peso exagerado de la reglamentación en materia de liquidez, tampoco es convincente y sirve a los intereses directos de los grandes bancos privados.
Situación paradojal
Como ya lo expliqué muchas veces, los bancos no tienen falta de liquidez… En efecto, la Fed inyecto masivamente liquidez en el sistema bancario estadounidense desde 2008.
El problema, por lo tanto, no es una falta estructural de liquidez sino la utilización que hacen los bancos de la misma. Para decirlo simplemente, utilizan el dinero puesto a su disposición para comprar masivamente deuda. Compran títulos públicos garantizados por los Estados y, en particular para los bancos de Estados Unidos, títulos del Tesoro estadounidense. También compran en gran cantidad títulos emitidos por las grandes empresas privadas (bancos, empresas industriales, sector informático, comercial, sector extractivo-minero, petrolero…). Se trata de dos grandes categorías de títulos: títulos seguros de empresas con calificación AAA como Apple, poco remuneradores, por una parte y junkbonds por la otra. Se denominan junkbonds a las obligaciones emitidas por empresas que tienen mala reputación, es decir una calificación baja (BBB, CCC,…) Estos junkbonds ofrecen rendimientos altos pero no son seguros. Los bancos también compran productos estructurados que pueden ser altamente tóxicos.
El comportamiento de los bancos responden a una lógica capitalista: lograr un máximo de beneficio en el tiempo más corto posible. En consecuencia, sus dirigentes buscan tener en reserva la mínima liquidez posible en su tesorería ya que ese dinero que «duerme en el cajón» del banco no produce ninguna remuneración. Por consiguiente, los bancos compran todos los títulos que pueden, lo que, a su parecer, les producirá el mejor rendimiento a corto plazo. Compran títulos seguros (títulos del Tesoro de Estados Unidos) que pueden colocar en repo o en otras formas como colateral con el fin de obtener dinero líquido, con el que a su vez compran junkbonds u otros títulos financieros (productos estructurados, derivados, swaps, etc.) que pueden producir un rendimiento considerable.
Mientras la Fed mantiene ese alto nivel de inyección de liquidez en el mercado bancario (al comprar la propia Fed títulos a los bancos que, a su vez, éstos compraron al Tesoro estadounidense o a empresas privadas), los bancos utilizan ese dinero para la compra de títulos diversos y variados y, en algunos casos, de acciones. O sea, que se completa el círculo, en este caso vicioso, produciendo una primera burbuja especulativa en el mercado obligatorio (o sea, el mercado de los títulos, el bond market), una segunda en el mercado bursátil y una tercera en el inmobiliario. Efectivamente, los bancos no invierten en la economía real, y prestan muy poco a pequeñas y medianas empresas para inversiones en producción. Esa acción de los bancos sostenida y alentada, de hecho, por la política de la Fed —y en Europa por la política del BCE y del Banco de Inglaterra, en Japón por la política del Banco de Japón, y en China por la política de su Banco Central— conduce a lo que se llama, según el economista J. M. Keynes, la trampa de la liquidez. [8]
¿Ignora la Fed las señales enviadas por los mercados?
Algunos dicen que la Fed ignora las señales del mercado. En primer lugar, pienso que es peligroso retomar esa fórmula que tiene un aspecto mágico, y que mantiene el mito de que la acción a ciegas de las fuerzas del mercado contribuye al buen funcionamiento de la economía.
La religión de los mercados
Casi todos los dirigentes políticos, ya sean de la izquierda tradicional o de la derecha, ya sean del Sur o del Norte, cultivan un verdadero culto a los mercados y, en particular, al mercado financiero. Habría que decir, más bien, que fabrican una religión de los mercados. Todos los días y en todos los hogares que tengan televisión o una conexión internet se escucha una misa para honorar al dios Mercado: es el momento en que se informa de la evolución de la cotización en la Bolsa y las expectativas de los mercados financieros. El dios Mercado envía sus señales mediante la voz de un o una periodista de economía, o de un o una cronista sobre finanzas. Y no solamente es cierto para todos los países más industrializados sino también para la mayor parte del planeta. Ya sea que estemos en Shanghái o en Dakar, en Río de Janeiro o en Johannesburgo, en Bruselas o en Atenas, recibiremos las «señales enviadas por los mercados». Para amplificar, en el espíritu de los creyentes, la potencia de los dioses de los Mercados, los y las comentaristas anuncian periódicamente que «ellos» han enviado señales a los gobiernos indicando su satisfacción o su descontento.Los lugares en los que los dioses son susceptibles de manifestar sus humores con mayor potencia son Wall Street en Nueva York, la City de Londres, las Bolsas de París, Fráncfort o Tokio. Para medir su descontento se han inventado instrumentos que llamamos índice Dow Jones en Nueva York, Nikkei en Tokio, CAC40 en Francia, Ibex35 en Madrid… Para asegurarse del beneplácito de los dioses, los gobiernos sacrifican los sistemas de seguridad en el altar de la Bolsa. También privatizan. Y también vigilan que el reparto del valor añadido se haga siempre a favor del capital en detrimento del trabajo.
¿Por qué se les ha otorgado atributos religiosos a simples operadores? Ni son desconocidos ni puros espíritus. Tienen un nombre y una dirección: son los principales directivos de doscientas grandes transnacionales que dominan la economía mundial con la ayuda del G7, la complacencia del G20 y de instituciones como el FMI, que ha vuelto, gracias a la crisis, al primer plano. Los inversores institucionales (grandes bancos, fondos de pensiones, aseguradoras, hedgefunds, etc.) que dominan los mercados recibieron de los gobiernos billones de dólares bajo forma de donaciones o préstamos que sirvieron para ponerlos nuevamente en marcha después de la debacle de 2007-2008.
Es necesario luchar contra el fundamentalismo y el radicalismo de los mercados financieros. Hay que desarmarlos. Se debe romper con el sistema capitalista sobre el que se erigió la religión de los mercados.
En realidad, creo que la situación es más compleja: la Fed sabe perfectamente que la salud de los bancos es mala y es en parte falso que ignore las señales que envían. Por el contrario, le debemos reprochar que se rindiera ante las exigencias de los mercados y exigirle cambios radicales concernientes a la política, las misiones y la estructura misma de los bancos centrales.
La Fed sabe muy bien que la riqueza de los directivos y de los accionistas de los grandes bancos privados va en aumento mientras que prosiguen y amplifican, día tras día, sus prácticas inaceptables. Y esas prácticas conducirán a una próxima y feroz crisis. La Fed sabe también que la economía estadounidense va mal a pesar de las fanfarronadas de Trump, y a pesar de un porcentaje de desocupación históricamente bajo. Esa tasa de desempleo es falsamente tranquilizadora y, de hecho, es engañosa ya que los patrones apoyados por los sucesivos gobiernos han obligado a los trabajadores y trabajadoras a aceptar contratos cada vez más precarios y mal pagados. Además, millones de desempleados han renunciado a hacer las gestiones oficiales para ser indemnizados (cobrar subsidio de desempleo) y así desaparecen de las listas de desempleados. La Fed sabe muy bien que la supuesta buena salud de la economía estadounidense reposa sobre una montaña de deudas privadas y públicas que sirve esencialmente a la especulación, y que llevará tarde o temprano a una nueva crisis mayor. A ello agreguemos que el crecimiento de la producción del sector industrial en Estados Unidos es muy bajo en 2019, pudiendo llegar a la estagnación, o francamente a la recesión en 2020. [9]. Además las inversiones en el sector industrial han bajado en los dos últimos trimestres.Las exportaciones de productos manufacturados descienden.
La Fed sabe que si aumentara los tipos de interés [10] y si no se inyectara constantemente liquidez, algunas grandes empresas (incluidos los bancos) quebrarían. La Fed sabe que, si se preocupara realmente de la prevención de los riesgos bancarios y por ello pidiera a los bancos aumentar sus fondos propios y la liquidez que deberían guardar en tesorería, se produciría una «sublevación», entrarían en pánico y llamarían a Trump. Por consiguiente, la Fed se pliega a las exigencias de los mercados sin entusiasmo pero dócilmente. En este caso, las exigencias de los mercados son claramente lo que exigen una quincena de grandes bancos privados de Estados Unidos (de los que cuatro poseen 377.000 millones de dólares en reservas líquidas y son: JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo) y los grandes fondos de inversión como BlackRock, por ejemplo.
Lo que es seguro es que la situación del sector financiero privado en Estados Unidos (y en todo el mundo) es muy inquietante, pues de lo contrario ¿por qué la Fed inyectaría liquidez en forma permanente desde el 17 de septiembre? [11]
Y, al mismo tiempo y con el fin de combatirlos, es imprescindible entender las exigencias y las motivaciones de los bancos y sus aliados.
En cuanto a lo que pasa en Estados Unidos desde mediados de septiembre de 2019, estoy persuadido de que los grandes bancos explotan la situación presionando a las autoridades de control y a la Fed para que reduzcan el porcentaje de liquidez exigida a los bancos con el fin de poder enfrentarse a riesgos sistémicos muy reales. Efectivamente, desde la crisis de 2008, las autoridades de control exigen de los bancos sistémicos que conserven permanentemente en su tesorería una cantidad suplementaria de liquidez (suplementaria con respecto a la situación de antes de 2008) para hacer frente a cualquier accidente.
Aprovechando el sostén del que se benefician por parte de la administración Trump, del laxismo de la Fed y de las autoridades de control, los bancos quieren obtener una reducción del porcentaje de liquidez que deben conservar en tesorería. Y quieren eso para poder utilizarla legalmente en la compra de títulos financieros de riesgo y la posterior especulación con los mismos. Por lo que la «sequía» del mercado interbancario puede ser en parte provocada y/o mantenida por esa estrategia. Continuando con ese objetivo, los bancos están llevando a cabo una campaña en la prensa para hacer creer al público que esa exigencia de liquidez (para hacer frente a un posible accidente del tipo del de septiembre de 2008) es lo que provoca dificultades en el mercado interbancario. Por lo tanto, los bancos ejercen una enorme presión sobre la Fed y sobre la autoridad de control para que sea anulada la exigencia de ese excedente de liquidez.
Los bancos sistémicos ya consiguieron que el gobierno de Trump se comprometiera a hacer lo necesario para anular, a partir de enero de 2020, una medida conocida con el nombre de Volker’s rule (regla de Volker). Esta regla fue introducida en 2013 durante la presidencia de Barack Obama en el marco de la ley Dodd-Franck, aprobada como consecuencia de la crisis financiera de 2007-2008. Esa regla prohíbe a los bancos especular con el dinero de los depositantes. Más allá de la volatilidad de los mercados financieros, el promotor del texto, Paul Volcker, un exdirector de la Reserva federal, juzgaba que la actividad de trading por cuenta propia desviaba a los bancos de su tarea primordial de financiación de la economía.
Pero los bancos quieren ir más lejos y cuestionan la liquiditycoverage ratio(ratio de liquidez a corto plazo o LCR) [12] adoptada en Estados Unidos y en el resto del mundo después de la crisis de 2008. En virtud de esa regla, los establecimientos financieros deben conservar suficientes activos líquidos para cubrir los gastos netos de tesorería por un período de 30 días en situación de crisis.
También los bancos cuestionan el porcentaje de liquidez que deben conservar en su tesorería en forma permanente (en inglés: intradayliquidity), lo que completa y se agrega al liquiditycoverage ratio. Por otro lado, el mercado de repoes el lugar donde los bancos, a primera hora de la mañana, van a completar sus necesidades de liquidez todos los días con el fin de cumplir con sus obligaciones legales. El lobby de los grandes bancos afirma que el monto que se les exige es demasiado elevado y que fue eso lo que produjo la crisis abierta el 17 de septiembre de 2019. El Financial Times dedicó un artículo sobre ese tema que tuvo un título sugestivo «Fedanalysesregulation ’s role in suddenratesrise» que sería «La Fed analiza la función de la regulación cuando se produce un aumento repentino de los tipos de interés», publicado el 2 de octubre en la versión papel. Pero el 1 de octubre había sido publicado en forma digital con otro título: «Fedwrestleswith role of regulation in repo squeeze» que sería«La Fed lidia con el rol de la regulación sobre la restricción del mercado de los repo».El artículo abunda prudentemente en el sentido de la argumentación avanzada por el lobby bancario de Estados Unidos. Por otro lado, el lobby bancario europeo interviene en el mismo sentido con respecto a la aplicación de la ratio de liquidez en la Unión Europea y en el Reino Unido. En lo que concierne a la Unión Europea, dedicaré próximamente un artículo específico en relación al balance de la acción del BCE bajo la dirección de Mario Draghi (2011-2019).
Está claro que no fue la obligación de los bancos de conservar en forma permanente la liquidez suficiente para hacer frente a una crisis lo que provocó la falta de liquidez en el mercado de repo en Estados Unidos. La verdadera causa fue la voluntad de los bancos de utilizar al máximo en la especulación la liquidez de que disponen para conseguir el mayor beneficio posible para sus accionistas y sus directivos.
También es muy importante completar el panorama sobre la situación de los bancos. Y también lo es dar la voz de alarma sobre los riesgos con los que los «mercados financieros» amenazan a la sociedad e insistir sobre la crisis del mercado de repo en Estados Unidos. También debemos ser conscientes del tremendo aumento de la concentración bancaria en Estados Unidos, disminuyendo fuertemente, por ende, la competencia entre los bancos ya que se ha establecido un verdadero oligopolio. O sea, un cártel bancario que presiona de forma permanente sobre los poderes públicos con el fin de que se lleven a cabo políticas que beneficien sistemáticamente al gran capital. Ese cártel bancario es responsable de comportamientos totalmente contrarios a los intereses de la mayoría de la población: imposición de contratos hipotecarios abusivos como la crisis de las subprime lo reveló y los numerosos procesos que siguieron: contratos leoninos en materia de deudas de estudiantes —la deuda estudiantil supera en Estados Unidos 1,5 billones de dólares y afecta a 44 millones de personas—, manipulación de los tipos de interés (Libor), especulaciones con las materias primas, blanqueo del dinero de los cárteles de la droga, inversiones en actividades que agravan la crisis climática… [13]
Debemos también denunciar el dinero que cobran los directivos de los bancos y los dividendos que se llevan los accionistas privados. Denunciar el hecho de que, a pesar de los muchos delitos y crímenes cometidos por los banqueros, ninguno fue condenado a prisión y a ningún gran banco se le ha retirado la licencia bancaria en EEUU. Consideremos el caso del banco Walls Fargo, cuarto de Estados Unidos en términos de capitalización bursátil y de control del mercado bancario, que pudo proseguir sus actividades a pesar de que la justicia estadounidense había demostrado que sus directivos presionaron deliberadamente a sus empleados a crear de la nada 3.500.000 cuentas bancarias «ficticias» o «fantasmas», con el fin de aumentar los beneficios del banco gracias a las comisiones pagadas por los clientes [14] . Y el banco solamente pagó una multa [15] .
No debemos esperar a la próxima crisis para adoptar medidas claras concernientes a los bancos y pasar a la acción
Ya tenemos reunidos los factores, quetanto en Estados Unidoscomo en otras de las grandes economías del planeta, pueden provocar una nueva crisis financiera brutal, de amplitud mundial, [16]. Pero no hay que esperar a que estalle para actuar. Porque además de tratar de evitar los efectos de una nueva crisis financiera, es necesario actuar para terminar con las prácticas cotidianas de los bancos capitalistas. También se tiene que cambiar radicalmente el estatus y la misión de los Bancos Centrales.
Hay que tomar medidas inmediatas
Y una de ellas es confiar una nueva misión al Banco Central: conceder préstamos a los gobiernos con tipo de interés cero. Al contrario de lo que ha hecho la Fed (o el BCE dado los tratados europeos), el Banco Central debe tener la capacidad de permitir la financiación a tipo de interés cero del Estado y del conjunto de los actores públicos nacionales y locales (colectividades, hospitales, organismos para vivienda social, etc.) con el fin de llevar a cabo políticas socialmente justas en el marco de la lucha contra la crisis ecológica.
Es necesario lograr una nueva reglamentación bancaria que debe imponer [17]:
►Un aumento significativo de los fondos propios de los bancos en sus balances, hasta llegar al 20 %.
►Unas medidas útiles para obligar a los bancos a sanear sus operaciones fuera de balance, imponiéndoles la aclaración y resolución de todas las operaciones especulativas y todas las otras transacciones de riesgo sin interés real para la sociedad.
►La prohibición de las relaciones entre bancos de depósitos y bancos de negocios.
► La prohibición de la titulización. Por lo tanto, cada una de las actividades llevará consigo el riego que genera, mediante exigencias reglamentarias adaptadas.
►La prohibición del trading de alta frecuencia.
►La prohibición de la especulación.
►La prohibición de los mercados de mutuo acuerdo.
►La prohibición de cualquier relación de los establecimientos bancarios con el shadowbanking y los paraísos fiscales y judiciales.
►La eliminación del secreto bancario.
►El enjuiciamiento sistemático de los directivos bancarios responsables de delitos y crímenes financieros y el retiro de la licencia bancaria a las instituciones que no respetan las interdicciones y son culpables de malversaciones.
►La instauración de una verdadera responsabilidad financiera de los grandes accionistas, especialmente durante las quiebras. Se debe restaurar la responsabilidad ilimitada de los grandes accionistas con el fin de que la recuperación del coste de sus actividades peligrosas pueda efectuarse sobre el total de su patrimonio.
►El aumento de los impuestos a los bancos para obligarlos a participar en el esfuerzo de recaudación del país.
Pero no es suficiente.
Se necesitan medidas más radicales [18]
Porque los capitalistas demostraron hasta qué punto eran capaces de cometer delitos y correr riesgos —de los que rechazan las consecuencias— con el único objetivo de aumentar sus beneficios, porque sus actividades conllevan periódicamente un coste extremadamente pesado para la colectividad, porque la sociedad que queremos construir debe estar guiada por la búsqueda del bien común de la justicia social y de la reconstitución de una relación equilibrada entre los humanos y los otros componentes de la naturaleza, hay que socializar el sector bancario. Como lo propone FrédéricLordon, se trata de realizar «una desprivatización integral» del sector bancario. [19]
Sustraer a la población y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros
Socializar el sector bancario significa:
►La expropiación sin indemnización (o como única indemnización un euro o un dólar simbólico) a los grandes accionistas, mientras que los pequeños accionistas serían indemnizados.
►La concesión al sector público del monopolio de la actividad bancaria con una excepción: la existencia de un sector bancario cooperativo de pequeño tamaño, pero sometidos a las mismas regulaciones que el sector público.
►La definición —con participación ciudadana— de un estatuto con los objetivos a alcanzar y sobre las misiones que se deben proseguir, que pone el servicio público del ahorro, del crédito y de la inversión al servicio de las prioridades definidas según los procesos de planificación democrática.
►La transparencia de las cuentas que deben presentarse al público de manera comprensible.
►La creación de un servicio público del ahorro, del crédito y de la inversión con una doble estructura: por una parte, una red de pequeños establecimientos próximos a la población, y por la otra, organismos especializados a cargo de las actividades de gestión de fondos y de financiación de inversiones no garantizadas por los ministerios a cargo de la salud pública, de la educación, de la energía, de los transportes públicos, de las pensiones, de la transición ecológica, etc. Los ministerios deberán estar dotados de unos presupuestos necesarios a la financiación de inversiones concernientes a sus atribuciones. Los organismos especializados intervendrían cuando los ámbitos y las actividades excedieran las competencias y las esferas de acción de esos ministerios, con el fin de asegurar que se complete toda la operación.
Imaginemos lo que eso significaría si se concretara: los bancos privados habrían desaparecido, es decir, que después de su expropiación (con indemnización para los pequeños accionistas), su personal habría sido afectado al servicio público bancario y a las aseguradoras, con una garantía por antigüedad, con salarios hasta un máximo autorizado con el fin de limitar fuertemente los salarios demasiado altos para reducir la diferencia salarial, y con una mejora de las condiciones de trabajo (abandono del benchmarking [20] y prácticas de ventas obligatoria). Se constituirá un nuevo sistema de contratación que respetará las normas del reclutamiento en los servicios públicos.
Bancos al servicio de la población
Se tendrá que acabar con la situación en la que hay un exceso de agencias bancarias en competición en las grandes ciudades y una penuria o ausencia de sucursales en las pequeñas ciudades, pueblos o barrios populares. Se tendrá que desarrollar una densa red de agencias locales con el fin de aumentar de forma importante la accesibilidad a los servicios bancarios y a las aseguradoras, con personal competente para responder a las necesidades de usuarias y usuarios, de acuerdo a la misión de servicio público. Nadie puede ser excluido del acceso a un servicio público bancario que debe ser gratuito.
Loa agentes locales del servicio público gestionarán las cuentas corrientes y recibirán el ahorro de usuarias y usuarios que estará totalmente garantizado. El ahorro será gestionado sin correr riesgos. Ese ahorro estará afectado, bajo control ciudadano, a la financiación de proyectos locales y de inversiones de más largo alcance centrados en la mejora de las condiciones de vida, la lucha contra el cambio climático, el abandono de la energía nuclear, el desarrollo de circuitos cortos, la financiación de la ordenación territorial respetando normas sociales y ambientales rigurosas, etc. Los ahorradores y las ahorradoras podrán elegir el o los proyectos que desean financiar.
Las agencias locales concederían créditos sin riesgos a personas, familias, pequeñas y medianas empresas y estructuras privadas locales, a las asociaciones, a las colectividades locales y a los establecimientos públicos. Podrán afectar una parte de sus recursos a proyectos de mayor escala pero siempre en el marco de una política concertada.
Bancos al servicio de la comunidad
El hecho de que las agencias locales gestionen medios financieros de tamaño razonable para usos locales o para proyectos más amplios que se presentarán de forma precisa, o sea, con el establecimiento de un calendario de programación y de mecanismos de seguimiento que permitan controlar claramente el uso de los fondos y la buena puesta en marcha del proyecto— facilitaría el control de los y las diferentes protagonistas.
Los proyectos locales a financiar serán definidos de manera democrática con un máximo de participación ciudadana. Las agencias locales estarán también a cargo de los contratos de seguros para las personas físicas y jurídicas.
Apoyar la transición hacia una economía social, sostenible y ecológica
Por otra parte, los ministerios a cargo de la salud pública, de la educación, de la energía, de los transportes públicos, de las pensiones, de la transición ecológica, etc., dispondrán de medios de financiación provenientes de los presupuestos del Estado.
Unas agencias transversales especializadas intervendrán en ámbitos y actividades que excedan las competencias y las esferas de acción de un solo ministerio. Tendrán por objetivo garantizar misiones específicas o transversales definidas con participación ciudadana, como el programa de abandono de la energía nuclear, incluido el tratamiento seguro a largo plazo de los residuos nucleares.
El sector bancario socializado permitirá reconstituir un circuito virtuoso de financiación de los poderes públicos: éstos podrán emitir títulos que serán adquiridos por el servicio público sin pasar por las imposiciones de los mercados financieros.
Aunque haya aspectos del proyecto que se deben elaborar colectivamente, estamos en la fase preparatoria de la puesta en marcha de un sistema completamente nuevo, Eso demanda un ambicioso trabajo colectivo de puesta en común de ideas y propuestas. Y ese trabajo acaba de comenzar.
Control ciudadano en todos los niveles
Control ciudadano: control ejercido por los trabajadores y trabajadoras, usuarios y usuarias, los cargos electos locales, pequeñas, medianas y microempresas, artesanos y artesanas y otros/otras trabajadores/as independientes y delegados y delegadas del tejido asociativo.
A ese control ciudadano se agrega el control de las autoridades de supervisión bancaria.
La palabra «socialización» se utiliza de preferencia a «nacionalización» o a «estatización» para indicar claramente hasta qué punto es esencial el control ciudadano, con un reparto de decisiones entre directivos y directivas, de representantes de asalariados y asalariadas, de clientes, de asociaciones, de cargos electos locales, que se completa el control con los y las representantes de las instancias bancarias públicas nacionales y regionales. Por lo tanto es necesario definir democráticamente el ejercicio de un control ciudadano activo. Así mismo, es necesario alentar el ejercicio de un control de actividades de los bancos por parte de los trabajadores del sector bancario y su participación activa en la organización del trabajo. Las direcciones de los bancos deben remitir anualmente un informe público transparente y comprensible sobre su gestión. Hay que privilegiar un servicio de proximidad y de calidad que rompa con las políticas de externalización llevadas a cabo actualmente. También es necesario alentar al personal de los establecimientos financieros para asegurar a las y los clientes un auténtico servicio de asesoramiento y erradicar las políticas comerciales agresivas de ventas obligatorias.
La socialización del sector bancario y de las aseguradoras y su integración en los servicios públicos permitirán:
►Sustraer a la población y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros.
►Financiar los proyectos de la población y de los poderes públicos.
►Dedicar la actividad bancaria al bien común, teniendo entre sus misiones la de facilitar la transición de una economía capitalista, productivista y perjudicial a una economía social, sostenible y ecológica.
Porque consideramos que la moneda, el ahorro, el crédito, la seguridad del efectivo en caja y la preservación de la integridad de los sistemas de pago son de interés general, preconizamos la creación de un servicio público bancario mediante la socialización de la totalidad de las empresas del sector bancario y de seguros.
Porque los bancos son en la actualidad una herramienta esencial del sistema capitalista y de un modo de producción que saquea el planeta, genera un reparto desigual de los recursos, provoca guerras, aumenta la pauperización, recorta cada día un poco más los derechos sociales y ataca las instituciones y las prácticas democráticas, es esencial tomar su control y hacer de los bancos una herramienta al servicio de la comunidad.
La socialización del sector bancario no puede pensarse como un eslogan o una reivindicación que será autosuficiente y que los decisores aplicarían después de haber sentado cabeza. Debe concebirse como un objetivo político a alcanzar en el marco de un proceso llevado a cabo por una dinámica ciudadana. No solo es necesario que los movimientos sociales organizados existentes (entre ellos los sindicatos) hagan de eso una prioridad en sus agendas y que los diferentes sectores (colectividades locales, pequeñas y medianas empresas, asociaciones de consumidores, etc.) se posicionen en ese sentido, sino también y sobre todo, que se sensibilice a los empleados y empleadas de los bancos sobre el papel que tiene su trabajo y al interés que tendrían en ver a sus bancos socializados. Y que las usuarias y los usuarios sean informados en el lugar en que se encuentren (por ejemplo: ocupaciones de agencias bancarias en todos lados el mismo día) con el fin de participar directamente a la definición de lo que debe ser un banco.
La socialización del sector bancario y el apoyo popular, condiciones necesarias para cualquier cambio de modelo.
Solamente enormes movilizaciones pueden garantizar que la socialización del sector bancario sea realizable en la práctica, ya que esta medida afecta al núcleo del sistema capitalista.
Si un gobierno de izquierda no toma medidas como esta, su acción no podrá provocar un verdadero cambio radical necesario para romper con la lógica del sistema capitalista y desarrollar un nuevo proceso de emancipación. Quitarle a los capitales privados el sector bancario mediante la socialización es una acción precia a la puesta en marcha de un programa económico con ruptura con el capitalismo y su lógica.
La socialización es la previa imprescindible a la puesta en marcha de un programa de ruptura con el capitalismo y su lógica.
Actualmente, la socialización de la totalidad del sistema bancario y de las compañías de seguros es una necesidad urgente económica, social, política y democrática.
La socialización del sector bancario y de las aseguradoras es un ítem fundamental de un proyecto más amplio que comporta otras medidas que permitan desarrollar una transición hacia un modelo poscapitalista y posextractivista. Un programa así debería tener una dimensión internacional aunque su puesta en marcha involucre un solo país o un pequeño número de países. Debería incluir el abandono de las políticas de austeridad, la reorientación radical de las misiones del Banco Central, la anulación de las deudas públicas y privadas ilegítimas, la constitución de una reforma fiscal integral con una fuerte imposición al capital, la reducción generalizada de la jornada de trabajo con contratos compensatorios y mantenimiento del salario, la socialización del sector de la energía, del agua y de la salud, medidas para asegurar la igualdad entre mujeres y hombres, el desarrollo de los servicios públicos y de la protección social así como el establecimiento de una política concreta de lucha contra la crisis ecológica.
Ver en línea : http://www.cadtm.org/Retour-sur-la-...
Traducido por Griselda Pinero
Notas
[1] Un
repo es una operación de recompra en la que una entidad financiera
vende a un inversor un activo con el compromiso de comprarlo en una
fecha determinada a un precio determinado. Esta operación también se
conoce como reporto, ‘RepurchaseAgreement’ o ‘Sale and
RepurchaseAgreement’. Definición dada por el banco español BBVA.
[2] véase el vídeo de la cadena financiera CNBC en: https://www.cnbc.com/video/2019/10/04/what-it-means-when-the-fed-conducts-a-repo-operation.html
[3] LosMoney
MarketFunds (MMF) son sociedades financieras de Estados Unidos y de
Europa, muy poco, o nada, controladas ni reglamentadas puesto que no
tienen licencia bancaria. Forman parte del shadowbanking. En teoría, los
MMF efectúan una política prudente pero la realidad es muy diferente.
El gobierno de Obama había pensado en regularlos ya que, en caso de
quiebra, existe un gran riesgo de tener que rescatarlos con dinero
público. Pero no se ha hecho ninguna modificación.
[4] Mercado
interbancario: Mercado reservado a los bancos para intercambiar entre
ellos activos financieros y pedirse o concederse préstamos a corto
plazo.
[5] En la prensa francesa, Véase Le Figaro: «Pourquoi la Fed panique?» https://www.lefigaro.fr/vox/economie/pourquoi-la-fed-panique-20190927, publicado el 27 de septiembre de 2019.
[6] La Fed para poder inyectar liquidez a los bancos recompró a los mismos, principalmente, bonos del Tesoro.
[7] Véase la entrevista televisada publicada por la agencia Bloomberg: https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-10-04/new-york-fed-extends-its-repo-operations-through-october.
[8] (Véase mi artículo: http://www.cadtm.org/Panico-en-la-Reserva-Federal-y-retorno-del-Credit-Crunch-sobre-un-mar-de-deudas)
[10] La Fed bajo la tasa de interés el dia 30 octubrepor tercera vez en el transcursodel 2019.
[11] Véase el artículo de Martine Orange, «La FED en soutienpermanentd’un marché monétairecassé», https://www.mediapart.fr/journal/international/091019/la-fed-en-soutien-permanent-d-un-marche-monetaire-casse?onglet=full, publicado el 9 de octubre de 2019 por Mediapart.
[12] Banco
de pagos internacionales, Basilea III: Ratio de liquidez a corto plazo y
herramientas de seguimiento del riego de liquidez, https://www.bis.org/publ/bcbs238_fr.pdf, publicado en 2013.
[13] Véase la serie de artículos que dediqué a ello (http://www.cadtm.org/Los-bancos-y-la-nueva-doctrina-Too) que espero poder actualizar en los meses vinientes.
[14] EL PAÍS, «Wells Fargo eleva a 3,5 millones el fraude de las cuentas fantasma» https://elpais.com/economia/2017/08/31/actualidad/1504187252_022398.htmlpublicado el 31 agosto 2017
[15] El País, «El consejero delegado de Wells Fargo dimite bajo una intensa presión» https://elpais.com/tag/wells_fargo/a Publicado el 28 de marzo de 2019.
[16] (http://www.cadtm.org/La-montana-de-deudas-privadas-de-las-empresas-estara-en-el-corazon-de-la)
[17] Este
enunciado de medidas inmediatas proviene de Jeanne Chevalier, Patrick
Saurin y ÉricToussaint: ¿Qué medidas debería tomar un gobierno popular
con respecto a los bancos? Enhttp://www.cadtm.org/Que-medidas-deberia-tomar-un-gobierno-popular-con-respecto-a-los-bancos, publicado el 30 de marzo de 2018.
[18] Véase Éric Toussaint y Patrick Saurin: « Comment socialiser le secteur bancaire » en http://www.cadtm.org/Comment-socialiser-le-secteur-bancaire, publicado el 18 de junio de 2018. En castellano, se puede consultar:http://www.cadtm.org/Que-podemos-hacer-con-los-bancos
[19] Frédéric
Lordon, « L’effarante passivité de la « re-régulation financière » »,
enChanger d’économie, les économistes atterrés, Les liens qui libèrent,
2011, p. 242. Agreguemos que la socialización de la totalidad del
sector bancario está preconizada por el sindicato Sud BPCE.
[20] El
benchmarkinges una herramienta de supervisión a los trabajadores cuyos
resultados, accesibles a todo el personal en forma permanente, son
comparados de manera continua mediante una clasificación que estigmatiza
a los y las considerados/as con menor rendimiento. Es una técnica de
gestión y control por estrés, muy extendida en las grandes empresas que
tiene por fin la emulación malsana.
Eric Toussaint es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015,, Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro
Es autor de diversos libros, entre ellos: Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015,, Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro
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