Elige tu cadena de izquierdas o de derechas. Tu
periódico conservador o progresista. Detrás de cada elección, siempre están los
mismos.
EL SALTO
2019-03-27
Hoy la ciudadanía se molesta ante cualquier intento de
dirigismo político e ideológico. Los medios lo saben y por eso su estrategia
actual consiste en explotar al máximo su consideración de objetivos y explorar
métodos cada vez más sofisticados para deslizar ideología bajo apariencia de
hechos neutrales. De este modo, los nuevos profesionales tienen pánico a
insinuar un mínimo de posicionamiento ante cualquier acontecimiento. O lo que
es peor, reproducen las líneas informativas y editoriales señaladas por sus
superiores y las agencias para no ser marcados ideológicamente. Así se creen
neutrales, pero no lo son, simplemente se convierten en operarios
despersonalizados y desideologizados que abandonan cualquier iniciativa y
principios”.
Estas palabras de Pascual Serrano que aparecen en su
libro Contra la Neutralidad (Península, 2011) me parecen perfectas para
resumir la psicosis que se ha generado entre la prensa española tras las
palabras el sábado de Pablo Iglesias, donde señalaba que los medios de
comunicación tienen más poder que los diputados. Desde ese día han salido
periodistas indignados, columnas defendiéndose de las palabras del líder de
Podemos e incluso La Sexta compara su discurso sobre los medios con el de
Santiago Abascal.
Iglesias sólo señalaba una obviedad, los medios
privados son sólo una pequeña parte dentro de grandes empresas que los utilizan
a su antojo y para sus propios intereses. Nos venden pluralidad y neutralidad y
es falso, aunque gran parte de la sociedad ha asumido esa mentira. Por ello les
molesta que se saque a la luz esa realidad, porque ven en riesgo su posición de
poder e influencia y es demasiado goloso manejar la opinión pública y las
decisiones políticas como para ceder esa capacidad de control.
Iglesias
sólo señalaba una obviedad, los medios privados son sólo una pequeña parte
dentro de grandes empresas que los utilizan a su antojo y para sus propios
intereses.
Los medios no son neutrales ni tienen por qué serlo.
Yo tampoco soy neutral al escribir esta columna. Cuando existe un conflicto en
la sociedad (y actualmente vivimos sumergidos en numerosos) cualquier
información relacionada va a ir en una dirección u otra; pero siempre
favorecerá a un bando en detrimento del otro. Incluso cuando se decide no
hablar de un tema y dar preferencia a otros, también están escogiendo y dando
prioridad a una noticia sobre otra. Callar ante un conflicto también es elegir
un bando. ¿Por qué se habla de Catalunya, de Venezuela o del Brexit mucho más
que de los desahucios o la precariedad, que son hechos que nos afectan a un
mayor número de personas? Porque a los bancos y empresarios que manejan los
medios de comunicación les interesa más que se hablen de esos temas. Y a los
grandes partidos políticos, también. Porque, además, alimentando esos
conflictos es más fácil para ellos generar políticas de emociones y ganar votos
mediante el populismo y la confrontación.
Porque los medios son capaces de convencernos de todo.
Tienen esa capacidad de influencia. Nos han logrado convencer de que La Sexta
es de izquierdas y Antena 3 de derechas, cuando tienen los mismos dueños.
Podemos comprar nuestra dosis de indignación semanal los domingos a la noche
con Salvados y a la mañana siguiente saldrá La Razón entrevistando a un
dirigente de Vox tras una manifestación contra el aborto. Ambas informaciones
salen del mismo grupo empresarial.
¿Por qué lo hacen? Lo primero, les interesa vender esa
pluralidad y que creamos que realmente tenemos variedad para elegir dónde
informarnos. Lo segundo, Salvados tiene una gran audiencia y eso repercute en
más anuncios, más dinero. En el momento que no aporte beneficio económico o los
anunciantes amenacen con retirarse, es fácil que Jordi Évole se encuentre con
un trabajo menos. Y La Razón, pese a no dar beneficios (como cualquier medio en
papel actualmente), sigue teniendo capacidad de influencia sobre un público
determinado y sobre la derecha institucional, y el beneficio político y de toma
de decisiones se sobrepone a cualquier pérdida económica, que ya equilibrarán
desde otra rama de su grupo empresarial.
Podría insistir en la idea de la manipulación con
observaciones obvias, como por qué conocemos cada movimiento de Nicolás Maduro,
mientras muchas personas desconocen que en el país vecino han logrado lo que
llaman “el milagro económico portugués” con un gobierno de izquierdas. O por
qué no nos cuentan la realidad de otros países latinoamericanos que sufren
peores crisis humanitarias y una represión real.
Nos han
logrado convencer de que La Sexta es de izquierdas y Antena 3 de derechas,
cuando tienen los mismos dueños.
Ese amor de la prensa española por la política
venezolana que hizo que hasta El País llevara un Chávez moribundo falso en
portada y hayan seguido como si nada, sin vergüenza alguna y pidiendo perdón
con la boca pequeña. El mismo periódico que en 2002 apoyó un golpe de Estado
contra Chávez en su editorial, como si tuviera que decidir sobre la soberanía
de un país que está a 7.000 kilómetros de su redacción.
Tal vez tenga que ver el hecho de que el mayor
accionista del grupo PRISA (empresa propietaria de El País) sea un fondo de
inversión estadounidense. Tal vez tenga que ver que otro de sus accionistas es
el Banco Santander, el cual fue nacionalizado por Chávez hace 10 años. También
otro de sus accionistas, Telefónica, se juega mucho de su futuro económico en
la zona. Pero tal vez sean casualidades y realmente El País es un medio libre
que informa de Venezuela de una manera plural y objetiva.
Son sólo unos ejemplos, pero todos los grandes grupos
mediáticos están manejados por banqueros y empresarios que utilizan sus
periódicos, sus radios y sus canales de televisión para defender sus intereses.
Por mucho que salgan nuevos medios como en el que hoy escribo, la piedra de
David en este caso no suele ni rozar a Goliat. Se puede intentar competir en
internet, en prensa e, incluso, mediante radios comunitarias. Pero la mayor
parte de la sociedad se informa a través de la televisión y para entrar ahí
necesitas muchísimo dinero y un político amigo que te otorgue las licencias.
Salimos al partido perdiendo 30 a 0 y con el árbitro en contra, por ello la
única manera de poder remontar es mediante leyes que ayuden a igualar el
encuentro.
Por este motivo es necesaria una ley como la que
propone Podemos, que prohibiría a los bancos ser accionistas de un medio de
comunicación. Pero habría que incidir más y prohibir que partidos políticos,
mediante subvenciones a dedo, tengan poder en las redacciones de periódicos.
También las empresas deberían sacar sus sucias manos y no amenazar con quitar
anuncios cuando una información no les gusta, como sucedió con El Intermedio
tras la polémica de Dani Mateo y la bandera. Y la iglesia no debería ser dueña
de un medio, como lo es actualmente de la cadena COPE.
Ya basta de
permitirles que jueguen con sus reglas sin que nada ni nadie les plante cara
por miedo a que se les acuse de ir contra la libertad de expresión.
E ir más allá y que un periódico que manipule
flagrantemente en portada y el cual es obligado a rectificar, no se disculpe en
un pequeño recuadro que nadie lee mientras su mentira se va extendiendo como la
pólvora de manera interesada. Ya basta de permitirles que jueguen con sus
reglas sin que nada ni nadie les plante cara por miedo a que se les acuse de ir
contra la libertad de expresión.
Dicen que los ciudadanos cada vez confían menos en los
medios, pero la realidad dista de esa afirmación. Cada vez consumimos más y nos
dejamos influenciar con mayor facilidad porque nos han vendido que somos libres
y tenemos elección; porque nos han hecho creer que cada vez estamos más y mejor
informados y que es imposible que nos manipulen. Que tenemos una opinión
formada.
Nos hacen amar u odiar a periodistas como Eduardo Inda
o García Ferreras, cuando en realidad sólo son títeres en manos de grandes
poderes que los utilizan para mantener su posición de poder sin ni siquiera dar
la cara. Elige tu cadena de izquierdas o de derechas. Tu periódico conservador
o progresista. Detrás de cada elección, siempre están los mismos. Y ellos sí
pueden afirmar que no son ni de derechas ni de izquierdas, porque su única
ideología es el dinero.
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