LA
PRENSA ESPAÑOLA NO INFORMA DE LO QUE HACE SYRIZA DONDE YA GOBIERNA
La prensa española no informa de lo que hace Syriza donde ya gobierna
el
ventano
23.01.15
La
derecha europea, y especialmente la española, lleva meses
especulando sobre las maldades que hará Syriza desde el Gobierno
griego en el caso de que gane las elecciones de este domingo. Para
hacerse una idea de algunas de las medidas que tomará solo hace
falta fijarse en lo que está haciendo en las instituciones que ya
gobierna en Grecia.
No
hay día en que la prensa española no especule, vaticine, tergiverse
o mienta acerca del programa electoral de Syriza y sobre qué harán
o no si vencen en las elecciones. ¿Hundirán a Grecia en una especie
de neo-apocalipsis del tipo Mad Max con desarrapados matándose por
el gasoil? Pero lo cierto es que no hace falta desbarrar ni ejercer
de futurólogos: se les puede juzgar por su acción de gobierno
actual y ya es posible saber algo de cómo administran.
Gobiernan
las Islas Jónicas y Ática, la región más poblada de Grecia, en la
que vive el 40% de su población. También aproximadamente el 20% de
los municipios de la misma región. En estos pocos meses, a pesar de
encontrarse un presupuesto ya confeccionado, Syriza aumentó la ayuda
de emergencia social en Ática de 1,8 a 13,5 millones de euros.
Estableció ayudas para los hogares que no podían pagar la luz, unos
40.000.
Syriza se negó a despedir a más funcionarios. Esta
negativa ha hecho que esos alcaldes rebeldes, que aducen que hoy los
servicios públicos son más importantes que nunca, tengan querellas
por desobediencia ante la justicia.
Abren dispensarios
públicos con médicos voluntarios para poder ofrecer acceso
universal a algunos de los más de tres millones de griegos que hoy
no tienen acceso a la sanidad. El movimiento que la defiende tiene
como lema: 'No nos mataréis'. Los partos cuestan más de 700 euros.
Una cesárea: 1.200, una radiografía: 100. Las pruebas diagnósticas
son tan inalcanzables que las ONG denuncian el aumento imparable de
los abortos no deseados.
Syriza ha reducido los impuestos del
pequeño comercio y las PYME y aumentado los impuestos municipales de
las grandes compañías, bancos y superficies comerciales. Aunque
sería más justo decir que han empezado a pagar, pues antes no lo
hacían. Organiza mercados para productores locales que venden sus
productos más baratos que en los supermercados y colabora con los
comedores sociales y los infantiles. También han cancelado proyectos
de plantas de gestión de desechos por no cumplir las leyes de
impacto ambiental.
¿Y qué más no sabemos de Grecia? De
todo. En general, cuando los medios de comunicación españoles
hablan de que Syriza pretende privatizar servicios como transportes,
agua o luz, ocultan que muchos antes eran públicos, solventes y
fueron casi regalados a grandes empresas. La televisión pública
griega fue cerrada justo unas semanas después de las concesiones de
licencias televisivas a empresarios del entretenimiento que soslayan
en los informativos el empobrecimiento generalizado.
El
transporte ferroviario, que daba beneficios, se privatizó con el
aplauso del comisario europeo del PSOE, Joaquín Almunia. Y solo
después de privatizarse el gobierno griego consideró oportuno
subvencionar a las empresas beneficiarias.
El mismo gobierno
vende casi treinta ministerios y edificios públicos por 260 millones
y firma un contrato de alquiler con la empresa que los compra para
seguir usándolos por 30 millones al año, haciéndose cargo además
del mantenimiento. Una cláusula cómica establece el derecho del
gobierno a recomprarlos en el futuro.
Los mismos negociazos se
han visto en la privatización de la lotería: una concesión por
doce años a cambio de lo que el gobierno recaudaba en tres.
Empresarios relacionados con el gobierno se hacen con islas, playas,
terrenos y edificios olímpicos a precios de risa. Por supuesto, ni
un euro de todos estos revierte en los griegos sino que van
directamente al fondo para el pago de la deuda.
Pero estas son
pequeñas cosillas en comparación con la venta de las minas de oro
de Calcidia. La empresa que las gestionaba provocó un desastre
medioambiental. Antes de hacerse cargo de las indemnizaciones se
declaró en quiebra. El estado griego también perdonó las
cotizaciones sociales debidas y compró por 11 millones los derechos
de explotación. A las pocas horas los vendió por el mismo precio a
una empresa constituida dos días antes. Esta, a su vez, vendió el
9% de la explotación a un holding catarí por 175 millones. Solo el
9% valía dieciséis veces más que lo que recaudaron los
griegos.
¿Y el agua? Bruselas ordenó la privatización del
agua. La Mancomunidad de Municipios de Tesalónica organizó un
referéndum. El gobierno griego intentó prohibirlo, lo declaró
ilegal. La democracia es ilegal en el país que la inventó. A pesar
de todo se llevó a cabo con la presencia de observadores
internacionales. El resultado fue que el 97,8% de la población
estaba en contra de la privatización. Aún así, se privatizó, pero
el Tribunal Supremo lo declaró ilegal.
El pasado de la gran
coalición griega entre derecha y socialistas es tan vergonzosamente
indefendible que a ninguno de sus cómplices en España se le ocurre
traer a colación ni una sola de sus medidas. En su lugar, todo se
plantea en términos de orden-desorden, seguridad-incertidumbre,
conocido-desconocido. Esto avanza los términos del combate
argumental que se producirá aquí durante este año.
Fuente: 'diagonalperiodico.net/global/25451-lo-nos-ocultan-grecia-y-syriza.html'
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