(Foto, Heraldo de Aragón. La Plataforma STOP DESAHUCIOS en Zaragoza)
Mariano Rajoy tiene dos muertes más que poder colgar en la puerta del armario de su dormitorio, dado que no tiene conciencia y los crímenes en algún sitio han de ser colgados.
Antes de que les llegara el desahucio de la vivienda en que vivían se ha suicidado un matrimonio de jubilados en Calviá, Mallorca, la ciudad donde el yerno del Rey está siendo juzgado por robar unos cuantos millones de euros que el Rey sabía que estaba robando y que le auxilió, cuando menos, para que huyera de la justicia buscándole trabajo a través de su amigo el presidente de Telefónica en New York.
El hombre tenía 68 años y 67 él, y la recompensa a toda su vida trabajo ha sido el suicidio por no tener dinero con el que pagar la vivienda que tenían. El Rey que no ha trabajado en su vida, y esta virtud es herencia familiar, no tendrá este problema, y Luis Bárcenas, protegido de Rajoy y de todos los jefes del Partido Popular tampoco lo tendrá, porque Luis Barcenas es un hombre muy trabajador y muy honrado y ha sido capaz de robar, porque los jefes del PP y la ley se lo permitieron, 22.000.000 de euros, equivalente a 3.652.000.000 de las antiguas pesetas (TRES MIL SEISCIENTOS CINCUENTA Y DOS MILLONES), y además sin pagar impuestos. Felipe González tampoco tendrá este problema, ni Aznar ni Zapatero ni Rajoy ni la hija de Botín ni el hijo de Gallardón ni el yerno de Aznar ni Abel Matutes ni la culandrona de Ángela Merkel, jefa ahora de Rajoy.
El hombre tenía 68 años y 67 él, y la recompensa a toda su vida trabajo ha sido el suicidio por no tener dinero con el que pagar la vivienda que tenían. El Rey que no ha trabajado en su vida, y esta virtud es herencia familiar, no tendrá este problema, y Luis Bárcenas, protegido de Rajoy y de todos los jefes del Partido Popular tampoco lo tendrá, porque Luis Barcenas es un hombre muy trabajador y muy honrado y ha sido capaz de robar, porque los jefes del PP y la ley se lo permitieron, 22.000.000 de euros, equivalente a 3.652.000.000 de las antiguas pesetas (TRES MIL SEISCIENTOS CINCUENTA Y DOS MILLONES), y además sin pagar impuestos. Felipe González tampoco tendrá este problema, ni Aznar ni Zapatero ni Rajoy ni la hija de Botín ni el hijo de Gallardón ni el yerno de Aznar ni Abel Matutes ni la culandrona de Ángela Merkel, jefa ahora de Rajoy.
El suicidio de ese matrimonio de Jubilados, al igual que los anteriores y al igual que las políticas de Rajoy y antes de Zapatero, mueven a la indignación a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, pero para que no se produzcan más no es suficiente con que le llamemos hijoputa y ladrón a quien sea, que lo son, por ejemplo Botín, el Rey, Rajoy, Zapatero, Almunia, etc.
La raíz de este problema del suicidio y de otros tantos está en el sistema, en las relaciones sociales y el orden de valores que impone el modo de producción capitalista basado en unas relaciones de fuerza y de explotación. El problema, por tanto es político.
Y por político no hay que entender de una forma simple y restringida el problema de la corrupción dentro de los jefes: PSOE, PP, CiU, CC, UPyD, PAR, IU o cualquier otro, incluyendo cúpulas directivas de los sindicatos UGT y CC.OO, por político hay que entender en que unos con el trabajo producimos cuanta riqueza existe, que somos la inmensa mayoría, que no decidimos ni el cómo se produce, ni el cuanto se produce, ni el donde se produce ni el como se distribuye lo que se produce, en tanto que una exigua minoría, hoy unos cuantos bancos y unas cuantas empresas, sustituye a la inmensa mayoría que somos nosotros, los trabajadores, a través del sistema de partidos actuales para poderse quedar y disfrutar de la riqueza que ellos no producen, con lo que resulta el condicionamiento irracional e injusto de nuestras condiciones de vida, siendo una de las consecuencia el suicidio de ese matrimonio, lo mismo que la ansiedad, el desequilibrio psicológico, la inseguridad, la vaciedad personal, el miedo al mañana, el odio, etc.,entre otras muchas cosas.
La protesta social contra el actual estado de cosas que va mucho más allá del desahucio es necesaria, al igual que lo es la condena moral y la denuncia social de los responsables que salen a la superficie, como Rajoy, el Rey y demás, pero el problema es más hondo, de mayor calado, y es en esa hondura del problema donde hay que incidir para erradicarlo de verdad y no con un cambio de nombre.
Conducir políticamente el descontento social, las huelgas y las protestas que se están produciendo, hacia una nueva forma de organización económica, social y política es hacer política, la política que sí sería efectivamente a favor de los intereses generales, pero no de todos, a favor de Botín, por ejemplo, no, sino a favor de la inmensa mayoría de la sociedad, es la forma política de responder correctamente a la política que nos está imponiendo Rajoy, (y antes el PSOE) que además de injusta es antidemocrática, de la que una de sus consecuencias ha sido el suicidio del matrimonio de jubilados.
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