domingo, 28 de octubre de 2012

PRIMERO HABLAR CLARO, INSULTANDO SI ES PRECISO PARA PODER ENTENDERNOS, Y DESPUES ACTUAR (INSULTAR NO ES CALUMNIAR. CALUMNIAR ES DECIR LO QUE NO ES)


(El Rey con su mujer, hijo y la nuera)
 

Alguien ha dicho que la diplomacia, más o menso, es el arte de encubrir o revestir la mentira para que esta prevalezca, Pues bien, a tomar por el culo la diplomacia y los diplomáticos (incluidos los asesores de imagen que se encargan de hacer presente la realidad que no es), porque es que no estamos en un mundo de palabras, sino de hechos, que es como en realidad es el mundo: hechos y nada más que hechos, si bien estos mismos hechos se pueden distorsionar mediante diferentes técnicas sociológicas de tal manera que se lleguen a percibir como no son, y en consecuencia, al tomar la realidad como no es, cualquier acto que se pueda plantear contra una realidad que se presenta injusta, pero que no es tomada esa injusticia como efectivamente es, no surte ningún efecto positivo para cambiar la realidad que se presenta injusta para cambiarla por otra más justa, puesto que lo que se plantea se hace sobre algo que en realidad no es, se aplica sobre la ficción de la realidad que crea la mentira “científica” que aplican los medios de comunicación (por acción u omisión) y los políticos, en general, para ocultar la realidad y posibilitando así que esta último se haga inamovible, ininteligible. 

Según al artículo de más abajo, que ni con mucho se aproxima a la realidad de los suicidios, cuando menos pone de manifiesto algunos de los aspectos del mismo que son más que suficientes para señalar con el dedo y decir de palabra y escrito que tiene responsables con nombre y apellidos para empezar a hablar. 

Si se acepta como yo creo que unos de los orígenes de los suicidios es el sistema que cuando menos de forma implícita incita al mismo, no hay que esperar más ni andarse con rodeos para decir que el primer criminal, y por tanto el primer responsable, es quien represente a ese sistema. En este caso, el Rey, porque es la más alta instancia del Estado. 

 Esto no quiere decir en absoluto que fuera el Rey el que personalmente le puso la cuerda al cuello y lo suspendió en el aire hasta que muriera el hombre ahorcado en Granada antes de que el banco le quitara la casa en la que vivía. El juicio no es de tipo personal ni moral, sino institucional, político, y en la medida que esa institución lejos de erradicar las causas que incitan al suicidio las promueve asentando en la medida que puede al sistema que provoca los mismos.
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 EMPIEZAN LOS SUICIDIOS
Ignacio Martínez | Actualizado 27.10.2012 - 01:00 
Diario de Sevilla.es 

 LA crisis ha subido esta semana un escalón dramático en España: la gente empieza a suicidarse. Ya lo hicieron antes en Grecia. En abril supimos que un farmacéutico jubilado de 77 años se pegó un tiro en la cabeza ante el Parlamento griego, en plena Plaza Sintagma. Se negaba a buscar comida en la basura. Tenía deudas y no quería dejarlas a sus hijos. Aquí, en Granada un quiosquero del barrio de La Chana se ha ahorcado cuando le iban a desahuciar de su piso hace pocos días. Otro hombre le ha intentado imitar tirándose por un balcón en Burjassot (Valencia). Pero es que en España hay 350.000 propietarios que han sido desalojados de sus casas desde que empezó la crisis. Y ahora llegamos a la fase de los suicidios por desesperación. Sin ánimo de señalar, la primavera árabe empezó con un suicidio. 

 El paro también ha subido un dramático escalón en España esta semana. Más de uno de cada tres trabajadores andaluces está parado. La cifra no para de subir. Tradicionalmente Andalucía ha estado ocho puntos por encima de la tasa española de desempleo. Hasta ahora. Eso también sube: ya hay diez puntos de diferencia. El grado de desesperación de la gente aumenta. Y aunque la indignación no alcanza la calle de momento, se alzan voces contra los desahucios. El Defensor del Pueblo andaluz ha pedido un cambio de legislación, porque considera la actual anacrónica e injusta. El partido del Gobierno responde que ellos ya han hecho una modificación de la norma y se lavan las manos.

 El PSOE ha sufrido esta semana disgustos electorales y ha comenzado una catarsis: empieza a admitir errores del pasado. El primer golpe de pecho ha sido por la reforma constitucional promovida por Zapatero en el verano del año pasado para limitar el déficit. Griñán dijo ayer que fue en gran error porque ha beneficiado a los especuladores con la deuda española. El segundo arrepentimiento han sido los desahucios: su portavoz en el Congreso sostuvo ayer que fue un gran error no legislar cuando estaban en el Gobierno para evitar los desalojos. Ahora han presentado una proposición no de ley que obligaría a una mayor flexibilidad a cajas o bancos nacionalizados. 

Una amiga empresaria, con sentido práctico, me señala que en realidad los bancos se quedan con unos pisos que no tienen salida en el mercado y se deterioran vacíos. Piensa que les rentaría más quedarse con los inquilinos a cambio de un alquiler simbólico, antes que echarlos a la calle. Al menos les mantendrían la casa. O que los bancos que reciben ayudas públicas tengan que computar una parte como ese alquiler. Cualquier idea sería mejor que esta realidad: 350.000 familias desahuciadas significa que la crisis ha echado de su casa a más de un millón de personas. Y vamos a peor, de escalón en escalón. 

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