La izquierda gana las elecciones presidenciales
en Sri Lanka
TERCERAINFORMACION / 27.09.2024
Anura Kumara Dissanayaka
El 22 de septiembre de 2024, la autoridad
electoral de Sri Lanka anunció que Anura Kumara Dissanayake, de la alianza
Poder Popular Nacional (NPP) liderada por el Janatha Vimukthi Peramuna (JVP),
había ganado las elecciones presidenciales. Dissanayake, líder del izquierdista
JVP desde 2014, derrotó a otros treinta y siete candidatos, entre ellos el
actual presidente Ranil Wickremesinghe, del Partido Nacional Unido (PNU), y su
más inmediato oponente, Sajith Premadasa, del Samagi Jana Balawegava. Los
partidos tradicionales que dominaban la política esrilanquesa – como el Sri
Lanka Podujana Peramuna (SLPP) y el PNU – están ahora en la cuerda floja,
aunque dominan el Parlamento de Sri Lanka (el SLPP tiene 105 de los 225
escaños, mientras que el PNU cuenta con 3 escaños). El JVP de Dissanayake sólo
tiene 3 escaños en el parlamento.
El triunfo de Dissanayake para convertirse en el
noveno presidente del país es significativo. Es la primera vez que un partido
de tradición marxista del país gana unas elecciones presidenciales.
Dissanayake, nacido en 1968 y conocido por sus iniciales de AKD, procede de la
clase trabajadora del centro-norte de Sri Lanka, lejos de la capital, Colombo.
Su visión del mundo ha sido moldeada por su liderazgo en el movimiento
estudiantil de Sri Lanka y por su papel como cuadro del JVP. En 2004,
Dissanayake llegó al parlamento cuando el JVP se alió con Chandrika
Kumaratunga, presidenta del país de 1994 a 2005 e hija de la primera mujer
primer ministro del mundo (Sirimavo Bandaranaike). Dissanayake se convirtió en
ministro de Agricultura, Tierra y Ganadería en el gabinete de Kumaratunga, un
cargo que le permitió mostrar su competencia como administrador y comprometer a
la opinión pública en un debate en torno a la reforma agraria (que
probablemente será un tema que retomará como presidente). Un intento de acceder
a la presidencia en 2019 terminó sin éxito, pero eso no detuvo ni a Dissanayake
ni al NPP.
Turbulencias económicas
En 2022, Colombo – la capital de Sri Lanka – se
vio convulsionada por las “aragalaya” (protestas) que culminaron con la toma
del palacio presidencial y la salida precipitada del presidente Gotabaya
Rajapaksa. Lo que motivó estas protestas fue el rápido declive de las
posibilidades económicas de la población, que se enfrentaba a la escasez de
bienes esenciales, como alimentos, combustible y medicinas. Sri Lanka dejó de
pagar su deuda externa y entró en bancarrota. En lugar de generar un resultado
que satisficiera las protestas, Wickremesinghe, con su orientación neoliberal y
prooccidental, se hizo con la presidencia para completar el mandato de seis
años de Rajapaksa que comenzó en 2019.
La presidencia floja de Wickremesinghe no abordó
ninguno de los problemas subyacentes de las protestas. Llevó a Sri Lanka al
Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2023 para conseguir un rescate de 2.900
millones de dólares (la decimoséptima intervención de este tipo del FMI desde
1965), que llegó con la supresión de subvenciones para artículos como la
electricidad y con una tasa duplicada del impuesto sobre el valor añadido hasta
el 18%: el precio de la deuda debía pagarlo la clase trabajadora de Sri Lanka y
no los prestamistas externos. Dissanayake ha dicho que le gustaría invertir
esta ecuación, renegociar los términos del acuerdo, hacer recaer una mayor
parte del dolor sobre los prestamistas externos, aumentar el umbral de exención
del impuesto sobre la renta y eximir varios bienes esenciales (alimentos y
atención sanitaria) del régimen impositivo incrementado. Si Dissanayake puede
hacer esto, y si interviene seriamente para sofocar la corrupción
institucional, dejará una marca seria en la política de Sri Lanka, que ha
sufrido la fealdad de la guerra civil y las traiciones de la élite política.
Un partido marxista en la
casa presidencial
El JVP o Frente de Liberación Popular se fundó
en 1965 como partido revolucionario marxista-leninista. Dirigido por Rohana
Wijeweera (1943-1989), el partido intentó dos insurrecciones armadas – en 1971
y de nuevo de 1987 a 1989 – contra lo que percibía como un sistema injusto,
corrupto e intratable. Ambos levantamientos fueron brutalmente reprimidos,
causando miles de muertos, incluido el asesinato de Wijeweera. Después de 1989,
el JVP renunció a la lucha armada y entró en la arena política democrática. El
líder del JVP antes de Dissanayake fue Somawansha Amerasinghe (1943-2016), que
reconstruyó el partido después de que sus principales dirigentes hubieran sido
asesinados a finales de la década de 1980. Dissanayake llevó adelante el
programa de construir un partido político de izquierdas que abogara por
políticas socialistas en los ámbitos electoral y social. El notable crecimiento
del JVP es el resultado del trabajo de la generación de Dissanayake, veinte
años más joven que los fundadores y que ha sabido anclar la ideología del JVP
en amplios sectores de la clase obrera, el campesinado y los pobres de Sri
Lanka. Sigue habiendo interrogantes sobre la relación del partido con la
población minoritaria tamil, dada la tendencia de algunos de sus líderes a
deslizarse hacia el nacionalismo cingalés (sobre todo cuando se trataba de cómo
debía afrontar el Estado la insurgencia liderada por los Tigres de Liberación
de Eelam Tamil). El ascenso personal de Dissanayake se ha producido por su
integridad, que contrasta con la corrupción y el nepotismo de la élite del
país, y porque no ha querido definir la política de Sri Lanka en torno a la
división étnica.
Parte de la refundación del JVP ha sido el
rechazo del sectarismo de izquierdas. El partido trabajó para construir la
coalición Poder Popular Nacional de veintiún grupos de izquierda y
centroizquierda, cuyo programa común es hacer frente a la corrupción y a la
política de deuda y austeridad del FMI para la masa del pueblo de Sri Lanka. A
pesar de las profundas diferencias entre algunas de las formaciones del PPN, ha
habido un compromiso con un programa mínimo común de política y actuación. Ese
programa se basa en un modelo económico que da prioridad a la autosuficiencia,
la industrialización y la reforma agraria. El JVP, como fuerza dirigente del
PPN, ha impulsado la nacionalización de ciertos sectores (en particular los
servicios públicos, como el suministro energético) y la redistribución de la
riqueza mediante una fiscalidad progresiva y un mayor gasto social. El mensaje
de la soberanía económica caló hondo entre la población, dividida desde hace mucho
tiempo por motivos étnicos.
Está por ver si Dissanayake será capaz de
cumplir este programa de soberanía económica. Sin embargo, su victoria ha
animado sin duda a una nueva generación a respirar de nuevo, a sentir que su
país puede ir más allá del agotado programa del FMI e intentar construir un
proyecto srilankés que pueda convertirse en un modelo para otros países del Sur
Global.
Atul Chandra trabaja
como investigador para el Instituto Tricontinental de Investigación Social (New
Delhi).
Vijay Prashad es
un historiador, editor y periodista indio. Es miembro de la redacción y
corresponsal en jefe de Globetrotter. Es editor en jefe de LeftWord Books y
director del Instituto
Tricontinental de Investigación Social. Ha escrito más de 20
libros, entre ellos Las Naciones
Oscuras y Las Naciones
Pobres. Sus últimos libros son Struggle
Makes Us Human: Learning from Movements for Socialism y La retirada: Irak, Libia, Afganistán
y la fragilidad del poder estadounidense (con Noam
Chomsky).
FUENTE: Globetrotter
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