LLAMAMIENTO CONTRA LA GUERRA DE LA OTAN
8 de abril de 2024 Coordinación Estatal Contra la OTAN y las BASES (CECOB)
HOJAS
PARA EL DEBATE
Como ya
está sucediendo en otros países europeos, la reintroducción del servicio
militar obligatorio va a suponer que la juventud europea – una vez más – va a
actuar como carne de cañón en una guerra que nada tiene que ver con nuestros
intereses como pueblos.
Estimados
compañeros y compañeras:
Cada día que
pasa es más evidente que la OTAN y los gobiernos de la UE han decidido preparar
una guerra contra Rusia en suelo europeo. La presidenta de la Comisión Europea
y el Secretario General de la OTAN así lo están reclamando y el presidente
francés ha anunciado su intención de enviar tropas a Ucrania, lo que
involucraría al resto de miembros de la Alianza Atlántica. No han explicado
quien tomó esas decisiones, pero en ningún caso ha habido una consulta pública
sobre un tema de la máxima transcendencia, en el que la población pone en juego
sufrimientos inimaginables y la vida y su propia existencia como pueblo, si se
llegara a desencadenar un conflicto nuclear, para el que ya se están
preparando.
La
justificación para provocar ese desastre descomunal es el riesgo inminente de
que Rusia invada Europa, aunque no es la primera vez que una mentira sirva para
desencadenar una guerra atroz. No hay nada que lo justifique: Rusia no tiene
nada que ganar, pero Europa sí. Rusia tienen todo aquello que Europa necesita;
gas, petróleo, minerales estratégicos y un inmenso territorio en Asia, que
conecta con China, India y el Sudeste asiático, lo que le ha permitido salir
indemne de las “sanciones” occidentales, mientras Europa sufre sus
consecuencias y EE.UU. se enriquece. En los últimos 100 años, Europa y
Estados Unidos han intentado sistemáticamente apoderarse de Rusia; lo hicieron
durante la guerra civil tras la revolución de octubre y durante la segunda
guerra mundial, y en 1993 apoyaron un golpe de Estado para colocar en la
presidencia a Boris Yeltisn, un aliado totalmente sometido a los intereses
occidentales: el resultado fue la matanza de numerosos parlamentarios y una
presidencia dictatorial que terminó de arruinar a Rusia. Tras este
episodio, EE.UU., con la complicidad de Europa, ha impulsado las “revoluciones
de colores” en el entorno de Rusia, especialmente en Ucrania, en donde aupó al
poder a las fuerzas nazis. Y desde hace más de 20 años ha impulsado la
expansión de la OTAN hacia el este en un claro acoso militar a Rusia.
La OTAN siempre
ha estado en guerra con Rusia, aunque en este momento lo hace de forma más
activa enviando armas y municiones, dando apoyo táctico y de inteligencia,
conducción estratégica y enviando mercenarios y fuerzas encubiertas. El fracaso
absoluto de la ofensiva contra Rusia requiere ya la intervención directa y
abierta de la OTAN porque “no se puede permitir que Rusia gane la
guerra”.
De nuevo EE.UU.
promueve un conflicto que está lejos de sus fronteras, aunque esta vez no es en
un país de la periferia, sino en el centro. Una vez más, como en la I y II
Guerras mundiales, alejados del riesgo, pero como entonces, aumentará
exponencialmente las ganancias: el sufrimiento, el dolor, la muerte y la
miseria los pondrán otros, pero la industria de la guerra, el complejo militar
industrial y otras corporaciones obtendrán enormes beneficios.
Para ello
anuncian la puesta en marcha de una “Economía de guerra”, que significa dar
prioridad absoluta a los gastos militares sobre cualquier otra consideración.
Esto supone, que en una situación de grave crisis como la actual, con niveles
muy altos de paro y de subempleo – en definitiva, de pobreza de amplias capas
de la población – la clase trabajadora va a pagar los gastos de preparación
para la guerra con un deterioro aún más profundo de sus condiciones de
vida.
Y como ya está
sucediendo en otros países europeos, la reintroducción del servicio militar
obligatorio va a suponer que la juventud europea – una vez más – va a actuar
como carne de cañón en una guerra que nada tiene que ver con nuestros intereses
como pueblos.
Por último, la
posición geoestratégica española y la existencia de instalaciones clave en
nuestro territorio (las bases de Rota, Morón y Bétera y el CAOC de Torrejón) lo
convierten en un escenario bélico preferente, con un enorme riesgo para la
población, especialmente para los más vulnerables y los más jóvenes que, según
se pide en Europa, deberían incorporarse obligatoriamente a filas. La
pertenencia del Estado español a la OTAN, hipotecando todo resquicio de
soberanía nacional e incumpliendo flagrantemente las condiciones del
Referéndum, nos ata a los intereses del imperialismo anglosajón, que nos son
totalmente ajenos, mientras la mayoría de las fuerzas políticas, intelectuales,
académicas y todo tipo de medios de comunicación, ignoran esta escalada y los
riesgos que asumimos.
Ante esta grave
situación, es preciso que los pueblos del Estado español, cuya experiencia de
guerra es especialmente trágica y traumática y que supieron encontrar en la
campaña contra la OTAN el camino para expresar conjuntamente nuestro
sentimiento anti-imperialista, lo volvamos a hacer cuando el riesgo de una
guerra mundial en suelo europeo es cada vez más evidente. En la actualidad, la
lucha del pueblo palestino y la gigantesca respuesta de solidaridad que ha
despertado en todo el mundo anticipan la posibilidad de un gran avance en la
conciencia antiimperialista de los pueblos y en la percepción de las conexiones
del imperialismo con el sionismo y con el fascismo. Por otro lado, desde
nuestro suelo, desde nuestros mares y cielos, y con nuestro dinero, el gobierno
está colaborando y favoreciendo el genocidio sionista contra el pueblo
palestino, y lo está haciendo en nuestro nombre. Por ello, la lucha contra la
OTAN y por el desmantelamiento de las bases militares extranjeras en el Estado
español – desde las que se suministran armas y se perpetran los ataques contra
el pueblo palestino y el Eje de la Resistencia – forma parte inseparable de la
solidaridad con la lucha del pueblo palestino. Es preciso hoy recuperar
esa conciencia y parar la escalada que hoy está en marcha. Más allá de
valoraciones y análisis que expresan otras posiciones políticas diferentes
sobre temas internacionales, es preciso encontrar puntos mínimos de acuerdo
entre distintas formaciones políticas y sociales que permitan una unidad de
acción debidamente coordinada, superando la paralizante atomización
existente.
Será únicamente
la movilización popular la que levante la conciencia que logre evitar que la
escalada continúe. Creemos que la responsabilidad que tenemos ante nuestros
pueblos nos lo exige. La guerra, una vez que esté en marcha, no se puede
parar.
Por todo ello, desde la Coordinación Estatal Contra la
OTAN y las Bases estamos lanzando este llamamiento para
establecer cuanto antes mecanismos efectivos lo más amplios posibles para
movilizaciones basadas en los siguientes principios mínimos para la unidad de
acción:
· Reducción drástica de los gastos militares.
· Por los derechos laborales y los servicios públicos de
calidad.
· No a la participación de las fuerzas armadas españolas en la
guerra con otro país. El ejército debe tener exclusivamente carácter
defensivo.
· Salida inmediata del Estado español de la OTAN y cierre de las
bases norteamericanas. Quienes estéis interesados en
participar, escribidnos a cecob@contraotanybases.org y en breve nos pondremos
en contacto con vosotros para considerar mecanismos de coordinación para la
movilización.
2 de abril de
2024
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