El
mundo espera el próximo movimiento de Irán, mientras China y Rusia esbozan el
futuro
El planeta entero aguarda con la
respiración contenida la respuesta iraní, declaradamente inevitable, al ataque
contra su consulado/residencia en Damasco por parte de los psicópatas bíblicos
responsables del genocidio de Gaza.
Envuelta
en un aura de secretismo, cada día que pasa traiciona la inmensidad del
desafío: la respuesta
posiblemente asimétrica debe ser, simultáneamente, simbólica,
sustantiva, convincente, razonable y racional.
Esto está poniendo totalmente
histérica a Tel Aviv y extremadamente
picajosa a las instancias decisorias del Hegemón.
Todo el que tenga un cerebro que funcione sabe que este sueño
húmedo, desde el punto de vista de los sionistas duros y de los
sio-conservadores cristianos de EEUU, fue una grave provocación, diseñada para
atraer a EEUU hacia el largamente acariciado plan israelí de asestar un golpe
decisivo tanto contra Hezbolá como contra Teherán.
El Jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzi Halevi, explicó el
juego, cuando dijo el domingo pasado: «estamos operando en cooperación con EEUU
y los socios estratégicos de la región».
Traducción: nunca confíes en el Hegemón, aunque se haga flotar
la idea -a través de mediadores suizos- que Washington
no interferirá en la respuesta de Teherán a Tel Aviv. Sólo hay que
recordar las «garantías» de Washington a Sadam Husein antes de la primera
Guerra del Golfo.
Es imposible tomarse en serio las garantías ofrecidas por los
canales de la Hegemonía. La Casa Blanca y el Pentágono dan de vez en cuando
estas «garantías» a Moscú cada vez que Kiev ataca en lo más profundo de la
Federación Rusia, utilizando información satelital, logística y armamento de
EEUU y del Reino Unido, y con la OTAN en el control operativo de facto.
El ataque terrorista de Estado contra Damasco, que hizo añicos
la convención de Viena sobre inmunidad diplomática, fue también un ataque tanto
contra los BRICS ampliados como contra la Organización de Cooperación de
Shanghai (OCS). Irán es miembro de ambos organismos multilaterales, y además mantiene
asociaciones estratégicas tanto con Rusia como con China.
Así que no es de extrañar que los dirigentes tanto de Pekín como
de Moscú estén considerando cuidadosamente todas las posibles repercusiones del
próximo movimiento iraní.
La escalada intencionada
de Tel Aviv -cuando se trata de expandir la guerra en Asia Occidental- resulta
ser el reflejo de otra escalada: la OTAN no tiene otra salida en Ucrania que
redoblar sus esfuerzos, sin un final a la vista.
Esta persistente histeria la puso en evidencia el Secretario de
Estado, el pequeño Tony Blinken, cuando afirmó , oficialmente, que Ucrania se
unirá a la OTAN. Lo que cualquier cerebro que funcione sabe que se debe
traducir como una hoja de ruta hacia una guerra caliente Rusia-OTAN con
consecuencias terribles y nefastas.
La irresponsabilidad criminal del pequeño Blinkie fue
debidamente recogida por el dúo franco-británico, cuando los ministros de
asuntos exteriores, el británico David «de Arabia» Cameron y el francés
Stéphane Sejourne, declararon: «Si Ucrania pierde, perdemos todos».
Al menos acertaron en eso, aunque tardaron mucho, en reconocer
que se aproxima una humillación cósmica para la OTAN.
De la «doble oposición» a la
«doble disuasión».
Ahora pasemos de los payasos a los adultos de la sala. Como el
ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el ministro de Asuntos
Exteriores chino, Wang Yi, que discutieron juntos todos los acontecimientos
incandescentes, a principios de esta semana en Pekín.
Lavrov y Wang no podían ser más claros sobre lo que
se avecina para la asociación estratégica Rusia- China.
Se comprometerán juntos en todos los asuntos relacionados con la
seguridad euroasiática.
Apostaron, en palabras de Lavrov, por la «oposición dual» para
contrarrestar la «disuasión dual» de Occidente.
Dijeron que contrarrestarán todo intento de los sospechosos
habituales de «ralentizar el
curso natural de la historia «.
Y confirmaron que el presidente Putin y el presidente Xi
celebrarán al menos dos reuniones bilaterales en 2024: en la cumbre de la OCS
en junio y en la cumbre de los BRICS en octubre.
En pocas palabras: los perros de las “guerras eternas” ladran
mientras avanza la caravana de la integración euroasiática.
Tanto Lavrov como Wang dejaron muy claro que, mientras sigue «el
curso natural de la historia», la asociación estratégica Rusia-China seguirá
buscando una forma de resolver la tragedia de Ucrania, teniendo en cuenta los
intereses de Rusia.
Traducción: Más vale que la OTAN se despierte y huela el café.
Esta bilateral a nivel de ministros de asuntos exteriores en
Pekín es otra prueba gráfica del actual cambio tectónico en lo que los chinos
describen como la «correlación de fuerzas mundial». El mes que viene -ya
confirmado- le tocará a Putin visitar Pekín.
Nunca está de más recordar que el 4 de febrero de 2022, también
en Pekín, Putin explicó personalmente a Xi por qué la expansión de la
OTAN/Hegemonía en Ucrania era totalmente inaceptable para Rusia. Xi, a efectos
prácticos, comprendió lo que estaba en juego y no se opuso a la Operación
Militar Especial .
Esta vez, Lavrov no pudo sino referirse al plan de paz de 12
puntos sobre Ucrania propuesto por Pekín el año pasado, que aborda las causas
profundas «principalmente en el contexto de garantizar una seguridad
indivisible, en Europa y en todo el mundo».
Tu «exceso de capacidad» me está
volviendo loco
Tanto Teherán como Moscú se enfrentan a un serio desafío cuando
se trata de las intenciones del Hegemón. Es imposible concluir que Washington
no estaba al tanto del ataque de Tel Aviv contra Irán en Damasco, aunque sea
contraintuitivo creer que los demócratas, en un año electoral, alimentarían una
desagradable guerra caliente en Asia Occidental provocada por Israel.
Sin embargo, siempre existe la posibilidad que el genocidio en
Gaza avalado por la Casa Blanca esté a punto de extrapolar el marco de un
enfrentamiento entre Israel e Irán/Eje de la Resistencia – ya que el Hegemón
está implicado de facto en una miríada de niveles.
Para aliviar dicha tensión, introduzcamos lo que, dadas las
circunstancias, puede entenderse como un alivio cómico: la aventura « Yellin
Yellen va a China«.
La Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, fue a Pekín
para proferir esencialmente dos amenazas (al fin y al cabo, se trata del
Hegemón).
1. Yellen dijo que las empresas chinas podrían enfrentarse a
«consecuencias significativas» si prestaban «apoyo material a la guerra de
Rusia contra Ucrania».
2. Yellen acusó a las empresas chinas de «exceso de capacidad»,
especialmente en lo que se refiere a la industria de los vehículos eléctricos
(por cierto, 18 de las 20 principales empresas de vehículos eléctricos del
mundo son chinas).
Los chinos, como era de esperar, rechazaron todo el espectáculo
con apenas un bostezo, señalando que el Hegemón sencillamente no puede hacer
frente a la ventaja competitiva de China, por lo que recurren a otro caso más
de bombo y platillo de «descapitalización».
En resumen: se trata de proteccionismo apenas disimulado. El
ministro chino de Comercio, Wang Wentao, fue directo al grano: La ventaja de
China se basa en la innovación, no en las subvenciones. Otros economistas
añadieron dos factores clave: la eficacia de las cadenas de suministro y la
competencia ultradinámica en el mercado mundial. Los Vehículos Eléctricos,
junto con las baterías de litio y las células solares, son los nuevos «tres
grandes productos chinos».
El teatro de Yellin’ Yellen en Pekín debería identificarse
fácilmente como otra táctica desesperada de una antigua hiperpotencia que ya no
goza de la supremacía militar; ni del dominante complejo
militar-industrial-congresual-inteligencia-medios de comunicación-academia-tanque
de pensamiento (según la brillante formulación de Ray McGovern) Hoy el
hegemonía ya no controla las vías marítimas ni la logística; el
petrodólar no es invulnerable; también desaparece el miedo forzado a las
sanciones; y sobre todo el miedo al miedo mismo, sustituido en todo el Sur
Global por la rabia y el desprecio absoluto al apoyo imperial al genocidio de
Gaza.
Sólo una chabacana remezcla de una
tragedia griega
Una vez más el inestimable Michael Hudson lo
resume todo sucintamente:
“ La postura oficial de EEUU reconoce que ya
no puede ser un exportador industrial , pero ¿cómo va a equilibrar los
pagos internacionales para sostener el tipo de cambio del dólar? La solución es
la búsqueda de rentas. Por eso Estados Unidos dice, bueno, ¿cuál es la
principal nueva oportunidad de búsqueda de rentas en el comercio mundial? Pues
es la tecnología de la información y la informática.
Por eso Estados Unidos lucha tanto contra China, y por eso el
presidente Biden ha dicho una y otra vez que China es el enemigo número uno.
Primero actuó contra Huawei por las comunicaciones 5G, y ahora está intentando
que Europa y los exportadores estadounidenses y taiwaneses no exporten ningún
chip informático a China, y exigen que los holandeses no exporten maquinaria de
grabado de chips a China.
De algún modo, si Estados Unidos impide que otros países
produzcan rentas de propiedad intelectual de alta tecnología, estos países
serán dependientes.
La búsqueda de rentas significa realmente la dependencia de
otros países si no tienen la opción de pagarte mucho más dinero que el coste
real de producción. Eso es la renta, el precio sobre el valor. Pues bien,
Estados Unidos, como no puede competir en valor debido al alto coste de la vida
y de la mano de obra, sólo puede monopolizar la renta.
Pues bien, China
no se ha amilanado. China ha saltado por encima de Estados Unidos y está
produciendo su propia maquinaria de grabado, sus propios chips informáticos. La
pregunta es, ¿qué va a hacer el resto del mundo? Bien, el resto del mundo
significa, por un lado, la mayoría global, Eurasia, los BRICS+, y por otro,
Europa Occidental.
Europa Occidental está justo en medio de todo esto. ¿Realmente
va a renunciar a las importaciones desde chinas, mucho menos caras, a precio de
coste, incluido el beneficio normal, o va a dejarse encerrar en la tecnología
estadounidense de extracción de rentas, no sólo para los chips informáticos,
sino para las armas militares?”
Desde el punto de vista gráfico, esta semana llena de
acontecimientos ha proporcionado otro aullido: Xi recibió oficialmente a Lavrov
cuando Yellin’ Yellen aún estaba en Pekín. Los eruditos chinos observan cómo la
posición de Pekín en una tríada enrevesada es admirablemente flexible, en
comparación con el vicioso punto muerto de las relaciones entre EEUU y Rusia.
Nadie sabe cómo puede romperse el punto muerto. Lo que está
claro es que los dirigentes de Rusia-China, así como los de Irán, conocen
perfectamente los peligros que rondan el tablero de ajedrez cuando los
sospechosos habituales parecen ir a por todas, jugándoselo todo, aun sabiendo
que están superados en armas, en producción, en número y en astucia.
Es un remix de una tragedia griega de pacotilla, aunque sin el
patetismo y la grandeza de Sófocles, en el que sólo aparecen un puñado de
especímenes repugnantes y brutos que se precipitan hacia su propia perdición
sin pestañear
·
TEMAS:
No hay comentarios:
Publicar un comentario