Llega el invierno, y la
esperada contraofensiva ucraniana se ha quedado en casi nada. Occidente no es
capaz de suministrar munición suficiente, y las bajas ucranianas son enormes.
Todo parece indicar que el fin
Zelensky lo tiene muy mal
El Viejo Topo
27 noviembre, 2023
Ucrania: “la guerra es paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”
«Las armas son
el camino a la paz»,
Jens
Stoltenberg en el Foro de Davos
Según algunos
medios norteamericanos, entre otros Newsweek, ya se discute
abiertamente que el conflicto en Ucrania no existiría sin la intervención
estadounidense. Es un ejemplo más del cambio de tendencia en la información
sobre el conflicto ucraniano. Los medios “oficiosos” del “establishment” están
preparando a la opinión pública para el inevitable cambio en la cúpula de Kiev.
El presidente
ucraniano se juega el prestigio en Avdeevka. La derrota militar que se avecina
provoca que múltiples revistas de análisis antes pro-ucranianas, como Foreing
Affairs o Wall Street Journal, incluso políticos como el
presidente checo, se unan a un coro de voces que ven a Ucrania como derrotada y
piden la negociación antes de perder aún mas territorio. El portal de noticias
japonés Yahoo News Japan va incluso más lejos al señalar como
responsables de la guerra a Ucrania y Occidente: «Podemos decir que Ucrania se
dejó seducir inicialmente por esto, ‘lo compró’, provocó imprudentemente a
Rusia y entró en conflicto con ella”.
Hay en este
conflicto un factor relevante. Los últimos bastiones periodísticos que buscaban
una cierta objetividad han caído e inevitablemente se han convertido en mera
propaganda de parte. Orwell acertó plenamente cuando en su célebre y distópica
novela 1984 advertía que: “la guerra es paz, la libertad es la
esclavitud, la ignorancia es la fuerza”. Lo hemos denunciado desde hace mucho;
las fuentes de noticias sobre Ucrania tienen únicamente tres orígenes: el
gobierno ucraniano, el norteamericano y el de Reino Unido. Ha sido preciso el
trabajo coordinado de los “leguleyos de la pluma” para crear en la opinión
pública una feroz idea anti-rusa. La mayoría de los periodistas y analistas
tanto “conservadores” como “izquierdistas” se pusieron a la orden de los
intereses económicos y crearon el relato adecuado. Los pocos materiales veraces
que aún persistían están siendo perseguidos y censurados. Todo lo que escapa
del discurso oficial es tildado de pro-ruso y antidemocrático. Hemos de
reconocer que sus esfuerzos tuvieron éxito en los primeros meses del conflicto.
En este momento, el cansancio comienza a hacer mella en occidente a nivel de
cancillerías y de la opinión pública. Los recortes sociales aún no se han
identificado como resultado de la escalada militar, pero es cuestión de tiempo.
Frente al
cambio de actitud que se percibe, los medios se ven en la obligación de
justificarse. No es problema: la ética periodística hace tiempo que no se
enseña en las universidades.
En la medida
que las derrotas militares se suceden (la contraofensiva ha representado una
auténtica catástrofe militar para Kiev), decenas de miles de bajas, miles de
piezas de material destruidas…. todo para nada. El pasado 15 de octubre,
Vladimir Putin, anunciaba que la tan cacareada contraofensiva había fracasado;
lo confirman incluso las fuentes occidentales… Según los informes rusos, las
bajas ucranianas superan las 90.000. Las ofensivas parciales, en otros frentes,
no han conseguido ganar terreno, bien al contrario: es el ejército ruso el que
avanza. El costo para Ucrania ha sido espantoso. Se están acabando las reservas
humanas y se recurre a adolescentes y mujeres para cubrir los huecos en primera
línea. La verdad de la situación militar ya no puede acallarla la propaganda;
está saliendo a la luz. Las confesiones de los soldados muestran un escenario
dantesco, enorme mortandad, corrupción en el reclutamiento, falta de
suministros básicos que son robados y vendidos…. La situación es tal que la
nueva oleada de reclutamiento forzoso no podrá cubrir los huecos enormes que se
producen en las filas del ejército de Ucrania. Los grandes financiadores de
esta guerra, especialmente EEUU, ya saben que no recuperarán la inversión
hecha, unos 130.000 millones de dólares hasta el momento. Se pretende que sea
la UE la que financie el esfuerzo de guerra. Serán los servicios públicos los
grandes afectados. Los ajustes presupuestarios, los recortes sociales en
pensiones, educación o sanidad, ligados a la privatización que se acelerará aún
más, son una de las consecuencias. La crisis económica en la que se ve envuelta
la UE a consecuencia de las sanciones económicas contra Rusia es el caldo de
cultivo para que las fuerzas centrifugas de algunos países tensen aún más las
costuras de esta organización.
Se barrunta un
cambio de gobierno: Zelensky ha dejado de ser el político de moda y comienza a
aparecer como el apestado en la reunión. La lucha en la cúpula de Kiev se
encona. El enfrentamiento interno entre el Presidente y su jefe de estado mayor
Zaluzhny ha aflorado. Ha sido el diario The Sunday Times quien
lo ha dado a conocer. Otros diarios, como el Times, analizan la
probable evolución desde otra perspectiva. Sostienen que la economía rusa, al
contrario de lo que creía Occidente, no se ha derrumbado; para el diario esa es
la clave de la actual situación. Bloomberg, por su parte, confirmó
que Moscú obtendría un enorme superávit comercial (75.000 millones de dólares)
en este ejercicio. Las sanciones diseñadas para ahogar al país han fracasado.
Por ejemplo: el tope del precio al petróleo impuesto por la UE no se cumple,
los mismos países europeos son los que compran el petróleo y gas ruso a través
de terceros países reventando los precios. Es una política de locos. Occidente
se da cuenta ahora de que Moscú cuenta con poderosos amigos y que la industria
rusa es capaz de producir más y mejor material de guerra que 27 países
occidentales juntos. La debilidad de la potencia industrial occidental ha quedado
en evidencia. Occidente entregará sólo un tercio del millón de proyectiles
prometidos para este año, mientras la industria rusa, es capaz de fabricar esa
misma cantidad en un mes. En paralelo a la reducción de la ayuda militar mengua
el apoyo político a Zelensky. El congreso norteamericano dominado por los
Republicanos piensa que Ucrania es menos importante que Israel. Por otra parte
la ayuda financiera a Ucrania acaba en manos no sólo de los oligarcas
ucranianos sino que financia a los miembros del partido Demócrata (los negocios
sucios del hijo de Biden son un ejemplo). De alguna forma los Republicanos, al
reducir la ayuda a Ucrania, se aseguran un mejor posición en la contienda
electoral. La petición que ha realizado Zelensky para entrevistarse con Trump
tiene como finalidad asegurar la financiación de la guerra si el ex presidente
vuelve a ganar la presidencia.
El 15 de
noviembre, el director de la CIA, William Burns, visito Kiev. Fue un encuentro
casi clandestino para los medios ucranianos. Burns trajo malas noticias: hay
que reducir o suspender la ayuda financiera y hay que congelar la situación y
olvidarse de avances, que sólo se dan sobre el papel. Incluso se insinuó lo que
es anatema para Zelensky: congelar la guerra a costa de pérdidas territoriales.
Porque como intuíamos, ni Occidente ni los Estados Unidos están preparados para
luchar en tres frentes.
La guerra
continuará y las fuerzas de Kiev intentarán vender cualquier avance como un
heroico triunfo. A falta de capacidad ofensiva, se intentará estabilizarla
tanto como puedan. El problema es que difícilmente el ejército ruso va a estar
de acuerdo. Para EEUU seguir manteniendo esta guerra y otras como la de Gaza o
la presión sobre China se ha convertido en una necesidad imperiosa para
mantener su tejido industrial. La economía norteamericana depende en gran parte
del complejo militar para subsistir. Rusia, desde 1991 ha participado en cinco
operaciones militares fuera de su territorio; EEUU lo ha hecho en 215. Los
junta-letras al servicio de los poderosos acusan a Moscú de imperialista. Los
números hablan por sí solos ¿quién es imperialista?
La OTAN está
muy lejos de entender la nueva realidad y los inéditos escenarios que se abren.
Se creó para apoyar y generar guerras de agresión, y es por ello que sigue
manteniendo el mismo sonsonete: “Si queremos una solución pacífica negociada
para Ucrania, debemos brindarle apoyo militar. Esa es la única manera”, dijo en
su día el Secretario general de esa organización en el Foro Económico Mundial
de Davos. El euro-parlamento, repleto a su vez de funcionarios al servicio de
los grupos armamentísticos, es incapaz de estructurar un discurso alternativo y
los gobiernos no sólo son serviles, sino que trabajan contra sus propios
pueblos.
El tiempo está
del lado de Rusia, la economía rusa está en auge. Puede sostener el esfuerzo de
guerra. Moscú tiene verdaderos amigos y aliados que lo apoyan, una enorme
reserva de mano de obra sin explotar, y el presidente Putin es políticamente
inexpugnable. Básicamente, Kiev, una vez defenestrado Zelensky, podría
desear un alto el fuego planteado como señuelo o como trampa para poner
nuevamente a la opinión pública a favor de Kiev y pasar nuevamente el cepillo
para que sea la UE esta vez quien pague la corrupción del gobierno ucraniano.
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