Un máximo histórico: ¿por qué Europa adquiere la mitad del GNL ruso pese a
las sanciones?
OCTUBRE DIARIO / noviembre 27, 2023
La Unión Europea pretende renunciar a los combustibles
fósiles procedentes de Rusia a partir de 2027, pero de momento, la realidad es
otra, y los países europeos baten récords de compras. Expertos explicaron a
Sputnik por qué las declaraciones altisonantes y la rusofobia exagerada no
impiden que aumenten sus compras.
© Sputnik / Sergey Krasnoukhov
Los países de la UE, incluidos los firmes aliados de Ucrania, como Estonia y Lituania, compraron en 2023 gas natural licuado (GNL) ruso por valor de 6.100 millones de euros, informa Telegraph citando a Eurostat.
“A pesar de la
promesa de desinvertir en combustibles fósiles procedentes de Rusia, el número
de cargueros que transportan GNL desde Europa ha aumentado”, afirma el diario.
Conforme con
los datos del Instituto de Estudios Europeos de la Academia de Ciencias de Rusia,
las entregas del GNL ruso a Europa en 2022 alcanzaron un máximo histórico de
16.700 millones de metros cúbicos (mmc), frente a 12.300 mmc en 2021.
España y
Bélgica son los mayores clientes de Rusia en la Unión Europea. De acuerdo con
las estimaciones del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero
(IEEFA, por sus siglas en inglés), las compras en 2023 se dispararon un 50%
respecto al 2022. De enero a octubre de 2023, Madrid compró 5.210 mmc, y
Bruselas 3.140 mmc.
La cuota de
importaciones de GNL ruso en total de compras de este hidrocarburo es el 26,5%
para España, y el 37,2% para en Bélgica, con Francia también en la cima.
Según datos de
la empresa francesa Kpler, especializada en recopilar información sobre
mercados de materias primas, el gas licuado ruso representa el 16% de las
importaciones totales de la UE de este combustible. En este sentido, Moscú
únicamente es superado por Washington.
Olvidarse de la
política
Según datos del
servicio estadístico de la UE, España pagó 1.800 millones de euros a Moscú,
mientras que Francia y Bélgica abonaron 1.500 y 1.360 millones,
respectivamente.
Tal y como
informa la energética española Enagas, Rusia es el tercer socio de España en
2023, solo por detrás de Argelia y Estados Unidos. Durante el período entre el
enero y septiembre de 2023, el país ibérico importó un volumen de GNL
equivalente a 56.490 GWh (gigavatios hora), lo que supone un aumento del 48,2%
respecto al mismo período de 2022 (38.125 GWh).
El suministro
crece porque no todos los Estados de la UE tienen acceso al mar y capacidad de
regasificación de GNL. España y Bélgica sí las tienen, y desde esos países, el
producto regasificado se envía a otros lugares.
Con respecto a
Francia, en palabras de Pavel Márishev, director de desarrollo de la empresa de
ingeniería Energia Plus, ese país no solo compra activamente GNL ruso, sino que
sigue explotando la energía nuclear con fines pacíficos, lo que contradice el
vector general de la UE. España y Hungría, que “no son los más ricos de
Europa”, se guían por razones económicas y no buscan cambiar de proveedor: es
mucho más caro traer el GNL de Estados Unidos o Australia
“Pese a las
declaraciones públicas de los funcionarios, la economía pesa más que la
política”, concluyó.
Demanda
creciente
En resumen,
aunque se declare el rechazo al gas ruso, tanto convencional como licuado, en
realidad todo es exactamente lo contrario y los volúmenes de importaciones
siguen subiendo. La saturación actual de las instalaciones de almacenamiento
europeas (99,32%) es en gran parte el resultado de las compras activas de GNL a
Moscú.
“Para
sobrevivir al frío invierno boreal, los países europeos necesitan multiplicar
sus suministros. Además, la UE carece de capacidad suficiente tanto para
almacenar como para recibir GNL. La búsqueda de alternativas al combustible
ruso requiere tiempo, y con el frío puede producirse un furor y los precios se
dispararán. Europa no debe esperar un superávit de combustible”, afirma el
subdirector de la empresa financiera y tecnológica Only Bank, Vitáli Kitaichúk.
La Agencia de
Investigación Medioambiental (EIA, por sus siglas en inglés) calcula que a
finales de 2024 la demanda mundial de GNL crecerá un 16%.
Los países
europeos viven una crisis energética por los altos precios del gas y la
electricidad, después de que se dispararan como consecuencia de las sanciones
impuestas a Rusia por su operación de desmilitarización y desnazificación de
Ucrania, las cuales, en particular, restringen la exportación de esos productos
energéticos.
Desde Rusia
indicaron en reiteradas ocasiones que la UE cometió un grave error al renunciar
a las adquisiciones de los hidrocarburos rusos y cayó en una nueva dependencia,
pero ahora con precios más altos, asumiendo unas pérdidas económicas colosales.
FUENTE: sputniknews.lat
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