Muertos y
resucitados de la «División Azul» en 1954
Tercerainformacion / 14.11.2023
Después del espectacular
recibimiento el 2 de abril, a las 17.35 horas del Semíramis en Barcelona, los
repatriados empezaron la difícil y delicada tarea de tomar contacto con la
cruda realidad que representaba España y su régimen.
Veamos qué nos dice al respecto Secundino Serrano, en su libro «Españoles en el Gulag, republicanos bajo el estalinismo» : «Durante los primeros días se agolparon de nuevo emociones y sorpresas. Algunos divisionarios se encontraron con una lápida a su nombre en el cementerio de su tierra, como Andrés Alcover Sansaloni, que fue dado oficialmente por muerto, se publicó la correspondiente esquela y había tenido unos funerales concurridísimos; su familia cobraba pensión. También al leonés Joaquín Montaña González, le habían hecho los funerales creyendo su padre que estaba muerto. Agustín Fernández Durán, figuraba en la lápida de la iglesia de su pueblo, en La Rinconada, en Sevilla, junto con los restantes «caídos por Dios y por España», encabezados por el inevitable José Antonio Primo de Rivera».
La prensa asturiana de aquellos días, «La Nueva
España», daba cuenta que, de los once asturianos que regresaron, a uno se le
daba por muerto. Se trataba de Joaquín Mallada Sánchez, de 30 años de edad,
natural de Boo, aunque sus familiares residían en Moreda. Asimismo, los tres
voluntarios nacidos en Elda (Alicante), según el semanario «Valle de Elda»,
Julio Olaya Pomares, Adrián Amorós Herrero y Enrique Giner Sanahuja, figuraban
como oficialmente fallecidos. El recibimiento, pués, en su ciudad fue
apoteósico. Por su parte, el «Diario de Burgos» da fe de la inmensa sorpresa de
los familiares del ex-cautivo burgalés José Abad Pereira, a quien daban por
muerto hacía muchos años al verle regresar con un buen estado de salud.
COMENTARIOS AL RESPECTO DE
«MUNDO OBRERO» DEL 15 DE MAYO DE 1954
«Es público que a Franco y a los capitostes del
régimen no les ha hecho la menor gracia el regreso de los residuos de la
desbaratada Divisón Azul. Es más, la noticia de la repatriación los sumió en un
ostensible desconcierto. Tanto es así que en un primer momento planearon un
recibimiento discreto y solo después se lanzaron a montar el espectáculo de
Barcelona por considerar que era imposible soslayar la resonancia del hecho.
Los jerarcas franquistas se encontraron con un problema.
¿Por qué? porque la vuelta de esos prisioneros
de la división pirata que el franquismo lanzó criminalmente contra la URSS ha
aventado de golpe no pocas de las calumnias antisoviéticas lanzadas
durante esos años por las repulsivas traíllas de discurseadores y plumíferos
del régimen. Esas calumnias, la mentira convertida en consigna e instrumento
permanente, han producido la interminable lista actual de viudas de
divisionarios que no son tales viudas, de casadas dobles, de madres enlutadas
por una muerte que solo existía en la imaginación de los franquistas, de
monumentos a caídos que estaban en pie».
En 1957, la policía política española con
asistencia de agentes de la CIA, encubiertos como corresponsales de «La Voz de
América», había investigado, según el archivo histórico del PCE, a 238
repatriados de la «División Azul» (resultado: 2 agentes soviéticos confesos, 4
sospechosos y 75 sospechosos sin comprobar).
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