sábado, 8 de julio de 2023

Catorce voces femeninas contra el miedo

 


Catorce voces femeninas contra el miedo


Publicado el 7 de julio de 2023 / Por Iñaki Urdanibia

 

KAOSENLARED

Ya en el título del libro del que hablo y recomiendo en esta página, puede verse de qué va la cosa: «Tranquilas. Historias para ir solas por la noche», editado por Lumen. Doce narradoras: M.ª Fernanda Ampuero, Nerea Barjola, Aixa de la Cruz, Jana Leo, Roberta Marrero, Lucía Mbomío, Silvia Nanclares, Edurne Portela, Carme Riera, Marta Sanz, Sabina Urraca, Gabriela Wiener, que ven acompañados sus textos por las ilustraciones de Sara Herranz [las enumero por el orden alfabético que consta en la portada del volumen, que no coincide con el orden de los textos].

No hace falta que servidor explique nada, ya que las cosas están claras hasta al alarido y los relatos presentados lo dejan más claro si cabe. Son historias vividas en primera persona o en compañía que presentan algunos episodios vividos por las escritoras, situaciones igualitas o similares que bien pueden ampliarse a muchas otras féminas. No entraré en el detalle, ni el destripe, de cada uno de las narraciones presentadas, evitando también destacar unas sobre otras de las historias, ni tampoco buscaré un denominador común, aunque algunos de estos últimos podrían buscarse, y hallarse a lo largo de la lectura de los diferentes relatos, que en bastantes ocasiones son confesiones.

Asoma en todos, el temor de las mujeres a salir de noche, lo que provoca que entre amigas se acuerden maneras de avisarse si las cosas pintan mal: si aparece el monstruo, o el lobo con piel de cordero, que se presta a llevar a una joven a su casa, repitiendo la jugada hasta que el final el caballero, es un decir, resulta rana. Están los consejos de madres y abuelas que advierten que se ha de tener cuidado, mejor cuidadito, a la hora de salir de noche. Hay situaciones padecidas en las que es mejor someterse a la follación antes de poner en riesgo la propia vida. Aparecen igualmente asuntos relacionados con la compostura y con el atrevimiento y descaro de algunas amigas que resultan fatales, al hacer que algunos desaprensivos piensen que tales jóvenes están buscando guerra y, en especial, esperan que ellos les sirvan de consuelo. Rozando el análisis sociológico se relaciona las violencias contra las mujeres con las relaciones de poder, resultando que el que puede, puede, y que aún no dándose una relación causal entre clase social y violencia contra las mujeres, sí que se puede extraer la conclusión de que las mujeres con menos recursos están más expuestas a padecer las agresiones. Mosquean las historias en las que en el propio seno familiar algún señor, es un decir, suelta algún comentario acerca del culo de una chiquilla, lo que traerá como consecuencia el acomplejamiento de por vida, cuestión aplicable a las alusiones a la gordura. La metáfora del juego del Go también puebla alguna páginas, al mostrar que se ha de seguir ciertos movimientos que puedan suponer la esquiva, el escape…en medio de una correlación de fuerzas desfavorable, en un toma y daca en el que se da una disputa por el terreno, se trata de conquistar libertades, plasmado en tres sujetos (el filósofo, el matemático y el informático) y sus distintas reacciones. No faltan las llamadas al cabreo y a la respuesta ante las agresiones, como tampoco la reivindicación del feminismo como agarradero a la dignidad, y…desde el bosque de los cuentos infantiles a la pura y dura realidad de las calles solitarias, los portales, los parajes oscuros, las sombras amenazantes –todo un afuera que deviene permanente amenaza-, y los nombres propios que planean en la mente (Diana Quer, Nagore Laffage, las tres chicas de Alcàsser –Desirée Hernández, Toñi Gómez y Miriam García-. Rocío Wanninkhof, Sonia Carabantes, Marta del Castillo, Laura Luelmo…), así como las circunstancias de sus asesinatos: discotecas, auto-stop, y algunas historias en las que se narran las repetidas agresiones sufridas, etc., etc., etc. Se palpan los silencios y la vergüenza, poco menos que culpable, tras sufrir la agresión. Referencias a películas y personajes y valoraciones en ellas expuestas, y el verso de Alejandra Pizarnik: «La jaula se ha vuelto pájaro / que haré con el miedo / qué haré con el miedo».

Un libro de narraciones que de hecho se convierte en una fenomenología del miedo, como si de un trabajo de campo se tratase, con no pocas lecciones que se pueden extraer de sus páginas, que son un grito, catorce, muchos más, contra el miedo por el mero hecho de ser la mitad del cielo, mujer.

“Un libro visceral, escrito desde las entrañas”, dicen las editoras del libro, a lo que me atrevo a añadir: necesario en su reivindicación.

Por Iñaki Urdanibia para Kaosenlared

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