La arbitraria decisión de expulsar a El Viejo Topo de la
Feria del Libro Radical “Literal” sigue coleando, ante la ausencia de
explicaciones por parte de los organizadores. Aquí reproducimos otro de los
artículos aparecidos sobre el tema.
Más (mucho más) que un error
El Viejo Topo
18 mayo, 2023
Todos sabemos que el error no está siempre alejado de nuestras decisiones. Ni en el ámbito público ni en coordenadas más personales. Nos equivocamos con frecuencia, incluso en temas básicos, elementales. Quien esté libre de errores (incluso de errores graves) que tire la primera piedra. Seguro que no hay pedrea. Pero podemos rectificar, que es de sabios, según dicen.
La
coordinadora, los responsables de Literal 2023, podrían haber enmendado su
error, su pésima decisión. ¡Ahí es nada vetar-censurar a una editorial de
larguísima trayectoria de izquierda como El Viejo Topo en un encuentro que es
Feria, así se afirma, del libro alternativo! Hubiera bastado con pensar mejor
la situación, alejarse de todo sectarismo, sopesar las razones de la editorial
vetada, darse cuenta que la censura en la izquierda recuerda paradigmas y
tiempos afortunadamente superados (o así creíamos), rectificar, hablar con la
editorial implicada, pedir disculpas y abrir las puertas, con la presencia del
Topo y de las otras editoriales afines y amigas, los próximos 20 y 21 de mayo
en Barcelona. Incluso, por qué no, organizar un debate en la Feria en el que
todos pudiesen explicar sus dudas, críticas y razones.
Pero no ha sido
así. Ni, me temo, será así. No hay propósito de enmienda. Más aún. Conozco dos
casos de compañeros (debe haber algunos más) que han escrito a la coordinadora
de Litoral 2023 pidiendo una explicación de lo sucedido –¿por qué se veta a una
editorial de claro y reconocido marchamo anticapitalista?– y han obtenido el
silencio administrativo por respuesta. Ni siquiera un “le respondemos en
breve”, o un “gracias por sus observaciones, lo pensaremos de nuevo”. Nada. Un
no decir que esconde, tal vez, un “no molestéis”, un “estamos muy seguros de lo
que hacemos”, dudar es cosa de vacilantes y eso no va con nosotros/as.
La situación,
que tiene numerosas derivadas político-culturales, obliga a plantearse aristas
básicas que, por lo que parece, no lo son tanto: ¿La Coordinadora de la Feria
está autorizada a valorar las líneas editoriales de todas las editoriales
invitadas a la Feria? ¿Con qué criterios lo hace (si puede hacerlo)? ¿Ha
analizado el catálogo de todas las editoriales y solo ha encontrado “problemas”
en el caso de El Viejo Topo? ¿Cómo se toman las decisiones? ¿Quiénes las toman?
¿A quiénes representan? ¿Qué argumentos se esgrimieron en la discusión sobre el
veto al Topo? ¿Hay acta pública de lo sucedido? ¿Se puede consultar? ¿Por qué
una editorial como Tigre de paper tiene tanto poder en las decisiones que toma
Literal 2023? ¿Cuándo se nos informará de todo ello? ¿Se abrirán las puertas de
Literal 2023 (que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento barcelonés, la
Generalitat de Catalunya y el Ministerio de Cultura del gobierno de España) sin
dar ninguna explicación sobre lo sucedido? Las editoriales que van a participar
en la Feria, ¿están informadas del veto?, ¿están de acuerdo con que se censure
a una editorial como El Viejo Topo?, ¿nada tienen que decir?
Se ha apuntado
que una de las razones dadas es la publicación por El Viejo Topo de la obra de
Diego Fusaro, a quien se acusa de mantener posiciones reaccionarias en
determinados asuntos y en acudir o hablar en lugares no muy recomendables desde
el punto de vista de la ciudadanía de izquierdas. Una Feria alternativa, se
sostiene, no debe permitir la presencia de una editorial que lo edita. Pero el
Topo no ha editado “las posiciones políticas” puntuales de Fusaro ni hace
apología de los lugares que visita. Se ha limitado a editar una parte de su
obra. Títulos como: La farmacia de Epicuro; El nuevo orden erótico;
Filosofía y esperanza; Marx y el nuevo atomismo griego; Europa y el
capitalismo. Para reabrir el futuro; Todavía Marx. El espectro que retorna y Marx
idealista. Para una lectura herética del materialismo histórico. ¿Una
editorial es culpable de algo por editar libros de un filósofo arraigado en la
tradición marxista (y creo que en Fichte y tal vez en Hegel)? ¿De verdad? ¿De
qué puede ser culpable?
Más aún y
puestos en esa lógica (que no es la mía): ¿alguien duda de la militancia nazi
de Heidegger o de Carl Schmitt? ¿No hay editoriales que participan en Literal
2023 (y está muy bien que lo hagan, nada que objetar en mi opinión) que han
publicado a esos autores? ¿Serán vetadas también? ¿Vamos a transitar de nuevo
por este viejo sendero?
Las “razones”
no dadas parece que se centran, por una parte, en las críticas de El Viejo Topo
al procesismo y el nacional-secesionismo (y a la publicación de autores que han
discutido la cosmovisión que alimenta esa ideología y esa praxis política), y,
por otra, en las observaciones de la revista sobre lo que suele llamarse
izquierda woke, izquierda progre, izquierda identitaria, o como se quiera
decir.
Pero estas
“razones” no dadas, no son propiamente razones, sino sinrazones. ¿Qué de
alternativo tiene una Feria del libro alternativo donde se veta a una editorial
por publicar libros o artículos contrarios al nacionalismo identitario? ¿Qué de
alternativo tiene la negación de la voz y la palabra a una editorial de la
trayectoria de El Viejo Topo?
El veto de
posiciones con las que no se comulga no tiene nada que ver con el pensamiento
crítico y emancipador. Es otra cosa: sectarismo, dogmatismo, demostración de
mando en plaza, cultura de la cancelación. Nada que ver con los valores
esenciales de las tradiciones emancipatorias.
PD: 1. Por si
quisieran adherirse a un manifiesto en el que se critica la censura: https://espai-marx.net/?p=13709.
Fuente: página herida.
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