Taiwán abre
fuego por primera vez contra un dron chino
Las Fuerzas Armadas de Taiwán han disparado, por primera vez, a
vehículo aéreo no tripulado chino que volaba sobre el cielo de la isla.
(y a pedrada limpia)... Política, economía, filosofia, historia.
Las Fuerzas Armadas de Taiwán han disparado, por primera vez, a
vehículo aéreo no tripulado chino que volaba sobre el cielo de la isla.
INSURGENTE.ORG / 30 agosto 2022
El
precio medio de la electricidad en el mercado mayorista en el mes de agosto ha
sido de 307,80 euros el megavatio hora, lo que supone un 19,3% más que en el
mes de julio, cuando alcanzó los 258,1 euros, y el mes más caro desde que hay
registros por encima del mes de marzo, según los datos del Operador del Mercado
Ibérico de la Electricidad (OMIE).
El
precio medio de la electricidad supera, así, por primera vez los 300 euros de
media en un mes, ya que el precio más elevado hasta la fecha era marzo, cuando
se alcanzó un precio medio de 283,3 euros el megavatio hora.
De
hecho, este miércoles acabará el mes con la luz en 476,39 euros, lo que
convertirá la jornada en la segunda más cara de la historia sólo por detrás del
8 de marzo, cuando se llegó al máximo histórico del ‘pool’ de 544,98 euros.
Además, con el incremento respecto al mes de julio, se acumulan tres meses seguidos de subidas, ya que en junio el precio medio fue de 218,83 euros y en mayo, último mes en el que el precio de la electricidad descendió, 187,11 euros. Mayo sigue siendo, además, el más barato del año 2022.
servimedia
Murió
Mijaíl Gorbachov, el último mandatario y el gran destructor de la Unión
Soviética
Tercerainformacion /
31.08.2022
Mijaíl Gorbachov, el
último mandatario de la Unión Soviética, murió este martes a los 91 años, así
lo informaron desde el Hospital clínico central de Rusia.
Gorbachov fue una de las
figuras destacadas de la política del siglo XX. Encabezó la Unión Soviética
durante sus últimos siete años de existencia en calidad de secretario general
del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (1985-1991), el
sexto en la historia del Estado y como presidente de la URSS (1990-1991), el
primero y el último en la historia del país.
El mandatario que quiso reformar la
URSS y acabó ‘alumbrando’ su final cuenta con legiones de partidarios y de
detractores. Los primeros lo consideran un reformador legendario que llevó
«libertad y democracia» a un país hermético y que creó los conceptos de
‘glásnost’ (transparencia y libertad de expresión) y de ‘perestroika’
(reconstrucción, reforma). Para los segundos, es simplemente responsable del
final de una superpotencia, un traidor a los principios del marxismo leninismo
que colaboró a hacer real el hundimiento de un país que había derrotado al
nazismo. Gorbachov jugó en todo momento a hacer posible el gran anhelo del
enemigo de los pueblos del mundo, el gobierno del imperio estadounidense, que
siempre persiguió la destrucción de la URSS.
De aquellos días que gobernaba
Gorbachov y luego Yeltsin, donde se intentó desarticular por completo al Ejército
Rojo, a este presente donde la Federación Rusa ha vuelto a emerger como
potencia capaz de poner coto al auge nazista en Ucrania y enfrentar a la OTAN y
sus cómplices, hay un largo camino recorrido por el pueblo ruso y su liderazgo.
Gorbachov no merece otro recuerdo
que el de un hombre que hizo todo lo posible por cambiar una historia de
victorias y bregar para que la URSS se desmorone. Fracasó totalmente y hoy, a
su muerte, será homenajeado por otros como él, pero no por los que lucharon
siempre por el socialismo.
Sergio Rodríguez Gelfenstein:
La crisis mundial de la verdad
DIARIOOCTUBRE
/ agosto 26, 2022
Tal vez sea un lugar común decir que ante la evidente incapacidad de los gobiernos de Ucrania y de la OTAN para obtener éxitos en el terreno bélico, el esfuerzo principal de la guerra se ha comenzado a librar cada vez más en los medios de comunicación en los que todavía Estados Unidos y Occidente conservan gran ventaja dado el control que mantienen sobre el aparato cultural mediático que fija las pautas respecto de la verdad y la mentira, de lo que es y no es, de lo que ocurre y no ocurre.
Era
“natural” que estos instrumentos recurrieran al avasallamiento informativo para
construir falsas “verdades”, pero también era normal que se apelara al
fingimiento y la sutileza en el lenguaje, intentando guardar una compostura que
sustentara su manido discurso de la “libertad de prensa”, la “igualdad de
derechos de los ciudadanos ante la ley”, el “respeto a la integridad física y
moral de los ciudadanos”, la “inocencia de las personas antes de que se
demuestre lo contrario” y otras patrañas que se han construido a través de los
siglos para sostener el esquema de dominación imperante.
La
guerra en Ucrania ha echado por la borda todas esas engañifas. Ahora se acude
impúdicamente a la mentira, incluso por encima de impedimentos legales que el
propio sistema del capital ha creado para garantizar su control de la sociedad.
Lo grave del asunto es que tal situación ha hecho carne en la propia
Organización de Naciones Unidas (ONU) que se ha asumido como parte interesada
en el conflicto europeo, lo cual es natural si se considera que el secretario
general proviene de un país miembro de la OTAN y que como primer ministro de su
país secundó todas las acciones terroristas de dicha organización.
En todo el conflicto en Ucrania, la ONU ha tenido
protagonismo solo en tres ocasiones: primero para intentar salvar a los nazis
que se ocultaban en la fábrica Azov en Mariupol que han sido las únicas
personas sujeto de la preocupación del máximo organismo mundial. En segundo
lugar, para “mediar” a fin de que la producción de cereal de Ucrania pudiera
ser exportada; y ahora, para expresar su preocupación por los ataques contra la
Central nuclear de Zaporizhia en el sur de de Ucrania.
En
el primer caso, el secretario general de la ONU Antonio Guterres incluso viajó
a Moscú y a Kiev para preocuparse por la vida de los nazis que en ese momento,
usando a civiles como escudos, ocupaban la planta y que, dado el curso de los
acontecimientos, era previsible –como así ocurrió- que serían capturados y
juzgados como criminales. Nada ha dicho Guterres ni mucho menos la despreciable
Michelle Bachelet de los ataques de las fuerzas armadas ucranianas en contra de
la población civil causando innumerables bajas entre ellos niños y ancianos.
Estas “operaciones militares” contra escuelas, hospitales y centro culturales
son transformadas por las transnacionales de la desinformación en
“contraataques y contraofensivas” inexistentes en el campo de batalla.
Con
respecto a las dificultades para exportar los cereales ucranianos, el argumento
era que Rusia estaba impidiendo la llegada de los barcos que debían cargar
dicho producto y que eso amenazaba con “una hambruna mundial, sobre todo en los
países más pobres del planeta”. Ocultaban que los puertos del Mar Negro fueron
minados por Ucrania para evitar el acercamiento de navíos rusos y que las
bombas flotantes constituían un verdadero peligro para barcos y tripulaciones.
El colmo de la falacia mediática y la hipocresía institucional se ha puesto en
evidencia cuando de los siete primeros barcos que han salido cargados de cereal
desde Ucrania solo uno se ha dirigido a los “países más pobres del planeta”.
Los otros han recalado en puertos europeos u otros del Mediterráneo para que
los “países más ricos del planeta” puedan incrementar y garantizar sus
reservas.
Pero
el tercer caso ha superado toda racionalidad. La planta nuclear de Zaporizhia
(la más grande de Europa) fue ocupada por las tropas rusas el 4 de marzo
estando desde ese momento bajo control de Moscú. A riesgo de producir un
accidente nuclear de indecibles proporciones, las fuerzas armadas ucranianas
han estado bombardeando las cercanías de la planta y culpando a Rusia de tales
eventos. ¿A quien se le puede ocurrir que Rusia ataque un lugar donde están sus
propias tropas?, además, siendo que este, es un objetivo de extrema fragilidad
para la seguridad de la región y del mundo.
La
prensa mundial ha informado que “Ucrania y Rusia han vertido acusaciones mutuas
de estar atacando la Central de Zaporizhia”. Ante esta situación, Rusia convocó
al Consejo de Seguridad de la ONU, que no hizo absolutamente nada¡¡¡¡¡¡¡ Al
contrario, evitó aprobar la solicitud del director de la Organización
Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Mariano Grossi, quien
a pesar de ser un peón de Estados Unidos, instó a Ucrania y Rusia a permitir el
despliegue de sus expertos en Zaporizhia, para que pudieran inspeccionar el
material nuclear de la planta. El propio Grossi reconoció que la planta estaba
ocupada por Rusia. La propia ONU negó toda posibilidad al cumplimiento de tal
misión.
Para
la ONU y para los medios de comunicación, una comisión de estas características
verificaría varias cosas que harían patente su mentira. En primer lugar, para
llegar a Zaporizhia tendrían que hacerlo a través de Moscú, única manera de
arribar al lugar, lo cual demostraría el control de Rusia sobre la planta. El
segundo aspecto es que se comprobaría que los ataques con bombas y misiles
contra la empresa provienen de las fuerzas armadas ucranianas, confirmando que
es este país y la OTAN las que están poniendo en peligro a Ucrania, a Europa y
a toda la humanidad, resquebrajando el discurso oficial en este sentido.
En
otro plano de la desinformación, se habla de la “invaluable” ayuda de Occidente
a Ucrania como instrumento de soporte de la economía y la guerra de ese país
conducido por un gobierno neonazi. Se “informa” que Ucrania está ganando la
guerra. Veamos.
Hasta
el 15 de agosto, Ucrania había perdido 267 aviones de combate, 148
helicópteros, 1.736 vehículos aéreos no tripulados (drones), 365 sistemas de
misiles tierra-aire, 4.297 tanques y otros vehículos blindados de combate,
3.295 cañones de artillería de campaña y morteros, 4.858 vehículos motorizados
militares especiales, lo cual a precio de mercado arroja un total aproximado de
181.017.380.000 dólares (más de 181 mil millones de dólares).
Eso,
sin contar que el gobierno ucraniano solicitó 7 mil millones de dólares
mensuales primero y 5 mil después, para gastos de funcionamiento del Estado
(54.000 millones de euros para este año según el canciller federal alemán Olaf
Scholz). Habría que agregar los daños a la infraestructura: carretera, puentes,
centrales eléctricas y otras, además de la incapacidad del gobierno para hacer
funcionar el aparato productivo del país, sobre todo cuando la mayor y más
poderosa zona industrial, las tierras más fértiles para la producción de
alimentos y las principales zonas mineras se encuentran en el Donbass, es decir
en los territorios ocupados por Rusia.
Mientras
tanto la “ayuda” (que no es tal, sino créditos y préstamos) de Occidente, hasta
el 23 de julio ascendía a 48 mil millones de dólares por parte de Estados
Unidos, de eso, solo 8.2 mil millones son de carácter militar. Por su parte la
Comisión Europea aprobó un paquete de 9.000 millones de euros aunque no se han
puesto de acuerdo en cómo financiarlo. En julio solo enviaron 1.000 millones. A
esto habría que agregar que Reino Unido, Canadá y Japón han prometido 1.000
millones adicionales.
Es
válido decir que el FMI estimó en 143 mil millones de dólares el déficit en la
balanza de pagos de Ucrania y que hasta el 22 de julio, el gobierno de ese país
informó que había recibido solo 12,7 mil millones de dólares. ¿Qué significan
estas cantidades al lado de los más de 181 mil millones perdidos solo en
material militar?: minucias, propinas, caridad para que los ucranianos se sigan
muriendo, ayudados por los medios que lo han transformando en “decisiva ayuda
de Occidente a Ucrania”.
En
este contexto, a quién se le puede ocurrir decir que Ucrania está ganando la
guerra, cuando además ha perdido 161,500 km² de territorio, una superficie
mayor que la de Inglaterra y muy cercana a la de Vietnam del Sur que Estados
Unidos nunca pudo ocupar en 20 años de guerra y al 20% del territorio afgano
que Estados Unidos controló también en 20 años, países de los que tuvo que huir
tras ser expulsados por sus pueblos. Pero estas innegables verdades, son
también ocultadas y falsificadas por la canalla mediática, cómplices en una
guerra motivada en la expansión insaciable del capital, que incluso –como en el
siglo pasado- recurre al nazismo y al fascismo para la búsqueda de sus
objetivos.
FUENTE: Sergio
Rodríguez Gelfenstein
El
periodista español Pablo González lleva seis meses en prisión preventiva a
pesar de la “falta de pruebas”
KAOSENLARED / Por Comunicados
29 de agosto de 2022
El
23 de agosto, un tribunal polaco prorrogó por segunda vez la prisión
provisional del periodista español Pablo González, lo que significa que pasará
hasta 3 meses más en la cárcel. El periodista, que cubría la crisis humanitaria
en la frontera polaco-ucraniana, fue detenido el 28 de febrero en la ciudad de
Rzeswów, al suroeste de Polonia, acusado de ser “un agente de la inteligencia
rusa”. La Federación Internacional y Europea de Periodistas (FIP-FEP) y sus
afiliados españoles instan a las autoridades a liberar sin cargos a González, y
a garantizar que tendrá un juicio justo.
“El
tribunal polaco ha extendido la prisión preventiva de González por falta de
pruebas. Es una estrategia para doblegar su voluntad y obligarle a aceptar
falsas acusaciones“, afirma su abogado español Gonzalo Boye. El
periodista, que tiene la nacionalidad española y rusa, fue detenido por agentes
del Servicio de Seguridad Polaco (ABW) por supuestamente “realizar acciones
contra el Estado polaco”.
González lleva seis
meses incomunicado y sin poder reunirse con su abogado de elección. En su
lugar, las autoridades del país le asignaron un abogado polaco, que no ha
facilitado ninguna información concreta sobre su situación legal porque “la
legislación polaca lo prohíbe”, según ha dicho el letrado en conversación con
la familia del periodista.
Sus familiares y
amigos denuncian que las únicas noticias que reciben de González son a través
de las cartas que envía o de las cuatro visitas que le ha hecho el cónsul
español en Polonia. La mujer del periodista ha solicitado autorización para
visitarle en la cárcel, pero hasta la fecha no ha recibido ninguna respuesta
oficial, y tampoco se ha permitido contacto telefónico durante estos seis
meses.
El 30 de julio su
abogado español presentó una solicitud al Grupo de Trabajo sobre la Detención
Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones
Unidas (OHCHR) para que investigue su detención arbitraria.
González, periodista
especializado en el mundo postsoviético, es colaborador habitual del diario
español Público y había estado informando desde la frontera la frontera
polaco-ucraniana sobre la crisis humanitaria para varios medios de comunicación
españoles, entre ellos La Sexta.
“La prórroga de su
prisión preventiva junto a la falta de argumentación jurídica para su
detención son una afrenta a la libertad de expresión en un país de la Unión
Europea”, ha declarado Miguel Ángel Noceda, presidente de la Federación de
Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).
La FSC-CCOO ha
condenado el oscurantismo y la falta de información por parte del
gobierno polaco sobre el caso. “Un Estado que no garantiza la libertad de
prensa y la seguridad de los periodistas no puede considerarse una verdadera
democracia”, ha declarado el sindicato en un comunicado.
Agustín Yaguel,
secretario general de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), ha
afirmado: “Hay que denunciar que no se han respetado sus derechos. González
debe tener un juicio justo sin más demora. Es necesario conocer los argumentos
de la fiscalía para una acusación tan grave y él debe ser puesto en libertad
provisional, con las medidas cautelares que el tribunal considere necesarias”.
La Asociación de
Periodistas de España (UGT) ha condenado las condiciones en las que se
encuentra detenido González, “sin tener asistencia legal de su elección ni
poder ver a su familia. Una situación que atenta contra los derechos humanos y
es impropia de un país que se dice democrático”.
En una declaración
conjunta, la FIP y la FEP: “renovamos nuestro llamamiento al gobierno polaco
para que retire todos los cargos contra nuestro colega y lo libere sin más
demora. Es inaceptable que un estado miembro de la Unión Europea detenga a un
periodista de una forma tan arbitraria. Es un ataque a la libertad de prensa y
a la democracia”.
Federación
Internacional y Europea de Periodistas (FIP-FEP)
*++
Denuncian
el asesinato de dos periodistas en Colombia
TERCERAINFORMACION / 29.08.2022
Dilia Contreras y Leiner
Montero, los periodistas asesinados este domingo
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la
Paz manifestó su solidaridad con el gremio periodístico y de comunicadores,
tras el crimen a tiros este domingo Léiner Montero Ortega, director del medio
radial Sol Digital Stereo, y Dilia Contreras, quien trabajaba en Impacto Stereo
y en la web la Bocina, en el municipio de Fundación, departamento de Magdalena.
Ambos viajaban en un auto en la madrugada luego
de cubrir las Fiestas Patronales de Santa Rosa De Lima Rosa, cuando fueron
sorprendidos por dos hombres armados que dispararon en repetidas ocasiones
contra los ocupantes, ultimaron a los comunicadores y dejaron otra persona
herida.
El gobernador del departamento, Carlos Caicedo,
expresó su total rechazo al asesinato, envió un abrazo de solidaridad a
familiares y exigió a la Policía Nacional y la Fiscalía General capturar y
castigar a los responsables.
Asimismo, la Fundación para la Libertad de
Prensa (FLIP) también rechazó y lamentó el asesinato de los dos periodistas e
hizo un llamado a ambas entidades para que investiguen con la mayor celeridad
este caso y que tengan en cuenta dentro de la investigación el trabajo
periodístico de Léiner y Dilia.
Por su parte, el presidente del Congreso, Roy
Barreras, afirmó que asesinar periodistas es asesinar la vida de la democracia.
“Estos crímenes exigen toda la reacción de las
autoridades hasta el esclarecimiento, captura, condena y reproche social”,
enfatizó.
Según datos de la FLIP, durante el pasado año
aumentó la violencia contra periodistas con saldo de 768 víctimas de algún tipo
de agresión y un asesinato.
¿Te gastarías 2000 euros en
asistir a una charla?
DIARIO
OCTUBRE / agosto 28, 2022
Roberto Guijarro.— La condición suficiente para pagar 2000 euros por una conferencia es tener dinero de sobra para gastarlo en fruslerías. La condición necesaria es no trabajar, y que otros lo hagan por ti. Este era el público objetivo de la charla de Obama en Málaga, en el marco del Digital Enterprise Show (DES), conformado por empresarios de grandes compañías tecnológicas.
Sin
embargo, no solo hay que ser empresario y gastar buena billetera, también se
requiere la cabeza carcomida por una percepción que construye la identidad
personal en la apariencia, necesitada del reconocimiento social más huero. Una
autoimagen proyectada, tanto más preciada si es adlátere de mercancías fetiche
como paisajes, comidas, ropa, sitios de moda, actividades de aventura… o por la
cercanía a líderes mundiales. Es el mecanismo psicológico del selfie,
popularizado en nuestra sociedad.
Pero
el Digital Enterprise Show fue más ambicioso. Quería ganar mucho dinero y eso
sólo podía hacerse con un producto “exclusivo”, que escapara a esa
“democratización del consumo” que se produce en otras esferas del mercado. Las
latas de sopa Campbell de Andy Warhol no satisfacen los deseos de los
empresarios del DES. Hay mercancías a precio de saldo que cualquiera puede
consumir y posar con ellas. Se trataba de acceder a una esfera de consumo
alejado de la masa.
Entonces
se reunió la dirección del festival y decidieron vender “A conversation with
President Barck Obama”. No era tal coloquio porque no había posibilidad de
preguntas ni diálogo. Sin embargo, la conferencia sería singular, única,
irrepetible, excepcional. Una mercancía-espectáculo que, al ser consumida por
oídos y vista, distinguiría al comprador del resto de mortales que no pueden
pagar 2000 euros por una hora escuchando a cualquier estrafalario gurú. Y es
que la entrada comprometía al cliente a no realizar ninguna grabación. No se
podía hacer el típico vídeo de Instagram con Obama de fondo hablando.
Se
trataba de vender “algo más”, una mercancía que, consumida y sin vestigio
alguno, otorgase una experiencia “única” al comprador. Ese vacío en el registro
digital haría posible que los empresarios asistentes tuvieran una experiencia
singular, inefable e intransmisible a los demás. Decir que has estado en una
conferencia de Obama es, para cierto tipo de personas muy repelentes, algo que
las sitúa en un plano que levita sobre la cotidianidad del común de los
mortales. Debía oler fuerte con tanto cretino junto.
Sobre
la charla, nada que no se supiera; una colección de tópicos de ideología
dominante: la defensa del capitalismo inclusivo, el medio ambiente, la
revolución del smartphone, las cualidades del buen líder… bagatelas a precio de
oro para tontos. Cuentan que por allí andaban Pedro Sánchez y Juanma Moreno.
Sobre los honorarios del expresidente, dicen que seguramente cobre medio millón
de euros y que estaba muy contento por Málaga. Desde luego, vivir a costa de
los demás sienta bien… si eres un auténtico caradura.
FUENTE: nuevo-rumbo.es
La
difícil tarea de administrar la miseria
Por Futuro, ciencia ficción y Matrix
29 de agosto de 2022
En los últimos días
estamos asistiendo a un desfile de declaraciones sorprendentes para la gran
mayoría de la población.
Un día, Macron se
levanta y dice aquello del “fin de la abundancia”, otro día el primer ministro
de Bélgica nos anuncia cinco o diez inviernos muy duros y el jefe de la policía
de un cantón suizo advierte sobre saqueos y disturbios graves, cuando
este invierno lleguen los apagones a una de las naciones más ricas del mundo.
Si, algo ha cambiado
en el discurso de los dirigentes. La constatación de la llegada del cenit de la
civilización es algo difícil de digerir y hay que preparar al pueblo con un
poco de antelación.
Hace unas semanas, el
mismo Macron reportaba en una conversación que Arabia y EAU estaban al límite
de la producción de petróleo. El shale oil salvador, ha frenado su crecimiento
y Rusia no va a suministrar más petróleo. Por lo tanto, la producción de
petróleo va a empezar su descenso y las implicaciones están siendo valoradas
ahora mismo.
También hemos asumido
que la transición energética es un “bluff”, que solo sirve para acompañar el
crecimiento energético, pero no puede sustituir a los combustibles fósiles por
sus características propias. La densidad energética es mucho menor (del
orden de 16 veces menor), por lo que una sustitución al 100% exigiría
unos recursos de elementos que exceden la cantidad de reservas sobre la Tierra.
Este es solo el primer
problema.
Si, hemos llegado al
cenit, pero eso solo es el comienzo.
El sistema occidental
está basado en el crecimiento perpetuo. Las deudas se pagan solo si seguimos
creciendo, por lo que un decrecimiento supone la sentencia de muerte sobre un
sistema fiduciario que ha disfrutado de los recursos de los próximos treinta
años, a cambio de un incremento de deuda fastuoso. Nos encontramos en esa
desagradable tesitura de pagar una deuda impresionante, por unos recursos que
ya hemos agotado.
En la última fase del
desarrollo, hemos empezado a experimentar la escasez de materias primas que
supone un vuelco en el sistema. Si desde 2020, la cantidad de dinero se ha
multiplicado para resolver una paralización económica consecuencia de la
pandemia, ahora con la llegada de la escasez y la abundancia de dinero, hemos
entrado en la espiral inflacionista. Cuanto más dinero circule y menos materias
primas se produzcan, más subirán los precios. Pura lógica.
En los inicios de esta
crisis, ya hemos visto como muchos países del tercer mundo han quedado fuera
del circuito de los combustibles. Poco a poco, se ha trasladado a Occidente
esta escasez y estamos en el momento de consumir los inventarios acumulados,
para a continuación entrar en crisis. Ya no se puede extraer más petróleo (*),
el gas está controlado por Rusia y estamos acudiendo al denostado carbón para
mantener la producción de energía. Incluso hemos olvidado temporalmente el
calentamiento global para suministrar las últimas reservas de fósiles.
Como la cantidad de
inventarios es claramente insuficiente, han empezado a diseñar ambiciosos
programas de reducción de consumo energético. En principio, un 15% en Europa,
con la excusa de la guerra de Ucrania y las sanciones.
Este discurso se está
agotando, cuando desde la política del centro de Europa hablan de diez
inviernos duros.
Bienvenidos a la dura
realidad.
Y ahora viene la
crisis de verdad. Un sistema que solo puede funcionar con crecimiento perpetuo
se desmorona. De repente, todos somos conscientes de que el planeta es finito y
los recursos imprescindibles son escasos. Y los dueños de las materias primas
han empezado a poner sus condiciones. El cambio es abrumador y los países sin
recursos (Europa, Japón, Corea del Sur) tenemos todas las de perder.
Inicialmente viviremos restricciones, pero solo será el principio.
Ha llegado el momento
tan temido por los políticos, del fin de la impresora. Las naciones que tienen
los recursos se han empezado a negar a cambiarlos por papelitos y proponen una
nueva moneda respaldada por cierto valor intrínseco, como pueden ser las
materias primas y el oro-plata.
La parte occidental se
niega a semejante cambio que hundiría a Occidente en la miseria, El estado del
bienestar solo se mantiene si nos dejan utilizar la impresora para abonar los
pagos. Si debe existir detrás un dinero real, el sistema colapsa.
La alternativa es la
guerra. Primero económica (por eso las sanciones a Rusia). Si, como estamos
viendo, las medidas no funcionan, no quedará mas remedio que utilizar la
fuerza. Puede ser una guerra cibernética, una guerra bacteriológica, o
desgraciadamente una guerra militar de consecuencias indeseables. La única razón
que queda para aceptar dólares o euros por materias primas escasas y vitales es
la presencia de una potencia militar y económica detrás. Pero esta vez,
enfrente se encuentra otra potencia militar y económica (Rusia-China) y el
conflicto presenta malas soluciones si se rechaza un acuerdo pacífico.
Lo que hay que
entender es que Rusia y China no van de farol. No van a ceder a las sanciones.
Y en Europa tampoco tenemos alternativa al colapso, porque estamos demasiado
endeudados para eludir la impresora. Sin euros o dólares, el sistema
implosiona, y llega el momento de administrar la miseria.
Solo estamos en los
albores de una nueva fase de transición al decrecimiento. Depende de como
manejen la situación, la caída será lenta, rápida o un hundimiento total.
Pero no hay milagros,
ni conejos en la chistera. Y eso es lo que las declaraciones de los políticos,
tratan de explicar, sin decirlo claramente. Quieren un mensaje subliminal que
vaya calando en la opinión pública.
Este tipo de mensajes
es ampliamente criticado como malthusianismo o hace referencia a los “límites
del crecimiento”. Pero no es de recibo ignorar que en los últimos veinte años
hemos quemado el 50% de todo el petróleo extraído hasta ahora y a este ritmo,
en los próximos veinte años, nos quedaremos sin una gota de petróleo. Si la
tasa de reposición vía descubrimientos se queda en un 15% y cayendo, la
velocidad de descenso de las reservas nos hará entrar en un colapso brutal en
muy poco tiempo, empezando por los países importadores. Ya no queda más tiempo.
Los mensajes
“macronianos” se repetirán en los próximos meses y el llamamiento a la
reducción del consumo energético será el pan de cada día.
Todavía me parece
increíble que se ignore semejante problema, pero la opinión pública sigue sin
saber o creer, que comienza un nuevo mundo y que todas las teorías económicas
de crecimiento hay que cambiarlas, porque ya no sirven en este “nuevo
mundo”. Uno de los credos más populares es que la bolsa siempre sube a
largo plazo. Va a ser muy duro cambiar a la frase menos popular, “la bolsa
siempre baja a largo plazo”, cuando comience el temido decrecimiento.
En la cultura popular
siempre quedará la fe inquebrantable en el “algo encontrarán”. La especie
humana siempre ha sabido encontrar soluciones a todos los problemas y la
tecnología es el nuevo “Dios”. Pero lo cierto es que nunca habíamos llegado a
los límites de los recursos. Pues bien ha llegado el momento de que aparezcan
los magos, por que si no, hemos entrado en el “fin de la abundancia” y el
corolario lógico de este nuevo discurso, es que después de la abundancia, viene
la escasez.
Saludos.
(*) El petróleo ha
sido el combustible fundamental que ha permitido el crecimiento mundial desde
1950. Los detractores del peak oil siempre aluden a las predicciones fallidas
en el pasado para justificar su reticencia a asumir su llegada.
En realidad es sencillo
explicar por qué hemos llegado al pico del petróleo.
Solo se puede extraer
el petróleo que antes ha sido descubierto, es una obviedad. Por lo tanto
siguiendo el gráfico de los descubrimientos es posible extrapolar
el peak oil. Las curvas tienen que ser idénticas.
Si miramos el gráfico
de los descubrimientos, tocó techo en la década de los 60.
En los últimos veinte
años, los descubrimientos han seguido la curva esperada en el gráfico (en
rojo).
Por lo tanto es lógico
pensar en el primer gráfico. Normalmente el pico de los descubrimientos es
seguido cuarenta años después por el pico de producción. ¿Por qué se ha
retrasado?.
Porque en los
descubrimientos no está incorporada la parte de petróleo extrapesado de Canadá
y el shale oil americano, petróleo que era conocido hace muchísimos años, pero
el precio y la tecnología no permitían su extracción. Las reservas esperadas de
ambos yacimientos han conseguido extender la meseta del petróleo convencional,
que alcanzó su pico en 2005, hasta nuestros días. Ahora el shale oil también ha
alcanzado su pico y no queda nada más. También la masiva perforación horizontal
en los campos supergigantes, ha retrasado el descenso en la producción, a costa
de agotar cada yacimiento.
Lo que viene a
continuación es la caída más o menos simétrica del pico de los descubrimientos.
Este artículo es
antiguo pero lo explica muy bien.
http://www.energyinsights.net/cgi-script/csarticles/articles/000042/004212.htm
Masculinidad y nación
Rebelion / España
| 26/08/2022 |
Estos dos términos forman un matrimonio viejo y no es casual que las olas
feministas coincidan siempre con auges nacionalistas
En la explanada
frente a la basílica de Covadonga, en Asturias, hay una estatua de don Pelayo.
Un Pelayo alto, guapo y musculoso, barbado galán con six-pack, alzando
el brazo rector del caudillaje. En 2019, Vox inició allá su campaña para las
elecciones generales. Santiago Abascal dio su discurso justo debajo del
monumento. Habed en mí –venía a decir– el nuevo don Pelayo. También yo soy un
musculoso galán barbado, caudillo necesario de las huestes de la nueva reconquista, cruzada
contra los enemigos contemporáneos de la sagrada España. Covadonga venía de
celebrar el año anterior, 2018, un centenario, o por mejor decir tres: los mil
trescientos años de la presunta batalla acaecida en 718 y los cien de la coronación
de la Santina –la Virgen local– y la declaración del primer
parque nacional español, la Montaña de Covadonga. Una declaración, aquella, en
la cual la incipiente sensibilidad naturista había pesado tanto como los
intereses de una época chovinista, afanada en poner en marcha de nuevo la
maquinaria de la construcción nacional. Se protegía, no solo una parcela en el
espacio, sino una en el tiempo; no solamente un paisaje hermoso, sino la cuna
de la nación. Las montañas de Covadonga –defendía el marqués de Villaviciosa,
impulsor del reconocimiento– eran valiosas por haber sido el escenario de la
gesta de Pelayo y sus astures tanto como por su hermosura. Una hermosura
“viril”. En diciembre de 1916, el marqués habla en el Senado para argumentar su
propuesta y comenta: “Resulta tan viril el paisaje que el señor Pérez Galdós,
no pudiendo contener su admiración ante los Picos de Europa, exclamó: ‘Esto no
es Naturaleza, es Naturalezo’”.
Montañas
viriles, músculos viriles, viriles gestas. Viriles han sido siempre los
imaginarios nacionalistas. Masculinidad y nación forman un matrimonio viejo y
no es casual que las olas feministas coincidan siempre con –desencadenen– auges
nacionalistas. 1918 y 2018 tienen en común, entre otras cosas, ser momentos en
que una liberación femenina robaba el sueño a los bienpensantes. La fanfarria
en torno a Covadonga era hace una centuria reacción desesperada del régimen
tambaleante de la Restauración a las crisis numerosas que lo asediaban, y
también a aquella. Covadonga sacralizaba una patria unitaria, monárquica y
católica frente a la amenaza de los nacionalismos subestatales, el
republicanismo, el socialismo y el anticlericalismo. Pero también una patria
patriarcal, levantada contra un movimiento feminista ya robusto. 1918 era el año
en que se fundaba la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), primera
organización feminista española, guinda de una multiplicación de colectivos
locales como La Mujer del Porvenir de Barcelona, la Liga para el Progreso de la
Mujer de Valencia, la Unión del Feminismo Español de Madrid, etcétera. El
último año de la I Guerra Mundial asistió también en España a una olvidada
serie de huelgas femeninas, réplica de las que tenían lugar por toda la Europa
devastada por el conflicto, con los hombres en el frente. “Hoy en día una mujer
subida en un banco puede tener más fuerza que Lerroux”, comentaba La
Campana de Gracia de la mayor de ellas, que había movilizado a decenas
de miles de obreras barcelonesas del 12 al 25 de enero.
La mujer
moderna española emulaba a la flapper anglosajona y la garçonne francesa;
se hablaba del sufragio, el divorcio, el aborto, el amor libre, la
corresponsabilidad e incluso del tercer sexo, dominio ambiguo
entre los dos géneros tradicionales. Pero toda acción encuentra siempre su
reacción y aquellas mujeres empoderadas la hallaban en un masculinismo torvo,
enfurecido, “empeño de recuperación –escribe Nerea Aresti– de la capacidad
debilitada del género para hacer del mundo algo inteligible y ordenado”. En el
arte, el tránsito del siglo XIX al XXasiste a la aparición del arquetipo de
la mujer fatal o la “vampiresa”, como se la empezó a conocer
justamente en esa época; arquetipo que tenía su envés en la mujer
frágil que también cautivaba a los artistas: féminas delicadas,
sugerentes, cautivadoras, presentadas de manera explícita como contramodelo de
la mujer insolente pergeñada por el feminismo. Se miraba a Oriente y se
pintaban harenes y serrallos; se pintaban raptos, eufemismo
de violaciones; y en el extremo más repugnante, los retratos,
apreciados y premiados, de prepúberes desnudas del pedófilo Pedro Sáenz:
imágenes de encierro y sumisión como habitación del pánico de una era de damas
deslenguadas, indispuestas a soportar a los señoros del fin
de siècle.
Más allá de los
Pirineos, esta proliferación continental de malestar masculino y fantasías
repatriarcalizantes llenará de entusiasmo las trincheras de la Gran Guerra,
encontrando en ellas un serrallo de hombría, de Männerbund; un
mundo de hombres y para hombres. “¡Oh, el bautismo del fuego! El aire estaba
tan cargado de una hombría desbordante que toda inhalación era intoxicante.
Podíamos gritar sin saber por qué. ¡Oh corazones de los hombres que podían
sentir esto!”, escribe Jünger mientras Oswald Spengler pregona un
conservadurismo revolucionario cuyas insurrecciones entronizan una “bestia de
caza” cuya voluntad no sea domada por el efecto feminizante de la moral
cristiana y burguesa. En España, país de florecimientos típicamente tardíos de
las siembras mundiales, ese papel catártico lo cumplirá la guerra del 36. Una
guerra declarada, entre otras cosas, contra lo que Unamuno llamaba “tiorras” y
“viragos resentidos”: las mujeres “desgreñadas, desdentadas, desaseadas, brujas
jubiladas” del Frente Popular, conversor –abomina, en 1938, una publicación
falangista– de “la gracia y femineidad de la mujer hispana […] en furia y
repulsión oriental”, en “monstruosidad”. Ya antes, en 1923, Miguel Primo de
Rivera había dado su golpe de Estado anunciándolo como un movimiento “de
hombres”. “El que no sienta la masculinidad completamente caracterizada
–advertía–, que espere en un rincón, sin perturbar, los días buenos que para la
Patria preparamos”. Pero en 1929, la tarea no se había cumplido: “Los que
conocimos épocas más varoniles y galantes… hemos de sentir el enojoso sonrojo
de tanta [a]vilantez y degeneración actual”, lamentaba el periódico La
Nación. Y el golpe del 36 perseguirá cumplir el mandato de 1934 del
protomártir Calvo Sotelo de “inculcar en las generaciones, en las generaciones
jóvenes, un sentimiento de masculinidad, de virilidad y de intransigencia por
la unidad española”.
La historia no
se repite, pero rima, y las tiorras de ayer son las charos de
hoy para otra patulea de hombres aterrados por otro ciclo de avances
feministas; miedo del que la eclosión de Vox no es la única, pero sí la
principal consecuencia. El antifeminismo del siglo XXI vuelve a entremezclarse
de forma natural con el nacionalismo. Los machos destronados vuelven a buscar
el refugio de Covadonga y un arte reactivo que, en este tiempo, adquiere
también forma audiovisual o digital y convoca a sus ensoñaciones a vikingos o
espartanos. La nación resurrecta erige a su alrededor toda una batería de
escapismos varoniles. Si se reivindica a mujeres, es con intención
antifeminista: la del Javier Santamaría que escribe Siempre estuvieron
ellas, un libro sobre heroínas de la historia de España, pero lo hace
para propagar la especie de que el feminismo es innecesario en un país en que
“la Mujer ha sido siempre la ostentadora del poder, y quien ha marcado hasta la
devoción de un pueblo que ha hecho gala de un matriarcado como en escasos
sitios del planeta”. Por lo demás, solo hay hombres en el Baler de los Últimos
de Filipinas, en las carabelas de Colón, en las refriegas de Flandes, y Blas de
Lezo –se cita con devoción– mea siempre apuntando hacia Inglaterra.
Pedro Sáenz
sería hoy usuario de ForoCoches; Miguel de Unamuno, columnista edgy de El
Español o El Confidencial, y Calvo Sotelo, diputado
de Vox.
Pablo Batalla Cueto es historiador, corrector de
estilo, periodista cultural y ensayista. Autor de La virtud en la
montaña (2019) y Los nuevos odres del nacionalismo español (2021).
Tal
día como hoy de 1993 fallecía E.P. Thompson, el historiador social más
importante de la 2ª mitad del s. XX. Comunista pacifista, poeta, orador y
brillante escritor, tomó como referencia el pensamiento y la obra de William
Morrris.
E.P. Thompson y William Morris: dos eco-comunistas
El Viejo Topo
28 agosto, 2022
Si tenemos en
cuenta la contaminación de los mares, del suelo y de la atmósfera, así como de
las capas geológicas submarinas, el mundo, considerado como una organización
química, se encuentra actualmente en regresión. Gases peligrosos procedentes
del subsuelo marino se respiran en la tierra y de ahí se elevan hasta la
atmósfera con graves consecuencias para el equilibrio biológico del mundo. Como
ha señalado Rebecca Solnit, el mundo está «patas arriba», aunque no en el
sentido que comúnmente se le da a esta frase, que tuvo un significado
igualitarista y antiimperialista. Antes «patas arriba» describía las
revoluciones espirituales y políticas: San Pablo, por ejemplo, fue acusado de
«poner el mundo patas arriba» cuando predicó universalmente a todos –griegos y
judíos, hombres y mujeres– en Tesalónica (Hechos, 17:6). Ése fue justamente el
nombre de la melodía que supuestamente se interpretó en la rendición de
Cornualles en Yorktown, cuando se consiguió la independencia estadounidense
(«todos los hombres son creados iguales»). Como igualitaristas y
antimperialistas, E.P. Thompson y William Morris eran comunistas, y ahora
necesitamos más comunistas que nunca. ¿Pero qué significa el término
exactamente?
Como fundador
de una organización de clase, anticapitalista y revolucionaria, Morris propuso
varias definiciones viables para su programa político: «Bien, lo que quiero
decir por socialismo es un estado de la sociedad en el que no habrá ya ni ricos
ni pobres, ni opresores ni oprimidos, ni ociosos ni gente sobrecargada por el
trabajo, ni trabajadores intelectuales espiritualmente enfermos ni trabajadores
manuales enfermos del corazón, un mundo en el que todos los hombres vivirán en
igualdad de condiciones y gestionarán sus asuntos sin pérdidas y con la plena
conciencia de que el daño a uno de ellos será el daño a la comunidad: la
realización del significado último de la palabra riqueza común (Commonwealth).»[1] La
mayoría de los elementos de esta definición –que puede haber diferentes tipos
de sociedades, que la sociedad dominante esta basada en clases de ricos y
pobres, que la igualdad es una condición alcanzable, que la sobrecarga de
trabajo y la alienación violan los principios de solidaridad humana– proceden
de las luchas de la primera revolución industrial, como llegamos a saber de
ellas gracias al libro de E.P. Thomson, La formación de la clase obrera
inglesa (1963). El único punto en que difiere del de Morris es la
demanda de que no haya «pérdidas». Esto es lo que hace a su comunismo «verde»,
que volvemos a sentir cuando Morris pierde su temperamento: «Vivimos en una
época de mala calidad. La mala calidad reina. Desde el hombre de estado hasta
el zapatero: todo es de mala calidad», exclamó a un reportero. «Entonces, ¿no
admira usted el sentido común de John Bull, Mr. Morris?»[2] «John
Bull es un zoquete estúpido y poco práctico», respondió Morris. En otro
momento, ya más calmado, añadió, «aparte del deseo de producir cosas hermosas,
la principal pasión de mi vida fue y es el odio a la civilización moderna.» Ese
odio procede de una repugnancia hacia todo lo que era miserable, estúpido,
aburrido y odioso en el capitalismo, y que le condujo a repudiarlo de raíz. El
anticapitalismo de Morris fue alimentado por su estudio de los poetas
románticos y demostrarlo fue uno de los logros de Thompson.
Morris poseía
«un profundo amor por la tierra y la vida sobre ella, (y una) pasión por la
historia del pasado de la Humanidad. ¡Piénsese! ¿Por qué había de terminar todo
ello en un despacho de contabilidad, sobre un montón de cenizas…?» La cuestión
se ha tornado mientras tanto más urgente: los despachos de contabilidad se han
convertido en rascacielos, el montón de cenizas, en montañas de carbón y restos
de fabricación, compuestos venenosos, enormes derrames de petróleo, berilio
enterrado, etcétera. Morris dice: ¡Pensadlo! Para nosotros es más bien una
obligación. Hacia el final de su vida Morris proporcionó un significado a todo
ello mucho más familiar, cuya modestia esconde lo que había de más
revolucionario en él, concretamente la sugerencia de que el futuro se encuentra
inmanente en el pasado: «Vivimos en una época donde hay un combate entre el
capitalismo comercial, un sistema de dispendio peligroso, y el comunismo, un
sistema que refleja el sentido común de la comunidad.»
Como leal
miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, Thompson no tuvo la misma
presión que Morris sintió como fundador de una organización para idear
definiciones que comprendieran tanto. El problema de Thompson fue precisamente
el opuesto. Se unió al partido que había logrado el socialismo en un sólo país,
la Unión Soviética, así que la definición estaba obligada a incluir la raison
d’état, lejos del sentido común de la comunidad. Como fundador de la Nueva
Izquierda, Thompson injertó en lo viejo lo nuevo, concretamente, el «humanismo
socialista», que, sin embargo, aún hoy no se ha afianzado. Morris tuvo una
práctica estética como poeta y artesano, donde la relación entre el comunismo
revolucionario y los comunes (commons) encontró múltiples expresiones.
Para Thompson, la relación encontró una expresión privada y familiar que se
trasladó a su estilo de escribir, como historiador y pacifista. El logro
político más duradero de Thompson fue en el movimiento para el desarme nuclear.
Las épocas en
que Morris escribió sus textos, a finales del siglo XIX, y a mediados del XX,
cuando Thompson escribió sobre Morris, se caracterizaron por una transición
planetaria en las fuentes de energía que impulsaban el desarrollo económico,
concretamente del carbón al petróleo y de éste a la energía nuclear. Estos
cambios están en buena medida ausentes en los escritos de Thompson, igual que
los están en los comentarios de Morris. Nada más lejos de mi intención que
«reducir» el pensamiento de ninguno de los dos a la base material y energética
de las sociedades en que vivieron (la reducción de la superestructura
ideológica a la base material fue el error de los marxistas que más criticó
Thompson). Morris fue un artesano de muchos y variados materiales, Thompson fue
un historiador con talento e innovador. Ambos eran materialistas históricos. Si
hemos de reintegrar la noción de comunes (commons) al comunismo
revolucionario debemos entender el aspecto material del desarrollo histórico.
Como
comunistas, ambos se opusieron al modo de producción capitalista, pero
escribieron muy poco sobre él per se. Puesto que el capital
requiere la separación del obrero de los medios de producción y subsistencia, y
puesto que el más importante de estos medios es la tierra, la comunalización (commoning)
debe ser lógicamente la respuesta a los males de la sociedad de clases. No sólo
los comunes son la respuesta o la cura terapéutica (si la hubiera), sino que
fueron el estado previamente existente: la expropiación original se hizo a
partir de los comunes. Morris era consciente de esto, y también lo era
Thompson, aunque lo expresó de manera diferente. Así pues, históricamente
hablando, el capitalismo es solamente la parte de en medio, un intermedio, uno
quisiera poder decir, entre los viejos comunes del pasado y el verdadero comunismo
del futuro. Nuestro lenguaje refleja ese cambio en la degradación del
significado del término «común» (commoner): de una persona con acceso a
la tierra comunal a una masa innoble e indistinguible, con el significado
implícito de que él o ella no posee nada que pueda decir que es suyo.
Esta edición
de William Morris: de romántico a revolucionario (William
Morris: Romantic to Revolutionary) se publicó en 1977 considerablemente
revisada y con notables diferencias con respecto a su primera edición en 1955, como
la adición de un post-scriptum de cincuenta y cinco páginas. La primera edición
fue ya el resultado de muchos años de trabajo. Contamos con tres fechas en la
evolución del Morris de Thompson: 1951, 1955 y 1977. De hecho,
la relación entre ambos comenzó mucho antes.
En enero de
1944 Frank escribió a Edward, dos hermanos que eran soldados en los ejércitos
que en aquel momento derrotaban al fascismo en Europa, sobre Noticias
de ninguna parte (News from Nowhere), al que describió como un
ejemplo del «idealismo más apasionado posible». «Hasta que podamos formar
conscientemente nuestro propio destino no podrá haber un bien coherente y
equilibrado o belleza». Cuando las tropas regresaron estaban determinadas a
formar conscientemente su propio destino. Noticias de ninguna
parte ayudó a formar las perspectivas de Jack Dash, un estibador de
Londres y un enérgico dirigente de los trabajadores portuarios no sólo de su propio puerto, sino
de los de la nación y del mundo cuya huelga de 1947 fue el comienzo de los desórdenes industriales de posguerra.
Morris
permaneció con Thompson toda su vida. A un periodista estadounidense que le
entrevistó le dijo que «[después de la guerra] impartí tanto literatura como
historia. Pensaba, ¿cómo puedo ante todo mejorar una clase para adultos, muchos
de los cuales participan en el movimiento obrero, discutir con ellos el
significado de la literatura en sus vidas? Y empecé leyendo a Morris. Me
capturó. Pensé, ¿por qué se le ve como a una antigualla? Sigue teniendo razón.»
Thompson llegó a la conclusión de que Morris fue «el primer artista de mayor
estatura en la historia mundial en tomar posición, conscientemente y sin un
ápice de duda, a favor de la clase obrera revolucionaria.» «La discusión entre
Morris y Marx la he llevado siempre dentro desde entonces. Cuando en 1956 mis
desacuerdos con el marxismo ortodoxo se articularon definitivamente, regresé a
los modos de interpretación que aprendí en aquellos años de compañía cercana
con Morris, y encontré así, quizá, la voluntad de seguir discutiendo a partir
de la presión de Morris que sentía detrás mío.» Y quizás fue éste el modo de
mantener la fe en el idealismo apasionado de su hermano. Thompson no eliminó la
frase rotunda sobre la fidelidad de Morris hacia «la clase obrera revolucionaria»
en su edición de 1977. El propio Thompson elaboró a partir de ella su labor
como historiador, aunque no su política contemporánea, pues ambas palabras,
«revolución» y «clase obrera», habían sido perversamente distorsionadas en el
discurso de la Guerra Fría.
William Morris:
de romántico a revolucionario, fue publicado
por vez primera en 1955. A comienzos de 1956 Jruschov realizó su «discurso
secreto», denunciando a Stalin, pero en octubre de aquel mismo año los tanques
soviéticos recorrían las calles de Budapest suprimiendo la revuelta de consejos
obreros. Entre ambos acontecimientos, Thompson y su camarada John Saville
comenzaron una discusión en The Reasoner que duró tres
números. Thompson estaba concretando sus ideas sobre moral que había estado
explorando a través del estudio de Morris. En el tercer y último número
de The Reasoner escribió que la «subordinación de la moral y
de las facultades imaginativas a la autoridad política y administrativa es
equivocada; la eliminación de los criterios morales del juicio es equivocada;
el miedo al pensamiento independiente, el aliento deliberado de las corrientes
anti-intelectuales entre el pueblo es equivocado; la personificación mecánica
de las fuerzas sociales inconscientes; el menosprecio del proceso consciente de
conflicto intelectual y espiritual, todo eso es erróneo.» Thompson fue
expulsado del partido. Pero también fue un momento de liberación personal.
Describió «una estructura psicológica entre los intelectuales comunistas, desde
mediados de los treinta hasta finales de los cuarenta, que nos dejó a todos
faltos de confianza en nosotros mismos cuando nos confrontamos con las
intrusiones de ‘el partido’.»
No fue algo
fortuito que el cuestionamiento del Partido Comunista de Gran Bretaña
representado por el debate en The Reasoner y, menos
directamente, por su biografía de William Morris publicada el año anterior,
ocurriese cuando los estudiantes y trabajadores de Hungría se alzaron contra la
dominación de la URRS formando a medida que avanzaba la insurrección consejos
de democracia directa. Los estudiantes de Budapest se levantaron el 23 de
octubre de 1956. Una semana antes, el 17 de octubre, la Reina Isabel II
inauguraba la primera central nuclear con fines comerciales que proporcionaba
electricidad. Fue en Calder Hall, Sellafield (Cumbria), en la costa del Mar de
Irlanda. Hasta entonces la electricidad en Inglaterra se generaba gracias al
trabajo de decenas de miles de mineros del carbón que tenían el poder de
instalar el Estado del bienestar e incluso ir más allá. Desde que el presidente
Eisenhower dio su discurso «Átomos por la paz» en la ONU en 1953, el uso
pacífico de la energía nuclear condujo a numerosos sueños antojadizos de
energía barata sin las interrupciones de la política de los países productores de
petróleo o las huelgas obreras. La respuesta en Inglaterra fue la Campaña para
el Desarme Nuclear (CND, por sus siglas originales), cuyo famoso símbolo de la
paz señaló un tabú sobre las bombas nucleares, pero no sobre la energía
nuclear. Aunque la Nueva Izquierda estuvo definida por su relación con las
marchas de Aldermaston contra las armas nucleares (1958), fue incapaz de
organizarse contra la energía nuclear como tal. La base de la mercancía estaba
directamente vinculada a la maquinaria bélica. Se evitó una guerra nuclear,
pero Three Mile Island (1979) y Chernobyl (1986) estaban al final de ese
camino.
Su subtítulo
plantea algunas cuestiones. ¿Qué es un romántico? ¿Qué es un revolucionario?
¿Es el primero todo idealismo e imaginación mientras el último todo realismo y
ciencia? El movimiento romántico inglés entre los poetas se correspondió tanto
con la contrarrevolución como con la intensificación en el movimiento de
cercamiento de tierras. Los comunes agrarios y la subsistencia que
proporcionaban estaban desapareciendo rápidamente. Aunque Thompson hará de este
tema uno de sus libros de historia más importantes, Customs in Common,
no lo vinculó en los cincuenta a los poetas románticos. Thompson afirma que la
grandeza de Morris se encuentra en su «realismo moral» que infundió
especialmente en Noticias de ninguna parte (1890) y Un
sueño de John Ball (1886).
William Morris
dio una lectura sobre comunismo en 1893 hacia el final de su vida en la
Hammersmith Socialist Society. Afirmó que «si nuestras ideas de una nueva
sociedad son algo más que un sueño, tres cualidades deben animar el deber de la
mayoría del pueblo trabajador; y entonces, por así decir, la cosa estará
hecha.» Las tres cualidades que deseaba lograr eran «inteligencia suficiente
para concebir, coraje suficiente para querer, poder suficiente para forzar.»
El valor de la
biografía de Thompson es que hace que te encuentres justo en el desarrollo
político de la vida de Morris como militante quien, en consecuencia, debe ir,
primero, a la clase trabajadora, y de aquí al modo de producción. Thompson
puede que no haya escrito sobre los cambios materiales en la vida social de la
época sobre la que estaba escribiendo, pero ciertamente era consciente de ellos
en la época en que Morris vivía. «¿Cuál es la bisagra de la que depende
actualmente el mundo del trabajo?», preguntaba Morris. «La minería», respondió.
La biografía
perteneció a un año en el que la gente de color del mundo se reunió en Bandung,
Indonesia, buscando una tercera vía que no fuese capitalista ni comunista. Rosa
Parks tomó asiento en el frente de un autobús en Montgomery, Alabama. El
historiador francés Alfred Sauvy acuñó el término «Tercer Mundo» en 1952 para
reflejar una realidad que comprendía geográficamente a Latinoamérica, el
Sureste asiático, Oriente próximo, África y Oceanía, y que no era ni el
Occidente capitalista ni el Oriente soviético. Su uso remitía al Tercer Estado,
los comuneros de Francia que, antes y durante la Revolución francesa, se
opusieron a los clérigos y nobles que componían el Primer y el Segundo estado.
Sauvy escribió que «como el Tercer Estado, el Tercer Mundo no es nada y quiere
ser algo.» Allen Ginsberg leía ese mismo año su poema Aullido (Howl)
buscando un enlace rapsódico, hip, con la gente de color contra el
«Moloch cuyo amor es petróleo y piedra sin fin» (Moloch whose love is
endless oil and stone). Aunque la biografía de Thompson fue una poderosa
contribución a la búsqueda de las raíces indígenas radicales en Inglaterra,
también fue parte de la agitación mundial de las capacidades morales de la
humanidad, cuya indignación más amarga acaso fue el recibimiento de la
explosión americana de la Bomba H (nombre código Bravo) en el Atolón de Bikini
en 1954, que envenenó a los pescadores japoneses a bordo del «Lucky Dragon» e
inspiró Godzilla.
Este ensayo
está adaptado del prefacio a la nueva edición de William Morris: de romántico a
revolucionario de E.P. Thompson (Spectre).
Notas:
[1] La palabra inglesa Commonwealth significa
«mancomunidad» y refiere hoy a una forma política, pero como término compuesto,
su origen remite a la expresión «riqueza común». Todo el texto de Linebaugh
juega con las variaciones del término common (común).
[2] John Bull es la personificación del carácter nacional británico
–particularmente del inglés– en el mismo sentido que Michel lo es de los
alemanes. Aquí se refiere al ciudadano común inglés.