Francia vota, el fascismo
sumará millones de votos
INSURGENTE.ORG.
/10 abril 2022
El 1 de septiembre de 1939 los nazis invadieron Polonia, el 6 de junio de 1944 los aliados -con EE.UU a la cabeza- desembarcan en Normandía. En esos casi cinco años los países capitalistas observaron el desarrollo de la invasión a la Unión Soviética sin intervenir, al fin y al cabo, los nazis eran (y son) la cara B de su sistema, y la URSS era, en realidad, el gran enemigo. La intervención aliada se produjo cuando era evidente que el ejército rojo había repelido el ataque nazi y comenzaba a avanzar hacia el oeste liberando territorios de la ocupación alemana. Esto es apenas un hecho histórico-bélico pero que ilustra la naturaleza del capitalismo.
En la actualidad, pero
desde algún tiempo, asistimos a un blanqueo infame del fascismo, de sus
partidos, de su ideario, de su estrategia. De vendernos teatralmente que son
«enemigos de la democracia», a asumirlos como una fuerza política más, con la
que hay que dialogar, pactar y respetar en las Cámaras de diputados. Saben que
ante la crisis sistémica que hunde a millones de trabajadores en el desespero y
la preariaedad, hay que dar instrucciones de sacar al perro rabioso para evitar
que la casa pueda ser ocupada por fuerzas populares y revolucionarias. Y esto
sucede, pese a la desorganización de la izquierda tras la derrota que alimentó
el desaliento y la cultura de la imposibilidad, y que originó que cuadros y
militantes corrieran a salvar lo suyo a los brazos siempre generosos con los
disidentes de la socialdemocracia.
En esa estrategia, sus
muchos medios afines igual practican el «uno de los nuestros» con el Batallón
Azov en Ucrania, que aplauden la nueva imagen más moderna de Marine Le Pen en
Francia, o asumen como propias (pero ahora barnizadas de «democráticas»)
las ideas racistas, clasistas y homófobas de la extrema derecha, y venden a la
OTAN como una fuerza de paz.
El capitalsmo avanza
inequivocamente en el reconocimiento del fascimo político para salvaguardar sus
intereses de clase, temen que una crisis generalizada de alas suficientes al
movimiento obrero como para puentear a partidos y sindicatos que en la
actualidad chapotean en sus instituciones a cambio de migajas.
Francia que, como se suele decir, es donde empezó todo
con la Revolución francesa y continuó con la Comuna de París, vota hoy. La
campaña de blanqueo de la derecha en todas sus acepciones se examina en las
urnas. Macron, Le Pen, Zemmour y Pécresse sumarán millones de votos y la
abstención será más que importante en los barrios de obreros y emigrantes. El
sistema sabe que no está para muchos festejos pese a que el fascismo les
pertenezca y en este momento lo tengan que enseñar con total impunidad.
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