Las
guerras del siglo XXI no son totalmente militares. EEUU, sin participar
directamente en el conflicto, libra varias guerras simultáneas contra Moscú.
La guerra ‘no declarada’ de EEUU contra Rusia en
Ucrania: ¿la ‘Primera Guerra Híbrida Mundial’?
El Viejo Topo
15 marzo, 2022
Las guerras del
siglo XXI no son totalmente militares. EEUU, sin participar directamente en el
conflicto, libra varias guerras simultáneas contra Moscú como parte de la
‘Primera Guerra Híbrida Mundial’, donde destacan sus ‘sanciones catastróficas’.
Sanciones
catastróficas con su doble guerra financiera y
económica que tienen como objetivo la ‘derrota estratégica’ de
Rusia.
La generalizada
narrativa occidental asevera que el Gral. Valeri Guerásimov, Jefe del Estado
Mayor del ejército ruso, es el inventor del concepto de guerra híbrida,
que combina el uso de armas convencionales con métodos no-militares, como los
ciberataques y la desinformación.
El Instituto
para el Estudio de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), de EEUU, llegó
hasta atribuir la definición de guerra hibrida a los militares
rusos, como un «esfuerzo a nivel
estratégico para moldear la gobernación y la orientación geoestratégica de un
Estado en su mira».
Más acorde a la
realidad, France 24 expuso, al contrario de las erróneas
fuentes anglosajonas, que el Gral. Guerásimov «pensó que
la guerra hibrida era lo que EEUU había usado para fomentar
los levantamientos de la Primavera Árabe y que Washington intentaba usar contra
Moscú».
Woodrow Wilson
International Center, con sede en Washington, «la idea de la doctrina de
una guerra hibrida ha prendido en los círculos de analistas en
Washington», quienes la deducen incorrectamente de una etérea, encubierta e
inexistente ‘Doctrina Guerásimov‘.
Ya en 2007
Frank Hoffman, del Potomac Institute for Policy Studies, en
Arlington (Virginia) —curiosamente, muy cerca del asiento de la CIA en
Langley—, acuñó el concepto de ‘guerras híbridas’ como parte intrínseca de los
«conflictos del
siglo 21″.
Michael
Swetnam, director del Potomac Institute for Policy Studies, aduce que los
«países deben comprometerse en conflictos irregulares, además de los tipos
convencionales de guerra, para conseguir sus objetivos. Claramente, EEUU debe
estar preparado para el amplio espectro de conflictos en todos los frentes».
El Secretario
de Estado de EEUU, Antony Blinken, asevera que la Administración Biden espera
en última instancia «una derrota estratégica de Putin y Rusia, pese a
cualquier ganancia táctica de corto plazo que hayan conseguido en Ucrania».
Blinken destacó
que las «sanciones devastadoras» y el «aislamiento diplomático» han tenido
efecto porque «Rusia fracasó en sus objetivos principales» al «no ser capaz de
capturar Ucrania», lo cual tampoco podrá «hacer en el largo plazo».
Tampoco el
premier británico Boris Johnson ocultó que las sanciones anglosajonas «tenían
como objetivo derrocar al régimen de Putin».
El paroxismo
teleológico fue alcanzado por
la SubSecretaria de Estado para Asuntos Políticos del Departamento de Estado de
EEUU, la pugnaz Victoria Nuland —creadora del caos teledirigido de Ucrania
desde 2014—, quien sentenció ante el Congreso que «en la perspectiva de EEUU,
el resultado final [end game] es la derrota estratégica del
presidente Putin en esta aventura», luego de incitar a una rebelión del «pueblo ruso«.
Victoria Nuland
opinó que la «guerra concluirá cuando Putin se percate de que puso en riesgo su
propio liderazgo».
Tomando en
cuenta la ominosa declaración de Victoria Nuland, es altamente probable que se
esté desarrollando una caleidoscópica y multiforme guerra «no declarada» de
EEUU contra Rusia en el conflicto de Ucrania que, a mi juicio, pudiera muy bien
denominarse como la Primera Guerra Híbrida Mundial.
Han existido
muchas guerras híbridas focalizadas y regionalizadas, como la
de la guerrilla chiíta libanesa de Hezbolá contra Israel —que resalta Hoffman—
y otras más que los multimedia occidentales endosan a Rusia:
desde Georgia, pasando por Siria, hasta el Donbás —la región oriental de
Ucrania donde han declarado su independencia respectiva Lugansk y Donetsk— cuya
mayoría demográfica es rusófona/rusófila y de religión
ortodoxa.
A mi juicio,
Ucrania es hoy el asiento de la Primera Guerra Híbrida Mundial que
libra en forma indirecta/tangencial EEUU contra Rusia —cuya masa crítica se
condensa en Kiev— que ha provocado una serie de medidas asfixiantes,
catalogadas de «sanciones catastróficas», que han permitido a EEUU/OTAN/Unión
Europea asestar «varias guerras en una»: desinformativa, cultural,
civilizatoria, demográfica, cibernética, maniquea, radioactiva, biológica,
orwelliana, neomacartista, de censura, ideológica, comercial, financiera,
económica, etc, etc.
Hoy la doble
guerra financiera y económica de Biden ejerce su máxima
presión contra Rusia.
A juicio
del canciller ruso Serguéi Lavrov,
más allá de Ucrania, lo que está en juego en última instancia es el «orden
mundial» y el «sistema de seguridad en Europa».
Un día antes,
el canciller Lavrov, había comentado que
una «tercera guerra mundial sería nuclear, destructiva».
Para que no
quede duda de la multidimensional guerra híbrida focal/regional/global
de EEUU contra Rusia, nada menos que el máximo jefe de las fuerzas armadas de
EEUU, Gral. Mark Milley, visitó un campo
aéreo clandestino —hub (encrucijada) para el transporte de armas—,
aparentemente en el sureste de Polonia, cerca de la frontera con Ucrania.
Entretanto, el
Pentágono expuso haber desplegado 12.000 soldados a países miembros de la OTAN
colindantes a Ucrania con el fin de «vigilar» el conflicto militar con Rusia.
Hoy alrededor
de 5.000 soldados de EEUU entrenan al
ejército de Polonia, frontera con Ucrania y Kaliningrado (Rusia), al unísono de
otros 14 países que libran armas
a Ucrania.
En paralelo,
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, acusó a EEUU de
haber declarado una «guerra económica» contra Rusia que «está sembrando
violencia en los mercados energéticos».
En Occidente se
han coordinado para liquidar a Rusia de una u otra forma mediante la doble
guerra financiera y económica, que forma parte de su guerra híbrida.
Así las cosas,
el ministro de economía de Francia, Bruno Le Maire, se jactó sin
tapujos de poder «colapsar» la economía rusa a lo cual replicó subliminalmente
el expresidente Dmitri Medvedev de que su «guerra económica» podría desembocar en
una guerra total. Le Maire retractó inmediatamente su bravata económica.
La directora
del Atlantic Council (adicto a la OTAN), Julia Friedlander —experta en «guerra
financiera» y «sanciones» tanto con la dupla Obama/Biden como con Trump, desde
la Oficina de Espionaje Financiero y Terrorismo en el Departamento de Tesoro—,
escribió un ominoso ensayo en el portal Político :
«Occidente declaró la guerra financiera contra Rusia. ¿Está preparado para
sus consecuencias?».
Friedlander
comentó que «la respuesta de Occidente ya no es solamente una presión — es una
guerra financiera».
Después de
preguntar si EEUU y sus aliados podrán provocar daño suficiente a la economía
rusa para frenar su operación militar, sentenció
que se trata de «un juego de alto riesgo para la seguridad europea, en tiempo
real, mediante medios financieros y económicos».
Pronosticó que
el «contagio financiero y de deuda podía estallar en lugares no vistos» cuando
«el daño colateral de la estrategia actual puede ser mayor a lo que sabemos».
Destacó que la
«estrategia de sanciones de Occidente es una carrera contra el reloj, o mejor
dicho, de 2 relojes que corren uno contra el otro. Un reloj es financiero
—cuánto toma para arrodillar a la onceava economía mundial— y otro reloj es
militar, cuánto tiempo necesita Rusia para derrotar a las fuerzas de Ucrania».
¿Cuál será el
revire de Rusia?
¿Acudirá China bajo la
espada de Damocles de Biden de otras ‘sanciones catastróficas’, al rescate
económico y financiero de Rusia?
Fuente: Kontrainfo.com
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