jueves, 30 de diciembre de 2021

Se destinan recursos a la militarización en un contexto que requiere respuestas sanitarias, humanitarias y medioambientales. [Ahora que tenemos tiempo vamos a contar mentiras: la riqueza la crea el capital –¡Chúpense esa! No me negarán que las sé echar gordas y redondas. Quietos paraos, que va otra: las guerras las crea, prepara y organiza el trabajador para beneficio propio jodiendo al sunsum corda y matando al primero que se menee si preciso fuera o fuese. Y esta qué, con su tintintin y todo-.Pues, eso, como les venía diciendo que los trabajadores españoles –obsérvese que para nada he mencionado al Rey ni nadie de su familia, porque yo lo único que he dicho ha sido “trabajadores”, así que no empecemos ya jodiendo la marrana y mezclando una cosa con otra- produjeron en España y en el año pasado (PIB) una riqueza valorada en 16.121.948 millones de leandrines -1 leandrín = 1.000.000 de euros- de los cuales pagaron los trabajadores españoles a la OTAN para la guerra, bocadillos de calamares, bombas de pie, bombas de mano y tal (siempre que tal explote) el 1,5% del PIB, esto es, la cantidad introspectiva mareante y achicharrante de 16.829 millones de leandrines -igual, igual que antes, 1 leandrín = 1.000.000 de euros. Entienda el lector que estamos hablando de la seguridad preta del Estado en plan peliagudo secreto oficial, lo que nos lleva a tener que hablar en clave, enmascarando así muy hábilmente el valor euro con el factor leandrín para que el enemigo no se entere de la misa la mitad, no sea qué, porque es que oiganme, del enemigo no te puedes fiar. De esos sustituyentes políticos que dicen ser los representantes de la representación democrática del toco mocho, ni un pelo. No te puedes fiar ni un pelo. Lo que yo les diga, que en esto del espionaje y del tuli parlamento cifrado yo sé lo que me digo-. Y llegados a este punto huelga decirlo (pero yo lo voy a decir de todos modos, porque una huelga es una huelga. Y una huelga general con dirección política para acabar con el cachondeo de los cachondeos dejando la riqueza en manos de quienes crean la riqueza –los trabajadores-, ¡peazo huelga, tío!- que todo esto que vengo diciendo es un Cuento, y si quieren más seña, un Cuento de Navidad. ¿Se van enterando ya por qué el Ratoncito Pérez que es el protagonista de este Cuento se hacen cada vez más rico sin trabajar al tiempo que los trabajadores, que trabajan hoy más que ayer pero menos que mañana se hacen cada vez más pobres y viven cada ver peor y lo que te tengo que rondar Morena?]

 

Se destinan recursos a la militarización en un contexto que requiere respuestas sanitarias, humanitarias y medioambientales

 

Kaosenlared /Estado Español / Por admin


 

El Estado español continúa destinando recursos a la militarización en un contexto en el que la seguridad requiere respuestas sanitarias, humanitarias y medioambientales

  • Un nuevo informe del Centre Delàs d’Estudis per la Pau analiza los niveles de militarización de los ámbitos político, humanitario, educativo y de distintos territorios del Estado español.

El Centre Delàs d’Estudis per la Pau publica un nuevo informe en el que analiza de qué maneras el militarismo permea en diversos espacios políticos, sociales, educativos y territoriales en el Estado español. El análisis contrapone el nivel de militarización de estos distintos ámbitos de la sociedad ante el contexto actual de crisis sanitaria, económica y ecosocial.

“Muestra de esta forma en que la doctrina militarista permea en nuestras sociedades ha sido la crisis sanitaria de la Covid-19. A pesar de tratarse de un asunto de seguridad sanitaria se ha construido toda una narrativa de guerra a su alrededor, desplazando el discurso del ámbito de la seguridad humana al de la seguridad militar, incluso llegando a visibilizar a los militares como agentes activos frente a la crisis sanitaria, a pesar de ser los sectores sanitarios y de la investigación científica los que presentaban plenas facultades, y por tanto, el verdadero papel protagonista, para hacer frente a la situación”, apunta Ainhoa Ruiz, investigadora del Centre Delàs d’Estudis per la Pau y editora del informe.

Y es que, a pesar de que la Directiva de Defensa Nacional señala actualmente entre las principales amenazas a nuestra sociedad problemáticas globales como el cambio climático, las pandemias, las migraciones o la vulnerabilidad energética; el análisis realizado muestra cómo desde las instituciones se fomenta una seguridad militarista basada en el impulso de la industria armamentista, de la dimensión y recursos de las Fuerzas Armadas y del gasto militar en los presupuestos del Estado. “Estos gastos de un presupuesto militarizado, junto con unas Fuerzas Armadas sobredimensionadas, no sirven para abordar las verdaderas amenazas a la seguridad que presenta la población y que la misma Directiva de Defensa Nacional señala, ante las que los ejércitos tienen poco que hacer”, concluye el análisis.

La publicación analiza también cómo el militarismo permea en diversos ámbitos de nuestras sociedades “en una búsqueda de legitimación del aparato militar, de sus estructuras y de determinadas políticas que lo mantienen”. En relación a la militarización de lo humanitario, el informe analiza la militarización de los servicios de protección civil a través de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Destacan algunos datos como que en 2019 la UME hizo 64 intervenciones, 0,017 por cabeza de sus más de 3.500 miembros, con un presupuesto de unos 150 millones de euros anuales en todo el Estado español; el mismo año, solo en Barcelona, 607 bomberos y bomberas hicieron casi 21.000 salidas, 34,5 por cabeza, con un presupuesto tres veces menor. En relación a la militarización de las migraciones y del espacio fronterizo, concluye que los tres espacios fronterizos del Estado español presentan un nivel alto de militarización mediante el despliegue de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y Guardia Civil, siendo Ceuta y Melilla las Comunidades Autónomas con más presencia de estos en todo el Estado en relación con la población del territorio (ambas presentan un despliegue de un 4,9% seguidas de lejos por Aragón con 1,1).

Sobre la militarización de la educación y el lenguaje, el análisis muestra que la práctica totalidad de las universidades españolas, tanto públicas como privadas, tienen suscritos acuerdos y convenios de colaboración con el Ministerio de Defensa. En los últimos años, en los ámbitos de prácticas académicas o actividades docentes, actos y eventos se han dado, al menos, 101 convenios, en un total de 17 Comunidades Autónomas de 19. Por otro lado, el Ministerio de Defensa llega de dos formas a los espacios educativos; primero, creando contenidos curriculares, como son el caso de los años 2007 y 2011, años en que se crearon libros para trabajar el concepto de Defensa desde una perspectiva militar en las aulas y, en el año 2015, con la Ley 36/2015 de Seguridad Nacional que introdujo a las comunidades docentes como espacios referentes para introducir la “Cultura de Seguridad Nacional”. Segundo, con la organización de actividades extracurriculares, como muestra el ejemplo del concurso “Carta a un militar”.

El informe también analiza el nivel de militarización de algunos territorios del Estado español, como es el caso de Andalucía, la Comunidad Autónoma con más presencia de efectivos de las Fuerzas Armadas con 24.121 en 2020, a las que se suman las unidades que tienen estacionadas EEUU y Reino Unido en bases militares en la región. O el caso de Canarias, que se sitúa en el ranking de grandes bases militares archipelágicas del mundo, auspiciadas por la OTAN, junto a Chipre, Guantánamo y Pearl Harbour, debido a su interés geopolítico. Debido a ello, cuenta con un cuerpo de seguridad por cada 116 habitantes, y un militar por cada 145 habitantes, mientras que sólo se dispone de una psicóloga por cada 17.000 personas.

Podéis descargar el resumen ejecutivo y el informe completo en castellano y en catalán aquí.

Por Centre Delas d Estudis per a la Pau

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