Toda la filosofía del utilitarismo británico se deriva, en último análisis, de un libro de cocina. Con el fin de hacer feliz a la gente es necesario introducir tal y tal reforma, tal y tal mejora. Para preparar un budín para doce personas es necesario tomar dos libras de harina, tantos huevos, tanto azúcar, ciruelas, etcétera. En sus especificaciones, el libro de cocina presupone que la harina, las ciruelas, etcétera, están siempre disponibles en cantidades necesarias y al alcance de la mano. Igualmente, los utilitarios-empiristas, desde Jeremy Bentham para abajo hasta los pragmáticos de nuestros días, consideran suficiente emitir recetas “prácticas” para asegurar la salvación de la sociedad. [2] En la medida en que las leyes orgánicas de la propia sociedad estén comprometidas, prefieren no molestarse por ellas. Estos caballeros no se acostumbraron a pensar sobre las leyes orgánicas que gobiernan el desarrollo de la sociedad, por la simple razón de que sus antepasados habían realizado un progreso ininterrumpido sin entender tampoco sus fuentes o leyes.
Es llamativo que los métodos británicos hayan florecido principalmente en suelo norteamericano.
[1] “Sobre el utilitarismo”. Cuarta Internacional, enero de 1942 Este fragmento, incompleto en el
momento de la muerte de Trotsky, es probablemente también de fines de 1939 o
principios de 1940.
[2]. Jeremy Bentham (1748-1832): fue el máximo exponente del utilitarismo, la
doctrina que expresa que la moralidad de las acciones está determinada por su
utilidad, su capacidad para producir placer o impedir el dolor. Fue también un
reformador y partidario de Adam Smith.
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