El fútbol femenino se rebela
contra los abusos y el acoso sexual
Por Ricardo Uribarri
/ Feminismos
Rebelion
05.11.2021
Fuentes: CTXT
[Imagen: Jugadoras del OL Reign protestan contra los abusos sexuales. TWITTER
OL REIGN]
Las denuncias de jugadoras de distintos países sobre los comportamientos
inadecuados que han sufrido en los últimos años revelan la impunidad en la que
se han movido los acusados y el fallo en los controles para evitar estas
situaciones
Hace unos años
fue en Colombia. Después ocurrió en Haití. También en Afganistán. Ahora se han
conocido casos en Venezuela, Estados Unidos y Australia. El problema de los
abusos a las mujeres futbolistas, ya sean sexuales o verbales, por parte, en el
mayor número de casos, de los entrenadores de los equipos o de las selecciones,
sigue bien presente, como hemos comprobado con las denuncias realizadas por
varias jugadoras en las últimas semanas. Los organismos responsables de velar
por la seguridad de las deportistas dicen estar tomando desde hace tiempo
medidas para evitar que se den nuevos casos, pero no parece que estén dando
resultados. Es más, la propia FIFA reconoce que se teme que las últimas
acusaciones no sean más que “la punta del iceberg”.
La última luz
de alarma se encendió hace unas semanas, cuando las jugadoras estadounidenses
Sinead Farrelly y Meleana “Mana” Shim, reconocieron al medio digital The Athletic que
habían sido objeto de abusos sexuales por parte del entrenador Paul Riley.
Farrelly los empezó a sufrir en 2011, cuando estaba en el Philadelphia
Independence. Después volvió a vivir la misma situación en 2014 en el Portland
Thorns, donde también jugaba Shim. “Me sentí bajo su control”, ha reconocido
Farrelly, que debido a la ansiedad y la presión que sentía llegó a desmayarse
en medio de un partido. Ambas acusan a Riley de coaccionarlas para tener
relaciones sexuales con él, de obligarlas a besarse entre ellas a cambio de no
realizar algunos ejercicios físicos, de enviarles fotos de carácter sexual no
solicitadas, y de menospreciarlas y someterlas a abusos verbales. Según el
relato de Farrelly, Riley le dijo: “Esto nos lo llevamos a la tumba”.
El técnico
niega estos hechos, aunque el Portland Thorns ha reconocido en un comunicado
que decidió no renovar su contrato por encontrar “claras violaciones de las
políticas de la compañía”. El dueño de la entidad, Merritt Paulson, ha sido más
explícito. “Hicimos un anuncio opaco sobre la no renovación del contrato de
Riley en lugar de anunciar explícitamente su rescisión, guiados por lo que, en
ese momento, pensamos que era lo correcto, el respeto a la privacidad de las
jugadoras. Lamento profundamente nuestro papel en lo que claramente es un fallo
sistémico en el fútbol profesional femenino. En última instancia, podríamos
haber hecho más. Pido disculpas a Mana, Sinead y todas las demás que están
sufriendo como resultado”.
Los organismos
responsables de velar por la seguridad de las deportistas dicen estar tomando
desde hace tiempo medidas para evitar nuevos casos, pero no parece que dé
resultados
El equipo
notificó a la Liga Nacional de Fútbol Americana (NWSL) el resultado de su
investigación y la propia Farrelly intercambió correos al respecto de este
asunto durante este año con la comisionada de la NWSL, Lisa Baird, pero la
institución no tomó ninguna decisión. Esa inacción le ha costado el puesto
tanto a Baird como a la abogada general del organismo, Lisa Levine. A raíz de
la publicación de estas acusaciones y a la espera de conocerse el resultado de
varias investigaciones puestas en marcha, la NWSL ha suspendido la licencia de
Riley, mientras que el equipo al que entrenaba, el North Carolina Courage, ha
decidido prescindir de él. El escándalo provocado hizo que la jornada
correspondiente al 2 y 3 de octubre se suspendiera y que unos días después,
todos los partidos se pararan en el minuto 6, en reconocimiento a los seis años
que tardaron en conocerse los actos denunciados por Farrelly y Shim.
No ha sido el
único problema de este tipo que ha vivido la competición estadounidense en las
últimas fechas. Richie Burke, técnico de los Washington Spirit, fue denunciado
hace unos meses y una investigación ha determinado que “acosó y abusó
verbalmente de sus jugadoras, violando la política anti-acoso de la liga”.
Además, la junta de gobernadores de la NWSL ha sancionado al club por permitir
que las futbolistas se sintieran marginadas y degradadas.
Un comentario
en Twitter de la estrella del fútbol norteamericano Megan Rapinoe, en el que
decía: “Hombres que protegen a hombres que abusan de las mujeres”, en
referencia al mensaje de agradecimiento del director general de los Thorns
hacia Riley cuando éste salió del equipo en 2015, sirvió para que, en otra
parte del mundo, en Australia, la que fuera internacional del país y segunda
máxima goleadora de la selección, Lisa De Vanna, ya retirada, contara su
experiencia y ofreciera una perspectiva más. “Estoy de acuerdo con Megan, pero
he sido testigo de: mujeres protectoras de mujeres que abusan de mujeres;
jugadores que protegen a los jugadores mayores que abusan de los jugadores más
jóvenes; organizaciones que protegen a los entrenadores/jugadores que abusan de
los jugadores. El abuso es abuso. ¡El mal comportamiento es malo en todos los
ámbitos!”.
En una
entrevista con el Daily Telegraph de Sidney, De Vanna se mostró más clara sobre
lo que vivió en sus años de carrera. “¿Me han acosado sexualmente? Sí. ¿Me
han intimidado? Sí. ¿Ostracismo? Sí. ¿He visto cosas que me han incomodado? Sí.
Creyeron que era divertido. Solo era una niña de Perth, no conocía nada
diferente… Quería golpearlos. Como era una jugadora joven no sabía cómo
etiquetar esto, pero sigue sucediendo en todos los niveles y es
momento de alzar la voz”. La jugadora contó que sufrió estos hechos en los
vestuarios y las duchas, donde fue tirada al suelo y algunas compañeras
abusaron de ella. Lisa no ha sido la única jugadora australiana en reconocer en
las últimas semanas haber sufrido este problema. Rhali Dobson, que dejó de
jugar hace unos meses, también afirma haber sido objeto de abusos sexuales: “Es
una cosa que todavía sucede, hasta en los más altos niveles, y hasta que no se
aborde no va a cambiar nada”.
De Vanna ha
pedido que se sancione a los responsables de esta conducta y la Federación
Australiana de Fútbol ha contestado que mantiene tolerancia cero y ha pedido a
las denunciantes que presenten sus quejas de manera formal “para proceder a
investigar a fondo”.
Pocos días
después de conocerse el caso de Farrelly y Shim, salió a la luz un comunicado
de 24 internacionales de Venezuela en el que denunciaban situaciones de abuso y
acoso físico, psicológico y sexual ocasionadas por el entrenador panameño
Kenneth Zseremeta durante el tiempo que estuvo al frente de la selección, entre
2013 y 2017. En el escrito explican que, a causa de eso, “muchas de nosotras
seguimos con traumas y heridas mentales que nos acompañan en nuestro día a
día”. Las jugadoras explican que, en 2020, una compañera les contó que “había
sido abusada sexualmente desde los 14 años por Zseremeta”, una situación en la
que tenía la complicidad de su ayudante Williams Pino. Afirman que esta
compañera es una “sobreviviente a un monstruo que no solamente abusaba de ella
a nivel sexual. Emocionalmente vivía en un constante asedio en el que ella no
prefería ser convocada más”, a pesar de ser el sustento de su casa en muchas
ocasiones.
A raíz de esta
confesión, otras jugadoras reconocieron haber tenido “experiencias de acoso,
tanto telefónico como preguntas e invitaciones indebidas, sobornos para
mantenerse dentro de la selección, regalos fuera de contexto, masajes y
diferentes situaciones que definitivamente no eran normales”. También relatan
que las jugadoras de la comunidad LGTBI eran constantemente cuestionadas por su
orientación sexual. “Existían amenazas y manipulaciones de decirles a los
padres de las jugadoras su orientación sexual si no tenían disciplina. Las
insinuaciones sexuales eran temas del día a día, al igual que los comentarios
hacia el atractivo físico de muchas jugadoras”. Los dos técnicos han hecho
públicas unas notas en las que niegan las acusaciones, afirmando Zseremeta que
“me acojo constitucionalmente a la presunción de mi inocencia hasta que se
pruebe lo contrario”. La justicia venezolana ha dictado una orden de arresto
contra ambos, que ya no se encuentran en el país desde hace años.
Después de
hacerse públicas las denuncias de las futbolistas estadounidenses, la FIFA
emitió un comunicado en el que afirmaba que “debido a la gravedad de las acusaciones
de las jugadoras, podemos confirmar que los órganos judiciales de la FIFA están
investigando activamente el asunto y han abierto una investigación preliminar”,
al mismo tiempo que reafirmaba su postura de que “cualquier persona declarada
culpable de mala conducta y abuso en el fútbol será procesada, sancionada y
expulsada del juego”.
Es cierto que
el organismo que rige el fútbol mundial ha tomado medidas contundentes en los
últimos años contra el presidente de la Federación Haitiana de Fútbol, Yves Jean-Bart
y el presidente de la Federación de Fútbol de Afganistán, Keramuudin Karim, a
los que ha sancionado de por vida tras ser investigados por acoso y abusos
sexuales y físicos, pero también que, a la vista de los acontecimientos, aún
hay mucho que mejorar en la prevención de este tipo de actitudes. No se trata
solo de sancionar a posteriori sino de impedir que estos hechos ocurran. Y los
casos que se están conociendo demuestran la impunidad en la que se han movido
los acosadores y cómo han fallado los controles. Da miedo pensar cuantos
episodios de este tipo seguirán ocultos, pero al mismo tiempo resulta alentador
ver que cada vez más afectadas se deciden a denunciar.
Urge poner coto
a esto porque el fútbol femenino no se puede permitir perder en todo el mundo a
chicas a las que les gustaría jugar, pero que es posible que tanto ellas como
sus familias se echen para atrás al conocer este riesgo. Por eso, para que se
tomen medidas efectivas y ninguna otra jugadora tenga que sufrir algo así en el
futuro, es importante que las afectadas tengan la valentía de contar lo que
pasa y que las instituciones les ofrezcan medios adecuados y seguros para que
puedan hacerlo. Y es que, como decía la jugadora estadounidense Sarah Gorden en
un mensaje directo a los entrenadores en las redes sociales: “Les prometo que
pueden ser duros y mantener los estándares sin ser abusivos, tóxicos o
manipuladores”.
Ricardo Uribarri. Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y
ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez.
Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda
Madrid.
Fuente: https://ctxt.es/es/20211101/Deportes/37674/abuso-acoso-sexual-denuncia-futbol-femenino.htm
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