El final caótico de una brusca retirada de tropas estadounidenses
El colapso de
Afganistán evoca en EE.UU. el recuerdo de Vietnam
Por Aldana Vales
Rebelión
Fuentes: Página/12
16/08/2021
En
el imaginario colectivo, un escape en helicóptero es sinónimo de la evacuación
de Saigón, en 1975. Es decir, es sinónimo de fracaso militar.
“No habrá ninguna circunstancia en la que vayan a ver
gente despegando desde el techo de la embajada de Estados Unidos en
Afganistán”, dijo Joe Biden el 8 de julio pasado desde la Casa Blanca. La promesa
le duró poco más de un mes. Este domingo, las imágenes que llegaron desde Kabul
mostraron un helicóptero que trasladaba al personal del país norteamericano
desde la sede diplomática hasta el aeropuerto. Para Estados Unidos, la
imagen de un escape en helicóptero es sinónimo de la evacuación de Saigón, en
1975, cuando el ejército norvietnamita tomó la ciudad. Es sinónimo
de fracaso militar.
Después de veinte años
Después
de 20 años y más de dos billones de dólares gastados, Estados Unidos se va de
Afganistán de una forma que nunca pudo prever. El colapso del gobierno afgano y retorno de los
talibanes, que Biden hace un mes calificó como “altamente
improbable”, sucedió en tiempo récord. En menos de una semana, el grupo
islamista radical tomó provincia tras provincia hasta llegar a la capital.
Abusos y torturas
Hace
apenas un mes, las tropas estadounidenses habían dejado en silencio la base
aérea de Bagram, un predio que también funcionó como prisión y en la que se documentaron casos de abusos y torturas en
los primeros años de la guerra. Este domingo, Associated Press
incluía Bagram entre los edificios que ya están bajo control del Talibán.
Biden heredó de Donald Trump el acuerdo de una retirada total. Cuando asumió, extendió el período para hacerlo y pasó, para el 31 de agosto, lo que originalmente tenía que terminar en mayo de este año. Aunque todavía faltan dos semanas para esa fecha, ya se sabe que el retorno de las tropas no va a suceder como se pensaba.
Caos y críticas
Desde
que anunció su intención de continuar con la retirada, Biden enfrentó
las críticas de quienes señalaban que existía el peligro de que los talibanes
retornaran. Cuatro presidentes, dos de cada uno de los dos partidos
mayoritarios de Estados Unidos, han estado a cargo de la guerra en Afganistán
desde 2001. Al asumir, Biden fue tajante: “No voy a pasarle esta
responsabilidad a un quinto”.
Durante
la semana pasada, cuando quedó claro el regreso del grupo islamista radical, el
gobierno estadounidense mantuvo su postura. “Un año más o cinco años más de
presencia militar de Estado Unidos no habría marcado una diferencia si el
ejército afgano no puede o no va a controlar su propio país”, dijo Biden en un
comunicado. A pesar de eso, autorizó el despliegue de unas 6.000 tropas
en medio del caos para asegurar “una retirada ordenada y segura del
personal” del país norteamericano y de sus aliados.
Pero
si Washington planeaba una evacuación tranquila de la embajada, eso quedó
descartado en cuanto fue evidente que el gobierno de Ashraf Ghani no se
sostendría mucho más tiempo. Este domingo, la sede diplomática
suspendió las operaciones consulares y emitió una alerta. “La
situación de seguridad en Kabul cambia rápidamente, aeropuerto incluido. Hay
informes de que el aeropuerto está bajo fuego. Por lo tanto, instruimos a los
ciudadanos estadounidenses a que busquen refugio en donde estén”, dice el
aviso.
Mientras
las noticias desde Kabul confirmaban el ingreso de los talibanes a la capital,
la Casa Blanca se mantuvo prácticamente en silencio. Biden pasó el fin de
semana en Camp David, una residencia ubicada en las afueras de Washington en la
que los presidentes estadounidenses suelen descansar. Su agenda no lo muestra
con actividad pública hasta el próximo miércoles.
La
administración apenas dejó ver una foto del mandatario recibiendo un informe
por videoconferencia. “El presidente y la vicepresidenta se reunieron con su
equipo de seguridad nacional y funcionarios de alto rango para escuchar
informes sobre la retirada de nuestro personal civil de Afganistán, evacuación
de quienes pidieron visas especiales y otros aliados afganos”, dice el tuit
oficial.
El
que sí salió a hablar fue el secretario de Estado, Antony Blinken. Su
principal misión fue intentar detener, sin éxito, las comparaciones con el fin
de la Guerra de Vietnam. “Entramos en Afganistán hace 20 años con una
misión y esa misión era hacer frente a los que nos atacaron el 11 de
septiembre. Esa misión fue exitosa», insistió. Pero tanto el resultado como la
extensión de la guerra alimentan las comparaciones.
Una guerra interminable
Estados
Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) derrocaron a
los talibanes en Afganistán en 2001, después de la decisión del republicano
George W. Bush de llevar adelante una guerra contra el terrorismo y Al Qaeda
tras el atentado contra las Torres Gemelas.
Un
año después, el mandatario prometió “ayudar a reconstruir un Afganistán que sea
libre de este mal y un mejor lugar para vivir”. Hasta 2009, el Congreso de
Estados Unidos le autorizó 38 mil millones de dólares para hacerlo, según
Council on Foreign Relations. En el medio, el país asiático sancionó una
constitución, eligió presidente e integrantes de las dos cámaras de su
parlamento.
La llegada del demócrata Barack Obama a la Casa Blanca
en 2009 significó un nuevo envío militar a Afganistán. Durante su presidencia, Estados Unidos
asesinó a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, en Pakistán, pero las tropas
igualmente se quedaron también durante sus dos mandatos.
En
2013, el ejército afgano se hizo cargo de la seguridad del país. Desde
entonces, el relato oficial de la coalición Estados Unidos-OTAN fue el
de que estaba entrenando a los afganos para que pudieran sostenerse. Pero hace dos años, un informe del
Washington Post mostró cómo Estados Unidos venía escondiendo la evidencia de
que estaba en una guerra que no podía ganar. “Si el pueblo
estadounidense viera la magnitud de esta disfunción… 2.400 vidas perdidas”,
decía uno de los testimonios recogidos por el periódico. El número se refiere
apenas a las vidas de militares estadounidenses. Associated Press estima que
murieron 66.000 miembros del ejército y de la policía afganos y 47.245 civiles.
Del lado de los talibanes, la cifra es de 51.191.
En
2017, Trump asumió con la idea de irse de Afganistán y terminar con lo que él
consideraba guerras eternas en las que Estados Unidos gastaba mucho mientras
sus aliados se aprovechaban. En febrero de 2020, anunció un acuerdo con los
talibanes: Estados Unidos se retiraría y el país asiático no sería usado en
actividades terroristas. En noviembre pasado, después de que el republicano
perdiera las elecciones, el Departamento de Defensa informó que para enero de
este año habría apenas 2.500 tropas en terreno afgano, en línea con lo que se
proponía el acuerdo.
Tras
asumir, Biden lo mantuvo. Aunque el colapso era posible, ningún informe de
inteligencia o de seguridad le había indicado que estaba tan cerca.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/361784-el-colapso-de-afganistan-evoca-en-ee-uu-el-recuerdo-de-vietn
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