Ranas en el
fondo del pozo
DIARIO OCTUBRE / 13.10.2020
La cosa va de elecciones, aunque no en Bolivia
donde el entusiasmo por las encuestas oculta la realidad: me sorprendería mucho
que ganase la candidatura indigenista del MAS. Y si ganase la pregunta será ¿y
qué? ¿va a purgar al ejército, a la policía, a los golpistas (incluyendo a
empresarios, televisiones, etc.), a…? Lo dudo. ¿Va a salir de la OEA, esa misma
que legitimó el golpe? Para nada. Luego, gane quien gane, da igual o casi
igual. Como con Morales, asistiremos a alguna mejora simbólica de la parte más
pobre de la población y poco más.
Por eso me quiero centrar en otras elecciones que
son más, mucho más, importantes y que también están al caer: las de Venezuela.
Estos días han pasado cinco cosas muy curiosas:
– Un tribunal de Gran Bretaña falla que es el
gobierno venezolano, y no Guaidó, el legítimo propietario del oro que Venezuela
tiene en el Banco de Inglaterra.
– Wall Street reconoce la fortaleza del petro
venezolano, «una divisa fiduciaria en alza y cada vez con mayor confianza
cuando EEUU entra en crisis».
– El jefe del Comando Sur de EEUU reconoce que
Venezuela se salta las sanciones gracias al petro y otras criptomonedas.
– La ONU publica un informe sobre «crímenes de lesa
humanidad» en Venezuela.
– Se aprueba la Ley Antibloqueo en Venezuela.
Coged las cinco cosas y mezcladlas bien. Y ahora,
volvamos a la paranoia anti-Venezuela que recorre la espina dorsal de
Occidente, sea blanco o criollo. Veréis a las ranas saltando en el fondo del
pozo, intentando salir de él pero constantando que no es fácil, que el pozo es
algo más profundo que un simple charco. No habría informe de la ONU sin las
tres primeras cosas, y no habría una quinta sin las tres primeras.
O sea, que las tres primeras son determinantes para
entender lo que está pasando ahora mismo en y con Venezuela.
Supongo que no hace falta recordar que Guaidó y
quienes le sostienen, y hablo de fuera de Venezuela, no están cumpliendo la
Constitución, como dicen, puesto que el artículo 233 en que se basa el
reconocer al «presidente interino» establece que en caso de que Maduro no
sirviese para el cargo sería el vicepresidente quien lo relevase, y ese no es
el caso de Guaidó. Eso es lo que, en síntesis, viene a decir el tribunal
británico.
Que el petro se haya convertido en una moneda
relevante es muy sorprendente; que sean los capitalistas de Wall Street quienes
lo reconozcan, más. Y que sean los militares quienes hablen de ello indica que
solo esta vía es la única con que se podrá desalojar a Maduro. Porque si el
petro es una moneda relevante, si se codea con el dólar en los mercados
internacionales es porque al estar respaldada por el petróleo los inversores
apuestan por ello pese a que Venezuela tenga dificultades para extraerlo y
venderlo. Esta es la razón principal, aparte del apoyo popular, por la que
Maduro no ha caído. El bloqueo es criminal, como todos los bloqueos, pero la decisión de
poner en marcha el petro ha sido fundamental para solventarlo e
ir abriendo grietas en el mismo. Han pasado dos años y medio de ello y ahora se
recogen los primeros frutos, aún pequeños pero que ya auguran buenas cosechas.
Que la ONU hable de «crímenes de lesa humanidad»
sin referirse a los bloqueos es ya en sí algo más que sospechoso, es una
indecencia. Y más que lo haga en este contexto.
Que el jefe del Comando Sur de EEUU hable de que
entre sus funciones está el «investigar el crecimiento de las criptomonedas en
la región, y del petro en particular», pone de relieve la importancia que EEUU
da a un asunto que va más allá de abrir grietas en los bloqueos o sanciones:
apunta, directamente, a la desdolarización de la economía mundial. Este tipo se
llama Craig Faller y no tiene pelos en la lengua: «el 60% de las criptomonedas
del mundo están en el hemisferio Sur (o sea, la América Latina más abajo de
Panamá) y ello tiene que ver con Venezuela, además, con la participación de
Irán».
Dejemos a parte a Irán, que tampoco lo está
haciendo muy mal precisamente. Que los militares de EEUU hablen de que están
investigando el uso venezolano de criptomonedas indica cuál es la vía que tiene
en mente EEUU, la única con la que podrá sacar a Maduro de Miraflores: la
fuerza militar. Tal vez así se puedan entender las razones por las que la UE,
que estaría dispuesta a enviar observadores «de inmediato» (sic) a Bielorrusia
si Lukashenko accediese a repetir las elecciones, no es capaz de preparar a su
gente tres meses antes de las elecciones en Venezuela (fue el mes pasado cuando
se hizo la invitación). Por eso también las presiones de EEUU, y sus vasallos
europeos, para que nadie se presente a las elecciones del 6 de diciembre: para
tener el terreno limpio.
Y ahora la quinta de las cosas de estos días, la
Ley Antibloqueo. Claramente se sustenta en la fortaleza del petro, aunque tiene
casi más cosas negativas que positivas (es decir, estoy mirando hacia dentro y
no hacia fuera). Negativas, porque a pesar del nombre legitima una política
aperturista que llega, incluso a plantear una reversión de las
nacionalizaciones iniciadas por Chávez. Se puede argumentar en su favor que es
producto del bloqueo y de las sanciones, que con ello se pueden abrir nuevos
caminos y todo ello es cierto, pero no lo es el excesivo secretismo que
conllevan algunos de sus aspectos, sobre todo en cuestiones pretroleras.
Pero esta es otra historia. Porque un par de meses
antes de todo esto había quien reclamaba, con euforia, que Venezuela estaba en
bancarrota y que sólo explotaba el 4% de toda su riqueza petrolera «situándose
a niveles de 1963».
La rana se creía ya disfrutando del sol en los
charcos (de petróleo) del Orinoco, pero no. Las ranas siguen en el fondo del
pozo aunque alguna, como Suiza, que fue de las primeras en reconocer a Guaidó
como «presidente interino», acaba de desdecirse y reconocer a Maduro como
presidente. Tiene toda la pinta de ser el precedente para después de diciembre.
El Lince
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