El año 2020 se inicia marcado
por la profunda crisis política de la oligarquía española.
DECLARACIÓN
DEL SECRETARIADO POLÍTICO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PCPE Diciembre de 2019
Diario
Octubre / diciembre 21, 2019
2019 finaliza con la misma crisis del bloque de poder
en España
Termina el
año 2019, y el bloque de poder del sistema capitalista español no encuentra
solución para su profunda crisis interna.
Crisis que
es de carácter general, porque afecta al mismo tiempo a los mecanismos
fundamentales de su legitimación social, a las estructuras de la acumulación de
capital, y a la misma unidad interna de las clases sociales que, desde hace
décadas, ejercen su dictadura más feroz.
En el año
1936, este bloque de poder conformado como alianza de los sectores más
reaccionarios de la sociedad -aristocracia terrateniente, capital financiero,
cúpulas militares y policiales fascistas, jerarquía de la Iglesia católica-, y
siempre enfrentado al desarrollo y al avance de la historia, recurrió a una
guerra criminal contra la clase obrera, y contra los pueblos del Estado, para
mantener su sistema de dominación, protagonizando una carnicería de dimensiones
dantescas. Por ahora, esa opción no está en la agenda de las posibles
soluciones a su profunda crisis estructural, por una correlación de fuerzas
nacional e internacional que no les es favorable para ello.
El
capitalismo, a lo largo de su historia, elige entre dos las salidas posibles a
sus crisis: el fascismo y la socialdemocracia.
En esta
ocasión, los centros intelectuales de la dictadura del capital en España, han
instrumentalizado el espantajo del financiado fascismo criminal de Vox para
forzar la opción de un gobierno de la socialdemocracia, que es la opción que
consideran más idónea para la defensa de sus intereses en esta difícil
coyuntura concreta que enfrenta la clase dominante.
Pero la
realidad es tozuda, y la crisis no la resolverá un gobierno de la vieja y la
nueva socialdemocracia, que tiene que recurrir a un alambicado apoyo de una de
las fuerzas que cuestionan su hegemonía, y que una vez más está demostrando
tener una capacidad táctica de la que carece la más cerril oligarquía
centralista. Con sus dirigentes en prisión o en el exilio, negocian con los
carceleros la formación de un gobierno.
Está por ver
cómo terminan, o no terminan, esas negociaciones, pero se puede adelantar ya
que ese gobierno en ciernes no será capaz de abordar las cuestiones centrales
que están en el origen de la actual crisis estructural:
- La corrupción del sistema de Partidos, así como la corrupción del sistema judicial y policial, que se desarrollan al amparo en la corrupción mayor de la casa de los Borbones y el capital.
- La posición del pueblo de Catalunya de optar por un referéndum de autodeterminación, proceso que hoy encabeza la burguesía, pero que se sustenta en la objetiva realidad nacional catalana. Esa burguesía catalana, que siempre formó parte del bloque oligárquico de poder, ahora opta –de una manera amplia- por la separación.
- La gigantesca acumulación parasitaria del capital monopolista español (Santander, BBVA, Repsol, Inditex, Endesa, Movistar, etc.), que está incrementando la explotación de la clase obreracon salarios de miseria, especialmente a las mujeres trabajadoras y a la juventud, y un empobrecimiento generalizado de trabajadores y sectores populares.
- La violencia sistemática contra las mujeres, en una sociedad marcada históricamente por las prácticas más reaccionarias, consolidadas entre la Inquisición, la Iglesia católica y el fascismo.
- La integración en las políticas internacionales imperialistas. Una política internacional de expolio y saqueo, que vulnera el derecho internacional, la soberanía de las naciones y la no injerencia. Política que implica una connivencia criminal entre capital monopolista español, partidos de gobierno, monarquía, Ejército (OTAN), y servicios secretos (CNI).
- Políticas económicas de destrucción del medio ambiente. Los procesos especulativos, la ejecución de grandes infraestructuras, los combustibles fósiles, los usos agrícolas y ganaderos de tipo intensivo, etc., están llevando al país a un deterioro cada día más amplio de las condiciones de vida, elevación del nivel del mar, sequías y grandes inundaciones.
- La represión como respuesta a la movilización social. La oligarquía responde con la criminalización de la contestación social, al sistemático encarcelamiento de la disidencia, llevando a las prisiones o al exilio a gran cantidad de sindicalistas, a los jóvenes de Alsasua, al colectivo de presos y presas de Euskal Herría, a los presos políticos catalanes y a presos y presas comunistas. Recientemente la nueva socialdemocracia ha guardado silencio para facilitar la aprobación de la nueva Ley Mordaza digital, como muestra puntual de su servidumbre al capital.
El
imperialismo saca las garras más feroces contra los pueblos, y contra la
Humanidad
El inmenso desarrollo de las fuerzas productivas ha entrado en irreconciliable e irresoluble contradicción con las relaciones de producción capitalistas, con la propiedad privada. La altísima socialización de la producción ha entrado en frontal contradicción con el gran capital monopolista internacional. Solo hay un obstáculo para que esa gran producción socializada pueda satisfacer, como nunca antes, las necesidades de la Humanidad: el sistema capitalista internacional.
Esa es la
contradicción fundamental que explica, de forma científica, los cada vez más frecuentes escenarios
de violencia, explotación y opresión que protagonizan las potencias
capitalistas internacionales.
Una larga
lista en la que, a modo de ejemplo, hay que citar: la guerra en Mali
(con participación de las fuerzas mercenarias españolas), el golpe de Estado en
Bolivia, la guerra multifacética contra Venezuela, el
recrudecimiento del bloqueo contra Cuba, el cerco brutal con la RP de
Corea, las guerras varias en el medio y lejano Oriente, el genocidio
sionista contra el heroico pueblo palestino, la ocupación del territorio
saharaui por la dictadura marroquí con el apoyo de la monarquía
española, la feroz guerra en Yemen (con especial aporte de armamento
español), las guerras y saqueos del continente africano en Libia, Congo,
Somalia, Sudán, etc., las represiones brutales contra las
movilizaciones en Chile, Colombia, Haití, etc.
Todos estos
escenarios más locales no deben hacer olvidar el permanente riesgo letal que
nos puede enfrentar a un escenario de guerra más generalizada y extendida.
Esa misma
contradicción sistémica es la explicación del esperpéntico desarrollo de la reciente cumbre del
clima en Madrid. Los grandes monopolios internacionales utilizan estos
encuentros internacionales para forcejear en sus estrategias parasitarias.
Desde el discurso de una supuesta preocupación por la crisis climática, su
único objetivo es conseguir la aprobación de nuevos apoyos de los fondos
públicos a las grandes empresas monopolísticas, en forma de ayudas sin retorno
a su descarbonización. La compra, por parte de Endesa, de las portadas de los
periódicos españoles el día del inicio de la Cumbre, haciéndose propaganda del
gran esfuerzo que hace la empresa italo/española más contaminante por
evolucionar hacia un modelo de energía más limpia, es un ejemplo incontestable
de cuáles son los intereses que mueven estos encuentros internacionales.
Levantar un
nuevo proyecto histórico, libre, soberano e igualitario.
No perdamos el tiempo con los engaños del capitalismo, y de sus lacayos socialdemócratas. Es necesario avanzar por el camino de nuestra propia emancipación. El camino hacia el poder obrero y la sociedad socialista. Entre otras razones, porque el capitalismo no tiene más opción que radicalizar el ejercicio de su dictadura de clase, frente a estas contradicciones irresolubles que enfrentar, y para las cuales no hay más solución histórica que la destrucción del mismo sistema que las genera.
Hay que
levantar en nuestro país un amplísimo movimiento social de masas, hegemonizado
por las trabajadoras y los trabajadores, que enfrente con determinación su
propio proyecto de emancipación, sin retroceder ante las violencias de la clase
dominante y ante su injusticia social. Un movimiento de masas que no se detenga
hasta alcanzar la victoria total.
Hoy ese
movimiento social de masas, articulado unitariamente en Frente Obrero y
Popular por el Socialismo, ha de ser capaz de integrar a amplios sectores
obreros y populares con el objetivo común de levantar un nuevo proyecto
histórico, republicano, soberano y socialista. Una República Socialista
de carácter Confederal, que sea unión voluntaria de pueblos y naciones
libres, reconociendo el ejercicio del derecho a la autodeterminación, y
abriendo el camino para la construcción de la sociedad socialista.
Un
movimiento político, que inicie su proceso de organización y activación social
con propuestas tales como: – Derogación de las contrarreformas laborales, de
forma inmediata. SMI 1.200 euros.
- Recuperación pública de las empresas y servicios que se han privatizado. – Pensiones públicas y suficientes a cargo de los PGE, y revisión garantizada con el IPC. – Amnistía inmediata para presas y presos políticos (colectivo vasco, sindicalistas, comunistas, anarquistas, catalanes, etc.).
- Reforma inmediata de las leyes para que se tipifiquen de forma consecuente todo tipo de violencias contra las mujeres. Garantía de igualdad salarial. – Reconocimiento inmediato al pueblo de Catalunya de su derecho a un referéndum de libre autodeterminación.
- Nueva política migratoria, con cierre de los CIES, acogida a migrantes, y legalización de situaciones irregulares. Retirada de alambradas en Ceuta y Melilla.
- Derogación de la Ley Mordaza.
- Lucha contra el fascismo y contra cualquier expresión de limitación de las libertades y los derechos.
- Lucha por la paz y contra las guerras imperialistas, contra los bloqueos y las injerencias en los asuntos internos de otros países.
Este
movimiento político de masas se ha de dotar de un proyecto estratégico,
articulado en propuestas tales como:
- Salida del euro, la UE y la OTAN. Recuperación de la soberanía para una política económica propia. Retirada de las bases militares extranjeras y reducción drástica del gasto militar.
- Nacionalización de la Banca, y de las principales empresas del país.
- Reforma agraria integral, expropiación de grandes terratenientes, y tierra para el campesinado pobre y jornaleros/as sin tierra.
- Proclamación de la República, y depuración de los cuerpos represivos, militares y policiales.
- Disolución de la Guardia Civil y la Legión.
- Política internacional sustentada en el principio del beneficio mutuo, la no injerencia y la no participación en acciones militares del imperialismo, solidaridad entre los pueblos.
Cualquier
gobierno que hoy se pueda formar en nuestro país no desarrollará un programa
democrático y social con esta orientación. Por ello, desde el primer día en
que ese gobierno se constituya, el PCPE llamará a combatirlo con todas las
fuerzas disponibles, trabajando para la más amplia unidad del movimiento obrero
y popular, formando plataformas de lucha de todo colectivo particularmente
explotado y/o oprimido, e impulsando un amplio movimiento de unidad de todos
los colectivos movilizados, así como, de una forma especial, la unidad de todas
las organizaciones obreras y sindicales.
Ni un minuto
de confianza a quienes, sumisos en la gestión de las necesidades del capital,
defraudarán en breve las esperanzas en un Gobierno que realice políticas a
favor de la clase obrera y los sectores populares. Una contestación de masas
que, además, se fundamentará en cada una de las promesas que dejen de cumplir
desde el primer día, y en todas las medidas antiobreras y antipopulares que
empezarán a adoptar desde lo que llamarán: “su responsabilidad institucional”
El PCPE hace
un llamamiento para que el año 2020 sea el de la recuperación de la capacidad
de movilización y lucha que se expresó hace 31 años con la gran Huelga General
del 14 D. Ese será el camino para el impulso del urgente y necesario proceso de
cambio social.
Secretariado
Político del Comité Central del PCPE. Diciembre 2019
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