Finanzas
Tres riesgos para 2019
Francisco Louçã
Vientosur
03.01.2019
El 31 de este
año que acaba de finalizar, Alan Greenspan explicó ingenuamente que había dos
burbujas, la de las obligaciones y la de las acciones. Una semana después, sólo
en una hora, la bolsa sufrió su mayor caída desde lassubprime. Pronto
volvió todo a la normalidad. Nadie sabe qué ocurrió. En vísperas de Navidad, lo
mismo, abrupta caída. Después, una subida suave. Se diría que los mercados
andan nerviosos. Porque hay buenas razones para eso.
Codicia
Greenspan dirigió durante 19 años el Banco Central de EE UU y en 2002,
decía que “gran parte de nuestra comunidad empresarial parece haber sido
dominada por una codicia contagiosa (…). El problema es que los medios por los
que se manifiesta esa codicia crecieron desmedidamente”. Pero a pesar de ello,
esos medios no fueron controlados y así, si desde 1945 hasta el final de la
década de 1970, no hubo grandes crisis bancarias, ahora es la rutina.
Por eso, en
2005, Raghuram Rajan, en la época economista importante del FMI, provocó un
escándalo en una conferencia en honor de Greenspan al preguntarse si “el
desarrollo financiero [habría] convertido el mundo en un un lugar más
peligroso”. Su respuesta fue que “el desastre podría ser eminente” porque los
gestores tienen “incentivos para aceptar riesgos que permanecen ocultos a los
inversores”. La reacción de los colegas fue de indignación. Lawrence Summers,
ex Secretario del Tesoro de EE UU, respondió que Rajan era lo que se podría
traducir como un “profeta de las catástrofes”. De hecho, la carrera de
Greenspan es el éxito de la desregulación, lo que él explicaba abiertamente: “A
medida que entramos en el nuevo siglo, las fuerzas reguladoras privadas de
estabilización del mercado, deberán sustituir gradualmente muchas delas
estructuras gubernamentales incómodas y cada vez más ineficaces. Se trata de un
futuro probable, pues los gobiernos, por su propia naturaleza, no consiguen
adecuarse con la suficiente celeridad a los ambientes en cambio que tantas
veces siguen rumbos imprevistos”. Al año siguiente a su reforma, llegó el crack
de las subprime.
El primer
riesgo de 2019 es este: la desregulación no solo continuó sino que, con
intereses bajos, se estimularon más aventuras especulativas. Además de esto, el
crecimiento de las bolsas está vinculado a las empresas tecnológicas, desde
2013 casi el 40% del aumento del índice S&P depende de seis grandes
(Alfhabet, Amazon, Apple, FB, Microsoft, Netflix). En ellas puede haber un
riesgo de sobrevaloración. El nerviosismo de las finazas es
porque se reconocen en ese espejo.
Montañas de deudas
El segundo
mayor riesgo de 2019 es la montaña de deudas. Las deudas transfronterizas
alcanzan hoy los 30 billones de dólares, hace veinte años eran 9. La deuda
pública china es el doble que la de 2009, la de las empresas chinas es de
450.000 millones de dólares, entonces era cero. El balance del BCE triplicó
cerca de cinco billones de euros. Es cierto que esta absorción de deudas en BCE
es estabilizadora, no es tan vulnerable al pánico de las empresas y China tiene
reservas y un superávit que la protegen. Pero aquí entra el factor político,
porque el tercer riesgo es la pandilla de gobernantes del mundo.
Los gobernantes
son un problema por dos motivos inmediatos. Por un lado, esas deudas no se van
mantener en el balance del BCE eternamente (podía y debía pero no va a ser
así).
Y la elección
del momento y la forma para vender puede ser desastrosa para las condiciones de
la financiación de los Estados y las empresas. El viraje a la derecha de la
Unión Europea y la elección del sucesor de Draghi agravan el riesgo. Y, por
otro lado, si se produjera una perturbación financiera, y ya hemos tenido los
últimos días una señal de eso, la consistencia de la respuesta de los bancos
centrales y de los gobiernos puede ser decisiva. Aunque, si se necesitara la
cooperación para responder a una crisis, en la Casa Blanca está Trump.
01/01/2019
*++
No hay comentarios:
Publicar un comentario