Cazan a la infanta Cristina fumándose un porro
frente una comisaría y gritando: «¡No me podéis hacer naaada, soy la hija del
Reeey!»
Los
dos agentes que intentaron detenerla han pasado a disposición judicial
Doña Cristina de Borbón ha sido cazzatta in
fraganti por los paparazzi. La Audiencia
de Palma hizo
público que suspendía su imputación en el Caso Nóos por dos votos a uno. Tras conocer la
noticia, la Infanta
decidió liberar la tensión acumulada durante los últimos meses con una sonada
celebración que acabó en comisaría.
La
noche empezó con una cena íntima, rodeada de amigos de la
familia, en el conocido restaurante mallorquín 'Ses Lladregots'. Después del café, los invitados anunciaron
que había llegado la hora de volver a casa, pero la Infanta , tras haber
ingeridovarias copas de vino,
los convenció para «ir a un pub a tomar solo una copa». La
estancia se alargó hasta el cierre del local, momento en el que la Infanta pidió al camarero «bajar
la persiana y dejarnos tomar la última rápida». Ante la negativa
del barman, Doña Cristina y sus invitados abandonaron el local
pidiendo vasos de plástico y continuaron la fiesta consumiendo latas de cerveza
en plena calle, presuntamente compradas a vendedores ambulantes.
El
séquito de la Infanta
se retiró a sus aposentos las 5:00h a.m., haciendo caso omiso de
los comentarios de la misma, mediante los cuales los acusaba de haberse vuelto «unos
viejos aburridos», de ser «unos mierdas» y «sus mejores amigos». Fue entonces cuando
la hermana pequeña de Doña Elena decidió pasar al siguiente
nivel. Sola y fuera de control, se dirigió a la comisaría que
había en la calle contigua, se lio un porro frente a la puerta y se lo
fumó ante los agentes que estaban de guardia. Según testigos
presenciales, la Infanta
les echaba el humo en la cara mientras gritaba: «¡No
podéis hacerme naaada… Soy la hija del Reeey!». Tras increpar a uno
de los policías con un «¿Y tú qué miras, payaso?», Doña Cristina
de Borbón fue detenida y esposada. Minutos después,
sería puesta en libertad por los propios agentes, que han pasado la noche en el
calabozo.
Una
vez controlada la situación, la policía llamó a la Casa Real para
informar de los hechos. Don Juan Carlos I pasó a recoger a su hija en coche,
junto con su esposa y la infanta Doña Elena, a la que
convencieron de acompañarlos diciéndole que iban de excursión a Disneyworld.
De camino a casa mantuvieron una severa charla en la que los Reyes se
preguntaron «qué hemos hecho mal» y si acaso no
le habían dado a la Infanta
«todo lo que había pedido», a la vez que admitieron
sentirse «muy decepcionados» con
ella.
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