(Como España no es pueblo de bueyes, según el poeta, va siempre con la frente levantada, y por eso Rajoy, cabeza gacha, ofrece pleitesia al Monarca que encarna los más altos valores de la Patría... ¿Cualo, cualo dice usted?)
Según leo en INE.ES el Rey de España, Juan Carlos I, que algunos dicen será el último, viajó a la caza del elefante pardo en compañía de su supuesta amante Corina zu Sayn-wittgenstein.
Así ya me voy explicando mejor lo del costalazo recibido que le hiciera trizas los huesos de no sé que parte del cuerpo, porque yo para esto soy corto de memoria. Basta decir que se rompió los huesos, Dios mediante.
Según creo yo, el salto del tigre quizás debiera haber sido sustituido por el salto del tigretón que es más llevadero, ¡donde va a parar!
Saltar desde la copa del árbol hacia la tigresa que espera abajo diciéndose: ya caerá cuando quiera, que en eso consiste el salto del tigre al natural, en África, mucho me parece majestad.
Mucho me parece, según y como, incluso, el salto del tigretón, porque al pasar de una cama a otra (en cuyo trasbordo coyuntural de camas consiste el kid de esta cuestión) en la semi oscuridad de la tienda de campaña, siempre se puede joder uno la espinilla si tropieza con la banqueta donde se deja la botella de “saca el guiski Cheli, avisa al personal, que bamoacer un guateque”.
Lo de Bárbara Rey como supuesta amante del Rey, lo interpreté mal, lo reconozco. No era Bárbara pal Rey como yo entendí en su día, malévola, pero muy maliciosamente por mi parte, sino sencillamente una pirindolona casualidad de nombres: Bár-ba-ra-Re-y; ¿captan? Si Bárbara rey obtuvo contrato en TVE y más renovación de contrato con TVE, valía personal, no hay más comentarios, punto.
Igualmente paso atrás he dar en lo relativo a la quebradura de extremidad inferior del Rey esquiando en Suiza, porque yo para acertar pensé mal, y creí ver entre el revoltillo de esquís por los aires cuando el Rey se trastocó el equilibrio en la nieve, asunto de faldas suizas, pero no, debí pensar bien, porque en Suiza además de suizas hay muchos bancos.
Y, claro, ante tal mini resumen de hechos históricos acaecidos, me pregunto. ¿Yo que le habré hecho al Rey, que encima me quiere tomar el pelo, diciendo: “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”.
Y, a mí qué, Majestad, si se equivoca o no (nos ha mentido y sigue mintiéndonos) si yo lo que quiero es que le de el cerrojazo al negocio de la Monarquía y quedamos tan amigos, hombre.
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