Por Manuel Sogas
La economía a palo seco no existe, al igual que no existe la política desprovista de la economía, lo mismo que la una sin la otra tampoco tiene existencia si no van aderezadas con la ideología.
Es decir, que la economía junto a la política y la ideología son los tres soportes donde se sustenta la sociedad actual, al igual que cualquier otra sociedad que se considere (incluida la prehistoria), de manera que quien intente hacer de esos tres elementos departamentos estancos el uno del otro y sin ninguna relación entre sí, o es un completo ignorante o es un redomado embustero que sabe mucho y no pretende otra cosa que engañarnos para enredar la madeja de modo que no podamos encontrar explicación a las cuestiones políticas, económicas o ideológicas. Verbigracia: los mercados financieros.
Los mercados financieros son una nebulo-nebulosa cargada de misterio que responden a la vocación del santo Tócame Roque, que de esto sabe un rato. No hay pues en los mercados financieros ni economía, ni política ni ideología, sólo Tócame roque.
Si nos dejamos por un rato de sandeces y simplezas y nos da por llamar a las cosas por su nombre, veremos que el fantasmeta de los mercados financieros no es otra cosa que la sábana blanca donde se esconden los grandes capitales para meter miedo y hacer lo único que en estos momentos pueden hacer, y es: robarnos hasta el aliento a través de la especulación financiera y otras choricetas, dado que ya no pueden obtener el volumen de beneficios que necesitan directamente a través del ciclo productivo.
Los kamikazes del capital en sus infinitas formas con que se presentan, evidentemente, son responsables directos de la injusticia social que se padece a nivel mundial y que está sólidamente asentada en las leyes que ellos hacen y mandan hacer para sí. Pero nosotros (especialmente los que vivimos de nuestro trabajo) no estamos exentos de responsabilidad al dejar en manos de esos kamikazes del capital nuestra existencia como seres humanos.
El último recurso del capital para hacer prevalecer sus intereses, que son contrapuestos a los intereses de la sociedad en general, es la guerra.
Los dos mayores crímenes contra la Humanidad, todavía no aclarados, lo constituyeron la I y la II Guerra Mundial. Las guerras derivadas de la última gran guerra, que todavía no han terminado, se debe igualmente a los distintos intereses en pugna de los diferentes grandes grupos de capitalistas (y le podemos llamar “h” si queremos) y, como la crisis actual del capitalismo no tiene solución atendiendo a los parámetros de funcionamiento del capital (porque el sistema capitalista no puede seguir funcionando con esos parámetros del capital ni aunque se pongan panza arriba los capitostes capataces economistas al servicio de los grandes capitales), después de la panoplia de recortes sociales (robis robandus común comune) que nos han preparado toda la parva de políticos vendidos al capital, no queda otra que la guerra, y esa es la guerra que ya están preparando con la excusilla de las armas atómicas de Irán; armas que, por cierto, tienen India y Pakistán, además de Francia, Reino Unido y USA, si bien es verdad que la energía atómica USA no hace pupita ¡Y viva La Pepa!
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