(Correa, bien vestidito y acompañadito, amiguete de José Maria Aznar, hoy encarcelado, no por ser amigo de Aznar, sino por haberle dado este alas para que montara el choriceo del caso Gürtel)
Ya lo decía, incluso, una parte de la portavocía de la propia derecha española: “La Policía no ha analizado ni la mitad de la documentación incautada. Y los imputados y algunos testigos parece que están cantando La Traviata (…). La imputación de Camps puede ser una broma al lado de la implicación de Bárcenas en la trama, que es en lo que ahora está centrada la Policía. Rajoy debe actuar con contundencia si los datos que aparecen son incuestionables”, concluye el número dos de El Mundo.[i]
Si es la propia derecha la que habla de corrupción hemos de creerla. Sabe de lo que habla, y cada uno no habla sino de lo que sabe. La sabia vital de la derecha es la corrupción.
La choricería que creció a la sombra del PSOE del hoy “sabio” Felipe González, no era sino la esencia misma de la derecha incrustada en un partido político que pasaba y pasa por ser de izquierdas.
Los chorizuelos catalanes adscritos al PSOE de Cataluña y otros partidos, hoy detenidos, al igual que el carguete europeo, también del PSOE, hoy con una querella a cuestas por malversación de fondos, no son sospechosos de robo por haber metido la pata en política, sino por haber metido la mano sirviéndose de la política, y esto, llámele el lector como le llegue en gusto, no es sino la esencia misma de la derecha, la de centro, la civilizada, la del entorno, la europea y la de Cristo bendito.
Trabajando no se hace rico nadie, ni siquiera el Rey, que no trabaja y crece que te crece su fortuna. Por esta razón, hablar de corrupción es hablar de la esencia misma de la derecha.
No hay, pues, razón alguna para discutirle al diario El Mundo lo que decía de que la imputación de Camps en el caso Gürtel podría ser un humilde juego de niñas en el patio de un Colegio de las Benedictinas descalzas.
Según las indagaciones de la policía (a la que por cierto, algunos dirigentes del PP, poco menos que les fata decir que es perra y mora): “En 1998 un todavía desconocido Francisco Correa recibió un encargo exclusivo del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar: organizar un viaje a Venezuela para el asesor de cabecera de los populares, Pedro Arriola; para el futuro yernísimo, Alejandro Agag, y para el que fuera jefe de Comunicación del PP, Francisco García Diego. Su misión era asesorar a el ex Miss Universo Irene Sáez en su candidatura a la presidencia del Gobierno en los comicios que finalmente ganó Hugo Chávez”.[ii] Y además: “en el sumario aparece también reflejado con fecha de 26 de mayo de 1998 un apunte sobre un viaje: “Madrid-Caracas-Bogotá-Madrid. Paco Correa, Alejandro Agag, por importe de 1.012.000 pesetas [algo más de 6.000 euros] facturado al PP”[iii]
La derecha, parece claro, nada en dinero, pero sobre la pringue de la corrupción. Si la ley fuera sinónimo de justicia otro gallo cantaría, el Rojo, el pollo Rojo.
*
[i] Elplura.com. 13.03.09
[ii] Elplura.com 12.11.09
[iii] Elplural.com 02.11.09
Ya lo decía, incluso, una parte de la portavocía de la propia derecha española: “La Policía no ha analizado ni la mitad de la documentación incautada. Y los imputados y algunos testigos parece que están cantando La Traviata (…). La imputación de Camps puede ser una broma al lado de la implicación de Bárcenas en la trama, que es en lo que ahora está centrada la Policía. Rajoy debe actuar con contundencia si los datos que aparecen son incuestionables”, concluye el número dos de El Mundo.[i]
Si es la propia derecha la que habla de corrupción hemos de creerla. Sabe de lo que habla, y cada uno no habla sino de lo que sabe. La sabia vital de la derecha es la corrupción.
La choricería que creció a la sombra del PSOE del hoy “sabio” Felipe González, no era sino la esencia misma de la derecha incrustada en un partido político que pasaba y pasa por ser de izquierdas.
Los chorizuelos catalanes adscritos al PSOE de Cataluña y otros partidos, hoy detenidos, al igual que el carguete europeo, también del PSOE, hoy con una querella a cuestas por malversación de fondos, no son sospechosos de robo por haber metido la pata en política, sino por haber metido la mano sirviéndose de la política, y esto, llámele el lector como le llegue en gusto, no es sino la esencia misma de la derecha, la de centro, la civilizada, la del entorno, la europea y la de Cristo bendito.
Trabajando no se hace rico nadie, ni siquiera el Rey, que no trabaja y crece que te crece su fortuna. Por esta razón, hablar de corrupción es hablar de la esencia misma de la derecha.
No hay, pues, razón alguna para discutirle al diario El Mundo lo que decía de que la imputación de Camps en el caso Gürtel podría ser un humilde juego de niñas en el patio de un Colegio de las Benedictinas descalzas.
Según las indagaciones de la policía (a la que por cierto, algunos dirigentes del PP, poco menos que les fata decir que es perra y mora): “En 1998 un todavía desconocido Francisco Correa recibió un encargo exclusivo del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar: organizar un viaje a Venezuela para el asesor de cabecera de los populares, Pedro Arriola; para el futuro yernísimo, Alejandro Agag, y para el que fuera jefe de Comunicación del PP, Francisco García Diego. Su misión era asesorar a el ex Miss Universo Irene Sáez en su candidatura a la presidencia del Gobierno en los comicios que finalmente ganó Hugo Chávez”.[ii] Y además: “en el sumario aparece también reflejado con fecha de 26 de mayo de 1998 un apunte sobre un viaje: “Madrid-Caracas-Bogotá-Madrid. Paco Correa, Alejandro Agag, por importe de 1.012.000 pesetas [algo más de 6.000 euros] facturado al PP”[iii]
La derecha, parece claro, nada en dinero, pero sobre la pringue de la corrupción. Si la ley fuera sinónimo de justicia otro gallo cantaría, el Rojo, el pollo Rojo.
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[i] Elplura.com. 13.03.09
[ii] Elplura.com 12.11.09
[iii] Elplural.com 02.11.09
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