jueves, 24 de enero de 2008

HOLA, MAJESTAD

Esto que le digo no es del Tercer Mundo ni del cuarto ni del sexto. Es de su Amado Reino, del que yo soy un súbdito más majo que las pesetas y más contento que un submarino bajo un grifo. Ocurre, Majestad, en Su amado Reino.
445.000 gallegos se van a quedar sin servicios de Correos, porque la empresa que mete mano en lo que antes era un Servicio Público, no le resulta rentable que los carteros vayan, como siempre, a esos gallegos que están desperdigados por el campo para entregarles el correo. ¿Qué le parece Majestad?
Pero no crea que al no llevar el Correo a los domicilios particulares van coger las cartas y van a hacer con ellas mondonguillos, no. Pondrán cerca del camino una serie de buzones comunes donde cada uno de esos 445.000 gallegos tendrán que ir a mirar si tienen carta.
Se imagina Su Majestad una persona mayor que viva a kilómetro y medio de ese buzón de recogida común, que espera carta de su hijo que esté en el quinto coño por la emigración, yendo y viniendo por aquellos barrizales para ver si tiene o no carta. ¿Putadilla, eh, Majestad? ¡Joder! (es expresión popular, Majestad, que sé que le gusta)
Como comprenderá, Majestad, ahora no la quiero emprender contra esa empresa privada que se ha metido en el bolsillo el patrimonio de todos los españoles para hacer sus negocios privados, porque así lo han querido y dispuesto los que llaman grandes partidos políticos: PSOE y PP y así lo ha querido Su Majestad. Que Su Majestad aunque no se meta en política, y sólo Tenga Voluntad de Servicio y sea un irresponsable, o sea, que no tiene responsabilidad en lo mundano, es el Jefe del Estado, ¿O no, Majestad?
Así que ya le digo, no la quiero liar contra esa empresa que solo atiende lo que le es rentable, entre otras razones, porque no sé la composición de su accionariado, y bien pudiera ocurrir que se topara mi bolígrafo con algún miembro de la Casa Real en el cuerpo de ese accionariado, que ya sabe su Majestad que es anónimo, y no se trata de eso ahora.
Ahora de lo que se trata y es lo que yo le quería decir, para quedar como amigos, que ya me he cansado de pagar impuestos para mantener la Monarquía y engordar bolsillos ajenos. Que me borre de la lista de súbditos contentos y felices y, que, como a los 445.000 gallegos, el Servicio de Correos que antes era Público, deje de traerme cartas a mi domicilio, porque es lógico, si no pago no tengo derecho a que me traigan las cartas a mi casa. ¿Entiende lo que le quiero decir? Pues, eso.

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