La reunión
del Grupo de los 77 y China ha concluido con esta Declaración que aborda el
papel de la ciencia y la tecnología como pilares del desarrollo, y el rechazo a
leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y todas las medidas
coercitivas. La reunión del Grupo de los 77 y China ha concluido con
esta Declaración que aborda el papel de la ciencia y la tecnología como pilares
del desarrollo, y el rechazo a leyes y regulaciones con impacto
extraterritorial y todas las medidas coercitivas.
Declaración final de la Cumbre
G-77 y China
El Viejo Topo / 19 septiembre, 2023
DECLARACIÓN DE
LA HABANA SOBRE “RETOS ACTUALES DEL DESARROLLO: PAPEL DE LA CIENCIA, LA
TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN”
Nosotros, los
Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros del Grupo de los 77 y
China, reunidos en La Habana, Cuba, los días 15 y 16 de septiembre de 2023, a
propósito de la Cumbre del Grupo sobre Retos actuales del desarrollo: Papel de
la ciencia, la tecnología y la innovación, convencidos de la imperiosa
necesidad de actuar unidos, reafirmamos nuestra adhesión plena al espíritu,
principios y objetivos del Grupo de los 77 y China.
Reafirmamos,
asimismo, el compromiso de fortalecer la unidad y solidaridad del Grupo en aras
de lograr sus objetivos y de reforzar su papel en el contexto internacional
actual. Ratificamos el pleno respeto de los propósitos y principios de la Carta
de las Naciones Unidas y el derecho internacional.
Lamentamos
profundamente las pérdidas de vidas humanas y materiales tras los recientes
fenómenos naturales que impactaron a Libia y Marruecos. Trasladamos nuestras
sentidas condolencias a los respectivos pueblos y Gobiernos y a los familiares
y allegados de las víctimas en ambas naciones.
Notamos con
profunda preocupación que los principales desafíos generados por el actual
orden económico internacional injusto para los países en desarrollo, han
alcanzado su expresión más aguda en la actualidad debido, entre otras cosas, a
los persistentes efectos negativos de la pandemia de COVID-19, a pesar de que
la OMS ha levantado la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional
(ESPII) por COVID-19; las tensiones geopolíticas; las medidas coercitivas
unilaterales y las múltiples crisis actuales, incluidas las crisis económica y
financiera; la fragilidad de las perspectivas económicas mundiales; el aumento
de la presión sobre los alimentos, la energía; el desplazamiento de personas;
la volatilidad de los mercados; la inflación; el ajuste monetario; la creciente
carga de la deuda externa; el aumento de la pobreza extrema; el aumento de las
desigualdades dentro de los países y entre ellos; y los efectos adversos del
cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, las
tormentas de arena y polvo y la degradación del medio ambiente, así como las
brechas digitales, sin que hasta ahora haya una hoja de ruta clara para hacer
frente a estos problemas mundiales.
También
expresamos nuestra profunda preocupación por la enfermedad, la muerte y la
continua perturbación socioeconómica y devastación causada por la pandemia de
COVID-19, que ha exacerbado aún más las marcadas desigualdades en y entre los
países y las regiones, con un impacto desproporcionado en los países en desarrollo.
Esta situación subraya la urgencia de reforzar la solidaridad mundial y la
cooperación internacional con los países en desarrollo, así como el apoyo a los
mismos, para prevenir, prepararse y responder a las pandemias y otras
emergencias sanitarias, teniendo en cuenta las lecciones aprendidas de la
pandemia de COVID-19.
Subrayamos la
urgente necesidad de una reforma integral de la arquitectura financiera
internacional y de un enfoque más inclusivo y coordinado de la gobernanza
financiera mundial, con mayor énfasis en la cooperación entre los países,
incluso mediante el aumento de la representación de los países en desarrollo en
los órganos mundiales de toma de decisiones y formulación de políticas, lo que
contribuirá a mejorar las capacidades de los países en desarrollo para acceder
a la ciencia, la tecnología y la innovación y desarrollarlas.
Reiteramos la
firme convicción de que todos los Estados y partes interesadas deben
consagrarse colectivamente a la consecución del desarrollo mundial y de una cooperación
para el desarrollo científico y tecnológico “que beneficie a todos”,
sobre la base de amplias consultas, contribuciones conjuntas y beneficios
compartidos, que puede aportar enormes beneficios a todos los países y a
todas las partes del mundo en la construcción de una comunidad de futuro
compartido para la humanidad.
Rechazamos la
imposición de leyes y regulaciones con impacto extraterritorial y todas las
demás formas de medidas económicas coercitivas, incluidas las sanciones
unilaterales contra los países en desarrollo y reiteramos la urgente necesidad
de eliminarlas inmediatamente. Subrayamos que tales acciones no sólo socavan
los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho
internacional, sino que constituyen un serio obstáculo para el avance de la
ciencia, la tecnología y la innovación y la plena consecución del desarrollo
económico y social, en particular en los países en desarrollo.
Además, hacemos
hincapié en que las medidas coercitivas unilaterales tienen repercusiones
negativas y devastadoras en el disfrute de los derechos humanos, incluidos el
derecho al desarrollo y el derecho a la alimentación. Dichas medidas también
obstaculizan el acceso de los países afectados a la asistencia sanitaria, la
ayuda y suministros humanitarios y los bienes de propiedad de la nación.
Rechazamos los
monopolios tecnológicos y otras prácticas desleales que obstaculizan el
desarrollo tecnológico de los países en desarrollo. Los Estados que tienen el
monopolio y el dominio en el ámbito de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación, incluido Internet, no deben utilizar los avances de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación como herramientas de contención
y supresión del legítimo desarrollo económico y tecnológico de otros Estados.
Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que fomente un entorno
abierto, justo, inclusivo y no discriminatorio para el desarrollo científico y
tecnológico.
Observamos con
preocupación que, a mitad de camino de la implementación de la Agenda 2030 para
el Desarrollo Sostenible, el mundo, en particular los países en desarrollo,
siguen estando muy lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Observamos además que la ciencia, la tecnología y la innovación se han identificado
como motores de transformación para acelerar el progreso en el logro de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible, y que su despliegue estratégico podría
resolver y minimizar las diferencias entre los Objetivos y las metas, y
reconocemos que la transferencia de tecnología a los países en desarrollo será
fundamental para intensificar y acelerar la aplicación de la Agenda 2030.
Destacamos el
importante papel de la ciencia, la tecnología y la innovación como pilares,
facilitadores y catalizadores para apoyar el crecimiento sostenido, inclusivo y
sostenible, acelerando la plena aplicación de la Agenda 2030 y la Agenda de
Acción de Addis Abeba y, en este contexto, reafirmamos la necesidad de que la
adopción de decisiones políticas en todos los niveles cree un entorno
internacional propicio para el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la
innovación y tenga en cuenta, en primera instancia, los conocimientos
científicos y la innovación disponibles, así como el uso y la promoción de las
capacidades y los saberes tradicionales, locales, de afrodescendientes y
autóctonos.
Reafirmamos la
Agenda de Túnez para la Sociedad de la Información de 2005, en la que se
reconocieron las necesidades especiales y específicas de financiación del mundo
en desarrollo, y promovemos una estrecha alineación entre el proceso de la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información y la Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible, destacando las contribuciones transversales de las
tecnologías de la información y las comunicaciones a los Objetivos de
Desarrollo Sostenible, en particular la erradicación de la pobreza en todas sus
formas y dimensiones, y señalando que el acceso a las tecnologías de la
información y las comunicaciones también se ha convertido en un indicador y una
aspiración de desarrollo en sí mismo.
También hacemos
un llamamiento a una estrecha concordancia entre el proceso de la Cumbre
Mundial sobre la Sociedad de la Información y la Agenda de Acción de Addis
Abeba y otros resultados de los procesos intergubernamentales pertinentes,
incluidos el Pacto Mundial Digital y la Cumbre del Futuro. Acordamos trabajar
en pro de una posición sólida y concertada del G-77 y China para garantizar que
el proceso de Revisión General de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información (CMSI+20), el Pacto Mundial Digital y la Cumbre del Futuro
contribuyan, entre otras cosas, al logro del desarrollo sostenible y a cerrar
la brecha digital entre los países desarrollados y los países en desarrollo.
Reiteramos que
la Agenda de Túnez y la Declaración de Principios y el plan de acción de
Ginebra, establecerán los principios rectores de la cooperación digital.
Reconocemos la oportunidad que ofrecen la ciencia, la tecnología y la
innovación para el pleno disfrute de todos los derechos humanos por todas las
personas, incluido el derecho al desarrollo. Instamos a avanzar en la
inclusión digital, así como a lograr la igualdad de género y el empoderamiento
de todas las mujeres y niñas, y a reforzar su acceso y participación de forma
plena, equitativa y significativa en estos ámbitos, incluida la participación
de las mujeres en los procesos científicos y tecnológicos, como una vía para
eliminar la brecha digital de género, hacer frente a los riesgos y desafíos
derivados del uso de las tecnologías y garantizar que sus beneficios estén al
alcance de todos, incluidas las mujeres y las niñas.
Convenimos en la necesidad de invertir más en ciencia, tecnología e innovación
y de poner en marcha iniciativas a todos los niveles para el desarrollo de los
recursos humanos en estos ámbitos. Subrayamos la importancia de formular
estrategias encaminadas a combatir la fuga de cerebros de recursos humanos
especializados formados en los países del Sur. Acordamos seguir promoviendo el
interés de los jóvenes por los estudios científicos, incluido en la esfera
educativa.
Reafirmamos
nuestro compromiso con la colaboración científica abierta y equitativa, y
reconocemos la importante contribución de la ciencia abierta al desarrollo de
soluciones para enfrentar los desafíos globales. A este respecto, alentamos a
que se adopten medidas para fomentar la incorporación de pruebas científicas en
los procesos de formulación de políticas.
Reconocemos las
importantes contribuciones que el conocimiento producido por las actividades de
investigación e innovación puede aportar al diseño de mejores políticas
públicas, así como la necesidad de fortalecer la colaboración y los
intercambios entre los formuladores de políticas y las comunidades científicas
y tecnológicas para tal fin.
Alentamos la promoción
de una gestión de gobierno basada en la ciencia y la innovación, tanto a nivel
nacional como local, así como la inclusión de esta perspectiva en las
estrategias nacionales de desarrollo como elementos integrales y transversales.
Llamamos asimismo, al fortalecimiento de ecosistemas de ciencia e
innovación que conecten los gobiernos nacionales y locales, los sectores
público y privado, la academia, los centros de investigación y la sociedad
civil, teniendo en cuenta las legislaciones y los contextos nacionales.
Expresamos
nuestra disposición a apoyar la ampliación de modelos de ciencia abierta en
todos los niveles, con el fin de garantizar el acceso de los ciudadanos a los
resultados de las investigaciones y a la información científica, de modo que la
ciencia y el conocimiento estén al alcance de todas las personas.
Abogamos por un
desarrollo y uso de la ciencia, la tecnología y la innovación de manera ética y
responsable, así como por el fortalecimiento y ampliación de las
infraestructuras para la investigación y el desarrollo.
Reconocemos que
los derechos de propiedad intelectual deberán contribuir a promover la
innovación tecnológica, de modo que favorezcan el bienestar social y económico,
teniendo en cuenta las legislaciones nacionales e instamos a que se apliquen,
cuando proceda, las flexibilidades consagradas en las obligaciones jurídicas
internacionales pertinentes en materia de derechos de propiedad intelectual.
Reconocemos la
contribución de la ciencia al desarrollo de tecnologías y soluciones
innovadoras para avanzar hacia patrones de producción y consumo más sostenibles.
En ese contexto, instamos a que se faciliten a los países en desarrollo los
medios de implementación necesarios para reforzar sus capacidades científicas y
tecnológicas. Tomamos nota, además, de la necesidad de sensibilizar sobre el
desarrollo y los modos de vida sostenibles, de conformidad con los compromisos
recogidos en la Agenda 2030. A este respecto, nos comprometemos a seguir
promoviendo estrechos vínculos y asociaciones entre los responsables políticos,
el mundo académico, los centros de investigación y el sector privado, según
proceda.
Reconocemos
además la contribución de la ciencia, la tecnología y la innovación al
desarrollo industrial de los países en desarrollo y como fuente fundamental de
crecimiento económico, diversificación económica y adición de valor.
Exhortamos a la
promoción de nuevas investigaciones, el desarrollo y la transferencia de las
tecnologías necesarias y el acceso a las ya existentes en las esferas de la
alimentación y la nutrición, la salud, el agua y el saneamiento y la energía, a
fin de contribuir a la erradicación de la pobreza en todas sus formas y
dimensiones y al logro de un crecimiento económico sostenido, inclusivo y
equitativo, del bienestar humano y del desarrollo sostenible.
Tomamos nota
del papel central de los gobiernos, con la contribución activa de las partes
interesadas del sector privado, la sociedad civil, el mundo académico y las
instituciones de investigación, en la creación y el apoyo a un entorno propicio
en todos los niveles, incluidos marcos normativos y de gobernanza propicios, de
conformidad con las prioridades nacionales, para fomentar la ciencia, la
innovación, el espíritu empresarial y la difusión de conocimientos y
tecnologías, en particular a las micro, pequeñas y medianas empresas, así como
la diversificación industrial y el valor añadido a los productos básicos.
Destacamos la
importancia de la investigación y el desarrollo y la transferencia de
tecnología en la esfera de la salud humana, teniendo en cuenta el aumento de
las enfermedades transmisibles y no transmisibles emergentes y reemergentes,
incluidos sus factores de riesgo.
Exhortamos a la
comunidad internacional y a los órganos pertinentes del sistema de las Naciones
Unidas a que adopten medidas urgentes para promover el acceso sin trabas,
oportuno y equitativo de los países en desarrollo a las medidas, productos y
tecnologías relacionados con la salud, necesarios para hacer frente a la
preparación y las respuestas actuales y futuras en materia de prevención de
pandemias. Ello incluye la financiación, el fortalecimiento de los sistemas de
salud, el desarrollo de capacidades, la garantía de la sostenibilidad de las
cadenas de suministro, la transferencia de tecnología y los conocimientos
técnicos para la fabricación y producción local y regional de contramedidas
médicas, incluidos medicamentos, vacunas, terapias, diagnósticos, tecnologías
sanitarias y otros productos sanitarios en los países en desarrollo.
Reconocemos el
papel de la ciencia, la tecnología y la innovación para identificar y enfrentar
los desafíos planteados por el cambio climático, cuyos efectos impactan de
manera desproporcionada a los países en desarrollo. Reconocemos que todas las
barreras tecnológicas, entre ellas las señaladas por el IPCC, limitan la
adaptación al cambio climático y la implementación de las Contribuciones
Determinadas a Nivel Nacional (CDN) de los países en desarrollo. En tal
sentido, reiteramos la necesidad de dar una respuesta eficaz a la amenaza
urgente del cambio climático, especialmente mediante el aumento de la
financiación, la transferencia de tecnología y el desarrollo de capacidades
sobre la base de las necesidades y prioridades de los países en desarrollo, de
conformidad con los principios y el objetivo de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y su Acuerdo de París,
incluida la equidad y las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las
capacidades respectivas, así como sobre la base de los conocimientos
científicos más avanzados disponibles.
Reconocemos que
las tecnologías de la información y la comunicación son un catalizador clave y
facilitan el desarrollo sostenible. Reafirmamos la visión de construir una
sociedad de la información inclusiva, centrada en las personas y orientada al
desarrollo. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional y a los órganos
pertinentes del sistema de las Naciones Unidas para que adopten medidas
urgentes encaminadas a reducir las brechas digitales y las desigualdades en la
generación, infraestructura y accesibilidad de datos en y entre países y
regiones, así como entre países desarrollados y en desarrollo, prestando
especial atención a los más pobres y vulnerables. Instamos a crear las
condiciones necesarias para proporcionar a los países en desarrollo una conectividad
asequible y fiable, destinada, entre otras cosas, a promover el acceso y la
inclusión digitales, incluso para las personas de comunidades remotas y
rurales, así como a garantizar un desarrollo, acceso y uso ético, fiable
y más equitativo de la inteligencia artificial.
Notamos con
profunda preocupación las disparidades existentes entre los países
desarrollados y los países en desarrollo en cuanto a las condiciones,
posibilidades y capacidades para producir nuevos conocimientos científicos y
tecnológicos. Llamamos a la comunidad internacional, al Sistema de las Naciones
Unidas y a las Instituciones Financieras Internacionales a apoyar los esfuerzos
de los países del Sur encaminados a desarrollar y fortalecer sus sistemas
nacionales de ciencia, tecnología e innovación. Instamos a los países
desarrollados a movilizar urgentemente medios de implementación tales como la
transferencia de tecnología, la asistencia técnica, el desarrollo de
capacidades y la financiación, a través de recursos nuevos, adicionales y
predecibles en relación con las necesidades de los países en desarrollo en esta
esfera, de conformidad con sus necesidades, políticas y prioridades nacionales.
Reconocemos que
no deben imponerse restricciones al acceso de los países en desarrollo a los
materiales, equipos y tecnologías de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación para mantener un desarrollo sostenible.
Reconocemos
además la importancia de ayudar a los países en desarrollo a enfrentar los
desafíos y oportunidades relacionados con el uso de Internet y el comercio
electrónico para desarrollar, entre otras, sus capacidades de comercio
internacional.
Apoyamos el
fomento y la aplicación de políticas de innovación específicas y focalizadas
destinadas a impulsar el crecimiento económico sostenible y la creación de
nuevas oportunidades de empleo para las generaciones actuales y futuras.
Reiteramos el
papel crucial de la Asistencia Oficial para el Desarrollo en el apoyo a las
necesidades de desarrollo de los países del Sur e insistimos en la urgente
necesidad de que los países desarrollados cumplan su compromiso histórico en
este sentido.
Destacamos la
importancia de fortalecer la cooperación Norte-Sur, incluido el cumplimiento de
los compromisos en materia de Asistencia Oficial para el Desarrollo con el fin
de apoyar las necesidades de desarrollo de los países del Sur. Al propio
tiempo, acordamos seguir trabajando en el desarrollo de la ciencia y la
tecnología en los países en desarrollo mediante el fortalecimiento de la
cooperación Sur-Sur, que es necesaria para optimizar nuestro potencial y
complementar nuestros recursos y conocimientos especializados, al tiempo que
ofrece caminos viables para hacer frente a los desafíos comunes de los países
en desarrollo y, entre otros, acelerar el progreso en la consecución de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible. Alentamos los debates sobre las
posibilidades de establecer nuevas plataformas para la cooperación Sur-Sur y
los intercambios en materia de ciencia, tecnología e innovación.
Alentamos además
la promoción de proyectos y programas de cooperación triangular destinados a
mejorar el acceso de los países en desarrollo a más y mejores recursos para la
implementación de iniciativas técnicas y científicas. Reconocemos que la
cooperación triangular tiene por objeto facilitar, apoyar y mejorar las
iniciativas Sur-Sur, mediante la provisión, entre otras cosas, de financiación,
desarrollo de capacidades, transferencia de tecnología y otras formas de apoyo,
a petición de los países en desarrollo, en consonancia con los principios de la
cooperación Sur-Sur, y que debe ser liderada por los países del Sur.
Reconocemos que
debe considerarse un marco tecnológico internacional que incluya el Pacto
Mundial Digital, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que
brinde acceso preferencial a los países en desarrollo a las tecnologías
avanzadas pertinentes, desarrolle sus capacidades productivas, ponga fin a las
restricciones discriminatorias y se centre en la investigación y el desarrollo
mundiales sobre los avances científicos que guarden relación con los Objetivos
de Desarrollo Sostenible.
Reconocemos el
papel de las alianzas pluripartitas para fomentar la inversión estratégica a
largo plazo en apoyo del desarrollo de la ciencia, la tecnología y la
innovación en los países en desarrollo, entre otras cosas mediante una
financiación innovadora.
Ratificamos
nuestra decisión de retomar el trabajo del Consorcio de Ciencia, Tecnología e
Innovación para el Sur (COSTIS), e instamos a los miembros del Grupo a evaluar
y trazar estrategias para garantizar su funcionamiento efectivo.
Acordamos que
nuestros Ministros y Altas Autoridades de Ciencia, Tecnología e Innovación se
reúnan periódicamente, según proceda, para realizar un balance del papel de la
ciencia, la tecnología y la innovación en las agendas de desarrollo aprobadas
en las Naciones Unidas y fortalecer la cooperación Sur-Sur en estas esferas.
Instamos a las
Comisiones Regionales, Organismos, Fondos y Programas de las Naciones Unidas,
en particular el PNUD, la UNESCO, la UNCTAD, la ONUDI, la UIT y la Oficina de
las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur, en el marco de sus respectivos
mandatos, a realizar esfuerzos adicionales para apoyar a los países en
desarrollo en el fortalecimiento de los marcos institucionales y las políticas
públicas relacionadas con la ciencia, la tecnología y la innovación.
Acordamos
solicitar al Presidente de la Asamblea General que convoque, en el contexto del
Octogésimo Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas,
una Reunión de Alto Nivel sobre Ciencia, Tecnología e Innovación para el
Desarrollo, centrada en particular en las medidas que deben adoptarse para
atender las necesidades de los países en desarrollo en estos ámbitos.
Reafirmamos
nuestro compromiso de aplicar en los planos nacional e internacional las
medidas concretas contenidas en la presente Declaración.
Acordamos
declarar el 16 de septiembre como el Día de la Ciencia, la Tecnología y la
Innovación en el Sur.
Manifestamos
nuestro agradecimiento al gobierno de la República de Cuba, Presidente del
Grupo de los 77 y China, por la organización y desarrollo de esta Cumbre.
Confiamos en que esta reunión marque la pauta de nuestras acciones en
estos tiempos de enormes desafíos y nos permita avanzar hacia la realización de
nuestras legítimas aspiraciones de desarrollo.
Fuente: ACN/Eerumen Latinoamericano.
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