La huelga del transporte sigue adelante con apoyo de nuevos sectores
Los efectos de los
paros y movilizaciones se agravan, aumenta la escasez en supermercados o
gasolineras y las pérdidas que se cifran en más de 600 millones
INDURGENTE.ORG / 24 marzo 2022
Los transportistas continúan con un
paro indefinido y unas protestas que entran ya en la segunda semana. Las
negociaciones del gobierno con algunas de las patronales del sector, que no
representan a los convocantes, así como las medidas anunciadas en este lunes en
forma de ayudas han sido insuficientes para poner fin a la huelga. Los paros y movilizaciones continúan, y a los mismos
se están sumando algunos nuevos sectores.
En ciudades como Barcelona, el sector del taxi se ha movilizado y ha mostrado su
apoyo a las
reivindicaciones del colectivo de transportistas. Afirman que la subida del
precio de los carburantes está suponiendo un lastre para su actividad diaria:
“No estáis solos, nos tenéis a vuestro lado porque los que os joden a vosotros
y a nosotros son los mismos especuladores”, han transmitido desde el sindicato
Élite Taxi, quien también ha calificado de “grave error” que el gobierno vincule los
participantes en la huelga con la extrema derecha.
Los 10 días de paro en el sector del
transporte por carretera han afectado
de forma ya significativa y visible las cadenas de suministros. Los desabastecimientos han
llegado especialmente a comunidades como Galicia, Asturias, Cantabria o
Andalucía, principalmente en productos de carácter perecedero como lácteos,
aceites, huevos, harina, azúcar, frutas, verduras, carnes o pescados. También
numerosas gasolineras, especialmente en Andalucía y la costa mediterránea, se
han visto afectadas.
La protesta, que inicialmente había
sido lanzada por algunas asociaciones minoritarias de camioneros autónomos, ha
crecido hasta convertirse en un grave problema para el Gobierno, en un momento
de máxima tensión por los precios de la energía y el combustible y con una
inflación disparada. Las fuerzas de
seguridad han detenido a decenas de huelguistas en los piquetes y han escoltado
centenares de camiones con productos básicos. Las pérdidas en la cadena alimentaria en la
primera semana de paros se calculan en 600 millones de euros.
Tras las convocatorias a la huelga
se pueden encontrar alguna patronales del transporte, representantes de
pequeñas y medianas empresas del sector. Pero más allá de los convocantes, las protestas y los paros están nutridos por
muchos trabajadores precarios, muchos de ellos falsos autónomos, sometidos a
condiciones de explotación e inestabilidad enormes y sin casi ningún tipo de
derechos. No
tienen una articulación ni unas organizaciones de clase que les puedan
representar, pero esto no quiere decir que no existan. Por otro lado, algunas
grandes empresas y organizaciones patronales se han posicionado en contra de
los paros y las movilizaciones.
La izquierda
y muchas organizaciones del movimiento obrero y popular se han mostrado
escéptica con esta huelga, aunque las acusaciones de estar organizada por la
extrema derecha pierden fuerza y los huelguistas han venido ganando algunos
apoyos y simpatías. Algunos
sindicatos combativos ya han salido a respaldar públicamente la huelga, y de hecho militantes de sindicatos como
el SAT ya habían mostrado su apoyo en estos días.
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