Ante
el peligro actual del negacionismo científico, vale la pena conocer el método
con el que Galileo dio con la verdad. Un método basado en la experimentación y
el examen racional, más poderoso que la retórica religiosa y seudocientífica.
Galileo y los negacionistas de la ciencia
El Viejo Topo
10 agosto, 2021
Seguramente
debido a que yo mismo soy un astrofísico, siempre he sentido una gran
fascinación por Galileo. Al fin y al cabo, Galileo no es solo el fundador de la
astronomía y la astrofísica modernas, la persona que convirtió una profesión
muy antigua en una ventana a los secretos más profundos y a las maravillas más
impresionantes del universo, sino también un símbolo de la lucha por la
libertad intelectual.
Disponiendo de
un modo sencillo unas lentes fijas en los dos extremos de un cilindro hueco,
Galileo consiguió revolucionar nuestra forma de comprender el cosmos y el lugar
que ocupamos en el universo. Y avanzando la cinta a toda velocidad hasta cuatro
siglos más tarde, encontramos a uno de los tataranietos del telescopio de
Galileo: el telescopio espacial Hubble.
Durante las
décadas en que trabajé como científico con el Hubble (hasta el año 2015), me
preguntaron a menudo qué era en mi opinión lo que confería al telescopio Hubble
su estatus icónico como uno de los proyectos más característicos de la historia
científica. Yo he identificado al menos seis motivos importantes de la
popularidad de que goza el Hubble. Sin ningún orden en particular, son estos:
- Las increíbles imágenes producidas por el telescopio espacial,
descritas por un periodista como “la Capilla Sixtina de la era
científica.”
- Los descubrimientos científicos a los que el Hubble ha contribuido de
manera significativa, y que van desde la determinación de la composición
de las atmósferas de los planetas extrasolares, al asombroso
descubrimiento de que la expansión cósmica está acelerando.
- El dramatismo asociado con el telescopio. La transformación de lo que
inicialmente se consideró un fracaso desastroso –pocas semanas después de
su lanzamiento se detectó un defecto en el espejo del telescopio– en un
éxito espectacular.
- La inventiva y la destreza de científicos e ingenieros, que combinadas
con el coraje de los astronautas, han hecho posible superar los increíbles
retos tecnológicos que representan la necesidad de reparar y actualizar el
telescopio a varios centenares de kilómetros por encima de la Tierra.
- La longevidad del telescopio, que fue lanzado al espacio el año 1990 y
que treinta años después sigue estando perfectamente operativo.
- Un programa de diseminación de la información de una efectividad
extraordinaria que hace llegar las observaciones del telescopio a los
científicos, a la opinión pública y a los educadores de una forma
eficiente, atractiva y fácilmente accesible.
Curiosamente,
al examinar con detalle la vida y la obra de Galileo, me di cuenta de que
acudían a mi mente las mismas palabras clave que cuando pensaba en el
Hubble: imágenes, descubrimientos, dramatismo, inventiva, coraje,
longevidad y diseminación.
En primer
lugar, Galileo creó unas imágenes impresionantes a partir de sus observaciones
de la superficie lunar. En segundo lugar, si bien sus espectaculares
descubrimientos acerca del sistema solar y de la Vía Láctea no demostraron de
manera concluyente que el mundo era copernicano y que la Tierra giraba en torno
al Sol, sí destruyeron la estabilidad del universo geocéntrico ptolemaico.
Finalmente, el
dramatismo característico de la vida de Galileo, el brillante ingenio e
inventiva de que hizo gala en sus experimentos de mecánica, el coraje que
demostró defendiendo sus puntos de vista, su enorme éxito divulgando sus
descubrimientos y haciéndolos accesibles, y el hecho de que sus ideas se
convirtieron en la base sobre la que se ha erigido la ciencia moderna, son las
principales características que hacen de Galileo una historia inmortal.
Es posible que
el lector se pregunte por qué me he sentido absolutamente impelido a escribir
otro libro sobre Galileo siendo así que ya existen unas cuantas excelentes
biografías y análisis de su obra. Fueron tres las razones que motivaron mi
decisión. De entrada, me percaté de que muy pocas de las más conocidas
biografías habían sido escritas por un investigador astrónomo o astrofísico.
Creo –o en todo caso confío– que alguien activamente comprometido con la
investigación astrofísica puede aportar una nueva perspectiva y unas cuantas
ideas frescas incluso en este campo aparentemente sobrecargado. En particular,
con este libro he intentado situar los descubrimientos de Galileo en el
contexto del conocimiento, las ideas y la actual coyuntura intelectual.
En segundo y
más importante lugar, estoy convencido de que los lectores actuales se quedarán
sorprendidos al descubrir lo relevante que es en la actualidad la historia de
Galileo. En un mundo en el que algunos gobernantes alardean de actitudes
anticientíficas y en el que hay negacionistas de la ciencia que ocupan puestos
clave, en el que se producen conflictos innecesarios entre la ciencia y la
religión, y en el que existe la percepción de un gran cisma entre las ciencias
y las humanidades, relatar la historia de Galileo constituye, ante todo, un
poderoso recordatorio de la importancia que tiene la libertad de pensamiento. Y
al mismo tiempo, la compleja personalidad del propio Galileo, basada como está
en la Italia florentina de finales del Renacimiento, proporciona un ejemplo
perfecto del hecho de que todos los logros de la mente humana forman parte
de una sola cultura.
Finalmente,
muchas de las mejores y más eruditas biografías existentes incluyen partes que
son más bien abstrusas o excesivamente detalladas incluso para los lectores
cultos pero no especializados. Mi objetivo ha sido proporcionar un relato
minucioso pero relativamente breve y accesible de la vida y la obra de este hombre
fascinante. En cierto modo, estoy siguiendo humildemente las huellas del propio
Galileo. Él insistió en publicar muchos de sus descubrimientos científicos en
italiano (y no en latín) para que de ellos se beneficiara no solo una pequeña
élite, sino todas las personas cultas. Confío haber hecho lo mismo por lo que
respecta a la divulgación de la historia de Galileo y del mensaje vitalmente
importante que lleva implícito.
Prefacio del libro de Mario Livio Galileo y los negacionistas de
la ciencia.
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