El Día de la Mujer Trabajadora es un día de solidaridad internacional en la lucha por objetivos comunes y un día para pasar revista de la fuerza organizada de las mujeres trabajadoras. Así lo explicaba A. Kollontái en este texto de marzo de 1920.
El Día Internacional de la
Mujer
El Viejo Topo
8 marzo, 2021
Una celebración militante
El Día de la
Mujer o Día de la Mujer Trabajadora es un día de solidaridad internacional, y
un día para pasar revista de la fuerza y la organización de las mujeres
proletarias.
Pero este no es
un día especial solo para las mujeres. El 8 de marzo es un día histórico y
memorable para los obreros y los campesinos, para todos los trabajadores rusos
y para los trabajadores de todo el mundo. En 1917, en este día, estalló la gran
Revolución de Febrero[1].
Fueron las mujeres obreras de San Petersburgo quienes comenzaron esta
revolución; fueron ellas las primeras en levantar la bandera de oposición al
Zar y sus compinches. Y así, para nosotras, el día de la mujer trabajadora es
un día de doble celebración.
Pero si este es
un día festivo para todo el proletariado, ¿por qué lo llamamos el “Día de la
Mujer”? ¿Por qué realizamos celebraciones especiales y reuniones dirigidas
sobre todo a las mujeres obreras y a las mujeres campesinas? ¿No hace esto
peligrar la unidad y solidaridad de toda la clase obrera? Para responder a
estas preguntas, tenemos que echar la vista atrás y ver cómo nació el Día de la
Mujer y con qué propósito fue organizado.
¿Cómo y por qué fue organizado el Día de la Mujer?
Hace no mucho
tiempo, unos diez años en realidad, la cuestión de la igualdad de las mujeres y
la cuestión de si las mujeres podían participar en el gobierno junto con los
hombres estaban siendo muy debatidas. La clase obrera de todos los países
capitalistas luchaba por los derechos de la mujer trabajadora; la burguesía no
quería aceptar estos derechos. No estaba entre los intereses de la burguesía
reforzar el voto de la clase obrera en el parlamento, y en todos los países
obstaculizó la aprobación de leyes que daban derechos a las mujeres
trabajadoras.
Las socialistas
de Norteamérica fueron particularmente persistentes en sus demandas por el
derecho a voto. El 28 de febrero de 1909, las mujeres socialistas de EEUU
organizaron enormes manifestaciones y reuniones por todo el país demandando
derechos políticos para las mujeres obreras. Este fue el primer “Día de la
Mujer”. La iniciativa de organizar un día de la mujer corresponde por tanto a
las trabajadoras de Norteamérica.
En 1910, en la
Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin[2] planteó
la cuestión de organizar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La
conferencia decidió que cada año, en cada país, se celebrase el mismo día un
“Día de la Mujer” bajo el lema “el voto de la mujer unirá nuestra fuerza en la
lucha por el socialismo”.
Durante esos
años, la cuestión de hacer el parlamento más democrático, por ejemplo, de
ampliar el sufragio y extender el voto a las mujeres, era de vital importancia.
Incluso antes de la Primera Guerra Mundial, los trabajadores tenían derecho a
voto en todos los países capitalistas a excepción de Rusia[3].
Solo las mujeres, junto a los dementes, permanecían sin estos derechos. Pero,
al mismo tiempo, la dura realidad del capitalismo demandaba la participación de
la mujer en la economía nacional. Cada año se incrementaba el número de mujeres
que tenían que trabajar en las fábricas y en los talleres, o como sirvientas y
limpiadoras. Las mujeres trabajaban junto a los hombres y creaban la riqueza
del país con sus manos. Pero las mujeres seguían sin poder votar.
Pero en los
últimos años antes de la guerra la subida de los precios forzó incluso a las
más pacífica ama de casa a interesarse por cuestiones políticas y a protestar
en voz alta contra la economía burguesa del saqueo. Las “revueltas de las amas
de casa” se hicieron cada vez más frecuentes, estallando en distintos momentos
en Austria, Inglaterra, Francia y Alemania.
Las mujeres
trabajadoras entendieron que no era suficiente con romper los puestos en el
mercado o expulsar al comerciante extraño; entendieron que tales acciones no
reducen el costo de vida. Es necesario cambiar la política del gobierno. Y para
conseguir esto, la clase obrera tiene que ver cómo se amplía el sufragio.
Se decidió
tener en cada país un Día de la Mujer como una forma de lucha para conseguir el
voto para la mujer trabajadora. Este día iba a ser un día de solidaridad
internacional en la lucha por objetivos comunes y un día para pasar revista de
la fuerza organizada de las mujeres trabajadoras bajo la bandera del
socialismo.
El primer Día Internacional de la Mujer
Esta decisión
tomada en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas no se
recogió por escrito. Se decidió celebrar el primer Día Internacional de la
Mujer el 19 de marzo de 1911.
Esta fecha no
se escogió al azar. Nuestras camaradas alemanas escogieron el día por su
importancia histórica para el proletariado alemán. El 19 de marzo del año
revolucionario de 1848, el rey de Prusia reconoció por primera vez la fuerza
del pueblo en armas y cedió ante la amenaza de un levantamiento proletario.
Entre las muchas promesas que hizo, y que más tarde no cumplió, estaba la
introducción del voto para las mujeres.
Tras el 11 de
enero se hicieron grandes esfuerzos en Alemania y Austria para preparar el Día
de la Mujer. Se dieron a conocer los planes para una manifestación, tanto de
boca en boca como en la prensa. Durante la semana anterior al Día de la Mujer
aparecieron dos revistas: El Voto para la Mujer en Alemania y El Día de la
Mujer en Austria. Los diversos artículos dedicados al Día de la Mujer –»Las
mujeres y el Parlamento”, ”La mujer trabajadora y los asuntos municipales”,
«¿Qué tienen que ver las amas de casa con la política?», etc – analizaban a
fondo la cuestión de la igualdad de la mujer en el gobierno y en la sociedad.
Todos los artículos enfatizaban un mismo punto: que era absolutamente necesario
hacer el parlamento más democrático extendiendo el sufragio a las mujeres.
El primer Día
Internacional de la Mujer tuvo lugar en 1911. Su éxito superó todas las
expectativas. Ese día, Alemania y Austria se convirtieron en un tempestuoso y
vibrante mar de mujeres. En todas partes se organizaban reuniones: en las
pequeñas ciudades e incluso en las aldeas, las salas de reuniones estaban tan
llenas de gente y tenían que pedir a los hombres que cedieran su sitio a las
mujeres.
Sin duda esta
fue la primera muestra de militancia de la mujer trabajadora. Los hombres se
quedaron en casa con los niños para variar, y sus esposas, las cautivas amas de
casa, fueron a las reuniones. Durante las manifestaciones callejeras más
multitudinarias, en las que participaron 30.000 personas, la policía decidió
retirar las pancartas de las manifestantes; las trabajadoras hicieron un alto.
En los altercados que siguieron, solo se evitó el derramamiento de sangre con
la ayuda de los diputados socialistas del Parlamento.
En 1913 el Día
Internacional de la Mujer fue transferido al 8 de marzo. Este día ha seguido
siendo el día de militancia de las mujeres trabajadoras.
¿Es necesario el Día de la Mujer?
El Día de la
Mujer tuvo resultados espectaculares en EEUU y en Europa. Es cierto que ningún
parlamento burgués pensó en hacer concesiones a las trabajadoras, o en
responder a las demandas de las mujeres. Por aquel entonces, la burguesía no
estaba amenazada por una revolución socialista.
Pero el Día de
la Mujer sí consiguió algo. Sobre todo, resultó ser un excelente método de
agitación entre nuestras hermanas proletarias menos politizadas. Ni siquiera
ellas pudieron dejar de prestar atención a las reuniones, manifestaciones,
carteles, folletos y periódicos dedicados al Día de la Mujer. Incluso la mujer
políticamente atrasada pensó para sí misma: «este es nuestro día, el festival
de la mujer trabajadora», y se apresuró a las reuniones y manifestaciones.
Después de cada Día de la Mujer Trabajadora, más mujeres se unían a los
partidos socialistas, y los sindicatos crecían. Las organizaciones mejoraron y
la conciencia política se desarrolló.
El Día de la
Mujer aún sirvió para otra función: fortaleció la solidaridad internacional de
los trabajadores. Es habitual que los partidos de diferentes intercambien
oradores para esta ocasión: camaradas alemanes van a Inglaterra, camaradas
ingleses van a Holanda, etc. La cohesión internacional de la clase obrera se ha
hecho fuerte y firme, y esto significa que la fuerza de lucha del proletariado
en su conjunto ha crecido.
Estos son los
resultados del día de militancia de las mujeres trabajadoras. El Día
Internacional de la Mujer ayuda a incrementar la conciencia y la organización
de la mujer proletaria. Y esto significa que su contribución es esencial para
el éxito de aquellos que luchan por un futuro mejor para la clase obrera.
Las mujeres trabajadoras en Rusia
Las
trabajadoras rusas participaron por primera vez en el Día de la Mujer
Trabajadora en 1913. Aquel era un tiempo de gran reacción en el que el zarismo
mantenía firmemente sujetos a los obreros y los campesinos en su puesto. No era
posible plantear manifestaciones públicas para celebrar el Día de la Mujer.
Pero las trabajadoras organizadas fueron capaces de remarcar su día
internacional. Los dos periódicos legales de la clase obrera –el Pravda
bolchevique y el Lunch menchevique[4]–
publicaron artículos acerca del Día Internacional de la Mujer; publicaron
artículos especiales, retratos de algunas mujeres que participaban en el
movimiento de mujeres trabajadoras y saludos de camaradas como Bebel y Zetkin.[5]
En esos años
sombríos las reuniones estaban prohibidas. Pero en Petrogrado, en la Bolsa
Kalashaikovsky, las trabajadoras que pertenecían al Partido organizaron un foro
público sobre “La cuestión de la mujer”. La entrada era de cinco kopeks. Era
una reunión ilegal, pero el salón estaba absolutamente lleno. Algunos miembros
del Partido hablaron. Pero apenas había terminado esta animada reunión
“cerrada” cuando la policía, alarmada por tales actos, intervino y detuvo a
muchos de los oradores.
Era de gran
importancia para los trabajadores del mundo que las mujeres de Rusia, que
vivían bajo la represión zarista, se unieran y de alguna manera consiguieran
reconocer con acciones el Día Internacional de la Mujer. Esto era una señal de
que Rusia estaba despertando y de que las cárceles y las horcas zaristas eran
incapaces de matar el espíritu de lucha y protesta del proletariado ruso.
En 1914, el Día
de la Mujer Trabajadora en Rusia estaba mejor organizado. Ambos periódicos
obreros se implicaron en su celebración. Nuestras camaradas pusieron mucho
esfuerzo en la preparación del Día de la Mujer. Debido a la intervención policial,
no lograron organizar ninguna manifestación. Quienes participaron en la
planificación del Día de la Mujer Trabajadora acabaron en las cárceles
zaristas, y más tarde muchos fueron deportados al frío norte. Pues naturalmente
la consigna «por el voto de la mujer trabajador” se había convertido en Rusia
en un abierto llamamiento al derrocamiento de la autocracia zarista.
El Día de la Mujer Trabajadora durante la Guerra
Imperialista
La Primera
Guerra Mundial estalló, y la clase obrera de todos los países se cubrió con la
sangre de la guerra[6].
En 1915 y 1916 el Día de la Mujer Trabajadora en el extranjero tuvo muy poca
repercusión; las mujeres socialistas de izquierdas que compartían las opiniones
del Partido Bolchevique Ruso intentaron convertir el 8 de marzo en una
manifestación de mujeres obreras en contra de la guerra. Pero los Partidos
Socialistas traidores de Alemania y otros países no iban a permitir a las
mujeres organizar reuniones, y se les denegaron los pasaportes para viajar a
países neutrales en los que las mujeres obreras querían celebrar reuniones
internacionales y mostrar que, a pesar de los deseos de la burguesía, el
espíritu de la solidaridad internacional pervivía.
En 1915, solo
en Noruega se logró organizar una manifestación internacional por el Día de la
Mujer, a la que acudieron representantes de Rusia y de países neutrales. Era
impensable organizar un Día de la Mujer en Rusia, pues aquí el poder del
zarismo y su maquinaria militar no tenían freno.
Entonces llegó
el gran, gran año de 1917. El hambre, el frío y las pruebas de la guerra
agotaron la paciencia de las mujeres obreras y campesinas de Rusia. En 1917, el
8 de marzo (23 de febrero), en el Día de la Mujer Trabajadoras, las mujeres
salieron valientemente a las calles de Petrogrado. Las mujeres –algunas
obreras, otras esposas de los soldados– demandaban “pan para nuestros hijos” y
“el regreso de nuestros maridos de las trincheras”. En este momento decisivo
las protestas de las trabajadoras suponían tal amenaza que incluso las fuerzas
de seguridad zaristas no se atrevieron a tomar las habituales medidas contra
los rebeldes, sino que se quedaron mirando confundidos ante el tormentoso mar
de la ira del pueblo.
El Día de la
Mujer Trabajadora de 1917 se ha convertido en un día memorable en la historia.
En este día las mujeres rusas alzaron la antorcha de la revolución proletaria y
prendieron el mundo en llamas. La Revolución de Febrero marca su comienzo.
Nuestro llamamiento a la batalla
El Día de la
Mujer Trabajadora se organizó por primera vez hace diez años en la campaña por
la igualdad política de las mujeres y la lucha por el socialismo. Este objetivo
ha sido alcanzado por las mujeres de la clase obrera en Rusia. En la república
soviética las mujeres obreras y campesinas no necesitan luchar por el sufragio
o por derechos civiles. Ya han ganado esos derechos: el derecho a voto, a
participar en los Soviets y a participar en todas las organizaciones
colectivas. Las trabajadoras y campesinas rusas son ciudadanas iguales a los
hombres. En sus manos, esos derechos son un arma poderosa para hacer más fácil
la lucha por una vida mejor.[7]
Pero los
derechos por sí solos no bastan. Hay que aprender a usarlos. El derecho a voto
es un arma que tenemos que aprender a utilizar en nuestro propio beneficio, y
en el de la república de los trabajadores. En dos años de Poder Soviético, la
vida misma no ha cambiado en absoluto. Solo estamos en proceso de luchar por el
comunismo y estamos rodeados por el mundo que hemos heredado de un pasado
oscuro y represivo. Los grilletes de la familia, el trabajo doméstico y la
prostitución aún son una pesada carga para la mujer trabajadora. Las mujeres
obreras y campesinas solo pueden librarse de esta situación y alcanzar la
igualdad real, y no sólo en la ley, si ponen todas sus energías en hacer de
Rusia una sociedad verdaderamente comunista.
Y para acelerar
esto, primero tenemos que arreglar la destrozada economía de Rusia. Debemos
considerar la resolución de nuestras dos tareas más inmediatas – la creación de
una mano de obra bien organizada y políticamente consciente y el
restablecimiento del transporte. Si nuestro ejército de trabajo funciona bien,
pronto tendremos máquinas de vapor de nuevo y los ferrocarriles comenzarán a
funcionar. Esto significa que los trabajadores y las trabajadoras tendrán el
pan y la leña que tan desesperadamente necesitan.
Conseguir que
el trasporte vuelva a la normalidad acelerará la victoria del comunismo. Y con
la victoria del comunismo vendrá la igualdad completa y fundamental para las
mujeres. Por eso, el mensaje del Día de la Mujer Trabajadora de este año debe
ser: “Trabajadoras, campesinas, madres, esposas, hermanas, todos los esfuerzos
para ayudar a los trabajadores y los camaradas a superar el caos de los
ferrocarriles y restablecer en transporte. Todos en la lucha por el pan, la
leña y las materias primas.”
El año pasado,
el lema del Día de la Mujer fue: «Todo a la victoria del Frente Rojo»[8].
Ahora, llamamos a las mujeres trabajadoras a reunir sus fuerzas en un nuevo
frente sin sangre, ¡el frente laboral! El Ejército Rojo derrotó al enemigo
externo porque estaba organizado, disciplinado y listo para el sacrificio
personal. Con organización, trabajo duro, autodisciplina y auto-sacrificio, la
república obrera derrotará al enemigo interno: la dislocación del transporte y
la economía, el hambre, el frío y la enfermedad. «¡Todo el mundo a la victoria
en el frente del trabajo! ¡Todos a esta victoria!
Las nuevas tareas del Día de la Mujer Trabajadora
La Revolución
de Octubre dio a las mujeres igualdad con los hombres en lo que a derechos
civiles se refiere. Las mujeres del proletariado ruso, que hace no mucho tiempo
eran las más desafortunadas y oprimidas, pueden ahora mostrar con orgullo a las
camaradas de otros países el camino hacia la igualdad política mediante el
establecimiento de la dictadura del proletariado y del Poder Soviético.
La situación es
muy diferente en los países capitalistas, donde las mujeres aún sufren
sobrecarga de trabajo y falta de derechos. En esos países la voz de la mujer
trabajadora es débil y sin vida. Es cierto que en varios países –Noruega,
Australia, Finlandia y algunos estados de Norteamérica– las mujeres habían
ganado derechos civiles ya antes de la guerra.[9]
En Alemania,
después de que el Kaiser fuese depuesto y se estableciese una república
burguesa, liderada por los “comprometidos”[10],
treinta y seis mujeres entraron en el parlamento –¡pero ni una sola comunista!
En 1919, en
Inglaterra, una mujer fue elegida por primera vez como miembra del Parlamento.
¿Pero quién era ella? Una “dama”. Es decir, una terrateniente, una aristócrata.[11]
En Francia
también se ha planteado la cuestión de extender el sufragio a las mujeres.[12]
¿Pero de qué
sirven estos derechos a las mujeres trabajadoras en el marco del parlamento
burgués? Mientras el poder esté en manos de los capitalistas y los
propietarios, ningún derecho político salvará a la mujer trabajadora de su
posición tradicional de esclavitud en el hogar y en la sociedad. La burguesía
francesa está lista para asestar otro golpe a la clase obrera, para hacer
frente a las crecientes ideas bolcheviques entre el proletariado: están
dispuestos a darle el voto a las mujeres.
Señor burgués, señor – ¡Es demasiado tarde!
Tras la
experiencia de la Revolución de Octubre rusa, resulta claro para todas las
mujeres trabajadoras de Francia, Inglaterra y otros países que solo la
dictadura de la clase obrera, solo el poder de los soviets, puede garantizar la
igualdad completa y absoluta. La victoria final del comunismo derribará las
centenarias cadenas de represión y falta de derechos. Si la tarea del Día
Internacional de la Mujer Trabajadora fue antes la lucha por el derecho al voto
de la mujer frente a la supremacía de la burguesía en los parlamentos, la clase
obrera tiene ahora una nueva tarea: organizar a las mujeres trabajadoras en
torno a los eslóganes de lucha de la Tercera Internacional. En lugar de
participar en el trabajo del parlamentarismo burgués, escuchad el llamado de
Rusia:
“¡Mujeres
trabajadoras de todos los países! ¡Organizad un frente proletario unido contra
aquellos que saquean el mundo! ¡Abajo con el parlamentarismo de la burguesía!
¡Damos la bienvenida al poder soviético! ¡Fuera las desigualdades sufridas por
los hombres y las mujeres trabajadoras! ¡Lucharemos con los trabajadores por el
triunfo del comunismo mundial!”
Este llamamiento
se escuchó por primera vez en medio de las pruebas enfrentadas por el nuevo
orden, en las batallas de la guerra civil, y hará sonar una música que
estremecerá los corazones de las trabajadoras de otros países. La mujer
trabajadora escuchará esta llamada y sabrá que es correcta. Hasta hace poco
pensaba que si lograban enviar unos pocos representantes al parlamento su vida
sería más fácil y la opresión del capitalismo más soportable. Ahora saben que
no es así.
Solo el
derrocamiento del capitalismo y el establecimiento del poder soviético las
salvará del mundo de sufrimiento, humillaciones y desigualdades que hace tan
difícil la vida de las mujeres trabajadoras en los países capitalistas. ¡El Día
de la Mujer trabajadora pasa de ser un día de lucha por el sufragio a un día
internacional de lucha por la plena y absoluta liberación de la mujer, lo que
significa una lucha por la victoria de los soviets y por el comunismo!
¡Abajo con el
mundo de la Propiedad y el poder del Capital!
¡Fuera las
desigualdades, la falta de derechos y la opresión de la mujer – el legado del
mundo burgués!
¡Hacia la unión internacional de los hombres y las mujeres trabajadoras en la lucha por la Dictadura del Proletariado – el proletariado de ambos sexos!
Notas
[1] En la Rusia zarista aún se usaba el viejo
calendario juliano de la Edad Media, que iba 13 días por detrás del calendario
gregoriano usado en la mayor parte del mundo. Así, el 8 de marzo correspondía
al 23 de febrero en el viejo calendario. Es por esto que la revolución de marzo
de 1917 se conoce como la “Revolución de Febrero”, y la de noviembre de 1917 la
“Revolución de Octubre”.
[2] Clara Zetkin fue una líder del movimiento
socialista alemán y la principal líder del movimiento internacional de mujeres
obreras. Kollontai fue delegada de la conferencia internacional en
representación de las trabajadoras textiles de San Petersburgo.
[3] Esto no es exacto. La inmensa mayoría de los
trabajadores no cualificados de Inglaterra, Francia y Alemania no podían votar.
Un menor porcentaje de los hombres de clase obrera en Estados Unidos tampoco
podía votar, en particular los hombres inmigrantes. En el sur de EEUU a los
hombres negros se les impedía votar. Los movimientos sufragistas de clase media
de todos los países europeos no lucharon por extender el voto a hombres o
mujeres de la clase obrera.
[4] En su Congreso de 1903, el Partido Obrero
Socialdemócrata de Rusia se dividió en dos facciones, los bolcheviques (que
significa “mayoría” en ruso) y los mencheviques (“minoría). En el periodo entre
1903 y 1912, cuando la división se hizo permanente, las dos facciones
trabajaron juntas, unificadas por un tiempo, escindidas de nuevo. Muchos
socialistas, incluso organizaciones locales enteras, trabajaron con ambas
facciones o trataron de mantenerse neutrales en las disputas. Kollontai, una
socialista activa y luchadora por los derechos de las mujeres desde 1899, se
mantuvo en un principio independiente de las facciones, y luego se hizo
menchevique durante varios años. Se unió a los bolcheviques en 1915 y se
convirtió en la única mujer miembro del Comité Central. También sirvió como
Comisaria de Asistencia Social de la República Soviética y como jefa de la
Sección de la Mujer del Partido Bolcheviqu.
[5] August Bebel (1840-1913) fue un líder del
partido socialdemócrata alemán. Fue un conocido defensor del movimiento de las
mujeres, y autor de un libro clásico sobre el marxismo y la mujer (Die Frau und
der Sozialismus, traducido como La mujer y el socialismo).
[6] Cuando la guerra estalló en 1914, hubo una
masiva escisión en el seno del movimiento socialista internacional. La mayoría
de socialdemócratas en Alemania, Austria, Francia e Inglaterra apoyaron la
guerra. Otros socialistas, como Kollontai, Lenin y el Partido Bolchevique en
Rusia, Clara Zetkin y Rosa Luxemburg en Alemania y Eugene Debs en Estados
Unidos, por mencionar algunos de los líderes, denunciaron a los socialistas
pro-guerra como traidores a la clase obrera y a la lucha por la revolución
proletaria.
[7] La palabra “soviet” significa “consejo”. Los
soviets, o consejos obreros, son cuerpos democráticos en los que los delegados
son elegidos en reuniones de fábrica o de barrio, y son controlados por sus
hermanos y sus hermanas proletarias. Los representantes de los soviets deben
rendir cuentas a su circunscripción electoral y están sujetos a revocabilidad
inmediata.
[8] Tras la toma del poder de la clase obrera en
Octubre de 1917, el estado de los trabajadores rusos enfrentó dos grandes
problemas. Uno fue la invasión por trece países, entre ellos EEUU; el segundo fue
la resistencia de los elementos monárquicos y capitalistas de Rusia. Los
soviets crearon un ejército de obreros y campesinos, el Ejército Rojo, que
derrotó a las fuerzas contrarrevolucionarias.
[9] Las mujeres habían ganado el derecho a voto en
varios estados de EEUU antes de la Primera Guerra Mundial. Una enmienda federal
que garantizaba a todas las mujeres mayores de 21 años el derecho al voto fue aprobada
el 26 de agosto de 1920. No fue hasta los años sesenta que se abolieron las
últimas barreras legales al voto de la clase obrera.
[10] Los “comprometidos” a los que se refiere
Kollontai son los líderes socialdemócratas que formaron un nuevo gobierno
capitalista en Alemania tras la caída del Kaiser en 1918. Tras asumir el
gobierno apoyaron activamente la contrarrevolución.
[11] Si bien la aristócrata Lady Astor fue la primera
mujer en servir en el Parlamento Británico, la primera mujer elegida al
parlamento fue la revolucionaria irlandesa Constance Markievicz. Junto a otros
miembros del partido Sinn Fein, se negó tomar su asiento en el parlamento
imperial.
[12] Las mujeres francesas no obtuvieron finalmente
el voto hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
Fuente: Marxists.org
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