Yo soy una más de las ovejas descarriadas de Nuestro Señor que, seguro
estoy, cuando vuelva al redil, le voy a dar una alegría como una catedral,
porque ha de saber el lector, que causa más alegría en la Casa del Padre
(versión terrenal de la Gloria) una oveja descarriada como yo, cuando dando su
brazo a torcer dice (o escribe, que para el caso es lo mismo): “¡Ea!, la Perra Gorda
para ti, que arrepentido quedo de mis pecados pasados presentes y futuros y
tiro ahora mismo, antes de que se me pasen las ganas, derechito al redil de Nuestro Señor”, que cien
santos y justos ya en el Cielo por méritos propios y no por regalar televisadamente
mascarillas o hacer donaciones a la Seguridad Social, siempre por un valor
inferior a lo defraudado fiscalmente.
Pero también estoy seguro de que en mi vuelta al redil poco va a tener
que ver el piadoso (y dice él que cristiano) Don Carlos Colón, del Diario se
Sevilla porque es que oigan, me espanta cada vez que leo un artículo suyo. Me dan
ganas de preguntarle hacia qué parte queda el Redil de Nuestro Señor para a continuación y sin
pérdida de tiempo echar a correr en dirección opuesta.
Valga esta larga, pero necesaria introducción, para alejar los malos
pensamientos, si los hubiera habido, de todos mis hermanos ovejas (las del Redil
y las de fuera, porque todos somos hermanos, menos los de Podemos, los del PSOE
y los de Izquierda Unida, según Carlos Colón, que este a todo estos no les da ni agua), que por mi parte no hay
ningún sentido peyorativo hacia mi piadoso hermano en el seno del Señor don
Carlos colón. Simplemente que al ser yo oveja y él espantarme, salvo que San
Basilio disponga otra cosa, es un espanta ovejas.
Efectivamente el gobierno presidido por Pedro Sánchez puede que lo esté
haciendo mal respecto del coronavirus. Tan mal, en mi opinión, que de los 200
mil millones de euros presupuestados para la “lucha” contra el coronavirus, empieza
por soltarle un escopetazo de 115 millones a la mercantil privada de la
comunicación, es decir, que por la incompetencia propia de los directores de
estos distintos medios de la mercantil comunicativa para ganar dinero con su
actividad normal, tiene que ser el gobierno el que con dinero en su mayoría
publico les llene los bolsillos, sin haber garantizado previamente algo tan
elemental como es la comida y medios sanitarios a las decenas de millones de
personas confinadas sin suficientes recurso materiales propios para subsistir.
Hay otros muchos elementos más para poderle sacar los colores al gobierno de
Pedro Sánchez, siendo el principal, a mi juicio de oveja alejada del Redil, los
“Nuevos Pactos de la Moncloa”, de los que ahora no diré nada.
Pero esto es una cosa para la crítica del gobierno, y otra distinta,
asquerosamente distinta, que es la practicada por don Carlos Colón, al acudir permanentemente a la descalificación personal
constante de los miembros del gobierno (no solamente en este artículo suyo que
se reproduce), sino que tal que sepulcro blanqueado, no tiene ningún reparo en
calumniarlo, subliminalmente, pretendiendo relacionar la mala gestión del
gobierno en relación al coronavirus con
la detención de un terrorista yihadista en Almería. Pero Don Carlos, ¿el
terrorismo islámico no lo financiaron y lo formaron entre otras potencias
occidentales los capitales de los Estados Unidos de América? Y puestos ya a eso
de cogérsela con papel de fumar para mear, ¿Almería no es de Andalucía?, qué
hace pues el Gobierno Andaluz donde está en la silla de gobernar el PP,
asentado entre otros, en el poderío patrio del Caballo de Santiago Abascal que
no vela por al seguridad antiterrorista de los andaluces, aunque yo por
amigarme con usted, porque esto del Redil da muchas vueltas, no tengo inconveniente
en aceptar con usted, que de todo esto tiene la culpa el “Coletillas”, ¿quién
si no?
* * *
Entre el
sainete y la tragedia
El sainete de los niños no es una anécdota sino otra
demostración de la incompetencia del Gobierno
Carlos Colón
Diario de Sevilla
23 Abril, 2020
Este Gobierno escucha" dijo el ministro Illa al
atardecer, intentando convertir en un acierto la rectificación forzada por el
clamor de todos los partidos, toda la sociedad y todos los expertos ante el
error garrafal cometido esa misma mañana. "Está claro que el Gobierno
escucha y es humilde", dijo al día siguiente la ministra Darias
insistiendo en ese mismo blanquear lo negro.
El caso es que el Consejo de Ministros, ojo, el
Consejo de Ministros nada más y nada menos, no una reunión de coleguitas (¿o
sí?) jugando a políticos, decidió por la mañana la estupidez de permitir la
salida a los menores de 14 años para ir a bancos, farmacias y supermercados
(cosa por otra parte ya autorizada en caso de necesidad). Y que al mediodía
María Jesús Montero, ojo, Montero, la portavoz del Gobierno, no uno de los
personajes de la infame comedia de situación sobre el confinamiento que escupe
TVE, lo hizo público en una comparecencia oficial ante todos los medios.
Importante: hasta ese momento el Gobierno estaba seguro de lo acertado de su
decisión. Preguntada por la absurda y peligrosa medida Montero afirmó que
"es igual a lo que dijo Sánchez, no hay ninguna contradicción".
Preguntada si los niños no están más en peligro dentro de un supermercado que
al aire libre, Montero contestó: "los supermercados están muy controlados
para que las distancias se guarden". Y esto es literal, no bulo.
Estalló lo que estalló e Illa se vio obligado, seis
horas después, a rectificar. En estas manos estamos. No extraña leer estos
titulares: "El fin de las restricciones se iniciará sin saber la
incidencia de la pandemia", "El Gobierno trata de recuperar el dinero
de los test defectuosos tras comprobar que el reemplazo tampoco funciona",
"El uso de mascarillas defectuosas obliga a aislar a más de mil
sanitarios" (todos de El País, ¿eh?).
Mientras tanto la peste yihadista, otro virus, sigue
entre nosotros. Ha sido detenido en Almería el rapero egipcio afincado en
Londres -donde vivía en el lujoso distrito de Maida Vale, Westminster-
Abdel-Majed Abdel Bary, uno de los terroristas más peligrosos y buscados. Había
llegado a España en una patera. Evidencias que no son bulos: el yihadismo no es
solo hijo de la miseria y las pateras pueden traer terroristas. Esto no debe
alimentar ni la islamofobia ni la xenofobia, pero tampoco puede ignorarlo una
Europa herida y empobrecida en peligro de desunión.
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