AUNQUE SEA SIN PAN MADRE
En
Usagre Dios mandaba más hijos que panes a casa de Manuel y Felipa. Parió Felipa
catorce, de los cuales seis fueron llamados por Dios tempranamente, viviéndoles ocho: María, Lorenza, Antonio,
Manuel, José, Angelita, Valentina y Joaquín, de entre los cuales Dios llamó
prematuramente a Lorenza, y Manuel se perdió en la guerra, mientras los panes entraban por lo general de medios
en medios en vez de enteros, porque las
más de las veces no alcanzaba para un pan entero, a pesar de tener la panadería de Amaro pared
de por medio en la calle Llerena.
A Joaquín C., hijo de Manuel y Felipa, no puede
decirse que le gustara el pan, cuya escasez ha quedado reseñada, sino que, así
como otros niños contaban ovejitas para dormir, Joaquín C. contaba los panes
que pasaban de una cesta a otra y así, viendo volar los panes de una cesta a
otra apaciguaba los arañazos estomacales.
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- Madre, ¿de comer qué hay hoy?
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- Hoy, sopa.
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- Madre, pues los cachitos de pan de la sopa
que me toquen me los da en la mano aparte.
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- Y de cenar madre, ¿qué hay?
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- Nada. Padre no pudo trabajar.
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- ¡Pues yo quiero una tostada madre!
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- ¡Chacho, chacho…! Hijo mío, te estoy
diciendo que no hay pan …
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Es igual, hágame una tostada aunque sea sin pan madre.
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Manuel Sogas Cotano/Zaragoza,
Diciembre 2012
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