PEDRO SÁNCHEZ, POR SI PUDIERA QUEDAR ALGUNA DUDA, EN SU TESIS SE DESMARCA DEL SOCIALISMO
Gracias a los embustes
de la corrupta Cristina Cifuentes acerca de un máster que no tenía podemos
conocer el ídem de Pedro Sánchez, actual presidente del gobierno, muy
interesante por cierto, pero no por lo que pueda aportar a la ciencia política
o económica, que aporta bien poquito, sino porque al menos nos permite afirmar
que tiene él tanto de socialista como de casto tiene el Espíritu Santo que
embarazó a la monjita Brígida. Su título es Innovaciones
de la diplomacia económica española: análisis del sector público (2000-2012).
Inventa
Pedro Sánchez en su trabajo un fantasmagórico Dios: la diplomacia económica que todo lo puede ante el cual hay que
doblegarse. Y lo dice sin ningún rodeo, lo que es de agradecer por hacernos saber de antemano que su autor y el socialismo
(socialización de los principales medios de producción; emancipación de todas
las clases sociales, que nadie pueda vivir a costa del trabajo de otros) no se parecen ni de lejos.
En
el último párrafo de la página 53 de su trabajo se lee: “Las relaciones
internacionales están decisivamente afectadas por la economía…” Para realizar
esta afirmación únicamente hace falta poseer una mínima cultura económica.
Pero, y las relaciones entre las distintas comunidades autónomas en el caso del
Estado Español, regionales, provinciales, locales…, no están igualmente
afectadas por la economía? Es más, acaso no está afectada decisivamente por la
economía la existencia humana sobre la tierra?
Dónde,
pues, reside la gracia o la ciencia de Pedro Sánchez al hacer tal afirmación?
Sigue
afirmando Pedro Sánchez en el mismo párrafo: “… En la actualidad, los intereses
económicos cimentan los intereses políticos de los Estados, lo que significa
que la diplomacia del sector público debe adecuarse a la nueva exigencia
incorporando como elemento central de su estrategia la diplomacia económica, de
lo contrario corre el riesgo de ser ineficaz en la defensa de los intereses de
su país en la era de la globalización.”
Aquí
Pedro Sánchez mezcla churras con merinas y la velocidad con las ganas de comer
para construir un eufemismo que evite nombrar la bicha: el capitalismo
financiero, basado en la especulación y en la rapiña, que teniendo que ver con
la economía no encarna precisamente toda la economía, sino el grado de
desarrollo alcanzado por el capitalismo (el capitalismo financiero).
Lo
que en suma nos viene a decir Pedro Sánchez es que los bienes públicos, la
riqueza del Estado creada mediante el trabajo y la financiación de las
diferentes generaciones de trabajadores, ha de pasar a los bolsillos de los
mayores capitalistas que dominan el capital financiero, y que esta transición
de los bienes públicos a los bolsillo privados ha de hacerse mediante lo que él
llama la diplomacia económica, o sea, el dominio del capitalismo con facultad
para poderse apropiar de cuantas riquezas necesite para mantener su cada vez
más necesariamente elevada tasa de ganancias.
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