¿RUPTURA CON MADRID O EN MADRID? EL 27S EN CATALUNYA. UN ANÁLISIS AL
SERVICIO DE AL REPÚBLICA
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A. García Bibao
Sociología crítica
20.09.2015
Hemos
de recordar aqui un hecho que no por menos ocultado, es más innegable. La
Transición no hubiera sido posible si Tarradellas y la Generalitat en el exilio
se hubiera mantenido inflexible ante los post-franquistas de Suárez que
necesitaban cómplices para su pacto de impunidad a cambio de democracia. No fue
Carrillo el único que tragó con la impunidad. También lo hizo el nacionalismo,
y digo nacionalismo y no solo «regionalismo», pues el silencio ante la
impunidad franquista es transversal y se acepta que la Monarquía gobierne en
Madrid. De hecho, a día de hoy, a horas del 27S, la casi totalidad
de independentistas reconocen la legitimidad del gobierno de Madrid,
limitándose a cuestionarla en Barcelona.
Si
las burguesías son implacables en la defensa de sus intereses, ¿qué decir de la
izquierda que no ejerce como tal, de los que dicen ser de izquierda y hasta
«republicanos»? ¿Han visto alguna acción clara y decidida en estos años, ahora?
¿Donde queda en la práctica la lucha por la República Española más o menos
federal? ¿Donde está la oposición seria, con un plan para derribar el tinglado
sucesorio del franquismo y la construcción de una República? En ninguna parte.
Lo que predomina totalmente es el discurso ciudadanista, postmoderno,
«constituyente», «empoderado» salido de los laboratorios naranja del sr. Soros
y las fundaciones norteamericanas. Las pocas veces que se menciona la República
es para decir que no toca, que divide, que no es prioritaria, que bueno, que no
está en la agenda de la unidad y si acaso que ya veremos.
El
mantra del proceso constituyente penetra a la izquierda española y su hermano
mutante podemita. Pero lo constituyente no es más que un engendro desarrollado
para expulsar a la palabra «República» de la escena política. Lo de
«constituyente» es pieza clave para que el juego del PSC-PSOE y de ciertos
sectores «renovados» como CxS funcione y el sistema de poder logre sobrevivir a
la actual crisis. Iceta lo ha dicho claro: reforma constitucional que reforme
el pacto de convivencia del 78. Público ha titulado así. Incluso Albiol, la extrema
derecha del PP en Catalunya al rescate, ha llegado a reconocer que fue un error
despreciar la reforma del Estatuto hace unos años. La reforma constitucional en
un sentido «federalista Borbónico» puede acabar siendo atractiva para el propio
PP. En Madrid todos se suman a día de hoy. Ni Podemos, ni Garzón, ni Ahora en
Comun, piensan siquiera en la rotura republicana y entran de lleno en el juego
«constituyente».
En
la izquierda de la izquierda tenemos también a los que desde un punto de vista
comunista se mueven en la ortodoxia del discurso y rechazan propuestas
republicanas o de alianzas que pasen por ella. Es un entorno muy complejo. Los
partidos despojo del Carrillismo, lamentablemente, o cuando tienen
representación acaban tragando con los postmodernos y podemitas, o si no la
tienen sus planes estratégicos o de acción son desconocidos. Los discursos a la
parroquia propia, como el del secretario gral. del PCE Centella en la Fiesta
del partido el 20 de septiembre, no son sino guiños a la base de no acompañarse
de políticas electorales, institucionales, parlamentarias y de alianzas
coherentes con ellos. Y no lo son. La ruptura y la República deben estar en los
objetivos y la estrategia, si no aparecen ahí, es que no están, sencillamente.
Y el conjunto PCE IU se encuentra en cambio de fase hacia el nuevo grupo Ahora
en Común con un objetivo mucho más pedestre, salvar lo que queda de su aparato
al precio que sea y aceptar cualquier humillación impuesta por Podemos. Sólo
una hipotética refundación del PCE podría impedir eso, pero parece muy
improbable. El hecho es que el resultado de las triunfales políticas de IU
PCE en estos años ha sido la impotencia, el caos, y la frustración, y una
inmensa necesidad de cambio en muchas personase que acabó siendo arrastrada por
el globo podemita.
El
hundimiento de los aparatos locales y casi del central de IU PCE favoreció la
formación de multitud de candidaturas locales donde sí, confluyeron fuerzas
locales de izquierda y ciudadanas con cierto éxito, pero la mejor prueba de la
confusión es que en todos los procesos de unidad popular, o de «confluencia»
como se dice ahora, no existe ni el menor asomo de objetivo o estrategia
republicana o de ruptura: la hegemonía ideológica la tiene el ciudadanismo
podemita y derivados. Garzón y las tendencias diversas que confluyen en «Ahora
en Comun» no plantean batalla ideológica alguna, solo discuten metodologias de
listas, órganos, primarias, papel de los aparatos; la cuestión de la ruptura y
la República no está invitada. Y solamente la República y la lucha contra la
Impunidad del Franquismo en Madrid es un reto equivalente o simétrico al que
representa el independentismo. La coordinación política de ambos realmente
podría tumbar al régimen, pero es claro ya hace mucho que tumbar al régimen no
está en la agenda de la izquierda española. Ni en Cataluña siquiera se atreven
a defender la Ruptura con la Monarquía y una República Federal que a todos
ampare.
Este
es el panorama al que nos enfrentamos. Un poder central que consideraba que tenía
todo controlado por la claudicación histórica de la izquierda de la transición
y que ve ahora una fractura con la burguesía catalana que puede hacer reventar
todo.
Una
izquierda institucional triturada por sus propios errores e incapacidades que
se derrumba en medio de una confusión enorme, en una época de crisis y
precarización sin retorno que está arrollando a millones de personas a la
pobreza.
La
emergencia de una no-izquierda sin escrúpulos y cínica en grado máximo que se
ha nutrido de la frustración masiva y se ha alimentado de las ilusiones de los
que desean que todo vuelva a ser como antes. Una no-izquierda que se presenta
con un discurso ciudadanista y postmoderno con un claro componente
anti-partidos, anti-izquierda y anti-sindicatos.
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