ELFINAL DE LA
BATALLA POR DEBALTSEVO. ANÁLISIS MILITAR Y POLÍTICO
Coronel Cassad
Sociología
Crítica
19.02.2015
Y finalmente la
bolsa de Debaltsevo cayó. La milicia alzó su bandera en la ciudad liberada, los
civiles salían de sus refugios y empezaban a ser evacuados, las últimas tropas
ucranianas se rendían o merced a los acuerdos del alto el fuego se retiraban en
derrota, dejando atrás todo su material. En este artículo, los analistas de
Coronel Cassad ofrecen una valoración de la situación militar y política tras
la batalla de la Bolsa de Debaltsevo con la que coincidimos básicamente.
(La bolsa de Debalchevo el 25 de enero. Popesnaya no ha
sido tomada del todo y seguían los combates. La pinza no se había cerrado el
día 28 todavía.)
El aspecto
militar
El 19 de
febrero quedó perfectamente claro que el grupo de fuerzas ucranianas en
Svetlodarsk, incluso a pesar de haber recibido refuerzos desde Artyomovsk y de
haber conseguido mantener el control del cuello de botella en que se había
convertido esa zona, no podría solucionar los problemas a los que se enfrentaba
el comando ucraniano a la hora de desbloquear la carretera M-103 o tratar de
capturar algunas localidades y Colinas estratégicas.
Pese a las
pérdidas sufridas en este intento, la junta no logró establecer una línea de
suministro de sus tropas cercadas, por lo que a pesar de los numerosos intentos
de desbloquear el grupo cercado, comenzó el inevitable proceso de degradación
de la organización de la defensa dentro de la propia bolsa de Debaltsevo. La
falta de munición para el armamento pesado, la falta de combustible y la baja
moral de las tropas han hecho posible que las tropas de las milicias logren
finalmente barrer Chernukhino y capturar gran parte de Debaltsevo, donde ayer
se izó la primera bandera de Novorrusia (el detalle de que no fuera una bandera
de la RPD o de la RPL sino la de Novorrusia es un símbolo importante de lo que
pronto puede ser una federación o confederación de Repúblicas Populares). El
trabajo de limpiar los focos de resistencia y acabar con los grupos aislados de
fuerzas ucranianas continúa.
La niebla cubre el frente de Debaltsevo en los
primeros días de febrero.
La captura de
la estación de ferrocarril Debaltsevo-Sortirovochnaya (en el este de la ciudad)
ya había creado las condiciones para la captura de Debaltsevo, ya que aseguraba
el acceso a la ciudad de grupos de asalto y de sabotaje hacia la zona urbana
del sur y sureste. Al mismo tiempo, el descenso de la capacidad defensiva
militar de la junta redujo drásticamente la capacidad de resistencia de este
grupo, lo que llevó al abandono de sus posiciones hacia el sur-suroeste de la
ciudad (por ejemplo hacia el bastión de Olhovatka) y a la retirada de otras
unidades hacia el interior de Debaltsevo, donde estaban más cerca de una vía de
salida.
El problema de
la junta radica en su incapacidad para organizar una evacuación completa de sus
tropas sitiadas. Incluso los intentos de fuga a través de carreteras
secundarias acabaron con pérdidas significativas, así que a pesar de los
comunicados triunfalistas de que gran parte de las fuerzas logró salir, una
gran masa del grupo cercado (entre 2500 y 3000 soldados) sigue atrapado en la
caldera.
La junta ya ha
llegado a una serie de conclusiones organizativas: el comando de las fuerzas
ATO, Popko, ha sido apartado de sus funciones y reemplazado con el
anteriormente purgado Vorobyov, conocido por sus recientes intentos de
postularse como repuesto para el jefe del Estado Mayor Muzhenko además de por
sus errores en Ilovaysk. Mientras Poroshenko trata de tapar estos detalles,
Vorobyov se ve obligado a lidiar con la herencia recibida de sus predecesores.
La batalla de las últimas semanas ha dejado clara la baja calidad del trabajo
realizado por el comando de las Fuerzas Armadas de Ucrania, por lo que es
complicado que la situación empeore para ellos. Solo se verá si estos cambios
en el comando militar han supuesto un cambio positivo tras la posible campaña
de primavera. Puede incluso que Vorobyov no llegue a esa campaña, ya que sus
numerosos enemigos entre las altas esferas políticas y militares siguen al
acecho.
Los
catastróficos errores del Estado Mayor y del comando militar local fueron la
gota que colmó el vaso y provocó el colapso. El Estado Mayor no aportó la
defensa requerida para Logvinovo, necesidad que debió ser fácilmente
reconocible cuando la junta se vio sorprendida por el ataque y captura de
Uglegorsk. La defensa de Logvinovo y de las colinas adyacentes podría haberse
organizado usando fuerzas en estos momentos dentro de la bolsa de Debaltsevo o
con refuerzos llegados desde Svetlodarsk o Artyomovsk a esta zona en peligro.
Este fallo de cálculo resultó catastrófico para la junta, que al día siguiente
de la pérdida de Logvinovo y de la interceptación de sus comunicaciones en
Debaltsevo se vio obligada a destinar, en su intento por recapturar la
localidad, a un número muy superior de sus fuerzas del que habría necesitado de
haber organizado la defensa a su debido tiempo. Tras la pérdida de Uglegorsk y
la entrada en Kalinovka, el siguiente paso era obvio incluso para cualquier
aficionado, pero el comando de las fuerzas ucranianas se mantuvo criminalmente
pasivo, o negligente, lo que llevó a la pérdida de un número significativo de
personal y material.
En este punto,
la cuestión militar de Debaltsevo ha quedado resuelta, así que únicamente queda
ver cuánto tiempo se alarga la agonía y cuáles serán las pérdidas reales de la
junta (caídos en la batalla, heridos y prisioneros de guerra), así como el
cálculo de las pérdidas materiales. Ya no es posible para la junta evitar esas
pérdidas, ya que la ofensiva de enero de las fuerzas de la milicia ha logrado
sus objetivos, aunque haya sido a costa de un gran esfuerzo.
Se ha conseguido
el objetivo: el grupo de la junta de Debaltsevo está siendo derrotado. Al
margen de cuántos soldados de la junta puedan escapar del cerco, la milicia ha
capturado el nudo de transportes más importante de la zona, lo que va a
facilitar la logística, y ha derrotado a un gran grupo del enemigo, lo que
supone un gran éxito operativo para la milicia.
El factor
político
El intento por
salvar todo lo posible comenzó en cuanto la junta comprendió que no había una
vía militar para resolver la situación de Debaltsevo. Quienes lograron salir
del cerco fueron inmediatamente convertidos en héroes, pese a que hasta hacía
pocas horas habían sido parte de otro mito, que como el de los ciborgs del
aeropuerto, se colapsó por su propio peso. El “Stalingrado ucraniano” acabó por
convertirse en otra caldera, que una vez más supuso otro golpe para el comando
militar y liderazgo político de la junta. El comando militar no ha conseguido
equiparar su retórica militar con éxitos militares.
La derrota en
la batalla del aeropuerto y en la batalla de Debaltsevo ha eliminado de un
plumazo todos los éxitos de la junta en la defensa de la zona de Peski-Avdeevka
y en el área de Bakhmutka, donde la ofensiva de la milicia ha fracasado. Es
natural que la junta busque ahora una llamada a la paz y firme una tregua
temporal patrocinada por Rusia y la Unión Europea. La junta necesita ahora un
descanso temporal para poder dejar atrás la triste historia de Debaltsevo y
estabilizar el frente en la zona de Svetlodarsk, tras lo que es previsible que
se cumplan los acuerdos de Minsk y la acción militar se tome una pausa hasta,
al menos, abril.
La junta pudo
haber negociado la retirada de sus fuerzas de Debaltsevo durante las
conversaciones de Minsk, presentando así la retirada como un sacrificio por el
compromiso político, afirmando que Europa así lo exigía, y evitando la derrota
militar. Kiev, empujado por Washington y por sus seguidores hacia la escalada
de una guerra híbrida en Ucrania, se mostró terca en su postura sobre la
cuestión de Debaltsevo, que quedó sin resolver en Minsk. Esto permitió a la
milicia llevar la situación a su final más lógico, condenando a la junta a una
derrota militar considerable.
Ahora el
presidente Poroshenko está dispuesto a discutir la posibilidad de desplegar una
fuerza de paz a lo largo de la zona de seguridad (lo que incluye el despliegue
de fuerzas de paz a lo largo de la frontera entre Rusia y las Repúblicas
Populares, algo inaceptable para la Federación Rusa), que debería asegurar de
forma más efectiva la separación de las partes. El problema es que dada la
falta de compromiso político a largo plazo, la fuerza de paz podría simplemente
reforzar la existente línea del frente como la futura frontera. Esto no
beneficia los intereses de Kiev o Estados Unidos, pero beneficia aún menos los
intereses de la RPD y la RPL, pero la lógica europea de congelar el conflicto
(que tiene cierto apoyo en Rusia, cuyo principal interés es reducir la
intensidad del conflicto) hace posible esta forma radical de congelar el
conflicto. Desde el punto de vista de la integridad territorial de Ucrania, la
presencia de cascos azules implicaría el reconocimiento implícito de Kiev de su
incapacidad de resolver el conflicto por sí mismo.
Sin la cuestión
de Debaltsevo sobre la mesa, Poroshenko tratará de usar la tregua para rearmar
a su ejército, así que pese a su insistencia pública en el proceso de paz,
continuará presionando para que Estados Unidos y sus satélites envíen armas a
Ucrania. El nuevo líder del Pentágono, al contrario que su predecesor, ha
defendido abiertamente el suministro de ayuda militar a la junta y está
directamente relacionado con los halcones republicanos, incluyendo al senador
McCain.
Estados Unidos
continúa convencido de que el alto el fuego no se mantendrá durante mucho tiempo
y de que no habrá un compromiso político, por lo que continúa trabajando por
extender su guerra híbrida contra Rusia. La principal labor de la junta es
legalizar la ayuda militar extranjera e incluir en ella armamento moderno,
incluyendo el armamento estadounidense. Mientras tanto, la junta tratará de
evitar el colapso de su economía (el colapso social es prácticamente
inevitable, ya que se evitará el colapso de la economía aplicando las salvajes
exigencias del FMI), ya que el empeoramiento de la situación económica
aumentará la tensión social. Las carteras vacías aclararán las ideas de los
ucranianos con más facilidad que la llegada de féretros de Donbass.
La junta
tratará de llegar al final de la tregua con un ejército reforzado. Otro
problema será compensar las actuales pérdidas de material, algo que será
especialmente complicado ya que la pérdida de material relativamente moderno
será sustituida por vehículos antiguos restaurados y por otros deshechos de
Europa del Este. Ucrania requerirá adquirir armas y material, reactivar la
industria militar y los servicios de apoyo de la retaguardia para conseguir
obtener la capacidad de conducir, a largo plazo, una guerra híbrida.
La junta tiene
pocas posibilidades de obtener una victoria militar completa. Quienes no lo
creyeron tras Ilovaysk habrán quedado convencidos durante estas operaciones de
invierno, cuando todos los esfuerzos de ofensiva y contraofensiva han quedado
en nada incluso a pesar de su superioridad numérica. A corto plazo, la junta se
centrará en su densa estratégica, esperando que la presión militar, política y
económica de Estados Unidos y sus satélites forzará al Kremlin a ceder en sus
posiciones respecto a Ucrania. Dentro de esta lógica, Kiev violará
inevitablemente el alto el fuego y la acción militar reanudará la guerra, un
paso que tanto beneficia a Estados Unidos.
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