miércoles, 26 de febrero de 2014

LAS FUERZAS ARMADAS CON EL PUEBLO


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Anemoi
Rebelión 
11-01-2014

4.- Las FAS con el pueblo

En estas circunstancias, es preciso abordar una urgente y radical modificación de las Fuerzas Armadas bajo las siguientes premisas: 

• La soberanía corresponde al pueblo, comoquiera que ésta se exprese. Su defensa también. Las FAS son del pueblo, se deben al pueblo y obedecen al pueblo.

• Las FAS están para defender la soberanía popular, nunca para condicionarla o doblegar su voluntad de cambio real. La criminalización de las legítimas protestas populares y la intervención represiva de las FAS son absolutamente inaceptables

• En situaciones como la actual, en las que existe un conflicto abierto entre las instituciones y las aspiraciones del pueblo, es preciso un proceso constituyente en el que descanse la legitimidad democrática. Este proceso debe ser absolutamente respetado y apoyado por la institución militar en su conjunto. 

• La obediencia de las FAS al Rey debe ser definitivamente quebrada. Únicamente es aceptable que la Jefatura de las Fuerzas Armadas recaiga en quien que haya sido democráticamente elegido. La III República es, pues, inaplazable.

• La defensa de la soberanía exige la salida de nuestro país de las alianzas militares -la OTAN y todo el sistema de alianzas ad hoc que los EEUU y sus aliados están utilizando para la realización de su política imperialista- y la eliminación inmediata de todas las bases e instalaciones extranjeras en nuestro territorio. 

• La “guerra contra el terror” constituye una burda manipulación propagandística, sembrada desde los centros de poder económico-financieros y militares, que justifica la represión contra la disidencia política legítima en todos los órdenes.

• El único principio que puede garantizar la paz y las buenas relaciones internacionales es el de buena vecindad y la solución negociada de los conflictos. El recurso a la fuerza está únicamente justificado en caso de agresión armada abierta o encubierta. Debe adoptarse como principio el consagrado en la Constitución de la Segunda República: España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional.

• Ningún tratado internacional podrá dotar de impunidad a militares, agentes o funcionarios extranjeros en el territorio del estado español, especialmente por los delitos definidos en el Tratado de Roma y perseguidos por el derecho internacional humanitario. 

• Ningún tratado otorgará impunidad a los militares y funcionarios españoles, como aliados de potencias que se nieguen a acatar las normas del derecho internacional humanitario referidas a los crímenes de guerra, lesa humanidad y genocidio. El TPI tendrá plena jurisdicción en el estado español.

5.- El militar ciudadano: hacia unas nuevas Fuerzas Armadas 

En un nuevo escenario republicano, los siguientes principios deben constituir los fundamentos de unas Fuerzas Armadas plenamente democráticas: 

• El militar es un ciudadano con el derecho y la obligación de participar en el debate público. El derecho a la libre expresión de los militares debe ser escrupulosamente respetado, siempre que no ponga en riesgo la ejecución de sus misiones operativas legalmente emprendidas.

• Los militares no respaldan opciones políticas concretas, pero tienen el derecho y la obligación de apoyar, de palabra y por escrito, de forma pública, la libre expresión de la soberanía popular. 

• Los presupuestos ideológicos sobre los que deben asentarse las nuevas Fuerzas Armadas son los de antifranquismo, republicanismo, democracia popular, laicismo, pluralidad ideológica -excluyendo discursos de odio- y oposición a la utilización de la coacción, la amenaza o la fuerza contra el pueblo.

• No se recurrirá a la fuerza más que como defensa ante la agresión armada contra el pueblo que desea manifestarse libre y pacíficamente.

• La desobediencia a las órdenes ilegales es un deber militar y, en consecuencia, es obligada en los casos de represión antidemocrática. Deben crearse los mecanismos que aseguren la depuración de responsabilidades en las órdenes ilegales, independientes de la cadena de mando.

• Es preciso dotar a las FAS de mecanismos de supervisión democrática y de rendición de cuentas ante la ciudadanía.

• Los servicios de información y espionaje deben ser sometidos al escrutinio soberano. Las escuchas, vigilancias, seguimientos o intromisiones en la privacidad de todo orden deben ser autorizados por la ley y supervisados por el poder judicial.

• Es preciso revisar el Código de Justicia Militar para purgarlo de todos los delitos que no sean específicamente militares, cometidos por sus componentes. Debe eliminarse el sistema procesal militar para encuadrarlo en un sistema único de Justicia, salvo en los casos de guerra, garantizando entonces la independencia del tribunal.

• Las violaciones de derechos humanos cometidas por los miembros de las FAS deben excluirse de la jurisdicción militar.

• El Régimen Disciplinario de las FAS debe revisarse para definir con precisión lo que constituye el concepto de disciplina y, consiguientemente, qué se considera lícito establecer como limitaciones a los derechos civiles de los militares.

• Debe dotarse a las FAS de sistemas que garanticen su absoluta transparencia; es necesario terminar con la utilización de la ley de secretos oficiales como tapadera para encubrir los abusos, la corrupción y las prácticas antidemocráticas.

• Las asociaciones militares deben contar con capacidad reconocida y efectiva de defensa de los intereses profesionales de sus componentes.

• Los valores democráticos deben ser asumidos por las FAS como cauce de expresión de la soberanía popular.

• Las FAS tienen que ser purgadas de los elementos simbólicos e ideológicos de la tradición franquista.

• La diversidad en todos los órdenes (étnica, de nacionalidad, de identidad afectivo-sexual, etc) debe ser explícitamente reconocida y aceptada como enriquecedora del colectivo.

El pueblo español tiene que despertarse ya del profundo letargo inducido por tantos años de mediocridad interesada y de ocultación sistemática. Los ciudadanos y ciudadanas tienen que abandonar sus actitudes conformistas y de defensa de sus pequeños intereses más inmediatos, en la conciencia de que vienen tiempos difíciles y que solo la solidaridad y el esfuerzo conjunto pueden ofrecer soluciones a largo plazo que satisfagan las verdaderas necesidades de la mayoría.

La sociedad civil tiene que rearmarse moralmente, denunciando los abusos del poder por todas las vías posibles y exigiendo un proceso constituyente hacia una verdadera democracia social, participativa, transparente y fraternal, sin inhibiciones ante el mito de la fuerza represiva. Los profesionales de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas de Seguridad van a entender este clamor legítimo e imparable y no van a suponer un obstáculo añadido a los innumerables ya existentes.

¡Basta de políticas al servicio de los poderosos! ¡No a las alianzas militares! ¡Respeto a la soberanía popular! ¡Por un proceso constituyente hacia la Tercera República Federal!

Colectivo Anemoi
Contacto: colectivoanemoi@gmail.com 

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