LAS FANTASIAS DE LA JUEZ AYALA Y SU OBSESIÓN CON MAGDALENA ALVÁREZ
La sobreactuación en este caso, tratando de hacer política prevaliéndose de su condición de magistrada, es un ataque directo a la separación de poderes
Fernando de Silva
ELPLURAL.COM
02/11/2013
(La jueza Mercedes Alaya. EFE/Archivo)
Después de haber sufrido un fuerte revolcón, tras haber acordado la Audiencia Provincial de Sevilla la anulación de la imputación de Magdalena Álvarez, una semana después la jueza Alaya la imputa de nuevo acusándola ahora de que “el sistema legal fue ideado ex profeso para delinquir y/o mantener una actividad delictiva por la apelante, entre otros”. Una acusación de tal gravedad que solo puede entenderse cuando la instrucción ha derivado en una maquiavélica obsesión, al haber perdido el sosiego y la serenidad que debe de presidir su actuación, poniendo con ello en peligro el trabajo desarrollado hasta ahora. No son las palabras sino las pruebas las que motivan una imputación.
La chistera de la jueza
Sacar de la chistera un nuevo argumento no puede justificar una nueva imputación, por lo que la lógica judicial debería motivar que ante un nuevo recurso, tal insólita resolución sea igualmente anulada. Las normas legales aprobadas en un parlamento pueden modificarse o derogarse, cuando se comprueba que su aplicación ha tenido fines espurios, pero nunca ser fundamento para considerar delincuente a quien las promovió, lo que bien sabe la jueza Alaya, aunque parezca ignorarlo.
Un ataque a la separación de poderes
Su sobreactuación en la instrucción, tratando de hacer política prevaliéndose de su condición de magistrada, es un ataque directo a la separación de poderes, lo que no es admisible ni tolerable en un sistema democrático. Y convertirse de juez en justiciera, por mucho que a algunos les guste, hace un flaco favor a nuestro tan denostado sistema judicial.
Las conjeturas de Alaya
Pero no acaban aquí sus excesos. No es tolerable que en muchas de sus últimas resoluciones insinúe que varios aforados pueden estar incursos en responsabilidades penales. Si dispone de pruebas, por no ser competente debe de remitir de inmediato la causa al Tribunal Supremo; y si son meras conjeturas debe de abstenerse de hacer tales acusaciones. Continuar con tal actitud solo conduce a situar a más de uno en manifiesta indefensión, lo que puede conducir a una previsible nulidad de actuaciones.
¿El ministro de Hacienda, un delincuente?
No cabe duda de que el caso de los ERE encierra actuaciones delictivas de un grupo de pillos que se han apropiado de un dinero público, aprovechándose del escaso control que propiciaron unas normas legales, pero ello no convierte en delincuentes a quienes las aprobaron y/o pusieron en práctica. De ser así hasta el mismísimo Ministro de Hacienda podría ser imputado por dictar unas normas para perseguir el fraude fiscal, si luego se descubre eran insuficientes.
El contrapeso a Gürtel
Parece evidente que la derecha ha pretendido utilizar el caso de los ERE como contrapeso a la investigación del caso Gürtel y de la financiación ilegal del Partido Popular. Pero son dos casos distintos y distantes, y comparar el tamaño de ambos es todo un despropósito, por más que muchos se empeñen en hacerlo.
Resulta evidente que a la jueza Alaya le gusta su papel y se siente protagonista. Pero los excesos, tarde o temprano, se pagan. Y se engaña a sí misma si utiliza la fantasía para justificar sus resoluciones.
Fernando de Silva es abogado y autor del blog SInLaVeniA
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