Los aterradores planes del Club de los 300 según un Ex espía
del MI6
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by
CienciayEspiritu
01.05.2013
Cazadebunkers.com (comment-reply@wordpress.com)
John Coleman.- Un número sin duda considerable de personas
tenemos conocimiento de que los gobernantes del mundo en que vivimos no son en
realidad los que manejan los hilos de la política y la economía, tanto a escala
nacional como internacional. Esto ha llevado a muchos a buscar la verdad en
publicaciones de contracorriente, boletines dirigidos por quienes, como yo, se
han esforzado – no siempre con éxito – por descubrir la causa de la incurable
dolencia que aqueja a los Estados Unidos. Nuestra investigación no se ha visto
coronada por el éxito en todas las ocasiones. Pero sí hemos averiguado que la
humanidad anda en tinieblas, y en su mayor parte le tiene sin cuidado la suerte
que aguarda a su país, o bien no se molesta en indagarlo. El sector más amplio
de la población ha sido manipulado para reaccionar de dicha manera, y esa
actitud resulta ventajosa para el gobierno secreto.
Con frecuencia oímos decir:”Están haciendo estan” o “Están
haciendo aquello”… Quienes hacen esas cosas son capaces de cometer las mayores
barbaridades impunemente. Aumentan los impuestos o envían a nuestros hijos a
morir en guerras que no reportan beneficio alguno a nuestra patria. Son
personajes invisibles que escapan a nuestro alcance, nebulosos hasta la
desesperación cuando queremos demandarlos. Nadie puede identificar claramente
de quiénes se tratan. Este estado de cosas se ha mantenido así durante décadas.
A lo largo de las páginas de este libro identificaremos a esos personajes
misteriosos. A partir de ahí, corresponderá al público corregir la situación en
que se encuentra.
El Club de los 300 es el no va más de las sociedades
secretas. Está integrado por una clase dirigente intocable a la que pertenece
la reina de Inglaterra, la de los Países Bajos, la de Dinamarca y las diversas
familias reales europeas. A la muerte de la reina Victoria, dichos aristócratas
llegaron a la conclusión de que la única manera de hacerse los amos del mundo
era asociarse con poderosísimos magnates de la industria internacional, que no
pertenecían a su linaje. De esta forma, ganaron acceso al máximo poder aquellos
a quienes la reina de Inglaterra gusta llamar plebeyos.
Desde que trabajaba en el servicio de inteligencia sé que
los jefes de estado extranjeros conocen a tan poderosa horda por el apelativo
de los magos. Stalin acuñó una expresión personal para describirlos: las
fuerzas tenebrosas. Y el presidente Eisenhower, que nunca logró ascender por
encima del grado de hofjude (judío del atrio), lo llamó – quedándose
mayúsculamente corto – “Complejo Militar Industrial”.
¿Quiénes son los conjurados que integran el todopoderoso
Club de los 300? Los ciudadanos mejor informados tienen conocimiento de que
existe una conspiración, la cual se presenta bajo una diversidad de nombres,
entre ellos los illuminati, la Francmasonería , la Tabla Redonda y el
grupo Milner. Lo malo es que resulta extremadamente difícil encontrar
información fidedigna sobre las actividades de quienes integran el gobierno
invisible.
A fin de hacerse una idea del enorme alcance de la
conspiración a la que nos referimos vendría bien enumerar en este momento
algunos de los objetivos trazados por el Club de los 300 con vistas a su
conquista y dominio del mundo. Es preciso entender claramente las razones por
las que la energía nuclear es tan detestada en la mayoría de los países, y por
qué al falso movimiento ambientalista – creado y costeado por el Club de Roma –
se le pidió que declarara la guerra a dicha fuente energética.
Generando fuerza eléctrica barata y abundante a partir de
reactores nucleares, los países en vías de desarrollo se volverían poco a poco
independientes de la ayuda externa norteamericana y podrían consolidar su
soberanía. La electricidad producida a partir de la energía atómica es la clave
para que los países atrasados salgan del subdesarrollo en el que el Club de los
300 les ha ordenado permanecer.
A menor ayuda externa, menor sería el control de los
recursos naturales de los diversos países por parte del FMI. La idea de que las
naciones en vías de desarrollo rigieran su propio destino era anatema para el
club de Roma y su Club de los 300 que dirige el mundo. Hemos visto la oposición
a la energía nuclear utilizada con éxito para bloquear el progreso, de
conformidad con los planes del Club para el crecimiento cero en al era
post-industrial.
Al tener que depender de la ayuda exterior procedente de
EE.UU. esos países de hecho se hayan sometidos en servidumbre al Consejo de
Relaciones Exteriores. Al pueblo de las naciones beneficiarias les llega una
parte ínfima del dinero, que por lo general termina en las arcas de dirigentes
gubernamentales que permiten que el FMI despoje brutalmente al país de sus
recursos naturales y bienes de producción.
En Mugabe, la capital de Zimbabwe, la antigua
Rodesia, tenemos un claro exponente de hasta qué extremo se pueden manipular
los recursos naturales de un país, en este caso mineral de cromo de alta ley.
LONRHO, el gigantesco
conglomerado de empresas presidido en nombre de su prima, la reina Isabel II,
por Angus Ogilvie – figura importante del Club de los 300 – es actualmente
dueño y señor absoluto de tan valioso insumo. Mientras tanto el pueblo zimbabuo
se sume cada vez más hondo en la miseria, a pesar de percibir ayuda económica de
los Estados Unidos por un monto superior a los 300 millones de dólares.
Al presente, LONRHO tiene el monopolio de la producción
nacional de cromo, y cobra precios arbitrarios, lo cual no estaba permitido
durante el gobierno de Smith. Antes de la llegada del régimen de Mugabe, se
mantuvo un nivel de precios razonables por espacio de un cuarto de siglo. Si
bien es cierto que en los catorce años por los que se prolongó la presidencia
de Ian Smith ésta tuvo sus fallos, desde que él abandonó el poder el desempleo
se ha cuadruplicado y Zimbabue se haya sumido en el caos y en una bancarrota de
hecho.
Mugabe recibió suficiente ayuda de los EE. UU. (Del orden de
los 300 millones de dólares anuales) para construirse tres mansiones en la Costa Azul , Cap. Ferat
y Montecarlo, mientras sus súbditos pugnan por vencer la enfermedad, el
desempleo y la desnutrición, eso sin hablar de una férrea dictadura que no
tolera protestas.
En contraste con esta situación, el gobierno de Smith jamás
pidió ni recibió un centavo de ayuda de los Estados Unidos. Es evidente, pues,
que la ayuda externa es un medio eficaz de subyugar a países como Zimbabue y
ciertamente al resto de África.
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