viernes, 19 de octubre de 2012

EL MUNDO AL REVES

 (No hay error de edición en la colocación de la foto. Está muy bien puesta. Sólo ha habido mucha mala leche por mi parte al ponerla así, porque es que el mundo está al revés. Joven que le falta una pierna y que se gana la vida entre cambio de color y cambio de color de semáforos a la altura de Anselmo Clavé, Zaragoza, haciendo malabares y piruetas, y por eso para poder comer se tiene que poner el paso de cebra en la cabeza. O sea, que la foto está perfectamente puesta) 

Quien no ha trabajado en su vida come, bebe, viste, gasta, manda y se hace rico a toda vela no corta el mar sino vuela llevándose en volandas su dinero fuera, en tanto que el que no ha hecho más que trabajar a lo largo de su vida… “¿Cualo es eso de comer?” Y es que para hacer a los hombre ovejas y a las ovejas hombres, mejor que un Rey con toda su prole detrás, cuasi que como que no hay mejor cosa, porque cuando las cosas están traspuestas: lo de arriba abajo y lo de abajo arriba, lo que viene pintiparado es empezar la casa por el tejado y acabarla por la cimentación. Tal que ocurre en España que es un Estado democrático social de derecho, o sea, no democrático a palo seco, porque la democracia no tiene apellidos, y para construir la “democracia” hubo de empezarse por el trágala de un Rey educado en los Sagrados Principios del Glorioso Movimiento Nacional del 18 de Julio de 1.936 a los que prestó solemne juramento en las Cortés españolas de la democracia orgánica de Franco, prometiendo el ciento y la madre y estando Dios ojo avizor y ojito al parche, para la demanda “metacivil”, o sea, más allá de lo civil, por si por h o por b lo jurado, prometido, esto, lo otro y lo de más allá, incluidos paraísos fiscales, no se cumpliera o cumpliese. 

No está hecho el trabajo para reyes, porque si así fuera o fuese y no entendiere en demasía, la cosa no tendría gracia, siendo la gracia, además, cosa de Rey, sino que, como digo o diré, estando la cosa al revés son los reyes los que deben mantener y mantienen todo el tiempo libre para sí y sin impedimento alguno para el derroche al Troche y moche de lo que los demás producen, mayormente y mejorando lo presente, para no perturbar la paz de los mercados.

 Por ello, vengo a decir y digo, por mi padre lo juro, que no siendo el trabajo cosa de reyes, ni el gobierno del reino oficio de Rey, porque el Rey no trabaja, para matar el gusanillo no le queda más que el velamen del deporte o el desliz mediante esquís por los polvos de las nieves, que es la nieve en polvo lo mejor que hay para los polvos en la nieve, siendo a su vez, Suiza, la parte del mundo que más nieve suiza hay, donde el Rey se pega sus buenos revolcones y costalazos, y luego pasa lo que pasa, que se quiebra la pierna (pavese matao, ¡si es que van cómo locos!), de donde ha de deducirse real y lógicamente, que es por el deporte por donde muere el rey, porque lo de morir por la boca es cosa de peces, aunque se reconoce también, porque es de justicia reconocerlo, que mismamente el Rey, también se mata un poquito por la boca, pero él solito, sin que nadie la haga nada, al no tener la gracia, y no es por nada, sino porque Dios que todo lo puede no le la ha dado la gracia ni el poder de coordinar a un tiempo cosa pensada y cosa dicha, y así, Su Majestad (la Suya, no la mía), que la caga, pero bien cagada o, que la caga realmente, cada vez que pretende lucimiento personal (hay cosas imposibles, también lo reconozco) mediante floritura semántica con motivo de la avería por mor del deporte (no trabajo productivo para la sociedad y actividad real es cosa pareja) en su pierna derecha y correspondiente arreglo quirúrgico, soltó el escopetazo ante los periodistas para hacerse el chuli, que él, el Rey, no estaba nada pachuchín, sino que lo que pasaba era que los periodistas lo querían matar y meterle un pino en el cuerpo, cuando el más tonto de mi pueblo, que es aquí un servidor de ustedes sabe, que en plan coña la idea inexpresada de Su Majestad (la Suya, no la mía) es susceptible de ser dicha, por ejemplo “¡joder, vosotros lo que queréis es meterme en una caja de pino!” o “Que cabrones sois, ¿tan pronto me queréis meter en una caja de pino?” o “Os vais a joder un rato más, porque por mucho que queráis no me vais a meter en una caja de pino tan pronto”, etc. Se podrá observar que estoy centrado en la pierna del Rey, y nada más que en la pierna del Rey, obviando deliberadamente otros aspectos como podrían ser su longitudinal órgano viril, que según el propio Rey, dicho públicamente en la televisión y a propósito de las jodiendas atribuidas a cierto niñín de la nobleza, afirmó que los Borbones estaban muy bien despachaditos longitudinalmente de pene; ni a la contribución personal de la Casa Real a la burbuja financiera con la venta de una parcelita de terreno que tenían en Puerta de Hierro en Madrid, y ni siquiera al intríngulis de la esencia del crece que te crece de la fortuna de la misma Casa Real, ni al asunto de cómo van los molinillos de viento en USA…, en fin, que sólo me centro en su pierna. 

Y se debe ello, porque ayer (07.06.2011) hasta los huevos ya de estar sentado leyendo y escribiendo salí a dar un paseo, y en el paso de peatones que cruza la entrada de la Autopista AP 68 a la altura de Anselmo Clavé, cuando el semáforo se pone verde para los peatones y yo cruzaba, observé que un mozalbete que rondaría los veinte años y que, no sé si llegaría alcanzarlos, con agilidad más propia de gamo que de persona y con más soltura que el viento, se plantó en mitad del paso de peatones, y con la seguridad y confianza propias del artesano que domina su oficio, comenzó a lanzar bolas al aire. 

Hasta seis bolas mantenía en el aire a un tiempo, mientras los peatones pasábamos y los automóviles se paraban ante el rojo de semáforo. Segundos antes de que el verde de los peatones cambiará de color, el joven artista recogía las bolas y con las manos en el asfalto, para redondear su función y con el tiempo justo de pedir unas monedas a cambio de su artístico y noble trabajo, antes de que los semáforos cambiaran de color, ponía los píes arriba, es decir, el pie, porque a este joven y trabajador del arte le falta una pierna. 

Y así y de esta manera este joven artista, que no le pregunté porque perdió la pierna que le falta, se gana la vida. Y fue por esto que pensé que el mundo está al revés: uno sin pierna trabaja para comer como puede y otro sin trabajar come todo lo que puede, y encima con dos piernas. 

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