martes, 18 de septiembre de 2012

PUBLICADO EN CRONICA DE ARAGON


APUNTES PARA LA NUEVA REVOLUCION SOCIAL

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EL GOBIERNO DE RAJOY, ADEMÁS DE CÍNICO, EMBUSTERO Y DEMAGOGO, NO SABE CONTAR

Para el gobierno de Rajoy, medios de comunicación afines y allegados, los asistentes a la convocatoria del 15–S en Madrid fueron sesenta y cinco mil personas. Seguramente los contaron con el ombligo y con los dedos de los pies, porque para todos los demás, fotos y videos de por medio, se acercaron al millón y medio de personas. 

Pero no sólo son unos embusteros (lo cual es lógico, porque cuando en política se es embustero, a la par se es más cosas y ninguna buena), sino que esa mentira de los sesenta y cinco mil manifestantes intentan mantenerla y consolidarla, primero descalificando a los asistentes diciendo que no era cosa que les preocupara, porque la verdadera preocupación del gobierno de Rajoy es gobernar para la mayoría “silenciosa”, esa mayoría que permaneció en sus casas sin decir nada y que por tanto no fue a Madrid. Por ejemplo, todas las personas mayores que, como no pudieron ir, no fueron; los que por falta de medios económicos (¡gracias al gobierno de Rajoy y antes al de Zapatero y antes al de Aznar…, y antes, y antes…) no pudieron ir, y no fueron; las personas que cuidan a familiares que no se pueden valer por sí mismos, que como no pudieron ir, no fueron; las miles de personas que no fueron sencillamente por puro planteamiento político, acertado o no, entre las que me cuento, para no colaborar en la capitalización política de la convocatoria a favor de UGT, CCOO y el PSOE (me refiero siempre a jefes y en ningún caso a militantes simpatizantes de esas organizaciones). 

O sea, que todo aquel que no fuera a Madrid (mayoría silenciosa según la demagogia del PP) a protestar contra la política de los jefes del PP a favor de los bancos, grandes empresas y capital financiero, estábamos con el PP ¡Vamos, nene, vamos, que no estamos para bromas! 

El gobierno de Rajoy no es un gobierno que no gobierna, sino un gobierno que saquea perfectamente las arcas del Estado para dárselo a los ricos, entre los cuales hay más de un miembro en el propio gobierno, y en contra de la inmensa mayoría de la sociedad, es decir, que gobierna perfectamente, pero no para o a favor de la sociedad en general, sino para cuatro bandidos, y por esta razón hay que echarlo del gobierno de España, que tampoco es que sea de España, sino del gobierno de los grandes capitales instalados en La Moncloa. 

O sea, que a quienes nos roban, originan los desordenes públicos y se dedican en cuerpo y alma a preparar un negro e incierto futuro para las próximas generaciones, empezando por las actuales (abuelos, padres e hijos), además, les damos dinero, comida y casa. 

No son necesarios grandes planteamientos filosóficos–morales–políticos para exigir cuanto antes la dimisión de un gobierno demagogo y embustero como el de Mariano Rajoy y la expulsión de la amada Patria España (pero con españoles incluidos) de una familia Real que demuestra menos virtudes morales que cualquier otra familia del Estado. Por el contrario, es la concepción más simple y elemental de dignidad personal la que exige esa dimisión y expulsión. 

En una primera aproximación se podría afirmar que la convocatoria del 15-S, en cuanto al número (un millón y medio y no los sesenta y cinco mil del gobierno y allegados) ha sido un éxito, pero hay que estar atentos para no confundir el árbol, que es uno, con el bosque, que somos todos, porque si ese éxito son capaces de capitalizarlo como cosa propia (que ni ha sido ni es) UGT, CCOO y PSOE, la negociación con el gobierno del PP para aplicar las reformas (contrarreformas o “robo”, dicho más claro) están a la vuelta de la esquina. 

Las reformas (o sea, la contrarreforma o robo) como rezaba uno de los eslóganes del 15-S, “ni impuestas ni pactadas”. 

Por el momento bastaría con hacerles saber a las jefaturas de UGT, CCOO y PSOE, que con una banda de demagogos y embusteros como es el Gobierno del PP no se puede negociar, y que si llegado el caso negociaran, los resultados y los pactos de esas negociaciones son solamente a título personal y obligarían únicamente a quienes hayan negociado y pactado, y como mucho, a sus familiares. 

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