Enric Sopena, director de ELPLURAL.COM| (29/marzo/2012)
En tres meses, tres graves contratiempos, Sr. Rajoy. Una semana horribilis, la iniciada el pasado domingo, 25 de marzo, Sr. Presidente. Se quedó usted a las puertas de Andalucía y, ¡qué lastima! no le dejaron entrar porque los votos son los votos y lo demás cuentos chinos. En Asturias, simultáneamente, se quedó a última hora compuesto y sin novia, salvo extraños juegos de magia.
O mejor dicho, tal vez tenga que quedarse con Álvarez Cascos, su antiguo jefe, correligionario y compañero genovés en plan perdonavidas. Fue usted el que, hace bastante más de un año, le cerró el grifo a Cascos. ¿Se acuerda, don Mariano, cómo usted le ninguneó? No hizo caso además de Esperanza Aguirre que intentaba proteger a su amigo Cascos. Hoy por hoy, de no haberse metido en semejante jardín, se habría ahorrado un sainete asturiano que sólo hace que desgastarlo.
¿Un día “normal”?
Ayer, aunque procuró minimizar la huelga general y únicamente se le ocurrió decir en público que era un día “normal” y de “normal” no tuvo nada, se le echó encima el conjunto de la izquierda y de muchísimos ciudadanos y ciudadanas, todos ellos indignados y atemorizados por el futuro de ellos y el de sus hijos. Los protagonistas principales fueron legítimamente UGT y CCOO con el apoyo de PSOE y de Izquierda Unida.
Medidas socialdemócratas
“Quieren acabar con todo” podía leerse en la cabecera de la manifestación madrileña. No hay en tal frase ninguna exageración retórica ni menos aún demagógica. La gente, por lo general, está convencida de que el Gobierno popular pretende -en el fondo y de acuerdo con la marea neoliberal europea- acabar con el Estado del Bienestar y con las medidas socialdemócratas, conquistadas con sangre, dolor y lágrimas. También cree la gente, la buena gente, que este Gobierno arrasará lo público, que es de todos. Y eso para privatizarlo todo, que dejará así de ser de todos.
Antonio Algora, el único obispo
“Siempre pierden los débiles”. Esa frase no es de los manifestantes, aunque la inmensa mayoría de ellos la aplaudirían. La difundido estos días el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, en un gesto de valentía encomiable. No ha habido otro jerarca de la Iglesia oficial que estos días se haya sumado al clamor de los ciudadanos frente a la reforma laboral.
Rouco y los insultos a los huelguistas
El jefe máximo de la Iglesia española, Rouco Varela –recordémoslo- censuró a sectores católicos con sensibilidad social y les prohibió que divulgaran sus críticas a la actuación del Gobierno de la derecha. En el semanario Alfa y Omega de Rouco Varela se insulta en su último número a los promotores de la huelga general.
Todo el derecho
Es verdad que “siempre pierden los débiles”. Y es por eso que se ha hecho la huelga general. Se ha hecho para que “no siempre pierdan los débiles”. Los ciudadanos más débiles tienen todo el derecho y más para protestar en la calle exigiendo al Gobierno que modifique con urgencia el rumbo neoliberal.
El tiempo vuela
En las manifestaciones hubo pancartas y cantos contra Rajoy. ¿Sabe usted, don Mariano, que gritaban algunos: “¡Mariano, Mariano, que no llegas al verano!” Hace tres meses que está presidiendo el Gobierno. ¡Ojo, Sr. Rajoy, que el tiempo pasa volando.
O mejor dicho, tal vez tenga que quedarse con Álvarez Cascos, su antiguo jefe, correligionario y compañero genovés en plan perdonavidas. Fue usted el que, hace bastante más de un año, le cerró el grifo a Cascos. ¿Se acuerda, don Mariano, cómo usted le ninguneó? No hizo caso además de Esperanza Aguirre que intentaba proteger a su amigo Cascos. Hoy por hoy, de no haberse metido en semejante jardín, se habría ahorrado un sainete asturiano que sólo hace que desgastarlo.
¿Un día “normal”?
Ayer, aunque procuró minimizar la huelga general y únicamente se le ocurrió decir en público que era un día “normal” y de “normal” no tuvo nada, se le echó encima el conjunto de la izquierda y de muchísimos ciudadanos y ciudadanas, todos ellos indignados y atemorizados por el futuro de ellos y el de sus hijos. Los protagonistas principales fueron legítimamente UGT y CCOO con el apoyo de PSOE y de Izquierda Unida.
Medidas socialdemócratas
“Quieren acabar con todo” podía leerse en la cabecera de la manifestación madrileña. No hay en tal frase ninguna exageración retórica ni menos aún demagógica. La gente, por lo general, está convencida de que el Gobierno popular pretende -en el fondo y de acuerdo con la marea neoliberal europea- acabar con el Estado del Bienestar y con las medidas socialdemócratas, conquistadas con sangre, dolor y lágrimas. También cree la gente, la buena gente, que este Gobierno arrasará lo público, que es de todos. Y eso para privatizarlo todo, que dejará así de ser de todos.
Antonio Algora, el único obispo
“Siempre pierden los débiles”. Esa frase no es de los manifestantes, aunque la inmensa mayoría de ellos la aplaudirían. La difundido estos días el obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, en un gesto de valentía encomiable. No ha habido otro jerarca de la Iglesia oficial que estos días se haya sumado al clamor de los ciudadanos frente a la reforma laboral.
Rouco y los insultos a los huelguistas
El jefe máximo de la Iglesia española, Rouco Varela –recordémoslo- censuró a sectores católicos con sensibilidad social y les prohibió que divulgaran sus críticas a la actuación del Gobierno de la derecha. En el semanario Alfa y Omega de Rouco Varela se insulta en su último número a los promotores de la huelga general.
Todo el derecho
Es verdad que “siempre pierden los débiles”. Y es por eso que se ha hecho la huelga general. Se ha hecho para que “no siempre pierdan los débiles”. Los ciudadanos más débiles tienen todo el derecho y más para protestar en la calle exigiendo al Gobierno que modifique con urgencia el rumbo neoliberal.
El tiempo vuela
En las manifestaciones hubo pancartas y cantos contra Rajoy. ¿Sabe usted, don Mariano, que gritaban algunos: “¡Mariano, Mariano, que no llegas al verano!” Hace tres meses que está presidiendo el Gobierno. ¡Ojo, Sr. Rajoy, que el tiempo pasa volando.
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