miércoles, 8 de diciembre de 2010

DEJAD QUE LOS NIÑOS SE ACERQUEN A CRISTO

(El ministro de Fomento, Pepe Blanco, que como está negro con los controladores aéreos y ha dicho tantos embustes, se ha disfrazado de santo para rogarle al Espiritu Santo que le de un "cabecilla agitador" de controladores, porque como no se lo dé el Ojo Atipico se la va a liar. ¡y que se lía, eh!, que el Ojo Atipico tiene muy mala leche)
Quitados los niños que se acercaban a Cristo que eran ellos carne de gloria, porque todos irían a juguetear y a enredar con Cristo a la Gloria de Su Padre. Todos los demás unos cabroncetes, porque los reyes, políticos y banqueros juntos en buena hermandad formando el mercado anónimo y financiero son otra cosa.
Y son unos cabroncetes los niños que no se le acercan a Cristo, porque ellos, ¿quién si no?, son los culpables. Y si no lo son, más a mi favor, también culpables, ¡joder!, que para éso son niños.
Los controladores aéreos no son niños, pero es igual, como si lo fueran. Los controladores aéreos son unos saboteadores; unos malos trabajadores que abandonan sus puestos de trabajo: unos sediciosos; unos chantajistas y unos secuestradores que además tienen médico o médicos cómplices que les certifique la baja médica cuando están más sanos que un cesto de manzanas sanas.
Todas estas cosas que son los controladores aéreos en un Estado de derecho se tienen que demostrar previamente. Incluso en el estado de guerra antes de fusilar al reo cogido con las manos en la masa, se le somete a un proceso judicial para declararlo culpable, y a continuación, ¡pum! al agujero, pero después de ser juzgado y declarado culpable. En el caso de lo controladores aéreos no les ha hecho falta para ser declarados culpables ningún tipo de juicio, ha bastado que los grandes medios de comunicación privados hayan dedicado un par de días a crear un estado de opinión culpabilizando a los controladores aéreos para que los mismo sean culpables ante la opinión pública de haber paralizado la movilidad de unas trescientas mil personas.
Tan culpables han resultado ser los controladores aéreos, sin juicio previo y sin haberlos oído previamente, que quienes decían, por ejemplo que “los controladores aéreos (…) no son el problema de España. Estoy seguro de que el problema de España no son los controladores. La cuestión tiene importancia, pero no en estos momentos (…) En la España del déficit del 12% y de los cuatro millones de parados, ahora resulta que el problema son 2.000 personas que trabajan en el sector aéreo” (Montoro, futuro ministro del PP, el día 5 de Febrero de 2010), o lo que decía también el cargo público del PP Esteban González Pons el día 19 de Julio de 2010: “El ministro de Fomento José Blanco, es políticamente el culpable… Se ha acabado una época en la que los controladores tenían la culpa de todo”. Pues, bien, estos dos señores a los que hay que suponerles que saben de lo que hablan, a pesar de tan categóricas afirmaciones de hace unos pocos meses, se suman hoy a la culpabilización (no demostrada, hay que repetirlo) de los controladores aéreos y más contentos que unas pascuas con que el gobierno, por decreto, los haya militarizado. Una medida que, efectivamente establece la Constitución, pero sólo en casos excepcionales y no para resolver un conflicto laboral.
No son unos niños los controladores aéreos, ya le he dicho, pero como si lo fueran a efectos políticos, porque gracias a ellos hoy no estamos hablando de las últimas medidas tomadas por el gobierno que con el pretexto de ser instrumentos para salir de la crisis no contribuyen más que a agravarla, y se nos pasa por alto, que la militarización de lso controladores aéreos tan bien aceptada socialmente para resolver un conflicto laboral y para tapar la incompetencia de un gobierno (los gobiernos anteriores al de Zapatero también) incapaz de preveer y establecer los mecanismo necesarios para evitar problemas como el de estos día de los controladores, significa en antecedente que nos va a aplicar a los trabajadores, el gobierno, el de Zapatero o el de Rajoy cuando llegue a la Moncloa, a los demás trabajadores cuando hagamos la necesaria huelga general que habremos de hacer para detener el expolio y al chantaje del capital al que estamos sometidos.
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